lunes, 1 de noviembre de 2021

 BOLETÍN 246 DE LUIS LUNA OSORIO: EL TRABAJO EN EL ECUADOR  26-10-2021

La Constitución vigente dice, en el artículo 33: El trabajo es un derecho y un deber social, y un derecho económico, fuente de realización personal y base de la economía. El Estado garantizará a las personas trabajadoras el pleno respeto a su dignidad, una vida decorosa, remuneraciones y retribuciones justas y el desempeño de un trabajo saludable y libremente escogido o aceptado.

Así mismo, en los artículos 325 a 333 establece las formas de trabajo y su retribución. El artículo 325 dice que el Estado garantizará el derecho al trabajo. El artículo 326 define los principios en los que se sustenta el derecho al trabajo. El artículo 327 manda que la relación entre personas trabajadoras y empleadoras será bilateral y directa. El artículo 328 dice que la remuneración será justa, con un salario digno … El artículo 329 dispone que los jóvenes tendrán el derecho de ser sujetos activos de la producción … El artículo 330 garantiza la inserción y accesibilidad en igualdad de condiciones al trabajo remunerado de las personas con discapacidad … El artículo 331 garantiza a las mujeres igualdad en el acceso al empleo, a la formación y promoción laboral y profesional, a la remuneración equitativa … El artículo 332 garantiza el respeto a los derechos reproductivos de las personas trabajadoras, lo que incluye la eliminación de riesgos laborales que afecten la salud reproductiva, el acceso y estabilidad en el empleo sin limitaciones por embarazo o número de hijas e hijos, derechos de maternidad, lactancia, y el derecho a licencia por paternidad. El artículo 333 reconoce como labor productiva el trabajo no remunerado de autosustento y cuidado humano que se realiza en los hogares.

Por otra parte, el Ecuador es parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y como tal, está en la obligación de respetar aquellos acuerdos y convenios relativos al trabajo que ha suscrito y que tienen carácter obligatorio.

Sin embargo, aquello que dicen las normas expuestas no se cumple por diversas razones, una de las cuales es la vigencia desde 1938 del Código del Trabajo y sus reformas, que no contemplan muchas de las nuevas situaciones laborales que han surgido en los años recientes; otra es el avance tecnológico, que hace que todos los días se inventen robots dirigidos a reemplazar a los humanos en las empresas productoras de bienes y servicios de toda clase; una tercera, la miopía del gobierno de 2007 a 2017, que pretendió hacer del Estado el gran impulsor con visión socialista de la economía y multiplicó la inseguridad jurídica y las trabas para la empresa privada, con lo cual se perdieron muchas posibilidades de generar inversión nacional y extranjera, producción, empleo y desarrollo; la cuarta, la aparición de la pandemia del COVID – 19, que provocó y provoca una gran crisis económica en el mundo y ha generado muerte, reclusión obligatoria de las poblaciones, freno de las actividades productivas en todos los países, sobre todo en las grandes ciudades, y desempleo planetario.

Las cifras del cuadro permiten ver que el empleo adecuado ha bajado del 54,20% de la población económicamente activa (PEA) en el año 2012 al 39,65% en agosto de 2021 y que el desempleo fue de 4,91% en 2012 y del 16,82% en mayo/junio del 2020, para situarse en el 6,24% en agosto de 2021.

Como ha dicho el presidente de la República, sobre esa base, la preocupación central del gobierno es que solo 3 de cada 10 ecuatorianos en edad de trabajar tienen un trabajo digno y cuando esa cifra se detalla se encuentra que todavía hay numerosos niños trabajadores maltratados y mal remunerados, un mayor problema en el campo que en las ciudades, menores oportunidades para las mujeres que para los hombres, salarios que se reducen en las empresas porque la demanda de trabajo es mucho mayor que la oferta, lo que se agrava por la gran inmigración legal e ilegal; reducción notable de las oportunidades laborales para el servicio doméstico.

Frente a esta catastrófica situación, se hace necesaria un plan de desarrollo gubernamental integral que, desde todos los frentes necesarios, apunte a dar empleo digno a los ecuatorianos.

Ese plan debe contemplar unas medidas de efecto inmediato y otras que provoquen resultados en el mediano y largo plazo, pero que tengan la necesaria convergencia hacia lograr que el PIB crezca al menos al 5% anual y que haya una distribución equitativa de los beneficios de ese logro en la sociedad.

En línea con este planteamiento, se cumplió en exceso la oferta de campaña del presidente Lasso de vacunar contra el COVID - 19 a nueve millones de personas. Sin esa acción, que puso al país en un primer lugar de eficiencia en la vacunación por día y a un importante porcentaje de la población, era imposible ablandar el sistema de prevención de la pandemia e iniciar la recuperación económica.

Las otras metas principales fijadas por el gobierno para el periodo 2021 – 2025 son: atraer inversión nacional y extranjera a la producción, sobre la base de seguridad jurídica y visión de largo plazo; generar dos millones de empleos,  subir el salario básico a 500 dólares y actualizar las normas para las relaciones de trabajadores y empresarios; facilitar crédito a 30 años y al 1% de interés a los agricultores; aumentar la producción petrolera a un millón de barriles diarios,  revisar los contratos petroleros e impulsar la minería legal y sustentable; expandir las exportaciones sobre la base de acuerdos comerciales con muchos países de interés y liberar las importaciones necesarias para aumentar la producción nacional; combatir el narcotráfico y frenar la corrupción; continuar la ejecución de la exitosa política sanitaria; reabrir las escuelas rurales que cerró Correa para justificar las escuelas del Milenio; reformar las normas que rigen la educación superior, para que hayan más plazas para los estudiantes y ellos puedan seguir la carrera que les guste; efectuar una importante reforma tributaria, empezando por reducir hasta eliminar el impuesto a la salida de divisas (ISD) y el 2% que castiga los ingresos (no las utilidades) de los pequeños empresarios; apoyar de manera importante el emprendimiento, el desarrollo tecnológico y el deporte.

La ejecución del Plan gubernamental y la obtención de las metas chocan con varios problemas actuales, siendo el principal la pugna de poderes entre el Ejecutivo y la Asamblea Nacional, en cuyo seno son mayoría los integrantes de partidos y movimientos políticos que responden a intereses de sus dirigentes y no a los del país; otro es la actitud de varios movimientos sociales afines al correísmo o dirigidos por enemigos de la democracia en su concepción actual, que pretenden imponer sus ideas o salir a las calles a ejercitar violencia; un tercero es la dificultad de disponer de recursos financieros para desarrollar inversiones en bienes y servicios necesarios para la ciudadanía y la fuerte dependencia de los financistas internacionales de diversa índole; otro más es que la pandemia sigue estando como espada de Damocles sobre el país, lo que impide operar normalmente al gobierno, las empresas y las personas; finalmente y con seguridad, la acción soterrada de quienes ansían volver al gobierno para lavar sus culpas y delitos y seguir con sus prácticas dictatoriales.

Desde mi punto de vista y con relación al trabajo, debo anotar lo siguiente:

Estoy plenamente de acuerdo en que todos quienes conforman la PEA tengan un trabajo digno, lo que significa que, la meta del gobierno, de generar dos millones de empleos hasta el 2025 es insuficiente, porque hay cerca de seis millones de personas que necesitan con urgencia empleo digno y muchos millones más que deben mejorar sus salarios para alcanzar bienestar.

Me preocupa que los dirigentes de los trabajadores sean los mismos desde hace muchos años y defiendan sistemas laborales caducos u obsoletos. Una ley debería ordenar, en todas las instituciones nacionales del caso, que haya elecciones máximo cada 4 años y que solo haya una posibilidad de reelección.

Me interesa ratificar lo que he manifestado muchas veces, en el sentido de que las exigencias legales o de los trabajadores frente a los empresarios, por condiciones laborales demasiado favorables, pueden llevar a la robotización de las empresas que cuentan con mayores niveles de producción. A este respecto, recuerdo más o menos textualmente lo que decía un empresario: “las máquinas no se ausentan, no reclaman, trabajan todos los días de la semana y todas las horas del día y si tienen mantenimiento adecuado no se paran”.

No estoy de acuerdo con el trabajo infantil descuidando la educación y con explotación de por medio. Mi experiencia, mientras ayudé a mis padres siendo adolescente y sin descuidar los estudios, fue que crea disciplina, enseña a socializar, forma el carácter, vuelve una práctica diaria los valores y tiene otras ventajas, como la de ganar pronto algo de dinero con el esfuerzo propio.

Es justo que las mujeres y los hombres que desempeñan trabajos o funciones iguales ganen lo mismo y no tengan diferencias de trato u otras. En mi vida profesional tuve jefes mujeres con sueldos superiores al mío y no tuve reparo en reconocer su valía, sus derechos y sus mayores remuneraciones.

Considero urgente legislar sobre el teletrabajo y el trabajo por horas y otras formas novedosas de contratación laboral. En todos esos casos no se puede dar marcha atrás en reconocer los beneficios de los trabajadores conseguidos a lo largo de muchos años de lucha, pero sí se puede adoptar medidas que, sin dejar por fuera lo conseguido, permitan generar más empleos.

Entre esas formas están: los contratos por horas, por estaciones, por partes de la semana, el teletrabajo, la maquila; el trabajo diario de 8 horas repartidas en diferentes horarios por conveniencia del trabajador, sin recargo; el reconocimiento de lo aprendido en la educación dual como experiencia laboral.

No estoy de acuerdo en que en algunas instituciones haya jubilación temprana no justa y derivada de acomodos legales para favorecer a ciertos grupos.

Además, dado que la ciencia médica ha logrado que personas de más de 65 años estén capacitadas para seguir trabajando, no me agrada, a mis 78, escuchar a jóvenes que dicen que esperan jubilarse para ir a descansar. Mi aspiración es descansar después del último suspiro y, remunerado o no, ocupar el tiempo en actividades como esta, que me permite transmitir mis ideas.

El gobierno debe controlar que se cumplan las leyes laborales por las dos partes involucradas y que los contratos, escritos o verbales, se apliquen con justicia.

Obligaciones del patrono son: contratar a los mejores elementos, pagar una remuneración justa y a tiempo; entregar equipos y herramientas indispensables para el trabajo; hacer que el ambiente de trabajo sea el mejor posible; apoyar la educación y la capacitación de los trabajadores; lograr que las organizaciones de los trabajadores y los representantes de la empresa busquen el objetivo que a todos interesa, de que la empresa o entidad crezca y dure largo tiempo.  

Obligaciones del trabajador son especialmente: desarrollar sus funciones o actividades de la mejor manera posible, respetar a los directivos y sus compañeros de trabajo, educarse o capacitarse todo el tiempo; aportar con sugerencias para mejorar el desempeño general, aplicar las medidas de seguridad industrial requeridas, asistir con puntualidad y no desperdiciar el tiempo, cuidar la imagen institucional, no divulgar los secretos profesionales o empresariales, propender a que las organizaciones laborales de la entidad o empresa funcionen para robustecerla y no para obstaculizar la acción de los directivos institucionales. 

1 comentario:

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