jueves, 26 de abril de 2018

Boletín 167: LAS BECAS DEL TIEMPO DE VACAS GORDAS


NOTA IMPORTANTE. – Agradezco a todos quienes, de una u otra manera, me felicitaron por cumplir 7 años de difusión de este Boletín.
EL TEMA DE HOY. –  En Venezuela, en el año 1974, llovía el dinero, porque se exportaba más de 3 millones de barriles diarios de petróleo y el precio internacional del barril de crudo, en el mercado internacional, luego de la guerra de los israelíes con los árabes de 1973, subió de 1,80 dólares a 3,50 y luego a lo que sea, pero avanzaba rápidamente a 20, y luego a 25 y 30 dólares. En la cúspide del éxito, llegó a 35 dólares hacia 1980.

El flamante presidente de ese país desde marzo de 1974, Carlos Andrés Pérez, se encontraba  de pronto y sin preparación estatal adecuada, con las arcas fiscales llenas a rebosar, con la cascada de dólares fluyendo y con la posibilidad de hacer una gran transformación económica y social nacional, para que Venezuela ganara posiciones de política internacional y llegara, en poco tiempo más, a ocupar el liderazgo de América Latina, casi siempre en manos del Brasil.

En su Plan de Gobierno, Pérez incluía proyectos estatales de gran significación: petroquímica, siderúrgica, aluminio, hidroeléctricas, plantas de gas, supercarreteras, un ferrocarril que uniera Caracas con Lima por la región amazónica y una gran inversión en el envío de becarios al exterior, a las mejores universidades y politécnicas, con el afán de sentar las bases de un proceso de conversión de Venezuela en potencia económica hacia finales del siglo XX.

Venezuela llevó a cabo muchos de esos proyectos. Tienen su planta petroquímica (PEQUIVEN), la siderúrgica (SIDOR), una central hidroeléctrica de gran magnitud (EL GURI), la planta de aluminio (VENALUM), autopistas de gran calidad y extensión, y obras urbanas como “la araña”, “el pulpo”, “el ciempiés” y el metro, para dar fluidez al tránsito caraqueño, imposible entonces por la enorme cantidad de vehículos en circulación.

Por supuesto, Pérez gozaba de una inmensa popularidad; toda la población aplaudía esas ideas y tenía la certeza de que, con la montaña de dinero originada en el petróleo, el futuro nacional sería de bienestar popular generado por el Estado. La economía crecía, pero solo a base de los hidrocarburos. Arturo Uslar Pietri, un famoso intelectual, había propuesto que “se sembrara el petróleo”, para decir que el país dejara de depender solo del crudo, pero eso no se efectuó.

Con respecto a la formación de profesionales en el exterior, el Programa “Gran Mariscal de Ayacucho”, creado el día 1 de julio de 1975, envió a decenas de miles de jóvenes a estudiar afuera diversas especialidades, con becas de montos mensuales elevados para el promedio latinoamericano, para formarse y acercarle a Venezuela a los niveles científicos y tecnológicos de los países desarrollados. [1]_/

Parece que alguien en el Ecuador copió, literalmente copió, el Plan de Desarrollo venezolano de entonces y lo trasladó al Ecuador de los años 2007 y siguientes, pensando que, con varias décadas de retraso, lo que fue bueno para Venezuela podría serlo para este país.

Lamentablemente, algunas de las condiciones y las reservas de los recursos naturales para desarrollar algunos de esos proyectos no hay en el Ecuador; además, Venezuela en los años setenta no apuntaba hacia el socialismo del siglo XXI; la democracia venezolana funcionaba a su manera, pero permitía que los entes de control cuenten con el marco institucional para evitar (aunque no siempre) los negociados de los encargados de decidir sobre los megaproyectos; había inversores extranjeros que aportaban para financiar parcialmente algunas obras; y, como siempre pasa en los países en donde hay dinamismo, se multiplicaban los agentes financieros nacionales e internacionales, deseosos de prestar plata a los empresarios privados y a las empresas públicas. 

En lo que hace al proyecto Gran Mariscal de Ayacucho, por varios años hubo un efecto positivo en los sectores en los que el Estado tenía capacidad de absorber profesionales; pero, por las erradas políticas del gobierno, no tuvieron el mismo efecto en los sectores privados y la prueba es que Venezuela siguió siendo dependiente del exterior para el abastecimiento de alimentos y muchos productos de consumo no duradero y duradero en la época de las vacas gordas y con mayor razón ahora que el desastre económico es fenomenal.

En el Ecuador también se decidió impulsar la formación profesional de pregrado y posgrado (maestrías y doctorados) en el exterior. 

Como principal antecedente, el artículo 385 de la Constitución del 2008, establece que:
El sistema nacional de ciencia, tecnología, innovación y saberes ancestrales, en el marco del respeto al ambiente, la naturaleza, la vida, las culturas y la soberanía, tendrá como finalidad:
“1. Generar, adaptar y difundir conocimientos científicos y tecnológicos.
- 2. Recuperar, fortalecer y potenciar los saberes ancestrales.
- 3.Desarrollar tecnologías e innovaciones que impulsen la producción nacional, eleven la eficiencia y productividad, mejoren la calidad de vida y contribuyan a la realización del Buen Vivir.”

Por su parte, el artículo 386 de la Constitución, determina que: "El sistema comprenderá programas y políticas, recursos, acciones, e incorporará a instituciones del Estado, universidades y escuelas politécnicas, institutos de investigación públicos y particulares, empresas públicas y privadas, organismos no gubernamentales y personas naturales o jurídicas, en tanto realizar, actividades de investigación, desarrollo tecnológico, innovación
y aquellas ligadas a los saberes ancestrales."

Además, el artículo 387 de esa Norma, establece que: "Será responsabilidad del Estado:

1) Facilitar e impulsar la incorporación a la sociedad del conocimiento para alcanzar los
objetivos del régimen de desarrollo;

2) Promover la generación y producción de conocimiento, fomentar la investigación científica y tecnológica y potenciar los saberes ancestrales, para así contribuir a la realización del Buen Vivir, al sumak kawsay;

3) Asegurar la difusión y el acceso a los conocimientos científicos y tecnológicos, el usufructo de sus conocimientos y hallazgos en el marco de lo establecido en la Constitución y la Ley;

4) Garantizar la libertad de creación e investigación en el marco del respeto a la ética, la naturaleza, el ambiente, y el rescate de los conocimientos ancestrales;

5) Reconocer la condición de investigador de acuerdo con la Ley."
Correa creó la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (SENESCYT), decisión que se publicó en el Registro Oficial No. 298 del 12 de octubre del 2010. Supongo que lo hizo con la mejor voluntad de cambiar para bien la educación superior en el país y de hacer que camine rápido hacia el conocimiento y manejo de aspectos científicos y tecnológicos necesarios para el desarrollo nacional. Más todavía cuando, como en el caso de la Venezuela de los años setenta, empezó a recibir divisas en grandes cantidades por el alza del precio del barril del petróleo en el mercado internacional y confiaba en que las vacas gordas seguirían engordando por muchos años más.

A la SENESCYT, la Ley Orgánica de Educación Superior, artículo 182, la declaró el órgano que tiene por objeto ejercer la rectoría de la política pública de educación superior y coordinar acciones entre la Función Ejecutiva y las instituciones del Sistema de Educación Superior.

De inmediato, en el artículo 183, dicha Ley determinó, entre las funciones de la SENESCYT: … "f) Diseñar, administrar e instrumentar la política de becas del Gobierno para la educación superior ecuatoriana; para lo cual coordinará, en lo que corresponda, con el Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo y Becas"; con el objetivo de preparar profesionales de excelencia en muchas ramas del saber, que luego pudieran regresar al país y, por una parte, aplicar sus conocimientos en las empresas públicas y privadas en las que se desempeñaren y, por otra parte, transmitir sus conocimientos a otras personas, en centros de educación superior que, con su concurso, elevarían sus niveles de formación profesional y de investigación. 

Reza uno de los enunciados de la SENESCYT en el Internet: “El Programa de Becas “UNIVERSIDADES DE EXCELENCIA 2015” … tiene por objetivo conceder becas a las personas naturales en goce de los derechos de ciudadanía ecuatoriana, que deseen formarse en estudios de educación superior en los niveles: técnico o tecnológico, tercer y cuarto nivel en los más prestigiosos centros de educación superior del mundo. Este programa no tiene límite de edad para postular y financia únicamente programas de estudio de un nivel superior al que ya registra el/la postulante en el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior de Ecuador de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación.” [2]_/

Para pesar nacional y disgusto nuestro, este programa de becas no tiene y en el mediano plazo no tendrá los efectos que se espera. Como casi todo lo que hizo el gobierno de Correa, sus resultados son y serán mediocres frente a lo esperado, porque se proyectó para un país dinámico, con diversidad productiva y con megaproyectos estatales que darían cabida a muchos “cerebros” formados en el exterior; pero, se ejecutó con deficiencias y eventualmente corrupción, a tal punto que, según decía en algún momento el actual director de la SENESCYT, favoreció a gente que poseía capacidad financiera para educarse por su cuenta y no a estudiantes de las clases menos adineradas (eventualmente a familiares de los gobernantes).

Ahora bien, esos programas solo tienen sentido si es que el país se desarrolla en el largo plazo, al ritmo necesario para absorber la oferta de profesionales capacitados que viene desde el exterior a poner en práctica sus conocimientos. Si eso no sucede, surgen dos problemas: si los estudiantes deben devengar la beca con su trabajo, se encuentran con que no pueden desarrollar emprendimientos y no hay lugares públicos o privados en los cuales puedan practicar lo que aprendieron, con una remuneración adecuada al esfuerzo realizado y los títulos logrados, se frustran y quedan endeudados; la otra posibilidad, posiblemente la mejor, es que busquen y encuentren en el exterior empresas que los contraten,  paguen el valor de la beca y les den ocupación acorde con su preparación y la posibilidad de progresar rápidamente.

Como todos sabemos, el Ecuador 2018 crece poco y en el mediano plazo no crecerá al ritmo necesario para avanzar hacia el desarrollo; pues, no hay inversiones por falta de seguridad jurídica, no hay producción porque muchas empresas cierran sus puertas por falta de demanda, no hay empleo porque el gobierno se ve obligado a deshacerse de personal y los empresarios privados cada vez son menos; la competitividad es cada día menor.

En consecuencia: ¿a dónde pueden ir los becarios que retornan?
Con razón, el Diario EL COMERCIO del 1 de abril, titula a su editorial principal: “Becas, una ilusión rota” y comenta que: “Más de 20.000 ecuatorianos emprendieron su aventura en maestrías, doctorados, tercer nivel de educación superior. Muchos volvieron, se ubicaron en distintos puestos de trabajo para aprovechar sus conocimientos y pagan con paciencia las becas de alto valor. Muchos otros llegan al país y no obtienen trabajo. La situación se agudiza por cuanto ya estamos en la época de las vacas flacas…”

¿Cuál es el resultado final? Que el país hizo y hace una enorme inversión que se malgasta, ya sea porque los profesionales altamente capacitados tienen que ubicarse en posiciones que poco o nada tienen que ver con sus estudios o deben dedicarse a la docencia, a veces sin las capacidades ni la vocación para hacerlo; o, porque toman nuevos rumbos en el exterior y dejan al país sin los beneficios de su formación.

En este sentido, lo que está pasando en Venezuela es terrible. Miles de profesionales de entre 25 y 45 años (no creo que gente de mayor edad), muchos de ellos preparados con fuerte egreso financiero estatal y también personal y con gran exigencia en universidades de Estados Unidos, Europa u otros continentes, dejan su país y viajan a otros lares, no con el ánimo de trabajar en lo que saben, sino en cualquier cosa, por lo menos en los primeros años, y no solo que no producirán para su país en los años en los que tienen salud y las mejores condiciones intelectuales, sino que gastaron el dinero estatal que se pensaba iba a ser una importante inversión nacional y personal.

En el caso del Ecuador hay que evitar ese problema. La aspiración nacional es que los jóvenes estudiantes que regresan de sus becas encuentren trabajos acordes con sus profesiones y sean bien remunerados, para que devuelvan en conocimiento lo que el país invirtió en ellos; siendo factor fundamental para que eso suceda, que el Gobierno diseñe y practique las políticas de desarrollo imprescindibles para que se efectúen inversiones importantes, se produzca con la mayor eficiencia, se logre una mejor atención de la demanda interna y una expansión dinámica de las exportaciones, para que el empleo y el bienestar de la población crezcan rápidamente.

POR FAVOR, LEA DOS LIBROS ACTUALES: ECONOMÍA INTERNACIONAL Y DE AMÉRICA LATINA, de Luis Luna Osorio y Claudia Marcela Bastidas. Edición 2017. Precio: USD 25 cada ejemplar de 608 páginas y un CD; y, ECUADOR: VISIÓN DE LAS CRISIS 2014 – 2017.


[1] _/ En 1974, fui testigo de la decisión de un becario venezolano, en el ILPES de Naciones Unidas, en Santiago de Chile, que tenía 1.200 dólares mensuales de beca, de entregar a un becario boliviano que recibía desde su país solo 100 dólares, otros 100 dólares para mejorar su situación económica. Conste que en ese tiempo, en Chile, el dólar negro se cotizaba 10 veces por encima del valor del dólar oficial, pero las cuotas mensuales de las becas se recibían al tipo de cambio oficial.
[2] _/ http://programasbecas.educacionsuperior.gob.ec/becas-en-el-exterior/

domingo, 15 de abril de 2018

Boletín 166: LA UNIVERSIDAD ALFREDO PÉREZ GUERRERO


NOTA IMPORTANTE. – Es motivo de satisfacción personal comunicarles que este blog cumple siete años de vida. En este periodo han circulado 166 boletines quincenales, casi sin interrupción, para conocimiento directo y gratuito de más de dos mil receptores por número y su difusión indirecta a muchos más en diversas partes del mundo. También están en circulación dos libros que reúnen los primeros 140 artículos. Creemos que los receptores totales suman cerca de un millón y medio. Ojalá podamos llegar al número 200 y a los 2 millones de lectores. 

Los temas han sido diversos, pero los más abordados han sido aquellos relacionados con la década “ganada” según el expresidente Correa, perdida según muchos analistas, “robada” según miles de personas, de enriquecimiento lícito e ilícito de muchos socios de AP listos a beneficiarse desde las más altas funciones de gobierno y de algunos empresarios que aprovecharon la mejor época financiera del país, para lograr grandes utilidades en negocios legales, aparentemente legales o abiertamente turbios, de los que fueron parte.

LA UNIVERSIDAD ALFREDO PÉREZ GUERRERO (UNAP). – Apenas iniciado el gobierno de Correa, una de sus decisiones más publicitadas fue la de reorganizar el sistema de educación superior. Según su pensamiento, la mayoría de las universidades no era estatal y lo que quería era que cambie la situación reduciendo al mínimo las universidades privadas, porque aspiraba a que todos los niveles educativos, desde el primario al superior, siembren las semillas del Socialismo del Siglo XXI, que debía durar 300 años…

Uno de los argumentos que recibió el aplauso general fue el de que muchas universidades eran “de garaje” y que no cumplían con normas básicas en cuanto a disposición de infraestructura, laboratorios, equipos, muebles y sobre todo, de docentes calificados para dar educación de calidad a sus estudiantes, que por esos vacíos se convertirían después en profesionales sin las bases suficientes para desempeñarse a la altura de las necesidades del desarrollo nacional.

El Mandato 14 de la Asamblea Constituyente, expedido en julio de 2008, obligó al Consejo Nacional de Educación Superior, a evaluar a todas las universidades del país y a pronunciarse sobre su situación académica y jurídica, con el propósito de satisfacer el deseo presidencial. Esa Asamblea no tenía fundamento para ordenar la evaluación de las universidades y politécnicas. Como decía el Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Guayaquil: “La Asamblea Constituyente viene haciendo en algunos casos un uso equivocado de los “mandatos constituyentes” al utilizarlos para reformar leyes, pues tal propósito no corresponde al objetivo de los mandatos que, según su propio Reglamento, es el de facilitar el ejercicio de sus plenos poderes.” [1]_/

En el fondo, lo que se buscaba era, como en otros muchos sectores, que el Estado cope las universidades y que el presidente de la República oriente ideológicamente la educación superior, sin considerar que las universidades se llaman así en todo el mundo, porque deben acoger el pensamiento universal, provenga de cualquier ideología política, teoría económica o visión social, justamente para en el crisol del debate abierto y democrático, encontrar las mejores soluciones a los problemas vigentes, no solo en el país sino en la Tierra.

La evaluación solicitada produjo lo que se esperaba. Muchas universidades fueron cerradas porque la evaluación les fue negativa. Obviamente, la mayoría era de universidades privadas y algunas eran estatales. La evaluación y las decisiones posteriores del Ejecutivo justificaban en algunos casos el cierre de ciertos establecimientos, pero en otros casos no lo hacían, porque las bases de evaluación no eran las más apropiadas. Algunos de los afectados incluso dijeron, en su momento, que, si hubieran hecho aportes económicos al partido de gobierno o a los bolsillos de algunas autoridades, no les hubieran cerrado sus universidades.

La Universidad Alfredo Pérez Guerrero (UNAP) fue cerrada injustamente. Con ella colaboré algún tiempo como docente invitado, no de planta, y constaté que era bien llevada, cumplía sus funciones atendiendo las exigencias para cada carrera profesional y progresaba cada año, en número de alumnos y prestigio, porque no solo formaba a sus estudiantes, sino que investigaba y participaba en actividades sociales. Sus autoridades estaban diariamente atentas para mejorar su funcionamiento y cumplir con su visión, misión y objetivos de la mejor manera.

En el transcurso de este mes, quien fuera Rector del indicado centro de educación superior, doctor Jorge Enríquez Páez, pondrá en circulación un libro titulado “LA VERDAD”. Lo recibí hace pocos días y basado en él quiero documentar mi apreciación positiva anterior.

El libro del doctor Páez contiene una síntesis histórica de lo que fue e hizo la UNAP, un comentario sobre la evaluación e intervención oficiales, una detallada mención a los atropellos, violaciones jurídicas y alteraciones de datos en las evaluaciones efectuadas por el CEACES, anteriormente CONEA, más algunos anexos que destacan ciertas actividades de la UNAP, como la suscripción de convenios con otros centros de estudio para desarrollar sinergias o su incorporación a organizaciones internacionales de universidades para desarrollar tecnologías.

Para los efectos de este boletín, conviene destacar algunas afirmaciones constantes en el libro:

La UNAP tuvo sus raíces en el Instituto Tecnológico Americano, creado en 1990. El Congreso Nacional expidió su Ley Constitutiva el 12 de diciembre de 2000, que fue promulgada en el Registro Oficial 244 del 15 de enero de 2001. Era una entidad privada y en la ley se decía expresamente que “… no recibirá asignación alguna proveniente del Estado”.

Las carreras profesionales que tenía eran: Gerencia de empresas, con mención en Marketing, Finanzas y Negocios internacionales; Sistemas informáticos y Networking; Administración de empresas turísticas, Derecho, Diseño digital y Multimedia, Educación Parvularia, Comunicación social. Contaba con una extensión en Gualaceo.

El equipamiento de la UNAP para los fines que perseguía era suficiente. Un campus bien ubicado, con edificios, laboratorios, aulas, equipos y muebles modernos; pero, pensando en el futuro, estaba en proceso un proyecto de campus en otro lugar de Quito, para albergar nuevas carreras, más alumnos y más compromiso con la sociedad.  No era universidad “de garaje”.  

Durante los 10 años de su existencia, los cientos de estudiantes que matriculó tuvieron la posibilidad de evaluar periódicamente a los docentes. El 90% del alumnado lo hizo y las calificaciones para los profesores estuvieron por sobre 88/100.  

La UNAP publicó muchos libros de autores nacionales, en algunos casos para recuperar textos olvidados pero valiosos y, en otros casos, para colaborar con autores de temas de indudable trascendencia nacional. Mi libro: ECUADOR: Proyección 2020, de 800 páginas, en el que ya anunciaba que el país iría al descalabro actual, lo auspició la UNAP en el año 2010. En ese libro se mencionan varios de los necesarios cambios en la Constitución del 2008, que sugiero para evitar que el país aplique el Socialismo del Siglo XXI y fracase en la búsqueda del “buen vivir”.

De otro lado, efectuó una investigación que le significó reconocimiento internacional, en relación con las orquídeas, que dio importante resultado relativo a la orquídea “Drácula”.
Por supuesto, efectuó muchos actos y labores reconocidos por la sociedad, al punto que, en el quinto aniversario de la entidad, el Congreso Nacional le hizo un reconocimiento público. Además, como se observa en el libro, muchas personalidades de diferentes corrientes ideológicas e intelectuales de gran prestancia apoyaron las tareas de la UNAP o las reconocieron en diversos medios de comunicación radiales y periodísticos.
Nada de eso se tomó en cuenta y el 12 de abril de 2012 “asaltaron la Universidad resguardados por las sombras de la noche y la Policía Nacional, la cerraron y confiscaron sus bienes”. [2]_/

El artículo 323 de la Constitución prohíbe toda forma de confiscación y eso es lo que se dispuso, cuando a los promotores de las universidades se les quitó su patrimonio para distribuirlo a entidades públicas, basándose en el artículo 41 de la LOES, cuya constitucionalidad fue demandada ante la Corte Constitucional.

¿Qué ha pasado desde entonces y que las autoridades respectivas deberían averiguar?
Se produjeron graves errores: violaciones jurídicas, adulteraciones de datos, faltas de comunicación, daños a los estudiantes y profesionales, además de perjuicios a la sociedad.
Las violaciones jurídicas, según lo que consta en el libro La Verdad, comprende actos de inconstitucionalidad, como el de reformar la Ley de Educación Superior con un reglamento, lo cual no puede suceder porque la Constitución señala el orden jerárquico de las normas nacionales y la Ley prevalece sobre los reglamentos; no comunicar oportunamente sobre el proceso de evaluación a los rectores de las universidades que iban a ser evaluadas, sobre el inicio del proceso respectivo, afectando a sus derechos de defensa; determinar que matricular alumnos en primer semestre era iniciar programas nuevos, cuando lo que se hacía era continuar con los programas pre-existentes y legalmente autorizados; la emisión de las resoluciones de suspensión de las universidades cerradas sin que el reglamento respectivo esté aprobado por el órgano estatal correspondiente; el cambio de los parámetros de evaluación a medio camino de esa actividad, afectando el principio de la seguridad jurídica sobre los resultados; la ignorancia de la solicitud de apelación a las conclusiones de la evaluación; etc.

La UNAP, es posible que también todas las otras universidades, nunca supo cómo se procesó la información que se entregó a los comisionados para recibirla, tampoco supo qué datos ingresaron al modelo configurado por el CEAACES para la evaluación, sus directivos nunca recibieron comunicación alguna sobre el informe final, “para tener derecho a asumir conocimiento, analizarlo, y acogerlo al derecho de ampliación, apelación, revisión, consagrados en la Constitución de la República del Ecuador, a su debido y oportuno tiempo.” [3]_/

La UNAP, luego de conocer a destiempo el documento “… y después de analizarlo detenidamente, llegó a la conclusión técnica y demostrable de: ADULTERACIÓN DE LA INFORMACIÓN QUE INGRESÓ AL MODELO, y generó obviamente los resultados falsos que desdicen de la realidad del IES.” [4]_/

Cerrada la UNAP, se nombró un interventor, para que se haga cargo de solucionar los problemas que quedaban pendientes y el Estado tomó a su cargo los activos, pasivos y patrimonio institucional. El interventor del primer momento ha sido reemplazado varias veces por otras personas; pero, lo realmente preocupante y que debería llamar la atención de las autoridades de la educación superior, de la Contraloría y de la Fiscalía, es que hasta la fecha no se sabe el destino que han tenido muchos de los bienes y la administración en general ha sido deficiente, pues al parecer muchos bienes se entregaron a otras entidades, otros están destruidos y algunos desaparecieron, sin que nadie dé cuenta de los mismos.

Lo que ha pasado con la UNAP ha sucedido por igual con otras universidades y escuelas politécnicas cuyos edificios sirven ahora a las universidades estatales o a otros organismos públicos, cuyos laboratorios y equipos también fueron entregados a diversos establecimientos; pero que, en ciertos casos, como pianos, automóviles, cuadros famosos, libros valiosos, no aparecen o, dicen sus antiguos dueños, saben donde están, pero no son entes del Estado.

La publicidad gubernamental fue masiva y hasta convincente en el sentido de que se había hecho un bien al país y que el sistema de educación superior se había desecho del lastre y que saldría adelante con el impulso que le iban a dar cuatro importantes nuevas universidades estatales y las que quedaban en las mejores categorías luego de la evaluación.

Pero, la realidad es que Yachay, la estrella universitaria imaginada e impulsada por Correa con millones de dólares, no da los resultados esperados y ha sido sujeto de numerosas irregularidades en su construcción y desarrollo académico; se agotaron los recursos financieros para atender debidamente a las universidades públicas. En 2013 y los años siguientes, miles de


estudiantes universitarios quedaron fuera de la posibilidad de estudiar, no en las universidades “de garaje”, sino en aquellas que fueron injustamente cerradas, seguramente por razones ideológicas y políticas o por enemistades (se comentaba que una de las más importantes del país estuvo a punto de ser cerrada por ese motivo, obviamente presentando otros justificativos) y el balance general de la famosa evaluación y de las acciones posteriores de las autoridades ha sido negativo, como lo expresan varios expertos en educación superior y como lo reconoce el gobierno actual, cuando se ha apresurado a corregir problemas como el de la falta de cupos en las universidades del Estado, para atender la enorme demanda insatisfecha de los jóvenes bachilleres que quieren tener una formación profesional.

POR FAVOR, LEA DOS LIBROS ACTUALES: ECONOMÍA INTERNACIONAL Y DE AMÉRICA LATINA, de Luis Luna Osorio y Claudia Marcela Bastidas. Edición 2017. Precio: USD 25 cada ejemplar de 608 páginas y un CD; y, ECUADOR: VISIÓN DE LAS CRISIS 2014 – 2017.


[1] _/ http://www.eluniverso.com/2008/04/28/0001/21/0BDCEC9982294AA3962CDE2192FB10C8.html. Además, en el orden jurídico nacional no existe como norma legal el “Mandato” en la Constitución anterior y no lo hay en la actual.
[2] :/ ENRÍQUEZ PÁEZ JORGE: La Verdad. 2018. Quito, Ecuador.
[3] _/ Ibid. Página 149.
[4] _/ Ibid, Página 149. IES = Institución de Educación Superior

martes, 3 de abril de 2018

Boletín 165: LA INNOVACIÓN EN LAS EMPRESAS


Hace exactamente un mes, la Revista LÍDERES del diario EL COMERCIO de Quito, publicó un artículo titulado: La innovación gana espacio en el organigrama de las empresas. Ese artículo motiva este, que utiliza datos importantes y eventualmente conceptos incorporados en la revista citada, pero que, obviamente, tiene el enfoque del autor de este blog.

El mundo está globalizado. Es un lugar común decir que lo que pasa en un sitio de la Tierra afecta de algún modo a lo que pasa en todo el planeta, que cada vez es más pequeño para el hombre, porque la tecnología ha logrado ese resultado, en los últimos 100 años y hasta menos. En efecto, gran parte de los equipos que hoy utilizamos en la vida diaria no existían a mediados del siglo XX, eran todavía elementales o estaban en los inventarios secretos de las potencias.

Hay dos razones fundamentales para que eso haya sucedido: una es la capacidad de inventar que se ha multiplicado en el mundo, especialmente en los países desarrollados, por aquello de la bola de nieve que significa la acumulación y multiplicación de los conocimientos; otra es la capacidad de innovar, es decir de mejorar lo que ya existe, que, así mismo, ha crecido de manera exponencial, para transformar positivamente diversos productos en beneficio de la humanidad: el telégrafo en el teléfono fijo, éste en el celular, el celular en el equipo multipropósito que ahora tenemos; la fotografía en blanco y negro en la fotografía a colores; la fotografía en blanco y negro en la película en blanco y negro sin sonido; el cine mudo en el cine hablado, el cine en blanco y negro en las películas a colores, las películas a colores en los DVD y luego en los CD; el fax en el Internet y así, millones de ejemplos que sorprenden todos los días.

La innovación consiste en mejorar algo existente y puede producirse en cualquier ámbito de las actividades humanas. En el pasado fue lenta y por siglos tuvo pocos resultados interesantes. Pero desde la primera revolución industrial ha ido ganando dinamismo, hasta el punto de que los productos que duraban décadas ahora se desechan en uno o dos años, por obsoletos. [1]_/
La primera revolución industrial (Inglaterra 1786), llevó cambios radicales a los medios de producción, al incorporar instrumentos mecánicos de tracción -hidráulicos y a vapor- el telar mecánico y la locomotora. [2]_/
Entre 1870 y la Primera Guerra Mundial ocurrió la segunda revolución en Inglaterra, Europa Occidental, EEUU y Japón, siendo desarrollados la electricidad, el bombillo eléctrico, el radio trasmisor, el automóvil de combustión interna e iniciadas muchas industrias.
La tercera, la revolución de los elementos inteligentes, surgió en los últimos 50 años del siglo XX e impulsó la aviación, la era espacial, la energía atómica, la cibernética, los ordenadores personales y la tecnología de la información para automatizar la producción, el Internet.

La cuarta revolución es descrita como la aplicación del Internet a la industria en el manejo de los productos, usándose la digitalización, la Tecnología de la Información (TI), y dispositivos inteligentes, conectando redes, comunicando máquinas, adaptando servicios a los clientes en cualquier parte del mundo. Naciones Unidas informó que existen 3.200 millones de usuarios Internet. Es la era de la innovación, utilizando tecnología de última generación, que está transformando la forma de producir, distribuir y consumir bienes/servicios. Y la logística y suministro de productos basada en: impresión en 3D, robotización en producción y almacenamiento y distribución con drones.

Las revoluciones industriales han incluido progresos significativos en la ciencia, agricultura, ganadería, industria, finanzas, mega proyectos, y han generado eventos que han cambiado el estilo de vida y forma de trabajo de las comunidades. En el campo fueron destruidas reservas ecológicas, y miles de personas acabaron despojadas de sus tierras y forzadas a vivir en ciudades con industrias desconocidas.

Como resultado, en los próximos 5 años se perderán 7.1 millones de puestos de trabajo en las 15 economías más grandes del planeta, y surgirán 2 millones de plazas especializadas, que requerirán habilidades diferentes. En distintos sectores se acentuará el desplazamiento de trabajadores por dispositivos inteligentes, en particular en salud, energía y finanzas.
Desde luego, cunde la preocupación por la falta de empleos de baja calidad que habrá cuando los robots hagan muchas cosas que ahora hacen los trabajadores con poca o mediana calificación. Por lo previsto, ya no habrá taxistas, recepcionistas de hoteles, docentes de determinadas materias, telefonistas, secretarias, fotógrafos, cajeros de supermercados, oficiales de migración, policías en el número que ahora existe, etc. Como señala Roberto Savio, de IPS: “En Estados Unidos, según el Instituto de Investigación ABI, la cantidad de robots industriales aumentará en el 300% en menos de una década”.  [3]_/
Las primeras revoluciones industriales se produjeron como efecto del trabajo generalmente individual, a veces solitario y hasta combatido, de inventores que produjeron el barco de vapor, el ferrocarril, el automóvil, el telar, la máquina de coser, la máquina fotográfica en blanco y negro y a colores, el telégrafo, los rayos X, la aspirina y decenas de otros bienes.
Las otras dos revoluciones han sido el resultado del trabajo de equipos interdisciplinarios que han contado cada vez con maquinarias más sofisticadas para su trabajo investigativo. De sus labores han surgido: barcos portacontenedores, grandes aviones para vuelos intercontinentales, trenes super rápidos, autos eléctricos, la tarjeta de crédito, la fotocopiadora, la videocasetera, la bomba de hidrógeno, el cinemascopio, la primera central nuclear para producir electricidad, la fertilización in vitro, las naves espaciales, los anticonceptivos orales, muchos productos derivados de la actividad espacial. También la televisión, la fibra óptica, los satélites, el teléfono celular, la tecnología digital, el código de barras, la tomografía axial computarizada y otras.

En el siglo actual se espera que continúe la revolución industrial, que nos acercará a inventos tales como: robots inteligentes capaces de actuar autónomamente, autos sin chofer, autos voladores, transportador aéreo unipersonal, computadoras veloces muy superiores a las disponibles, cientos de productos químicos nuevos, naves espaciales turísticas, aparatos médicos en miniatura capaces de curar células enfermas, armas capaces de evadir todo control por radar, sistemas de comunicación visual ultra veloces y de altísima definición, aviones de gran capacidad de carga y autonomía de vuelo; además, teléfonos con gran capacidad de comunicación, almacenamiento de datos y variedad de servicios; repuestos orgánicos para partes del cuerpo humano, sistemas de traducción inmediata a cualquier idioma, tejidos textiles blindados, plásticos y concretos inteligentes para graduar temperaturas y dar luminosidad.

Para esto y mucho más, todos los días el mundo despierta con afán de innovación, que ya no es un patrimonio exclusivo de los países desarrollados, sino que también puede ser ejercitado en los demás países, aun cuando con serias limitaciones de acción, las principales de las cuales son la falta de capitales, los insuficientes recursos humanos capaces de innovar, el desinterés del Estado por apoyar la innovación;  y, la actitud negativa de los accionistas, de los directores y a veces hasta de los gerentes de las empresas, con respecto a modificar los métodos tradicionales de acción, sobre todo en las empresas familiares, que son la gran mayoría.  

La poca capacidad de innovación de los países subdesarrollados se refleja en las cifras de inventos para los cuales se solicita registro de propiedad intelectual en el mundo. La Oficina Estatal de Propiedad Intelectual (SIPO) de China recibió en 2016 el número total mundial más alto de solicitudes de patente: la cifra récord de 1,3 millones. Le siguieron: la Oficina de Patentes y Marcas de los EE.UU. (USPTO) (605.571), la Oficina Japonesa de Patentes (JPO) (318.381), la Oficina Surcoreana de Propiedad Intelectual (KIPO) (208.830) y la Oficina Europea de Patentes (OEP) (159.358). En cuanto a las cifras per cápita, el número de solicitudes de patente presentadas en China se ubicó detrás del de Alemania, los EE.UU., el Japón, Sur Corea.[4]_/

Correspondió a las principales cinco oficinas el 84% del total mundial. Entre las principales cinco oficinas, se observó: China (+21,5%) y los EE.UU. (+2,7%) un aumento en la presentación de solicitudes, mientras que la OEP (-0,4%), el Japón (-0,1%) y la República de Corea (-2,3%) recibieron en 2016 un número inferior de solicitudes que en 2015 También figuraron entre las principales 10 oficinas: Alemania (67.899), la India (45.057), la Federación de Rusia (41.587), el Canadá (34.745) y Australia (28.394).

Lamentablemente, América Latina no consta entre las principales regiones inventoras e innovadoras. Por la misma vía de los registros de propiedad intelectual, se puede conocer que los tres países más importantes de la región en innovación 2017 son: Chile, en el puesto 46 de la clasificación mundial respectiva, Costa Rica en el puesto 53 y México en el 58. Brasil, que se supone en uno de los países más desarrollados de América del Sur, consta rezagado, en la lista que proporciona la Organización de Naciones Unidas para la Propiedad Intelectual (OMPI).

Volviendo al tema en Ecuador, según la investigación de la empresa Deloitte a que hace referencia la Revista LÍDERES, los empresarios ecuatorianos consultados dicen que innovación para las empresas es, en orden de importancia: desarrollar nuevos productos y servicios (27%), mejorar productos y procesos (21%), penetrar en los mercados (16%), desarrollar proyectos científicos (11%), generar propiedad intelectual, (9%), trabajar con universidades (8%) y cooperar con entidades científicas (5%).

Las razones para innovar serían, de la más a la menos importante, las siguientes: diferenciarse del competidor (24%), satisfacer al consumidor (20%), crecimiento de la empresa (19%), ingresar a nuevos mercados (16%); y, con valores menores al 10%, mejorar márgenes de utilidad, generar un impacto ambiental positivo, desarrollar la cultura organizacional, lograr ventajas financieras y otros aspectos.

Los principales obstáculos para la innovación que se mencionan, también en orden de importancia, son: dificultad de liberar tiempo dentro de la administración del negocio (20%), la compleja normativa legal (19%), la falta de recurso humano capacitado (16%), con igual porcentaje, la falta de recursos a nivel organizacional, incertidumbre de lo que pueda traer para la organización (13%), inconvenientes para atraer los fondos necesarios (11%), falta de infraestructura (10%), poca generación de buenas ideas (8%), otros (6%).
Desde mi punto de vista, uno de los problemas centrales del Ecuador es la falta de los triángulos virtuosos formados por el Estado, las empresas y las universidades, para desarrollar la invención y la innovación en aquellos ámbitos de interés, especialmente el agropecuario, el agroindustrial, el minero, la metalmecánica, el turismo ecológico, otros servicios modernos.

El Estado apenas asigna recursos financieros a la investigación y su uso es deficiente, porque no se marcan prioridades y se siguen líneas de acción o modas provenientes de otros países, sugeridas y hasta financiadas por ellos. Esto se agravará en los años siguientes, cuando el gobierno central piense que sus prioridades serán pagar la cuantiosa deuda pública heredada y conseguida; y, haciendo esfuerzo, pagar parcialmente la deuda social, con algo de lo ofrecido en la campaña presidencial, para vivienda y atención a discapacitados.

Las pocas empresas grandes del país, que podrían asignar recursos financieros a la investigación, piensan en su mayoría que esa tarea es del Estado o significa un gasto y no la realizan, o la efectúan austeramente. De otro lado, desconfían de las universidades, porque buscan resultados en el corto plazo y ya se sabe que la investigación es una tarea de largo aliento, cuyos resultados a veces no llegan a darse o tardan décadas en lograrse, incluso en los países desarrollados. 

Las universidades carecen de capitales propios y en general no cuentan con asignaciones estatales o privadas para sus actividades de investigación. Muy pocas cuentan con personal, recursos financieros y equipos de trabajo que puedan dedicarse a tiempo completo a investigar para llegar a producir inventos o innovaciones.

Por eso es que varias veces he manifestado que para el país es básica la formación de clusters, que desarrollen sinergias entre sus participantes, para lograr la innovación, por ejemplo, en la producción, procesamiento y exportación de los principales productos agropecuarios de la Costa. El camarón es una muestra de lo exitoso que puede llegar a ser un cluster, que ha permitido que se incorpore valor agregado al producto, de manera que los laboratorios de larvas, las piscinas, las empacadoras y las exportadoras han innovado y mejorado en mucho la competitividad del producto núcleo, al punto que ahora es el de mayor exportación nacional, por encima del banano.

POR FAVOR, LEA DOS LIBROS ACTUALES: ECONOMÍA INTERNACIONAL Y DE AMÉRICA LATINA, de Luis Luna Osorio y Claudia Marcela Bastidas. Edición 2017. Precio: USD 25 cada ejemplar de 608 páginas y un CD; y, ECUADOR: VISIÓN DE LAS CRISIS 2014 – 2017.


[1] _/ La obsolescencia de un producto se da porque aparece otro de mejores características, que lo sustituye.
[2] _/ Este párrafo y los 5 siguientes tienen por fuente: https://confidencial.com.ni/las-cuatro-revoluciones-industriales-y-el-progreso/
[3] _/ Diario EL COMERCIO DE Quito, del 28 de febrero de 2018.
[4] _/ La fuente de este y los dos párrafos siguientes es:  http://www.wipo.int/pressroom/es/articles/2017/article_0013.html