martes, 26 de junio de 2018

BOLETÍN 171: EL FÚTBOL Y SU IMPORTANCIA ECONÓMICA




Dicen que el juego de pelota con los pies y eventualmente con las manos, se practicaba muchos siglos antes de Cristo, en China, con fines rituales. También era realizada por los mayas, para lograr que una pelota (o la cabeza cercenada de un enemigo) pase por un aro de piedra.

El futbol moderno se acepta que tuvo su nacimiento en Inglaterra, en la segunda mitad del siglo XIX y que de allí pasó a otros países, llegando en la actualidad a popularizarse en más de 200 de aquellos, a tal punto que los campeonatos mundiales juntan en los estadios a centenares de miles de hinchas de los equipos y alrededor de los televisores a miles de millones de espectadores, dependiendo del momento de la competencia y la calidad de los participantes.

En estos días todos estamos atentos al Mundial de Fútbol de Rusia y especialmente a lo que pasa allí con los equipos de América del Sur. Pese a que no tenemos un equipo nacional jugando, se siente en las ciudades, las oficinas y los medios de comunicación, el interés por lo que sucede en Moscú y otras ciudades. Como sudamericanos, quisiéramos que Argentina, Brasil, Colombia o Uruguay, por orden alfabético, lleguen a la final y sea uno de ellos el campeón mundial, pero aun es temprano para aspirar a ello con cierta precisión.

Los resultados, que dirán qué país es el nuevo campeón del mundo, solo se tendrán a inicios de julio, pero cada día la situación se volverá más interesante, para saber cuáles serán los equipos que pasarán a octavos, luego a cuartos y finalmente al juego para definir el campeón.

La Federación Internacional del Fútbol Amateur (FIFA), que dirige ese deporte a nivel mundial, tiene más países miembros que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y, en cierto modo, aunque moviliza mucha gente y miles de millones de dólares, funciona al margen de las normas nacionales e internacionales de los gobiernos, para los efectos de conducir ese deporte, debido a su carácter amateur.

La importancia económica positiva del fútbol surge de lo que produce por diversas fuentes: construcción de estadios y sus periferias, valor de los contratos de los futbolistas y de los cuerpos técnicos, desplazamientos de los equipos entre ciudades, seguros de los futbolistas, sueldos y recompensas de los entrenadores y  jugadores por los triunfos en los eventos, costo de funcionamiento de las federaciones nacionales, ingresos de taquilla, pagos por las transmisiones de televisión y radio por los juegos, desplazamientos de los equipos y cientos de miles de turistas hacia los lugares donde se efectúan los partidos, camisetas de los equipos, publicidad, artículos conmemorativos, decenas de otros motivos.

La construcción anual de decenas de estadios en todos los países del mundo, algunos con características monumentales y capacidad para decenas de miles de asistentes, representa no solo trabajo para los constructores de esos grandes complejos deportivos, sino para quienes tienen que ejecutar las avenidas y autopistas de acceso, las obras ornamentales y los centros de servicios colaterales necesarios. Como ejemplo, para la construcción de los estadios rusos se destinó más de 4 mil millones de dólares, valor superior al que se gastó en Brasil para el campeonato anterior, pero hay que advertir que el fútbol no es el deporte favorito en Rusia y que, con el Mundial, se está tratando de promoverlo.

Con respecto a los contratos de los jugadores y los cuerpos técnicos, para millones de niños y jóvenes futbolistas de la calle, en su gran mayoría nacidos en familias pobres y con poca educación formal, el fútbol es la posible y visible solución de sus graves problemas económicos, porque  significa una gran oportunidad de volverse millonarios o al menos muy adinerados, antes de los 35 años, lo que muestran sus ídolos, muchos jóvenes nacidos con el don de saber manejar la pelota y jugar con éxito, que viajan por el mundo, poseen mansiones de lujo en varias ciudades, tienen varios autos de lujo y aviones particulares y que, por supuesto, se codean con personas de la alta sociedad y de los gobiernos de sus países y del exterior, incluso llegando a relacionarse y casarse con “hijitas de papá” o artistas, debido a su fama y fortuna.

Entre los ídolos de los niños y jóvenes, según una Infografía de ElSalvador.com, el brasileño Neymar encabeza la lista de los jugadores más caros del 2018, con un valor de mercado de 244 millones de dólares, potenciados por sus 25 años de vida, sus 121 goles en 226 partidos jugados, además de un alto nivel de distribución, gambeta y creación de oportunidades de gol.

El segundo de la lista es el argentino Lionel Messi, con valor de 196.7 millones. Él cuenta con 30 años, que para la organización influye en que su capacidad ya llegó al máximo nivel, algo que es demostrado por sus 355 goles en 403 partidos con el Barcelona, con un alto puntaje en gambeta, creación de oportunidades y disparos a meta.

El top 3 lo completa Karry Kane, de Inglaterra, con un valor de 192.5 millones de dólares, gracias a sus 24 años y 92 goles en 169 partidos. Su posición también viene marcada porque la Premier ha gastado muchos millones en fichajes y esto le da un plus al valor de los jugadores de dicha liga, aunque en sus estadísticas destaque únicamente la de disparos a meta.

Allí, Grissman, Luis Suárez, Pogba. Hazard, Dibala, Likaku, Iguaín ocupan las siguientes posiciones y tienen valores que van desde 189 millones de dólares hasta 129 millones.

Cristiano Ronaldo, muy conocido en el mundo como rival de Messi en calidad de juego, de gran éxito en el Campeonato Mundial de Rusia (aunque falló un penal ante Irán), aparece en el lugar 12 dentro de este ranking. ¿La razón? Es el jugador de mayor edad del listado (32 años) y tiene 372 goles en 486 partidos, algo que supera por mucho al promedio de jugadores; además, de acuerdo con el CIES, su puntaje es superior únicamente en el área de disparos a meta. [1]_/

También es necesario considerar el costo de los cuerpos técnicos de los equipos. Los directores, los entrenadores de guardametas, médicos, masajistas y demás, significan un costo más o menos alto dependiendo de los equipos. Los 10 entrenadores mejor pagados del mundo son: José Mourhino, del Machester United, con 28 millones de euros al año; Marcello Lippi, seleccionador de China, con 23,5 millones; Laurent Blanc, ex entrenador del Paris Saint Germain (PSG), con 20 millones; Carlo Ancelotti, del Bayern Munich, con 15,8 millones; Pep Guardiola, del Manchester City, con 14,5 millones; André Villas-Boas, del Shanghai SIPG, con 13, 5 millones; Jürgen Klopp, del Liverpool de Inglaterra, con igual cantidad;  Diego Pablo Simeone, del Atlético de Madrid, gana 12 millones de euros al año; Luis Enrique, del FC Barcelona, cobra 11 millones; Zinedine Zidan, que guió con mucho éxito al Real Madrid hasta hace poco, también cobraba 11 millones. [2]_/

Rubro importante del movimiento económico generado por el fútbol es el costo de las decenas de desplazamientos de los equipos, desde las ciudades sede a otros lugares del país y del exterior, para competir en campeonatos nacionales, internacionales y mundiales. Cada semana, miles de jugadores y cuerpos técnicos, junto con directivos, viajan en avión, tren u otros medios hacia los lugares de los eventos y eso produce millones de dólares para las aerolíneas, las compañías de seguros, los hoteles donde se hospedan, restaurantes, almacenes, etc.

La taquilla de los eventos, mayor cuanto más importante es el partido, es otro rubro de gran significación económica. Semanalmente, en el mundo en general, millones de partidarios de los equipos que saltan a las canchas, pagan sus entradas para ver el espectáculo.

Además, la importancia de los partidos, sobre todo si éstos son mundiales, representa un enorme atractivo para los publicistas y las marcas internacionales, razón por la cual los medios de comunicación, en especial las estaciones de televisión interesadas en transmitir los programas en vivo y en directo, pagan enormes sumas de dinero, que recuperan vendiendo espacios de publicidad, a las empresas dueñas de los espacios. Las transmisiones y los análisis por la prensa de los partidos representan empleo para mucha gente y demandan cantidad de equipos electrónicos muy especiales, necesarios para dar fidelidad a las transmisiones.

El Mundial Rusia 2018, que inició 14 de junio, cuenta con 32 selecciones participantes, cuyos planteles tienen un valor de mercado totalmente desproporcionado. El sitio web alemán Transfer Market, especializado en transferencias y valores de mercado, publicó el costo de cada una de las selecciones. La selección con el valor más elevado es Francia con 1.008 millones de euros (1.190 millones de dólares), mientras que Panamá, que jugará su primer Mundial; ocupa el último lugar, con un valor de 8.43 millones de euros (9.95 millones de dólares). [3]_/

El costo total estimado para Rusia, de la celebración del evento, supera los 10.000 millones de dólares (un tercio del Presupuesto anual del Ecuador). Es 5.000 millones menos que el costo de la Copa del Mundo del 2014 en Brasil, y considerablemente más barato que los 50.000 millones de dólares que costó organizar los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, también en Rusia. El torneo se celebrará en 11 ciudades, en tres zonas horarias diferentes. Con un promedio de 643 kilómetros de distancia entre las sedes, hay una gran cantidad de terreno que tendrán que recorrer los aficionados; con todo, el gobierno ruso decidió que los trenes entre esas ciudades no cobrarán a los turistas que vayan al Mundial. [4]_/

La importancia local, nacional o internacional de los partidos deriva en el costo de la publicidad y de la transmisión de los partidos de fútbol. Muchas grandes empresas cuyas ventas ocurren en todo el mundo, como algunas de bebidas y de ropa deportiva, pagan millones de dólares por la publicidad ubicada en los estadios, la proporcionada por la televisión y la radio y la colocada en los trajes deportivos de los futbolistas, algunos de los cuales se dice que ganan más por este medio que por el valor de sus contratos. Eso significa anualmente miles de millones de dólares, sobre todo en Europa, donde el fútbol tiene las más altas cifras de costo operativo.

La importancia del fútbol se da, en términos negativos, por las masivas paralizaciones o enlentecimientos de actividades económicas que genera su práctica en países enteros, las congestiones de tránsito a la entrada y salida de los partidos, la dedicación de miles de policías a controlar los accesos a los estadios y el comportamiento de los hinchas, los eventuales daños a la propiedad causados por las “barras bravas”, el excesivo consumo de bebidas alcohólicas, y hasta muertes en casos especiales, debidas a peleas entre desadaptados (no fanáticos); o, a carreras desbocadas de los asistentes a algún evento, por pánico resultante de causas naturales o problemas entre los jugadores que se proyectan hacia los graderíos. Lamentablemente, la corrupción también está presente, incluso en las más altas esferas de la FIFA y por eso, varios de los directivos mundiales, regionales y nacionales de varios países están en la cárcel o tienen cuentas pendientes con la justicia.

En todas partes del mundo, pero especialmente en algunos países, el fanatismo de las llamadas “barras bravas” y la eventualidad de actos de terrorismo como los que se han dado en algunas ciudades, obliga a los gobiernos a destinar fuertes contingentes policiales a controlar las actividades dentro y alrededor de los estadios, antes, durante y después de los partidos de fútbol, con cientos de policías, sistemas de comunicación, helicópteros, drones y otros medios de prevención. Eso tiene un costo importante para los países, si se tiene en cuenta que, sobre todo en los fines de semana, hay eventos en miles de ciudades y agrupan a decenas de miles de personas en cada sitio, cuya tranquilidad se requiere garantizar.

También hay que valorar el costo que significan las congestiones de tránsito y las consecuentes demoras en las actividades cuotidianas de las ciudades, que se producen en los lugares aledaños a los estadios, en las fechas en que se realizan los espectáculos, más todavía cuando asisten a ellos altas autoridades de los países, quienes por seguridad requieren de facilidades de desplazamiento para ellas, pero complican la vida de quienes van al fútbol como espectadores y de los residentes en las áreas periféricas.

En el Ecuador, el fútbol es el deporte más popular. Algunos jugadores nacionales tuvieron o tienen fama internacional, entre ellos Alberto Spencer, Polo Carrera, Alex Aguinaga, Iván Kaviedes, Agustín Delgado, José Francisco Cevallos, Ulises de la Cruz, Antonio Valencia, Edison Méndez y otros, cuyo número felizmente va creciendo. La importancia económica tiene relevancia por lo que pagan los clubes extranjeros a sus jugadores ecuatorianos; y, en Quito y Guayaquil, donde los equipos grandes del país, sus jugadores de fama, las transmisiones televisivas de los eventos mueven millones de dólares. Sin embargo, en el resto del país no tiene importancia económica, incluso porque los equipos están permanentemente en crisis financiera, porque la gente no acude a los estadios, no hay empresas grandes que patrocinen a los clubes, que no tienen dinero para pagar modestas remuneraciones a sus jugadores.

Lamentablemente, la Federación Ecuatoriana del Fútbol pasó por una época muy grave de corrupción y su presidente anterior, Luis Chiriboga, fue sancionado con 10 años de prisión por malos manejos. La pena se fijó luego de que los jueces comprobaran su culpabilidad en el lavado de USD 6,1 millones durante su gestión al frente de la Ecuafútbol. [5]_/

ATENCIÓN: El 9 de julio de 2018 se iniciará la publicación, cada 15 días, de boletines extras, con un diccionario económico estructurado por el autor del blog.



[1] _/ https://www.elsalvador.com/deportes/futbol/377429/el-futbol-y-sus-astronomicas-cifras/
[2] _/ Diario Expansión / España 29 de marzo de 2017, 09:26
[3] _/ https://www.eluniverso.com/deportes/2018/06/07/nota/6798026/
[4] _/ https://cnnespanol.cnn.com/2017/04/15/esta-rusia-preparada-para-un-mundial-de-10-000-millones-de-dolares/
[5] _/ http://www.elcomercio.com/actualidad/luischiriboga-condena-prision-fef-lavadodeactivos.html

martes, 12 de junio de 2018

BOLETÍN 170: SECTOR AGROPECUARIO: VITAL, PERO OLVIDADO


Según la Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU) vigente, el sector agropecuario abarca: cultivo de cereales, hortalizas y legumbres, especialidades hortícolas y productos de vivero; cultivo de frutas, nueces y plantas que se utilizan para preparar bebidas y especias; otros cultivos; cría de ganado vacuno y de ovejas, cabras, caballos, asnos, mulas y burdéganos; cría de ganado lechero y de otros animales domésticos; elaboración de productos animales no considerados previamente; cultivo de productos agrícolas en combinación con la cría de animales domésticos; actividades agrícolas y ganaderas de tipo servicio, excepto las veterinarias; caza ordinaria y mediante trampas, repoblación de animales de caza y actividades de servicio conexas; silvicultura, extracción de madera y actividades de tipo servicio conexas.

Este sector resulta estratégico para el Ecuador. En primer lugar, la población rural significa un importante, aunque decreciente, porcentaje de la población total (69,3% en 1950 y 37,2% en 2016); en segundo lugar, el campo produce la mayor parte de los alimentos que se necesitan para el consumo interno; luego, las exportaciones totales reciben un gran aporte de banano, café, cacao, madera, flores y otros productos del campo. Sin embargo, los políticos se acuerdan del sector y sus habitantes solo en las campañas electorales, para luego olvidarlos; por eso, las grandes falencias del desarrollo económico nacional se hallan en el campo, en términos de infraestructura y servicios, nutrición, educación, empleo, productividad, ingreso, pobreza.

De los 26 millones de hectáreas de la superficie del país, en el año 2012 estaban ocupadas 11.6 millones. Según el INEC, altos porcentajes del suelo nacional estaban dedicados a montes y bosques (30%) y a pastos cultivados (casi un 30%), seguidos por pastos naturales (12%), cultivos permanentes (11,6%), cultivos transitorios y barbecho (8,6%), páramos (5,1%) y otros (2,7%). En la Costa, el 35% de las tierras estaba dedicado a pastos cultivados, el 21% a cultivos permanentes y el 14% a cultivos transitorios y barbecho. … En la Sierra, el 22,7% y el 22,6% del suelo cultivable estaban dedicados a pastos naturales y cultivados respectivamente; seguidos por un 7,4% de cultivos transitorios y 6,1% de permanentes. En la Región Oriental, por la naturaleza de la zona, montes y bosques representaban el 53% del suelo total, seguidos por el 35% de pastos cultivados y un 4,9% de superficie dedicada a cultivos permanentes.

El aporte del sector agropecuario al PIB, en valores constantes, fue de 4.175 millones de dólares del año 2007 en ese año y de 5.328 millones en el 2016. La cifra creció en cerca del 28% en el periodo; pero, el crecimiento del PIB total fue 51 mil millones de dólares a 69.068 millones, elevándose en el 35,4%; por tanto, la actividad agropecuaria mejoró a paso más lento que la actividad económica nacional, por diversos factores físicos, humanos, financieros y externos.

Al desarrollo agropecuario le afectan físicamente: la creciente degradación ambiental y los cambios climáticos violentos, las copiosas lluvias y las sequías inesperadas, el periódico Fenómeno del Niño de la Costa, el suelo muy quebrado y retaceado de la Sierra y el poco apto para los cultivos de la Región Oriental; la fuerte caída de los ríos serranos. Además, la poca y mala educación campesina de todo nivel, la falta de financiamiento para la producción y de acceso a nuevas tecnologías de todo tipo, la mala infraestructura y los pésimos servicios, el peso de los intermediarios, el avance de las zonas urbanas, la variabilidad de los precios. Se suma la falta de políticas estatales y de acceso a capital y créditos convenientes. Todo ello determina bajos ingresos de agricultores, ganaderos y madereros, por su deficiente competitividad; además, se registra alta posibilidad de siniestros e incertidumbre permanente.

Hay, sin embargo, aspectos positivos, que conviene señalar. Entre ellos, la riqueza productora del suelo de la Costa, la gran disponibilidad de agua en numerosos ríos que corren por las tres regiones continentales; la posibilidad de tener más de una cosecha al año; el gran potencial del subsector forestal, debido a la ventaja comparativa del país frente a otros, que hace que los árboles crezcan con mayor velocidad y sean procesados en menor tiempo que en donde hay cuatro estaciones; los microclimas y la gran biodiversidad, que permiten que se produzca en el país cualquier fruto del suelo con relativa facilidad; la disposición de puertos especializados para el embarque de productos agropecuarios, en Guayaquil, Esmeraldas, Manta y Puerto Bolívar.

La lectura de los dos párrafos anteriores permite sugerir un grupo de acciones interesantes.

Conviene contrarrestar la degradación ambiental. Hay que reducir el uso exagerado de químicos como abonos y plaguicidas, con una mayor aplicación de métodos de mejoramiento del suelo y control de plagas por medios orgánicos; se debe evitar la contaminación del agua y su desperdicio, al igual que la tala de los bosques para uso de la madera como leña. Es primordial una adecuada planificación para la construcción de embalses y sistemas de distribución del agua. Hay que cambiar métodos de cultivo que erosionan el suelo o que lo vuelven improductivo. La Costa, afectada frecuentemente por el Fenómeno del Niño y copiosas lluvias, requiere de sistemas de control de aguas y canales de riego que permitan mejorar el control y distribución de los caudales y evitar las inundaciones y las sequías. Se debe aprovechar tecnologías modernas para controlar los efectos de los fenómenos naturales sobre los cultivos. 

Debe estudiarse el efecto del avance de las áreas urbanas sobre tierras tradicionalmente dedicadas a actividades agropecuarias. Esto es importante especialmente en las grandes ciudades, donde el avance de los asentamientos ilegales es diario. Una forma de contrarrestar la reducción de producción serían los huertos urbanos, incluso en edificios de varios pisos expresamente dedicados a producir alimentos y aprovechar agua reciclada. Los costos de producción evitarían los fletes cada vez más caros por transporte desde el campo.

Conviene considerar el incremento de la demanda de agua potable por las poblaciones, la falta de cuidado con respecto a la pureza del agua de los ríos y lagunas, la extracción de aguas subterráneas para diferentes usos, los frecuentes derrames de petróleo, las ilegales descargas de desechos industriales; y, la falta de mantenimiento adecuado de los embalses, para evitar que en ellos crezcan plantas perjudiciales al uso agropecuario del agua.

La Sierra necesita reducir los problemas del minifundio y la mano de obra redundante, y lograr sistemas de cultivo mucho más productivos, mediante la capacitación de la población en tecnologías de siembra, cultivo, cosecha, bodegaje y venta accesibles y efectivas. La Región Oriental podría especializarse en algunos productos que no atentan contra la permanencia del suelo agrícola o en ganadería que soporta la humedad y el calor propios de esa zona. Allí no caben grandes esperanzas de desarrollo agrícola, pero sí ganadero. En Esmeraldas, una de las tareas prioritarias es la de reforestar enormes extensiones que han sido explotadas inmisericordemente, con bosques de especies favorables a la producción de celulosa o aptas para la producción de muebles finos a gran escala. También Manabí podría, basado en los sistemas de control de aguas, cultivar o reforestar miles de hectáreas.

Demográficamente, según el INEC, a diciembre 2017, el 66,9% de la población rural está en edad de trabajar. De esa población, el 72,1% se encuentra económicamente activa. De la PEA, el 97,9% tiene empleo, existiendo un porcentaje de desempleo de solo el 2,1%. El empleo se divide en empleo adecuado (25,1%), subempleo (22,8%), otro empleo no adecuado (32,3%) y empleo no remunerado (17,6%). Consecuencia, solo la cuarta parte de la PEA rural tiene ingresos superiores al salario mínimo vital y condiciones adecuadas de trabajo.

Por tanto, una acción fundamental del Estado es la de proveer de educación de calidad a los niños y jóvenes del sector rural, en condiciones que les permitan obtener capacidades para trabajar en otras actividades y no solamente en el cultivo del suelo, puesto que, aparte de que hay población redundante en el campo, es menester desarrollar la competitividad agropecuaria, lo que determina reducir el número de habitantes dedicado a la actividad en el sector. En este sentido, es clamoroso que el 52% de las escuelas del país sea unidocente o bidocente y que casi todas, si no todas esas escuelas, estén ubicadas en el área rural. Además, solo el 3,6% de los estudiantes se benefician de las escuelas del milenio, que resultaron un fracaso pedagógico y social. Dice Alfredo Astorga: “Corresponde bañar con innovaciones toda la vida educativa: currículo, evaluación, enseñanza, textos, (relación) escuela-familia-comunidad[1]_/ Por otra parte, los exámenes del programa Ser Bachiller determinan que la educación nacional es deficiente y que hay que transformarla, mucho más en el área rural que en la urbana.  

Para aportar a la solución de los problemas, el Plan de Desarrollo 2017 – 20121 dice que: “A largo plazo, los esfuerzos deben encaminarse a cambiar la especialización productiva y superar la grave heterogeneidad estructural, … se deben analizar las condiciones naturales, de suelo y clima, pero también las variables socio-culturales que posee el país, para generar producción diferenciada del resto del mundo, con lo cual se incentiva y potencia las ventajas comparativas a corto plazo y abre las puertas para la creación de ventajas competitivas a largo plazo. … Va hacia el potenciamiento de las capacidades del talento humano y a incorporar mayor valor agregado a la producción nacional para establecer estándares de calidad que permitan su diferenciación en el mercado nacional e internacional para abrir caminos hacia la producción de nuevos elementos que resulten del fomento a la innovación.”

Tareas del Gobierno actual para el sector son: mejorar la producción, la competitividad y la exportación agropecuaria; apoyar el uso industrial de los productos; controlar el contrabando agropecuario; fijar precios justos de sustentación de algunos productos; desarrollar la agricultura familiar campesina (AFC), “que implica una forma de vida y una realidad cultural, que combina funciones económicas, ambientales, sociales y culturales”. (Ley de Tierras, Art.28). Entre sus características se destacan: la familia es quien administra, gestiona y trabaja en la finca; las prácticas agro-productivas son diversas y muchas de ellas están en procesos de transición hacia una agricultura sustentable; la familia vive en la finca o cerca de la misma y mantiene una relación sociocultural con ese territorio; aportan a la revitalización de saberes ancestrales.

También, en el Marco de Prioridades de País (MPP) de la FAO para el Ecuador, se establece cuatro áreas prioritarias: fortalecer las políticas públicas para incrementar la productividad de forma sostenible; fortalecer esas políticas para garantizar la soberanía alimentaria; fortalecer el marco institucional y jurídico para la gestión de la inocuidad y calidad de los alimentos; contribuir a la consolidación de la política pública ambiental a través de la conservación, valoración y manejo sostenible de la biodiversidad y los recursos naturales. 

Una de las acciones necesarias en el campo es la asociatividad, que puede mejorar el uso del suelo, incrementar la producción y la productividad, lograr homogeneidad de los productos, menores costos, mejores precios, reducción de la cadena de comercialización, emprendimientos artesanales e industriales y hasta exportaciones. Experiencias valiosas hay en muchas partes, pero el 2 de junio de 2018 el diario El Comercio resaltaba las experiencias de cinco redes productivas de Tungurahua en agricultura y ganadería.

También, como sugiere Guido Calderón en El Comercio, “… las pequeñas empresas agrícolas que tienen una calidad superior a la del mercado callejero, pero cantidades inferiores que impiden entrar en las grandes cadenas de supermercados, podrían hacer alianzas con el sector turístico…, para que “customicen” en tamaños pequeños, productos como quesos, vinos, deshidratados, mermeladas, etc; los que permiten fortalecer los sabores locales y la experiencia del turista, que se verá motivado a llevar esos “recuerdos” a su país, donde exhibirá la marca, convirtiéndose en un embajador del sitio visitado.” Eso también genera divisas.

Según la FAO, “Los participantes en la cadena de valor deben estar preparados para afrontar los desafíos de los requisitos variables de los consumidores y de la competencia de mercado. Se debe prestar especial atención a las preocupaciones e intereses de los consumidores por la calidad, la inocuidad, los beneficios saludables, el origen del producto y otras cualidades. Para acceder a mercados de mayor valor, es necesaria cierta capacidad para desarrollar, diferenciar y certificar características específicas del producto. También es necesario mejorar la productividad y la eficiencia. La atención sistemática es un requisito para desarrollar capacidades que desemboquen en la adquisición y utilización de tecnologías que mejoren la productividad. La capacidad de introducir y aplicar técnicas avanzadas para la gestión logística de la cadena de abastecimiento se convertirá cada vez más en un requisito para la competitividad de las agroindustrias que se enfoquen en mercados regionales y globales. [2] _/

Para afrontar los desafíos mencionados por la FAO es fundamental la acción del Estado, desde el exterior proveyendo información sobre las tecnologías y los requisitos necesarios para que los productos accedan a los mercados y desde el interior, para capacitar a todos los integrantes de las cadenas de valor en aspectos y básicos relativos a la asociatividad, la responsabilidad y oportunidad en las entregas de materias primas y productos finales, las opciones de logística óptimas para reducir los daños a los productos, la reacción a los precios internos  y externos, la creación y administración de empresas agroindustriales de exportación.  

Ejemplo interesante de cómo desarrollar un producto agrícola, volverlo producto agroindustrial y llevarlo al mercado mundial es el de Gano Excel. Su fundador investigó en Malasia las cualidades de un hongo para mejorar la salud, mezcló ese producto con el café y el chocolate, de gran consumo mundial, fabricó seis clases de productos que poseen ocho certificaciones, incluida la del Ministerio de Salud Pública del Ecuador, se venden en sobres con excelente presentación; desarrolló un sistema de mercadeo por venta directa que involucra a miles de personas en 73 países y genera muchos millones de dólares por exportaciones. 

ATENCIÓN: El 9 de julio de 2018 iniciaré la publicación, cada 15 días, de boletines extras con un diccionario económico estructurado por mí.


[1] _/ ASTORGA ALFREDO: Interculturales. Diario EL COMERCIO – Quito, Ecuador. Mayo 29 de 2018
[2] _/ FAO: Agroindustrias para el desarrollo. Editado por Carlos A. da Silva, Doyle Baker, Andrew W. Shepherd, Chakib Jenane y Sergio Miranda da Cruz. Roma, 2013.