miércoles, 25 de diciembre de 2019

Boletín 207: PERSPECTIVAS DEL ECUADOR 2020


Estamos a punto de terminar el 2019, año aciago para el Ecuador, porque en él se dio una de las demostraciones históricas más fuertes de la incapacidad de las autoridades y de los organizadores de un paro nacional para frenar el vandalismo, generado por quienes aspiran a retomar el poder para seguir impunemente haciendo de las suyas, por aquellos que buscan la menor oportunidad de adueñarse de lo ajeno y por los anarquistas. Las consecuencias de ese octubre catastrófico se las siente y se las seguirá sintiendo por mucho tiempo, porque generaron recelos en todo el pueblo y abrieron heridas que será difícil cicatrizar en los años que vienen.

Las luchas del gobierno, de las que ha salido triunfante, pero debilitado y muy golpeado, han sido varias: la primera, por mantenerse en el poder frente a la arremetida de grupos interesados en que termine su accionar, que incluso pedían públicamente  a las fuerzas armadas y la policía que desobedezcan al régimen o que solicitaban a la Asamblea que vaya hacia la muerte cruzada; la segunda, por lograr que la economía no se vaya al precipicio y se tenga, aunque lejana, una luz en el túnel, que permita avizorar un cambio desde el retroceso hacia la marcha con algún dinamismo; la tercera, para hacer que los problemas sociales no se agudicen más y generen protestas masivas; la cuarta, para mejorar la imagen internacional, deteriorada terriblemente en la década ganada por Correa y los suyos y perdida para el país.

En mayo de 2019 el ministro de Economía y Finanzas presentó el “Plan de Acción para el Fortalecimiento de las Finanzas Públicas”, que según dijo: “… era una hoja de ruta y de acciones encaminadas a modernizar la gestión de las finanzas públicas, con la seriedad y solidez de la gestión imprescindible para generar prosperidad para los ecuatorianos”.

El documento, dijo el ministro, incluye cambios estructurales para fortalecer la gestión en  los componentes de la programación fiscal, el ciclo presupuestario, el manejo de tesorería y la aplicación de reglas fiscales claras, planificadas y previsibles en el mediano y largo plazos. De forma complementaria, establece la elaboración de una propuesta de reformas legales relacionadas con las finanzas públicas, que incluirán aportes e iniciativas en marcha de actores relevantes de la sociedad. 

Además, señaló Martínez que se fortalece el rol del MEF como ente rector para cumplir con los objetivos del Plan de Prosperidad, preservando un entorno macroeconómico sostenible y protegiendo el sistema de dolarización. Como ejemplo de la importancia de este Plan de Acción, los próximos presupuestos generales del Estado serán construidos y ejecutados bajo modernas prácticas y con una visión de mediano y largo plazos, aspectos que deberán ser replicados en todo el ámbito del Sector Público No Financiero, garantizando un amplio acceso a la información fiscal y conocimiento por parte de la ciudadanía del uso de los recursos.

Uno de los objetivos prioritarios del Plan era determinar una estrategia para honrar
las deudas con los proveedores del Estado, actores relevantes para el trabajo de
las instituciones públicas.

El ministro indicó que el diseño y ejecución de estas acciones son una muestra de que el país continúa de manera responsable y seria por la dirección correcta. Dijo: “Estamos recuperando la economía, cumpliendo con los objetivos marcados por el Plan de Prosperidad y modernizando los instrumentos y procedimientos para fortalecer la transparencia y la sostenibilidad de las finanzas públicas en beneficio de todos los ecuatorianos”.

A través del Plan de Prosperidad, manifestó el ministro, se ejecuta una serie de acciones que han originado avances significativos en sus cuatros pilares: Sostenibilidad fiscal y estabilidad monetaria, Empleo y reactivación productiva, Igualdad de oportunidades y protección social y transparencia, Manejo eficiente de los recursos públicos.

Ese Plan tuvo varias críticas, especialmente del Observatorio de la Política Fiscal, en el sentido de que no era un plan y que tampoco apuntaba a la prosperidad nacional, porque muchas de las acciones que debían incluirse no aparecían por ninguna parte, los datos de base eran diferentes a los presentados poco tiempo antes a inversionistas extranjeros, no había objetivos de desarrollo claros, ni a mediano ni a largo plazo.

Hemos llegado a fines de diciembre 2019 y sabemos que, en lo político la situación es harto complicada, porque hay una espada de Damocles que pende sobre la tranquilidad nacional; en lo económico se ha logrado un muy importante acuerdo con los organismos multilaterales de crédito y especialmente con el Fondo Monetario Internacional, para recibir no solo recursos monetarios por más de 10 mil millones de dólares, sino un espaldarazo que ayudará a mejorar la visión financiera externa del país; en lo social, los indicadores se deterioran, pero no con la velocidad que podían haber tenido si se descalabraban las finanzas públicas; en lo internacional, se ha mejorado la imagen frente a los gobiernos y algunos prestamistas, pero no se tiene todavía la respuesta importante de los inversionistas privados, por falta de seguridad jurídica.

Las finanzas públicas siguen siendo un problema crucial. No se pudo eliminar los subsidios a los combustibles, eventualmente por culpa del propio gobierno, que no justificó masiva y oportunamente la medida y no preparó a la población para el alza de precios que iba a darse, lo que facilitó la tarea de los opositores y dio cabida a las movilizaciones “pacíficas” en todo el país; se entregó a la Asamblea un proyecto de ley de 440 artículos, inmanejable para los asambleístas, sobre todo para los que no tienen formación financiera y cuentan con asesores buenos para las maniobras políticas, pero no para los números, por lo que el proyecto fue al archivo; y, al final del camino, si el PIB crece lo hará a paso de tortuga, el déficit fiscal seguirá elevado y las deudas seguirán creciendo, porque la recuperación tributaria calculada es mucho menor a lo que se necesita y el gobierno no hace el esfuerzo necesario por reducir el gasto.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que el producto interno bruto (PIB) del Ecuador se contraerá en 0.5 % el 2019 y crecerá en 0.5 % en el 2020. Eso significa que el país marcha en su propio terreno en la economía global, pero que deteriora el nivel per cápita, porque la población crecerá en los dos años en total más del 2 por ciento. De otro lado, el Fondo calcula una tasa de desempleo del 4.3 % para este año y 4.7 % para 2020, lo que supone una elevación con respecto a 2018, cuando fue de 3,7 %. Sin embargo, las estimaciones de crecimiento y empleo no tienen en cuenta los efectos del paro nacional de octubre, que provocaron una pérdida de más de 2.400 millones de dólares constantes de 2007 en la economía. Tampoco consideran la incidencia del masivo ingreso de mano de obra venezolana al mercado de trabajo, que afecta a la ocupación tanto en el número de plazas, como en los niveles salariales promedio. Además, hasta octubre de 2019 las cifras indican que no habrá una variación sustancial en el total de las exportaciones entre este año y el anterior, que seguirán en alrededor de 21.500 millones de dólares y que la mejoría en los ingresos por productos primarios se verá reducida en parte por las menores exportaciones de productos industrializados.

El año 2020 tendrá la particularidad de que será un año electoral y eso traerá varias consecuencias, entre ellas el natural desgaste de la capacidad de acción del gobierno, porque está de salida. Otra consecuencia será la multiplicidad de ofertas de los miles de interesados en salvar al país y las acusaciones de incapacidad e indolencia para el gobierno saliente, tomando en cuenta que los principales precandidatos han manifestado en múltiples ocasiones su total oposición a nueva carga tributaria y la necesidad del mejoramiento del empleo y el bienestar general, argumentando que lo que conviene es una administración mucho mejor de los fondos públicos y la mayor participación del sector privado en la actividad económica.

La Proforma presupuestaria del 2020 suma 35.499 millones de dólares, con un recorte de 600 millones en el gasto público con respecto al 2019, que reduce la inversión y no el gasto. El precio del barril de petróleo se estima en 51,30 dólares en promedio para el año. La inflación prevista es de 0,84%, lo que significa que los precios de los bienes y servicios se mantendrán prácticamente estables. En los ingresos el Gobierno incluyó 2 000 millones de dólares por monetización de activos (traspaso de bienes públicos al sector privado, aunque no necesariamente por venta, sino por alianzas púbico – privadas). Entre esos activos están Sopladora, CNT y Banco del Pacífico. También se destinarán 1 400 millones de dólares para cubrir el aporte del 40% que debe hacer el Estado al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Para las transferencias que obliga la Ley amazónica se incluyen 338 millones de dólares. Si hay ahorros, se destinarán a aumentar el monto que se destina a bonos sociales.

Más de la cuarta parte del PGE se destina a la burocracia. El gobierno alega que la mayor parte del gasto corresponde a salud, educación y seguridad, pero ya se comprobó que, por ejemplo, en el Ministerio de Salud había más abogados que médicos … y en educación, al parecer, hay muchos bachilleres que son directores de escuelas y colegios, lo que significa que hay que mejorar la calidad del gasto en esos sectores, reconocidos como prioritarios, pero mal tratados en los años 2007 – 2017 y en los cuales se ha hecho poco posteriormente. De otro lado, hay que considerar el exceso de viceministros, subsecretarios y asesores, las embajadas poco o nada necesarias, los numerosos funcionarios de esas y otras representaciones diplomáticas. Sobre todo, hay que actuar en las “petros”, donde se dice que hay varios miles de funcionarios bien pagados, pero innecesarios, que suman cientos de millones de dólares en sueldos.

Una suma muy importante será para pagar intereses y principal de las deudas del Estado. Ello exigirá varios miles de millones de dólares, equivalentes a otra tercera parte o más del PGE.

Del Presupuesto, 4 000 millones serán para la compra de derivados y otros miles de millones para los otros subsidios,  que podrían incluso tener un valor mayor que este año. Con respecto a los combustibles, el gobierno ha dicho que racionalizará los precios de las gasolinas extra y eco país y que está analizando la focalización del precio del diésel. Lo primero prevé un ingreso importante a las arcas fiscales, de 650 millones de dólares, que ojalá la ciudadanía acepte sin mayor problema; lo segundo es improbable, pero necesario. No se debe seguir facilitando negocios turbios de los contrabandistas y los narcotraficantes, pero sí se debe cuidar el bolsillo de quienes necesitan ese combustible para producir y para el transporte y finalmente, para los consumidores finales. Los otros subsidios deben dirigirse solo a quienes los necesitan y no están en capacidad de trabajar. Buena parte de tales subsidios podría convertirse en crédito a muy largo plazo y tasas bajas de interés, para que la gente tome conciencia de que no se debe depender del Estado y que hay que trabajar.   

Otra particularidad será la de que el PGE de 2020 seguirá vigente hasta avanzado el 2021, debido al cambio de gobierno, lo que en unos casos será positivo y en otros tendrá rasgos negativos. En los próximos meses se verá la capacidad del gobierno para actuar y, como dijo hace días el presidente Moreno, dar sorpresas positivas.

Algo que será de mucha importancia será la definición gubernamental sobre la llamada “monetización” de algunos proyectos y servicios públicos, porque en el PGE consta una partida de 2 mil millones de dólares de ingresos fiscales por ese concepto y si no hay esos recursos la situación será más complicada y abultará el déficit fiscal.

Algunas acciones gubernamentales necesarias para el 2020 deberían ser:

Proponer cambios constitucionales que den seguridad jurídica a los inversores privados que, sin ellos, no vendrán pese a los viajes frecuentes del presidente y los ministros a invitarlos.  

Garantizar que las elecciones para presidente de la República y otras responsabilidades no tendrán el menor atisbo de fraude y respetar la voluntad ciudadana.

Cumplir la oferta relativa a la cirugía mayor a la corrupción y proponer a la Asamblea normas que eviten que se repita el aparecimiento de mafias al más alto nivel del Estado. Recuperar algo importante del dinero mal habido de los ladrones de cuello blanco.

Cumplir los compromisos asumidos con el FMI y los otros organismos multilaterales, para que fluyan los créditos en condiciones ventajosas para el país.

Impulsar las actividades necesarias que permitan avanzar hacia los 700 mil barriles diarios de producción petrolera al final del 2020, lo que fortalecería bastante las finanzas públicas.

Garantizar la seguridad y controlar rigurosamente los aspectos ambientales de la explotación minera, negociando para que en un tiempo razonable se industrialicen aquí los minerales. 

Lograr la aprobación de la reforma al Código del Trabajo que dé lugar a nuevas formas de contratación de personal por las empresas privadas. La globalización y la forma en la que trabajan las empresas transnacionales hacen imprescindible que el país renueve el Código.

Llevar a feliz término alianzas público – privadas destinadas a generar recursos financieros para el gobierno sin deshacerse de obras de infraestructura y servicios claves para el país.

Llegar a la suscripción del acuerdo comercial con México para poder ingresar a la Alianza del Pacífico y facilitar el incremento y la diversificación de las exportaciones hacia la UE y la EFTA. Actuar rápidamente ante el Brexit con relación al Reino Unido, para que las exportaciones nacionales a esa nación aumenten significativamente.

En suma, sentar bases de un futuro prometedor, que es lo que necesita “el país de todos”.

PARA LOS MILES DE LECTORES DIRECTOS E INDIRECTOS DE ESTOS BOLETINES: FELIZ AÑO 2020 Y QUE TENGAN MUCHA SALUD Y ÉXITO EN SUS ACTIVIDADES   

miércoles, 11 de diciembre de 2019

BOLETÍN 206: AL AGRO LE FALTA TODO, MENOS DEMAGOGOS ...


Hace pocos días fui invitado a la Radio Quito, al Programa Controversia, junto con el presidente de la Asociación de Ganaderos y una representante de Pachakutik, para tratar sobre los problemas del sector agropecuario del Ecuador.

Dije allí que al sector agropecuario del Ecuador le falta todo … menos demagogos, porque en las campañas políticas de todos los tiempos (como dice un excelente amigo y colega: desde mil ochocientos siempre …), los candidatos van al campo y ofrecen el oro y el moro. Decían las malas lenguas antivelasquistas de hace años, que el candidato Velasco Ibarra ofreció en un pueblo un puente y que al hacerle notar que no había río, ofreció también el río.

Rafael Correa, en el año 2007 y en su primer Plan cuatrienal de Gobierno sustentó y ofreció que el sector agropecuario tendría la prioritaria atención que merecía. En el año 2012, luego de varios años de ser presidente de la República, reconoció que no había trabajado en bien del sector agropecuario y ofreció hacerlo. En el 2014 repitió el reconocimiento y el olvido, y en 2017, como se explicará más tarde, se fue sin cumplir sus promesas. Y eso que la “revolución ciudadana de los 10 años” se supone era para mejorar sustancialmente las condiciones de vida de los más pobres y ellos sin duda alguna están en el campo más que en las ciudades.

Como él, miles de candidatos y autoridades, desde sus “barricadas y puestos de lucha por las reivindicaciones campesinas” han llegado a los caseríos y pueblos a conseguir votos y no han reparado en generar ofertas grandiosas de redistribución de las tierras “en favor de quienes las cultivan”, créditos facilitos de millones de dólares a sola firma y tasas de casi cero, capacitación técnica masiva y gratuita, maquinarias importadas por el Estado y entregadas a largos plazos, precios altos para los productores, cero comercializadores explotadores, asistencia técnica de expertos residentes en cada pueblo, sabiendo que no podrán cumplir su ofertas, porque no hay recursos para ello o porque ellos no tienen el poder o las influencias que piensan.

Con eso demuestro que al sector le sobran demagogos y posiblemente le seguirán sobrando …

Paso, entonces, a analizar el sector y demostrar que le falta todo, con el objeto de solicitar que el Estado se preocupe de mejorar sustancialmente sus condiciones de competencia interna e internacional, en términos económicos, sociales y culturales.

Como se sabe, dentro de la Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU) el sector agropecuario está compuesto por cuatro subsectores: agrícola, pecuario, pesquero y forestal. Su importancia es muy grande en todos los países, porque es el que produce los alimentos y las materias primas para la agroindustria alimenticia, medicinal, textil, de muebles, de cosméticos y de otras clases.  

En el Ecuador este sector es fundamental, porque en él se basa la seguridad alimentaria de la población, es la base de la mayoría de las industrias nacionales y después del petróleo, es el que más divisas genera para sostener la dolarización.

Con respecto al suelo, hay situaciones diferentes en la Costa y la Sierra, que son las regiones agrícolas ecuatorianas por excelencia. La Costa tiene grandes planicies y la posibilidad de contar con unidades de producción extensas. Su vocación es la producción para la exportación, que es tradicional desde la Colonia y que dio lugar por décadas a la vigencia de los “gran cacao” y luego a la preponderancia del banano nacional en el mercado mundial, que prevalece hasta ahora. La Sierra tiene varias hoyas que no permiten los cultivos a gran escala, pero es importante la variedad de microclimas y la biodiversidad.

Hay dos problemas graves, cuya solución es difícil y de largo plazo. El primero, la gradual pérdida de suelo cultivable, porque está degradado en cerca del 50% y el 22% está en proceso de desertificación. El segundo, la falta de sistemas de control de aguas, que permitan que haya riego en las épocas de sequía y evite las grandes inundaciones en los inviernos, sobre todo en la Costa con las periódicas llegadas del Fenómeno del Niño. Hace falta que se culmine la construcción de las presas necesarias y se regule el uso del agua en forma satisfactoria. En varias zonas hay muchos problemas relativos al manejo de los caudales y en la asignación oportuna de los volúmenes para cada unidad productiva.

En la Sierra hay también el problema del minifundio, que se agrava en la medida que los padres poseedores de pequeñas extensiones tienen varios hijos y éstos retacean las pequeñas propiedades cuando heredan, con lo que la producción va en camino de volverse solo de subsistencia. Una muestra visible es la de Imbabura en la montaña del mismo nombre, que parece colcha de retazos, por los cientos de divisiones de las propiedades.

En relación con la mano de obra, los problemas fundamentales están por un lado en la falta de educación y de aptitud para el uso y aprovechamiento de la tecnología moderna por parte de la gran mayoría de los agricultores; y, por otro lado, en la fuga masiva de los jóvenes del campo hacia las ciudades para trabajar o estudiar, pero no en actividades o ciencias agropecuarias.

Con respecto a lo primero, el resultado es que el Ecuador no tiene, ni siquiera en el banano, su producto estrella de exportación, la mejor productividad comparada con otros países de América Latina. Lo mismo sucede con casi todos los productos de exportación y de consumo interno.

En relación con lo segundo, las eventuales políticas gubernamentales para lograr que los campesinos jóvenes se queden en el campo no darán resultado. Las ciudades atraen porque además de que tienen muchas oportunidades de trabajo y superación, con sus luces y encantos reales o imaginarios seducen a los chicos que, por el Internet, la televisión, el cine y otros medios ven que la vida es más sabrosa o menos dura en las grandes urbes.

Además, no hay que olvidar que los países donde la agricultura y la ganadería han alcanzado elevados niveles de competitividad, la población que se dedica al campo no llega al 10% del total y va en descenso, y los gobiernos tienen que subsidiarla fuertemente para evitar que se traslade en masa a las ciudades.  

Otro tema importante es el de la participación del sector Agropecuario en el Producto Interno Bruto. Desde 2007 hasta 2018 apenas ha pasado de aportar el 7,9% al 8%, tomado en cuenta que hubo recursos financieros estatales en grandes cantidades para apoyar su desarrollo; la tasa de crecimiento anual solo fue del 3,2% casi igual a la del PIB nacional que fue del 2,9%, lo que significa que no tuvo el dinamismo que debió tener.

Los principales productos agrícolas del Ecuador son el banano, el cacao, las flores, la caña de azúcar, la palma africana, el arroz, la papa, las frutas. Varios de ellos han logrado generar a su alrededor clústeres muy importantes, que significan un importante valor agregado industrial. Un estudio que hice hace varios años les daba al banano y las flores integración industrial nacional mayor del 20%, mucho mayor que la de otros productos que se ensamblan en el país, como los del sector automotor.

La producción de banano es de más de 6 millones de toneladas y permite al país ser el primer exportador, no el primer productor, mundial desde los años 50 del siglo pasado. La calidad del banano es de las mejores y por eso es preferido en muchos mercados del mundo. En 2018 las exportaciones del producto sumaron 3.200 millones de dólares, la cifra más alta de la historia.

El cacao nacional es de excelente calidad. Su variedad llamada “cacao de arriba” es la mejor del mundo y por eso no tiene restricción de venta en el mercado mundial por parte del Convenio Internacional del Cacao. Las exportaciones de cacao en grano llegaron a 664 millones de dólares en 2018 y las de productos del cacao sumaron 113 millones.

Las rosas nacionales tienen la ventaja mundial de ser las de mayor colorido en unos casos y las de tallo más grande en otros, con lo cual se satisface la demanda de mercados exigentes. Además, algunas de las empresas exportadoras han logrado cubrir la cadena total de la flor, de manera que la cultivan, procesan, exportan y comercializan en el exterior. También se exporta boutiques y se empieza a generar demanda para gastronomía, lo que hace que el producto sea muy importante. Sus exportaciones de 2018 fueron de 852 millones de dólares.

Con respecto a la caña de azúcar, en Ecuador hay 74 000 hectáreas de producción. De estas, el 50% pertenece a los ingenios y el otro 50% se reparte entre 3 000 pequeños y medianos productores. [1]_/

En la zafra 2017 se cosecharon 71,420 ha, totalizando una producción de 5,176,652 toneladas de caña molidas, lo que permitió alcanzar una producción de 479,052 TM de azúcar. El total de producción de azúcar en la zafra 2017 llego a 560,926 TM de azúcar. La cosecha mecanizada en los tres ingenios, incluyendo cañicultores, sigue en aumento, cubriendo el 57.6% en COAZUCAR, 55.2% en San Carlos y 71.8% en Valdez. [2]

En cuanto al arroz, se ha podido confirmar que en Ecuador “la región Costa presenta la mayor concentración de superficie de arroz sembrado, con el 98.71% a nivel nacional” (INEC, 2010), siendo Guayas, y Los Ríos las provincias con el 60% y 34% de participación respectivamente, del total de la superficie destinada a esta actividad agrícola. Se cultiva 350 mil hectáreas, de las cuales 228 mil en Guayas y 99 mil en Los Ríos. Su producción 2018 fue de 1’350.093 TM.

El arroz, la papa y el maíz duro, cultivos transitorios con un ciclo de cosecha menor a un año, junto a otros de este tipo, contabilizaron 941.280 ha sembradas.

En el sector ganadero, predominó el ganado vacuno con un total de 4.1 millones de cabezas, seguido por el porcino con 1.3 millones; ovino, 356 mil; caballar, 193 mil; mular, 74mil; asnal, 47 mil; y, por último, el caprino con 22 mil. El 48.4% del ganado vacuno se registró en la Sierra, mientras que el 42,4%, en la Costa. Por raza, predominó la mestiza con 1,5 millones de cabezas, que representó el 37,7%; seguido de la criolla, con 23,8%.

En la producción semanal de huevos de gallina, Tungurahua lideró con 20.7 millones de unidades. Por regiones, la Sierra concentró el 85% de la producción, la Costa el 19% y la Amazonia el 0,9%. El 0,001% corresponde a zonas no delimitadas.

La producción de leche es de 5 millones de litros diarios en el país. Pichincha registró el 15,7% del total nacional, equivalente a 790.666 litros. [3]_/

Luego de los desgraciados acontecimientos de octubre de 2019, el gobierno ha dado un giro, tratando de atender de mejor manera al sector agropecuario y por ello, en el proyecto de Ley que se acaba de aprobar en la Asamblea, hay varias medidas favorables al sector, entre ellas la tarifa arancelaria cero para las flores y follajes y para los tractores, la remisión de intereses y multas para los productores agropecuarios pequeños y medianos, el impuesto único para los productores y otras medidas favorables a los campesinos.

Se espera que esas decisiones impulsen el desarrollo del sector, que tiene importancia económica, pero sobre todo social, porque genera empleo para una gran cantidad de personas que no tienen niveles de educación mayores que la escuela y quizás pocos años de colegio. 

Además, hay que promover el desarrollo del subsector forestal, porque tiene varias ventajas comparativas que se pueden aprovechar, siendo la más importante la velocidad de crecimiento de los árboles frente a los países cercanos a los polos. Si se desarrollara una actividad forestal de gran magnitud, mejoraría el ambiente, se repoblarían con fauna miles de hectáreas de varias provincias, se podría desarrollar una industria de celulosa y papel e indudablemente se tendría materia prima para la industria de los muebles y la construcción.

Conviene también relievar la importancia de desarrollar la explotación del mar territorial, que ahora cubre una extensión mucho mayor que la continental. Allí hay que fomentar la pesca nacional (evitando la invasión china o de otros países), el turismo y el transporte, pues se nota que existen grandes posibilidades de generación de actividades productivas.

NOTA: A todos los lectores de estos boletines les deseo Feliz Navidad en unión de sus familias. Les comento que el diccionario que estoy construyendo ya supera los 2 mil conceptos en su Boletín 34 y recién comienzo la Letra C.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

BOLETÍN 205: PINTORESCA DESCRIPCIÓN DE TULCÁN EN 1897


A mucha honra, soy tulcaneño, carchense y ecuatoriano. En esta oportunidad y con este Boletín quiero rendir un homenaje a mi provincia, que el 19 de noviembre festejó un aniversario más de creación y a mi ciudad natal, en la cual pasé los primeros 17 años de mi vida y más tarde,  4 años en una importante función pública profesional.

El 11 de abril de 1851, la Convención Nacional, mediante Decreto Legislativo, creó el Cantón Tulcán en la Provincia de Imbabura. La gran distancia de entonces entre Ibarra y la parroquia de Tulcán y la fragosidad de los caminos por parajes mortíferos fueron los factores motivantes para que se cree el nuevo cantón, compuesto por Tulcán como cabecera y las parroquias de Huaca, Tusa (San Gabriel), Puntal (Bolívar) y El Ángel. [1]_/

El 6 de noviembre de 1880, el Congreso Nacional elevó el cantón Tulcán a Provincia, denominándola “Provincia de Veintimilla”, agregándole la parroquia de Mira que antes perteneció al cantón Ibarra. Mediante Decreto Legislativo, el 17 de abril de 1884, en la administración del Dr. José María Placido Caamaño, se cambió el nombre de Veintimilla por el de CARCHI, como había sido propuesto en su inicio, tomando este nombre del río que hace de límite con Colombia. Comprendía las parroquias de Tulcán, San Francisco, Huaca, Tusa, Puntal, El Ángel, San Isidro, Mira, San Pedro de Piquer (San Vicente de Pusir) y La Concepción.

Desde entonces, la provincia y la ciudad han crecido mucho en población y se han modernizado, de manera que participan de forma importante en la actividad nacional agropecuaria, especialmente con las papas y la leche; en el comercio binacional con Colombia y en el transporte de pasajeros y carga hacia todo el país; pero, reclaman mayor atención del Estado, porque la mayoría de su población sigue siendo pobre como antaño y no hay fuentes de trabajo suficientes, por lo que sus necesidades siguen siendo muchas en infraestructura y servicios, los recursos financieros con que cuentan los gobiernos locales son muy limitados y  los jóvenes bachilleres y universitarios emigran para buscar oportunidades en otros lares.

El documento que consta a continuación, escrito por un médico colombiano de apellido Osorio, emparentado conmigo por parte de nuestro padre Adán o alguno de sus descendientes, tiene importancia histórica y actual, porque refleja cómo eran Tulcán y su gente en 1897.   

Lo incluyo aquí para informar a los lectores con respecto a que en el siglo XIX ya se decía que con el Carchi no se juega y Tulcán tenía fama de ser una ciudad de hombres honrados, firmes en sus convicciones, de profunda fe y luchadores; y, de mujeres que no se arredraban ante las dificultades; lo cual, por fortuna, no ha cambiado.  

En la ciudad había dos bandos políticos, el de los conservadores llamados “godos” y el de los liberales, identificados como “comecuras”, lo que era tradicional tanto en Ecuador como en Colombia, con luchas constantes por la supremacía, a veces con muertos de por medio.

Mi abuelo Amadeo había sido conservador y mi padre me contaba que, como su oficio era el de herrero, cuando llegaban los liberales a pedirle que les herrara los caballos se negaba de plano, a pesar de las protestas de mi abuela que le decía que debería efectuar ese trabajo para tener con qué mantener a la familia.

Por cierto, mi abuelo también había participado en dos combates entre liberales y conservadores, uno de ellos cerca de Tulcán y otro en la entrada de Ibarra, habiendo sido herido y llevado a esa ciudad para las curaciones del caso.

Como la vida tiene sus sorpresas, la única hija del conservador, mi muy querida tía Clara Luz Luna, que falleció a los 106 años hace poco, se casó con el hijo de un liberal y no hubo más remedio que aceptar ese hecho, aunque los consuegros nunca se llevaron bien.

Mi padre no tuvo afiliación política, pero simpatizaba con los conservadores, mientras que mi único tío paterno se hizo liberal. Recuerdo que el dueño del almacén de casimires de frente a la botica de mi papá, le saludaba con un “buenos días, señor conservadorr” con una amplia sonrisa, mientras su amigo le contestaba, aludiendo a sus inclinaciones políticas: “hola, Manungo Kaganovich”, pues ese era el apellido de un importante político soviético.

Con esta Introducción, paso a transcribir el interesante documento que narra cómo eran Tulcán y sus gentes en 1897. El mérito de su descubrimiento es de mi amigo Amílcar Tapia Tamayo, prestigioso historiador y periodista carchense, que se pasa la vida investigando hechos históricos del mundo y sus alrededores con mucho éxito y que ejerce la Cancillería de la sede Ecuador de la Academia Bolivariana de América Latina.

‘RELATOS DE UN VIAJE AL ECUADOR’, año 1897 (inédito). Por: Juan Benigno Osorio.

Hallado en la Hemeroteca de la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit (BAEP), por Amílcar Tapia, doctor en Historia, especialista en temas sociales y autor de varios libros.

Publicado por el diario EL COMERCIO de Quito, Ecuador, el 10 de noviembre de 2019.

‘Viniendo de Pasto llegué a la frontera entre Colombia y Ecuador, en donde debía encontrar a Miguel ­Chamués, quien me llevaría hasta la ciudad de Ibarra. De él tenía las mejores referencias ofrecidas por el doctor Fidencio Morales, profesor de la Universidad de Pasto, contándome que era pupo tulcaneño de ascendencia indígena, para el que llevaba una carta de recomendación, a fin de que me ayudara en mi viaje a Quito para ser profesor de Anatomía en la Universidad Central del Ecuador.

“En la frontera me esperaba Miguel, de quien sabía algunas cosas que me contó Fidencio, sobre todo que era muy respetado en su pueblo, ya que era un indígena descendiente de los antiguos pupos tulcaneños, gentes que se preciaban de ser muy aguerridas y que nunca se tapaban el ombligo.

Pronto lo identifiqué por su ponchito corto de color azul marino. Le entregué la carta de mi amigo, leyó y me dijo que no había problemas para acompañarme hasta Quito en un viaje de cuatro días. Me habló del precio convenido, lo ratificamos y me dio una copa de aguardiente para el frío como bienvenida. ¡Qué buen gesto de mi amigo pupo!

“Algo que me llamó la atención fue que sabía leer y escribir con claridad, cosa rara para la época, en donde de 100 ­personas apenas 10 leían y escribían, por lo menos eso pasaba en Colombia.

En el camino le pregunté dónde aprendió y me dijo que sus padres habían trabajado con el cura de Tulcán y este le enseñó las primeras letras, así como le indujo a la lectura de algunos libros. ¡Cosa muy rara en estas tierras!

“Pasamos el puente de Rumichaca, monumento bello por la majestuosidad de la piedra que forma un puente inmenso de forma natural. Antes de llegar a Tulcán me dijo que no convenía quedarse en el pueblo más de un día, por cuanto había una guerra declarada entre conservadores y liberales, a los cuales les conocían como godos o curuchupas los primeros y rojos o comecuras, a los segundos.

“-Es una guerra que jamás terminará. Hay mucha vena para cortar y mucho palo para rallar, acotó Miguel. “¿Qué significa ello?, pregunté.” Verá, su merced, en el Carchi hay dos tendencias; conservadores y liberales. A los primeros les decimos godos, y a los liberales, rojos o comecuras.

Esta guerra a muerte es una desgracia para el pueblo, porque los políticos se matan diciendo que sirven a la gente, pero vaya viendo que todo es juego de intereses. Claro que hay gente bien convencida de lo uno o lo otro, pero finalmente cada uno defiende su camisa y cuida su barriga sin que le importe la suerte de los demás, sobre todo de los más pobres, a los que convencen con su tontera de ideología de partido; y somos tontos, mi señor, cuando nos dejamos llevar por esas palabras que dan y gritan por todas partes llamando a la guerra, que es una desgracia.

Las luchas significan pobreza y miseria para las familias; pero, como somos ingenuos, nos dejamos llevar por el orgullo y aquí en el Carchi no ha de parar nunca, por más que pasen los años. ¡Siempre en esta provincia habrá liberales y curuchupas! “

Y usted, ¿de qué lado está? “- Yo, mi señor doctor, tengo familia, hijos que mantener, padre y madre a los que cuidar. Por política no voy a ser causa de sufrimiento en mi casa. Si usted viera la calidad de políticos que tenemos en esta tierra, se pondría a llorar. Todos mienten, todos ofrecen, todos llaman a la guerra, todos gritan que el partido liberal salvará a la patria y que hay que matar a los godos porque eso es libertad.

Libertad, señor, es trabajar, producir, cuidar el pan de cada día y no andar en pleitos en donde los que sacan ventaja son unos pocos a cambio de la sangre y miseria de los seguidores. Yo soy hombre de fe, pero fe en la vida y en la lucha de todos los días, como somos la mayoría de carchenses. Somos pobres pero dignos y nos hacemos respetar no por la guerra sino por la firmeza de nuestros actos. Con el Carchi no se juega.

“Me quedé impresionado con sus reflexiones serenas y maduras. “Llegamos Tulcán como a las tres de la tarde. Es un pueblo pequeño que no tendrá más de 2 000 habitantes. Hay dos calles: la una llamada Calle Real y la otra Calle Larga, que da hacia el occidente. Tiene una pequeña iglesia y las casas poseen techumbre de paja. Son amplias y aún en la más pobres se observa aseo y buen gusto en su aspecto externo, por cuanto hay flores y arbustos coloridos. Unas pocas se cubren con tejas y pertenecen a familias de renombre.

El pueblo es simpático, sus callejuelas son desiguales, pero forman un conjunto armónico y agradable a la vista. “En la plaza central está una casa que es conocida como ‘Casa del Pueblo’. Allí trabaja la autoridad, llamada gobernador de provincia. Miguel me aconsejó que lo visitara y le indicara el salvoconducto que traía para viajar a Quito, ya que hay mucho recelo de los colombianos. Lo hice y cuando vio el papel, se puso a las órdenes señalando que: “Era un gran honor para el Ecuador tener a un gran médico que va a Quito a trabajar a la Univer­sidad Central …”

Me recomendó que no me vincule con ningún godo en el viaje y que tenga cuidado de no hablar de política, a no ser dando buen testimonio del Partido Liberal Radical y del señor General Eloy Alfaro…

“En el corto recorrido por el pueblo, Miguel me presentó a sus amigos y familiares. Más de uno me pidió un consejo médico. Pude darme cuenta de que en este lugar no había ningún doctor y el que visitaba Tulcán era un galeno colombiano que residía en Ipiales.

La gente es de estatura mediana, robusta, tienen los rostros propios de gentes de altura, ya que esta ciudad se halla a casi tres mil metros de altura. Las mujeres tienen fama de ser muy enérgicas y mantienen a sus hijos cuando se quedan viudas por el fragor de las guerras políticas “sin pedir favor ni rogar a nadie”, por lo que son firmes y luchadoras. Los varones son francos, abiertos y muy hospitalarios, al tiempo que trabajadores y tenaces. Su palabra es oro y su promesa firme cuando se trata de negocios, asuntos sociales y económicos.

Me dijo Miguel que a todos les conocen como “pastusos” sin saber la razón. “Tulcán, a pesar de ser un pueblo pequeño es un enclave de mucha importancia para todo gobierno, ya que es la puerta de entrada al Ecuador y el lugar en que se prepara la defensa para evitar el ingreso de tropas colombianas, sean conservadores o liberales.

Me dijo también que los combatientes carchenses tienen mucha fama en el interior del país, por cuanto son muy valientes, leales e intrépidos. Les conocen como “pupos”, ya que casi todos pertenecen a familias de comunidades indígenas que se ubican al norte de Tulcán.

Esa noche me alojé en su sencilla casa. Su esposa Micaela Tatés y sus hijos Juan y Pedro, de catorce y ocho años, me recibieron con mucho respeto. Luego de hablar de política, economía, negocios y medicinas, me ofreció su camastro, que no era sino un modesto lecho con varias frazadas por el frío intenso.

“Al otro día partí a Ibarra y en la loma superior que llaman Taques, pude apreciar este pueblito habitado por gente cordial y como me indicó Miguel, admirado y querido por Juan Montalvo, insigne escritor ecuatoriano”. [2]_/



[2] _/ Juan Montalvo escribió entre 1876 y 1878 los opúsculos que constituirían "El Regenerador". En su libro Siete tratados (1882) trata temas filosóficos, episodios de la historia hispanoamericana, personalidades del continente. Escribió también El Regenerador (1878), Mercurial eclesiástica (1884), El Espectador (1888), Los Capítulos que se le olvidaron a Cervantes (1895), Geometría moral (1902).