lunes, 25 de marzo de 2019

Boletín 189: ENTRE DEMOCRACIA Y CIEGOCRACIA


NOTA: Tengo dos razones para sentirme satisfecho en esta fecha: primera, el 11 de abril completaré ocho años de editar este Boletín (con una sola interrupción debida a un problema grave de salud de mi esposa) y segunda, con el envío del Boletín 17 del diccionario actualizado de Economía, con referencia especial a Ecuador, Colombia y Perú, supero los primeros mil conceptos (60 conceptos por entrega), que abarcan parcialmente las letras A, B y C. Para completar el diccionario editaré 120 boletines, con más de 7 mil conceptos, si Dios permite.

En los 189 boletines que inicié el 11 de abril de 2011 trato de analizar problemas de interés general. Lo hice al principio con la idea de tener alrededor de 50 lectores. El promedio actual es de tres mil quincenales, entre las personas y entidades que reciben directamente y los lectores que acuden regularmente a Google (pasan en total de 300 mil), a la página Web del Colegio de Economistas de Pichincha y ocasionalmente a otras fuentes.

Agradezco a todos quienes difunden mis artículos, a quienes se dan tiempo para leer y más a quienes me hacen saber sus comentarios personalmente o por correos electrónicos. Sus críticas resultan valiosas para mejorar las investigaciones y dar mejor contenido a los artículos.
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Pasemos ahora a escribir y leer de democracia y “ciegocracia”.

La Constitución vigente dice, en su artículo primero, que la soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación directa previstas en la Constitución. Dice también, en el artículo 95, segundo inciso, que la participación de la ciudadanía en todos los asuntos de interés público es un derecho, que se ejercerá a través de los mecanismos de la democracia representativa, directa y comunitaria.

La democracia, según una frase afortunada de Abraham Lincoln, del 19 de noviembre de 1863, es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.  El problema es que, desde entonces, el concepto “democracia” se ha vuelto un comodín. Sirve para un país como Suiza, donde un pueblo libre, educado, de buenos ingresos económicos y en paz, es el que rige sus destinos, siendo consultado frecuentemente por el gobierno sobre aquello que le puede afectar. Pero, es mal utilizado en países como el nuestro, donde el “Jefe de Estado” anterior, elegido “democráticamente” varias veces sobre la base de artimañas, hizo y deshizo de los destinos de los ciudadanos y de los recursos financieros propios y de la deuda del país, con un pueblo sometido, subsidiado, de poca educación, con pésimos ingresos o desempleado, dividido.

Como dice Fabián Corral, en su artículo: “Valor y Significado de la Democracia”: “Parece que ha llegado el momento de plantear, en serio, cuál es el valor y el significado de la democracia, porque la sociedad de masas y las prácticas del populismo la han desnaturalizado, han cambiado sus objetivos, han transformado a los sistemas de gobierno que se fundamentaron en ella, al punto que, en algunos aspectos, la democracia de hoy resultaría irreconocible para los padres fundadores. Uno de los temas que tiene que ver con la desnaturalización de la democracia es el de la “personalización de la autoridad” en caudillos que, al modo de los reyes absolutos de la Francia del Antiguo Régimen, encarnan nuevamente el poder en sus personas, al punto que podrían decir, sin margen de equivocación, aquello de que “el Estado soy yo”. Paradójicamente, una de las ideas esenciales de las revoluciones de signo liberal y democrático fue trasladar el ejercicio de la autoridad de los individuos que se habían apropiado de ella, a instituciones establecidas en las constituciones, y anclar los gobiernos en la Ley, y no en la pura voluntad de mayorías dominantes o en consignas de hombres fuertes.” [1]_/

La “ciegocracia” palabra que parece estoy inventando, es el gobierno del pueblo por desconocidos, elegidos por un pueblo ciego, para un pueblo digno de mejor suerte. Y no es que los ciudadanos no veamos las papeletas y al acudir a las urnas pongamos en ellas las rayas que transmiten nuestra decisión sobre los candidatos, sino que solo vemos las fotos de los candidatos y no sabemos quiénes son …, pero los elegimos para que nos gobiernen y supuestamente, construyan el futuro de la Patria y de nuestros hijos, nietos, bisnietos y más.

De esa manera, votamos a ciegas y encargamos el futuro de nuestro país, nuestra provincia, nuestro cantón, a ilustres desconocidos o a conocidos que apenas identificamos porque son “talentos” de televisión, del fútbol, del canto, que luego no son capaces de leer un discurso, son alza manos o van a ganar “diezmos” y sueldo seguro.

En los últimos días he asistido a varias reuniones en las cuales hemos conversado sobre las elecciones del 24 de marzo de 2019. La pregunta de cajón fue: ¿Conoces a los candidatos al CPCCS?  Y las respuestas fueron: A ninguno o de vista al hermano del periodista que murió en la frontera, al médico de mi mamá, a la profesora de mi hija. Y la repregunta: ¿Conoces a siete de los candidatos, porque son siete los que tienes que elegir? Y la respuesta fue: A dos o tres, pero de vista, porque no tengo la menor idea de por dónde salieron a la palestra.

Conste que mis interlocutores son personas educadas e informadas, que se interesan por los problemas del país y que leen todos los días la prensa. Y si ellos reaccionan con esas respuestas, ¿cuál es la situación con los millones de electores que tienen poca información?

¿Las normas y el Consejo Nacional Electoral llevaron a millones de ciudadanos a votar a ciegas? ¿Y qué va a pasar después? ¿Tendrán conocimientos, experiencia, capacidad de trabajo conjunto, los siete elegidos del CPCCS y los otros elegidos para otras funciones, o serán borregos de un pastor que ya conocemos o de otro similar?

Mi pregunta es: ¿Cómo puede ser que hayamos llegado a esta situación? ¿Cómo puede ser que el gobierno actual haya evitado desaparecer el CPCCS cuando pudo hacerlo en la Consulta Popular y más bien llevó las cosas a esta situación incomprensible? Me lleno de sospechas …

El 24 de marzo de 2019 fue y será un día histórico para el Ecuador.

Según se dice desde 1830, el pueblo tiene la oportunidad democrática de elegir a sus mandatarios que, desde el día en que asumen sus cargos se espera que busquen sin descanso formas ingeniosas de darles felicidad a todos los ciudadanos del país, la provincia, el cantón o la parroquia, según corresponda. Pero, el pueblo elector hasta hace menos de un siglo lo formaban unos pocos ciudadanos hombres, con plata, con alguna educación, mayores de 18 años, que tenían poca información, conservadores o liberales dispuestos a morir por su partido. La gran mayoría no votaba, no tenía forma de exponer sus ideas, y en alto porcentaje no tenía interés alguno en algo que solo beneficiaba a los patrones y sus familias.

La situación ha cambiado desde entonces. Votan las mujeres, los analfabetos y desde el año 2009, voluntariamente, los chicos de entre 16 y 18 años, militares y policías. Hay formas de que todo el mundo pueda exponer sus ideas en las redes sociales. Pero, siempre hay un pero …

El 24 de marzo se eligió a prefectos, alcaldes, concejales, consejeros, miembros de juntas parroquiales que, una vez alcanzado su objetivo de llegar al puesto, saben que muchas de sus ofertas de campaña eran solo mensajes para atrapar incautos y por tanto no las cumplirán, se informan de que hay poca plata para hacer obras porque sus antecesores se endeudaron y tienen obligaciones pendientes, no tienen conocimientos y experiencia para administrar la cosa pública; o, lo que es peor, llegan con el único propósito de obtener beneficios personales y para el círculo de familiares y amigos que se sacrificaron en la campaña “desinteresadamente”.

También fue convocado el pueblo para elegir a los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Tres listas para elegir, de entre 43 candidatos, siete consejeros, y entre ellos tres hombres, tres mujeres y un representante de los pueblos y nacionalidades indígenas y de los emigrados.

El Consejo Nacional Electoral cumplió los plazos previstos y los ciudadanos acudimos a las urnas por obligación legal más que por ejercer un derecho, para tomar la decisión respectiva y dar los votos por los futuros mandatarios. El pueblo, asombrado, no sabe de dónde salieron más de 80 mil candidatos de más de un ciento de grupos que se dicen políticos, pero que en su mayoría no tienen ideología, sino microlíderes con ganas de figurar y acomodarse con los eventuales triunfadores en las elecciones presidenciales del 2021.

Lo que pasa en las prefecturas, alcaldías y juntas parroquiales es más o menos conocido. En la gran mayoría de los casos, los resultados del paso por allí de mucha gente han sido total o casi totalmente intrascendentes. La mayoría de las provincias, los cantones y las parroquias siguen con los problemas tradicionales y las rentas anuales propias y las que les asigna el gobierno han servido en su mayor parte para dar trabajo a muchos coidearios o construir obras no muy necesarias, pero de relumbrón.

Recuerdo la visita a una cabecera cantonal, hace varios años, en la cual no había agua potable y la energía eléctrica solo se daba por unas horas en la noche, pero tenía un palacio municipal de 5 o 6 pisos, con un salón de actos para 400 personas muy bien presentado, con butacas muy cómodas, que debe haberse llenado … cuando llevaban gente de otro cantón.

Para evitar que en el futuro se produzcan más votaciones a ciegas o por lo menos los ciudadanos tengamos una mayor posibilidad de escoger bien, propongo varias acciones:

Con los resultados de las elecciones del 24 de marzo, la Asamblea Nacional debería aprobar una ley según la cual solo los 10 o 12 grupos, movimientos, partidos o como se llamen, más votados, tengan derecho a participar en las siguientes elecciones.

Para la subsiguiente oportunidad electoral, solo las 5 o 6 agrupaciones más votadas deberían participar. Con ello, el país se acercará a la visión ideológica y no electorera u oportunista de las elecciones y evitará los cacicazgos y mezclas entre el agua y el aceite para tener poder.

Los candidatos deben declarar su patrimonio y el de sus familiares cercanos en el momento de inscribir sus candidaturas. El pueblo debe conocer esa información y tener derecho a comunicar a las autoridades si ese es el patrimonio real y si fue adquirido honradamente.

Todo funcionario de libre remoción y de elección popular, luego de serlo, junto con sus familiares cercanos, debería cada cinco años declarar su patrimonio y las fuentes de los incrementos, junto con las declaraciones de renta.

Hace tiempo vi en la prensa un detalle de los patrimonios de algunos ilustres ciudadanos cuyas muestras de riqueza eran visibles. Con sueldos altos por muchos años, pobrecitos, no tenían nada o casi nada; los más afortunados poseían apenas una casita pequeña de una planta, obtenida con préstamo del Seguro Social. Mi idea era que todo lo que tenían estaba a nombre de terceros o que, irresponsables, se farreaban el dinero y no tenían para educar a los hijos.

Los candidatos a las más altas dignidades deben ser personas con profesión universitaria. Reconozco que todos los ciudadanos tienen derecho constitucional a elegir y ser elegidos; pero, el mundo es muy complejo y no puede ser que vayan a prever el futuro necesario para las nuevas generaciones, hacer leyes y ordenanzas, decidir sobre millones de dólares o administrarlos, quienes no tienen conocimientos suficientes para aportar con ideas brillantes y visionarias o no saben algo de finanzas públicas y sus exigencias en relación con los proyectos.

Durante unos años fui asesor de un honorable digno de ese calificativo en la Asamblea Nacional y me di cuenta de que, incluso abogados con muchos conocimientos y experiencia y otros profesionales, a la hora de tratar ciertos temas de la actualidad, se veían urgidos por aprender conceptos, normas, procedimientos, para aportar y evitar que las leyes sean papeles poco útiles o requieran reformas al otro día de aprobadas.

A quienes han sido elegidos prefectos, alcaldes, consejeros y concejales, miembros de las juntas parroquiales les deseo éxito en sus funciones. Deben tener en cuenta, todos los días, que tienen una gran responsabilidad con el país y las jurisdicciones en las que han sido elegidos mandatarios. Cumplan su deber y háganlo honradamente. Contrariamente a lo que está en boga, ser honrado no es un mérito, es una obligación moral y debe ser una actitud normal de la gente normal todos los días de su vida.

A quienes han sido elegidos miembros del CPCCS, seguramente con porcentajes muy bajos de votos en relación con el número de votantes, si es que llegan a posesionarse, les pido que hagan una demostración de patriotismo y cierren ese Consejo por unanimidad y por humanidad, porque es una entidad innecesaria en un país democrático, donde la Asamblea Nacional debe tener las facultades de legislar, fiscalizar y nombrar a las principales autoridades de control.

Mal que bien, 137 asambleístas son mucho más representativos de la voluntad popular que 7 consejeros y permiten la práctica de la democracia a la ecuatoriana en mejor forma, aunque a la hora de la verdad, de los 137, por decirlo de alguna manera, queden 37 con capacidad para cumplir con sus funciones con honorabilidad, conocimientos y experiencia y la dignidad necesaria para no alzar la mano en las votaciones porque alguien ordenó que lo hagan.

Guayaquil y Guayas han tenido la fortuna de seguir con una visión de largo plazo y un sistema de trabajo que lleva décadas. Qué suerte de esa ciudad y esa provincia. Quito y Pichincha han votado por seguir dando traspiés cada cuatro años. Ojalá me equivoque y viva para verlo.


domingo, 10 de marzo de 2019

BOLETÍN 188: RIESGO PAÍS E INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA


Hace muy pocos días, la economista María Herrera Heredia, distinguida profesora desde hace varios años de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y la primera mujer que ejerció la Presidencia del Colegio de Economistas de Pichincha (lo que hizo con éxito pese a las dificultades creadas por el gobierno de Correa), presentó su libro: “RIESGO PAÍS E INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA”, con la acertada innovación de que está escrito en castellano y traducido al inglés, de manera que pueda ser leído tanto por los latinoamericanos como por los “gringos” de cualquier parte del mundo.

María Herrera es profesora invitada de la Universidad Carlos III de Madrid y de la Universidad de Puerto Rico, hace sesudos comentarios en la página editorial del diario EL COMERCIO de Quito, ha sido consultora de organismos internacionales, es miembro de la Comisión Ecuatoriana de Justicia y Paz y ha escrito otros libros, de manera que esta obra tiene el respaldo de sus conocimientos y amplia experiencia.

La PUCE ha tenido el acierto de patrocinar la primera edición del libro que, sin duda alguna, será fuente de información para los maestros y los alumnos de las diferentes carreras universitarias que se refieren a las relaciones económicas internacionales, pero también para los empresarios de dentro y fuera del país.

Es importante que el gobierno tome en cuenta las recomendaciones que se hacen en el texto, para que el estudio que hace la autora sea de utilidad en los actuales momentos en los que el Ecuador necesita con urgencia atraer inversión extranjera directa; primero, porque su capacidad de ahorro interno es muy pequeña; segundo, porque son enormes problemas el desempleo y la subocupación, que se debe atenuar urgentemente; tercero, porque la inversión extranjera directa siempre viene acompañada de nuevas tecnologías; cuarto, porque la producción que se logre puede tener destino en el mercado internacional y el país requiere divisas propias y no solo las de la creciente deuda externa.

El libro tiene cinco partes.

La primera parte se refiere al riesgo país, su importancia y evolución. Explica el concepto, trata sobre las calificadoras de crédito y la calificación que hacen; el índice EMBI (Índice de los Bonos de los Mercados Emergentes), la permuta financiera de crédito, la evolución del riesgo país en el Ecuador.

La segunda parte trata sobre la inversión extranjera directa (IED) sus aportes y resultados, refiriéndose de manera especial a los aspectos globales, las variables de la inversión, el rendimiento esperado, el riesgo aceptado, el horizonte temporal. También alude a el alcance y las teorías sobre la IED. Entre las teorías hace referencia a la teoría del comercio internacional, el enfoque industrial, el modelo del ciclo de vida y el paradigma ecléctico de Dunning o modelo OLI. Trata sobre los elementos fundamentales del desarrollo de la IED, los índices de evaluación de la IED y la inversión que se ha efectuado en América Latina. Además, analiza la evolución de la IED en el Ecuador. Considera los aspectos globales, la participación de la IED en el Ecuador, el origen de esa inversión, los sectores de destino, las estrategias de atracción de la IED y las perspectivas para los años 2018 – 2020.

La tercera parte estudia la inversión nacional, revisa el tamaño de las empresas, el tipo de compañía, el nivel de ventas, las utilidades, el empleo, la productividad y la competitividad.

La cuarta parte analiza el riesgo país y su relación con la IED en España, Colombia, Ecuador y Perú en el periodo 2000-2017. Considera los parámetros, el desempeño macroeconómico y en relación con la IED, el resultado del modelo logarítmico de análisis correlacional.

Finalmente, la parte quinta contiene las conclusiones y recomendaciones; un glosario de términos y acrónimos y las referencias bibliográficas.

David Camino Blanco, director del Instituto Universitario de Derecho y Economía de la Universidad Carlos III de Madrid, en el Prólogo del libro dice lo siguiente sobre la obra:

“El documento, que culmina algunos de los trabajos realizados en el curso de los últimos años por su autora, profesora de Macroeconomía de la PUCE e investigadora Visitante de la Universidad Carlos III de Madrid, entre otras instituciones académicas, pone, por tanto, a disposición de los lectores un instrumento muy valioso de análisis desde el mundo universitario, dirigido también al campo político y empresarial, que, sin duda, ayudará a difundir el concepto del riesgo país y el análisis de la Inversión Extranjera Directa (IED) en Ecuador, desde una perspectiva académica, por lo que considero que representa una excelente herramienta de información para todos aquellos lectores interesados y, para su autora, una gran oportunidad de avanzar y renovar su investigación en este campo. ¡Que lo disfruten!”

Polibio Córdova Calderón, presidente ejecutivo de CEDATOS y reconocido profesional de la investigación económica, en un comentario que se incluye en el libro, señala:

“El texto que se presenta y cuya lectura recomiendo, tanto por la importancia del tema cuanto por el futuro del país, particularmente ahora que la economía y las finanzas atraviesan una crisis profunda, heredada de la última década, con la economía paralizada, una deuda sobredimensionada y sobre todo el hecho de que el actual gobierno no posee aún una política clara de desarrollo nacional para el corto, mediano y largo plazo, transcurridos dieciocho meses de su posesión y con problemas políticos serios, permite al lector sumirse en el mundo de un tema complejo pero definitorio en el desarrollo de las naciones.” 

Por mi parte, formulo los siguientes comentarios:

En la mayoría de los países, una gran parte del ingreso neto de las personas se destina al consumo y otra pequeña parte al ahorro. La inversión es el uso productivo del ahorro, transformado en el aporte que esas personas, naturales o jurídicas, efectúan para la formación o expansión de una empresa, que puede ser de propiedad individual o conjunta de varias personas; nacional, extranjera, mixta o neutra por el capital; pública o privada; financiera o de riesgo.

Las alternativas más comunes de inversión son: acciones, bienes raíces, deuda externa de países, fideicomisos y titularizaciones, fondos de inversión o pensión, fondos índices de las bolsas de valores, futuros y opciones, metales preciosos, monedas fuertes, obligaciones empresariales, préstamos directos, entre otras. *_/ CIFRA, consultores.

Las inversiones de riesgo son las que se efectúan para ejecutar proyectos de carácter productivo y que pueden generar ganancias o pérdidas. Su rentabilidad está sujeta al éxito del negocio. El inversionista asume el riesgo.

La IED es el capital de riesgo invertido por personas naturales o jurídicas del exterior en empresas de un determinado país. Esta inversión no solo tiene importancia por sus montos, sino porque aporta tecnología de última data en cada uno de los sectores de la producción de bienes y servicios y porque genera en las empresas nacionales similares una competencia que resulta beneficiosa para los consumidores. Las políticas y actitudes respecto a la IED en los países subdesarrollados son muy diversas según las ideologías de los gobernantes de turno. En unos casos esas políticas son liberales y poco exigentes, en otros casos son muy exigentes y hasta prohibitivas para la operación de los inversionistas extranjeros.

Inversión extranjera de portafolio es la inversión en acciones, bonos obligatoriamente convertibles en acciones y otros valores inscritos en el registro nacional de valores. Es de carácter especulativo.

Inversión neutra, en el marco de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), es la inversión realizada por ciertas entidades financieras internacionales, en uno de los Países Miembros, para desarrollar proyectos en forma autónoma o con participación de capitales nacionales.

La IED en el Ecuador ha sido siempre modesta por varias razones: una, el mercado interno es muy pequeño por el número de habitantes (17 millones)  y por el ingreso per cápita ((4.229 dólares constantes del año 2007 en el 2017): dos, el ingreso nacional está muy mal distribuido, de manera que el porcentaje de consumidores con alto ingreso personal es reducido; tres, el desarrollo económico nacional se hace sobre una base de producción petrolera y agropecuaria; cuatro, la industria no es muy importante en la generación del Producto Interno Bruto (PIB) y sin embargo, ella es la que demanda en otros países mucha inversión; cinco, sobre todo en la década 2007 – 2017, que es cuando más pudo haberse desarrollado el país y demandado IED, la Constitución hasta ahora vigente y el presidente Correa ahuyentaron a la IED que existía en varios campos y crearon una inseguridad jurídica que no será fácil eliminar mientras rija tal Constitución, por más leyes de excepción e incentivos que se aprueben.

Contrasta el registro de captación de IED del Ecuador con el de sus vecinos Colombia y Perú, que en varios años supera los 6 mil y hasta los 10 mil millones de dólares, con todas las repercusiones favorables que ello trae para la economía de esos países. Colombia en 2018 recibió, según informó el Banco de la República el 14 de enero de 2019, USD 8.679,2 millones, mientras en 2017 la cifra fue de USD 10.109 millones. El Perú, según el jefe de Estudios Económicos de Citibank para la región Andina, recibió 6.800 millones de dólares en 2017 y llegará a 8.000 millones de dólares en 2018. Mientras tanto, según el Banco Central del Ecuador, la IED que llegó al país sumó 618,4 millones en el año 2017 y estaría entre 800 y 900 millones de dólares en el 2018, considerando lo recibido en los tres primeros trimestres.

El riesgo país del Ecuador se ha mantenido siempre alto. Dice en su libro la economista Herrera: “El caso del Ecuador es preocupante, pues su EMBI mantiene un promedio de alrededor de 900 puntos para los últimos 10 años y de 610 en los 10 primeros meses de 2018, mientras Colombia y Perú registran un EMBI promedio de aproximadamente 200 y 180 puntos, en el mismo orden, para la última década

Entre 2015 y 2016 el EMBI del Ecuador superó los 1.500 puntos; bajó hasta 442 puntos en enero de 2018 y después de mantenerse alrededor de los 670 puntos entre abril y mayo, llegó a 731 puntos al 17 de junio de ese año, su valor más alto desde noviembre de 2016. En parte, la razón para que eso suceda se debe al nivel muy alto de endeudamiento externo del país; por otra parte, al comportamiento del precio del petróleo y, ratificando lo dicho, a la inseguridad jurídica hasta ahora vigente, generada por Correa. Al 1 de marzo de 2019 el riesgo país estaba en 594 puntos, 232 menos que en diciembre de 2018, debido a los acuerdos logrados con el FMI y otras entidades financieras internacionales.

Naturalmente, el riesgo país y la IED tienen íntima relación, pues ningún inversionista extranjero que piense en el mediano y largo plazo va a llegar con su capital a un país en el que el riesgo país es alto, lo que demuestra que el Estado tiene problemas para cumplir disciplinadamente con el pago de sus obligaciones externas y que cualquier momento puede tomar medidas que afecten al sector privado, ya sea por más impuestos o por otras medidas destinadas a ganar o ahorrar divisas.

Para finalizar este documento, conviene reproducir las recomendaciones que hace la economista María Herrera en su libro, pues ellas son fruto de su profunda reflexión sobre los temas analizados y conviene que los lectores las valoren en su justa medida:

“Al ser la IED una fuente de capital relativamente onerosa es preciso dirigir esos flujos a proyectos productivos, que permitan la formación bruta de capital fijo y modernicen la estructura productiva de los receptores, concepto que conforme la nueva división internacional del trabajo caracteriza a los procesos de desarrollo y cuyos beneficios se concretan en factores como productividad, competitividad, empleo, etc.

La diversificación en el destino de los recursos es otro factor que deberían considerar los países receptores, ampliar el direccionamiento de los capitales hacia sectores como las telecomunicaciones, la industria automotriz, energías renovables, sectores líderes de la economía moderna y global, como mecanismo para determinar el aprovechamiento de fortalezas y agrandar las perspectivas nacionales.

Es preciso establecer un balance de la IED, medido por la rentabilidad en la economía receptora con base en la adopción de prácticas y tendencias productivas, comerciales generadas por los grandes actores de la economía del siglo XXI, como Estados Unidos, China, Europa, y sobre esa base centrar la atención en el fortalecimiento de las capacidades locales y dinámicas de inversiones locales que consoliden el desarrollo interno.

El objetivo nacional no deberá centrarse en atraer mayores montos de IED, sino en su calidad; inversiones que contribuyan a implantar un desarrollo sostenible del país receptor y de la región, tecnología que ayude a mejorar la estructura productiva, con transformaciones importantes en su matriz productiva superando el segmento de las actividades primario – extractivas de manera de alcanzar productividad, la competitividad internacional en un marco de conservación y protección ambiental y uso de energías renovables.

El fin deberá ser alcanzar el bienestar social, ampliar y mejorar los servicios básicos, educación de calidad, cobertura y eficiencia en los servicios de salud, reducción de la pobreza y la inequidad, aminorar las brechas económicas, laborales, sociales, para lo cual es importante que las políticas de atracción de IED se integren a los planes de desarrollo, se focalice la IED en sectores con capacidad de promover un cambio estructural y de desarrollo sostenible y sustentable.”

Los amables lectores harán sus propios juicios de valor sobre las recomendaciones.

Al autor de este Boletín le queda solamente felicitar a la amiga y colega María Herrera por su esfuerzo de analizar los temas tratados en el libro, interrelacionarlos y obtener conclusiones y recomendaciones importantes. Aspiro a que su libro tenga gran acogida en el país y en el exterior y que las ediciones sean varias.