domingo, 26 de junio de 2022

 BOLETÍN 262: EL ECUADOR QUE QUIERO

Con mucho pesar, la gran mayoría de los ecuatorianos ha visto, en este mes, la forma en que se ha querido imponer, las ideas de un grupo minoritario de ciudadanos, al gobierno. Y ello ha llevado a una casi paralización de las actividades productivas nacionales, especialmente en algunas provincias, y a que se produzcan actos vandálicos en muchas partes del territorio, visibles en la televisión y el Internet.

Ese no es el Ecuador que quiero, no solo para mí, sino para los 17,5 millones de habitantes y, entre ellos, especialmente mis hijos, nietos, bisnieto, familiares y amigos.

El que deseo es un Ecuador en paz.

El que deseo es un país con economía social de mercado.

El que deseo es un país próspero,

El que deseo es un país que, cada vez más, tenga resultados sociales positivos.

El que deseo es un país que, por lo menos, garantice salud, seguridad nacional y personal, buena educación, trabajo satisfactorio para todos, tranquilidad.

El que deseo es un país con estadistas en la política y líderes en todos los campos del saber y la producción, que tengan visión de futuro y sean honrados, generosos, austeros.

El que deseo es un país que sea respetado en el mundo.

Y como eso requiere trazar un camino cada vez más amplio, en el que propios y extraños puedan transitar en democracia, por muchos años, posiblemente no lo veré. Pero, tengo derecho, conocimientos y experiencia para sugerirlo.

Mi aspiración no es de ahora, empezó cuando hice mis primeros trabajos como estudiante de Economía y mi primer libro, titulado: ECUADOR: Sociedad Limitada …?  Después, he escrito en diferentes años varios estudios y algunos libros con el título: PROYECCIÓN DEL ECUADOR AL MUNDO, porque he considerado que hay que mirar la forma en que evolucionan el mundo, la globalización y el país, y sugerir derroteros que lleven hacia el desarrollo nacional.

Los hechos, fruto de la incapacidad de varios de los gobernantes, del poco tiempo que otros han tenido para gobernar o de factores políticos internos o exógenos, han sido poco relevantes, intrascendentes y hasta negativos.  Por eso, llegamos al año 2022 con una carga muy pesada para el gobernante de turno, que conscientemente o no, buscó la presidencia de la República en tres ocasiones y la obtuvo, para darse cuenta, luego de sentarse en Carondelet, que había demasiados obstáculos para llevar a efecto sus planes para el país.

A partir del 2022 quisiera que el país crezca sostenidamente, a por lo menos el 5%, lo cual no es nada fácil, pero hay que buscarlo investigando disponibilidades y capacidades nacionales. Hay que tomar en cuenta algo que muchas personas, incluso profesionales, no consideran, y es que en el mundo el Ecuador es apenas un pequeño bote en un mar encrespado y eso le condiciona decisivamente para tomar el rumbo que quisiera.

El mundo 2022 tiene para todos los países un ambiente decisivo, desfavorable y con serios interrogantes, más aún cuando Rusia invade Ucrania, amenaza a la OTAN con una guerra nuclear y ello puede llevar a un exterminio mundial; todos los países ven elevarse la tasa de inflación por la caída de la oferta de petróleo, gas, fertilizantes, trigo, maíz, aceite de girasol, productos de los cuales las naciones en conflicto son grandes productores.  

Con ese panorama, los puntos de partida del año 2022 hacia el futuro para el Ecuador son poco favorables en materia sanitaria, moral, política, económica financiera, social y de relaciones exteriores. La crisis es la más grave de la historia.

Un problema fundamental es que no hay partidos políticos y líderes fuertes, visibles y confiables, ahora ni para los próximos periodos. La clase política se ha convertido en un grupo de politiqueros sin visión nacional, que luchan por intereses étnicos, regionales o de grupo. La corrupción se ha incrementado, a tal punto que hay leyes vigentes y funcionarios ubicados para favorecer a los delincuentes de cuello blanco y a los que mueven mucho dinero. La justicia está rebasada por los que sugieren robar bien, los que los acogen en plena Asamblea y los que amenazan o compran a fiscales y jueces.

El Ecuador necesita ejecutar una estrategia nacional de desarrollo 2021 – 2040, para aprovechar sus ventajas comparativas y aplicar ventajas competitivas. Las condiciones para que la estrategia sea aplicable son: estabilidad política y seguridad jurídica, que no surgen de la constitución vigente desde 2008; facilidad de captación de inversión y tecnología para los proyectos, que el marco legal no garantiza; mercado externo asegurado para las exportaciones, que todavía no se tiene en la medida necesaria; transparencia y agilidad estatal en los procesos administrativos y práctica del gobierno electrónico; y, equidad creciente en la distribución de los beneficios del crecimiento, cuya necesidad es ahora más evidente.

La estrategia debe ser elaborada con el liderazgo de la academia y la participación del gobierno, los empresarios y los trabajadores; debe ser coordinada por una universidad de posgrado de prestigio en el país y elaborada por mesas de trabajo cuatripartitas, tanto sectoriales como regionales, coordinadas por universidades locales; conviene volver al Consejo Nacional de Desarrollo, liderado por el vicepresidente del país.

 

Las bases para esa estrategia son: los recursos naturales, especialmente el petróleo, las minas, el suelo fértil, el agua dulce y del mar, los lugares turísticos naturales; los recursos humanos nacionales, que deben especializarse cada día más y los extranjeros con conocimientos científicos y tecnológicos de punta y experiencia comprobada que se pueda atraer; el capital, nacional, que es escaso por falta de capacidad de ahorro y el  extranjero posible de captar, destinado a grandes proyectos de infraestructura, industria y agroindustria de exportación; la tecnología básicamente extranjera.


Los plazos de la estrategia deben ser: corto, un año, acorde con el presupuesto general del Estado; mediano, para un periodo de gobierno, incorporado en el plan nacional de desarrollo;
largo, contentivo de la estrategia nacional de desarrollo, para por lo menos los próximos 10 años que debe estar sujeta a actualización periódica.  Sobre todo para el mediano y largo plazo hay que tener en cuenta las fuerzas exógenas a la capacidad de conducción gubernamental, como son: físicas, demográficas, socio - económicas, socio – culturales, financieras, legales, laborales, competitivas y distributivas.

 

Los objetivos económicos más importantes deben ser: el fortalecimiento de la dolarización; la racionalización del tamaño del Estado, reduciendo su aparato burocrático, realizando sus obras con transparencia y honradez, mejorando y agilitando sus servicios; el fortalecimiento del sector privado, como motores del desarrollo nacional; la institucionalización de los clústeres y las cadenas de producción, para incrementar las producciones agropecuarias e industriales de interés nacional; el desarrollo del mercado de valores, con incentivos para la transacción de acciones y otros títulos valores privados; un fuerte incremento del turismo receptivo; la solución a los problemas que alejan a la inversión nacional y extranjera, especialmente la reducción de la carga tributaria y la actualización de las normas de regulación del empleo.

 

Los factores de la producción disponibles son: los importantes recursos naturales útiles para su desarrollo dinámico, consistentes en: yacimientos de petróleo, con reservas de 8,3 millones de barriles; enormes minas de oro, plata y cobre, casi sin explotar; mar territorial extenso, más grande que el territorio continental; agua dulce abundante, para el consumo humano, el riego y la hidroelectricidad; cuatro puertos marítimos especializados (2 de aguas profundas); suelo muy fértil y amplias zonas agrícolas en la Costa; biodiversidad muy importante en las cuatro regiones; insuficientes recursos humanos preparados en diversas áreas del conocimiento, que puedan enfrentar las exigencias del mundo actual en materia de ciencia y tecnología; muy pocos recursos financieros propios en los cuales pueda basar la inversión; muy poca capacidad interna de crear e incluso adaptar ciencia y tecnología, carencia de investigación profesional.

 

Los elementos internos actuales negativos para el desarrollo del Ecuador son: el regionalismo, la xenofobia; una población frustrada, desmoralizada, absorta, pesimista, especialmente entre los “ninis” que ni estudian, ni trabajan; el 49% del suelo degradado y el 22% en vías de desertificación; la falta de cultura sanitaria y la poca salud preventiva; el desempleo, la subocupación y la consecuente extrema pobreza; las secuelas del COVID - 19.y su posible reaparición; la masiva inmigración, especialmente venezolana; la concentración rápida de la población en las grandes ciudades, con focos de miseria, riesgo sanitario e inseguridad; el Estado obeso y con serios problemas de corrupción en todas sus funciones y niveles; la deuda pública real de más de 70.000 millones de dólares; la falta de expertos en las ciencias y técnicas modernas y la falta de empleo para los profesionales existentes en las otras actividades; la escasez de recursos para atender la seguridad interna y externa.

 

En el área productiva. La falta de competitividad y eficiencia estatal, que hacen que los indicadores internacionales de competitividad, de cómo hacer negocios y otros similares, coloquen al Ecuador de la mitad hacia atrás entre los países observados; además y en especial, el país carece de cantidades suficientes de productos agroindustriales e industriales para exportar y de oportunidades de acceso preferencial al mercado internacional, aun cuando tenga excelente calidad y precio competitivo en unos pocos productos tradicionales.

 

Puesto que se arranca en el 2021 de una tasa de crecimiento del PIB del 4,2% y que en el 2022 no se podrá crecer a ese ritmo, por los problemas derivados de la pandemia, la protesta social de junio y la incidencia de la invasión de Rusia a Ucrania en todo el mundo, generando una inflación elevada en Estados Unidos y Europa, la aspiración es que el PIB crezca de manera continua para llegar al 5% en 2030 y luego se eleve a una mayor velocidad. Con ello, posiblemente conseguiríamos que el PIB del 2030 registre alrededor de 100 mil millones de dólares y no los poco más de 80 mil millones que marcaría la tendencia.

 

Las industrias cuyo funcionamiento interesa son las de exportación, instaladas por grandes empresas mundiales que cotizan en el mercado de valores internacionales. Esas empresas deben satisfacer la demanda interna y exportar, por una parte; y, por otra, generar efectos positivos en la expansión de las empresas de otros tamaños, que les abastezcan de materias primas, insumos y servicios modernos.

 

Las grandes industrias necesarias, son: una nueva refinería de petróleo para combustibles, porque no se debería repotenciar la actual, cuyo diseño fue para refinar petróleo liviano; industrias procesadoras de los minerales disponibles, para evitar la exportación en la forma actual; industrias militares y policiales rentables, con amplio mercado asegurado, que garanticen su óptimo y oportuno abastecimiento y desempeño; una gran industria de celulosa y varias procesadoras de papel; un laboratorio de productos farmacéuticos genéricos; astilleros de construcción y mantenimiento de barcos de pesca; agroindustrias que puedan maximizar el funcionamiento de los clústeres y las cadenas productivas de banano, cacao, camarón, flores, palma aceitera, alimentos balanceados, algodón, azúcar.

 

Las obras de infraestructura prioritarias deberían ser: la terminación de la autopista panamericana Rumichaca – Huaquillas, con conexiones a Posorja, Manta y un puerto fluvial en el Oriente vía a Manaos; el mejoramiento de los puertos marítimos y las obras complementarias, especialmente de Posorja; la construcción del puerto sobre el rio Napo para servir tráfico internacional hasta Manaos; el mejoramiento de los aeropuertos internacionales y sus obras complementarias; la dotación de características de aeropuertos internacionales para los de Manta y Cuenca; la construcción masiva de vivienda popular; el desarrollo de las telecomunicaciones, con fibra óptica, servicios de punta y protección de datos con cobertura nacional. atención especial a la teleducación; cambio de los sistemas de transporte urbano y nacional, acorde con las necesidades de protección sanitaria; la culminación de las hidroeléctricas en construcción y el mantenimiento óptimo de todas y su circuito operativo; la atención a la seguridad nacional externa e interna, con centros y equipamiento suficientes, para combatir el crimen internacional organizado.

 

Objetivos sociales básicos deben ser: tomar decisiones y desarrollar acciones urgentes de salud preventiva y curativa e impulsar la telemedicina; reducir hasta eliminar la desnutrición infantil; proteger a la población de la tercera edad que carece de recursos económicos; terminar con el analfabetismo tradicional y reducir en gran porcentaje el analfabetismo tecnológico de la población; reformar el sistema educativo, para incrementar la teleducación y establecer la debida secuencia entre educación primaria, secundaria y de tercer nivel; impulsar la práctica de la educación continua y a distancia; generar empleo digno y justo para la gran mayoría de la PEA, efectuar un control riguroso y sancionar fuertemente los delitos y toda acción de violencia, sancionar enérgicamente la corrupción estatal, sin atenuantes.

 

En el ámbito de las relaciones internacionales, conviene fortalecer el sistema de seguridad nacional, contrarrestar el crimen internacional, eliminar varias embajadas y sustituirlas por otras con representación regional, eliminar el personal “político”, conseguir recursos frescos de los organismos multilaterales, para equilibrar las finanzas públicas, tomando en cuenta las exigencias sanitarias, renegociar la deuda pública externa, para diferirla lo más posible, incrementar los negocios y captar inversiones y tecnología de Estados Unidos, la UE, la EFTA, China, Corea, el Reino Unido,  lograr el ingreso y participar con éxito  en la Alianza del Pacífico y Prosur, lograr y aprovechar el acuerdo comercial con Estados Unidos, firmar acuerdos comerciales de cuarta generación con China, Corea del sur y otros países de interés nacional, culminar las negociaciones con las empresas extranjeras con las que existen controversias, cautelando el interés nacional, respetar la propiedad intelectual registrada en el país y hacer respetar los conocimientos ancestrales.

Conviene buscar el aporte de los organismos multilaterales de crédito o entidades dedicadas a estudiar el desarrollo económico de la región y el país, para un fondo que financie parcialmente la elaboración de la estrategia nacional de desarrollo 2020 – 2030 y para los estudios de factibilidad de algunos proyectos, y luego lograr su ejecución; aprovechar el potencial del mercado amazónico de Ecuador hasta Manaos, porque su ingreso global equivale al del país; ubicar una ciudad del conocimiento en un sitio adecuado, cerca de los centros de producción y de un puerto, para captar y desarrollar tecnología; apoyar las actividades de desarrollo tecnológico de las universidades y especializar en el exterior y estimular a los investigadores científicos y tecnológicos nacionales; gestionar el trabajo multinacional conjunto contra el crimen organizado.

 

Finalmente, la visión del Ecuador 2040 que tengo y aspiro a que se haga realidad, es la de un país que cuenta con 20 millones de habitantes, su Constitución da base a la economía social de mercado, practica la democracia y tiene un Estado fuerte y ágil de bajo costo; respeta el medio ambiente, su marco legal facilita la actividad privada, tiene sistemas eficientes de salud preventiva y curativa; actualiza constantemente una estructura de educación que responde a los tiempos modernos y encadena bien los niveles de formación; tiene un PIB que crece al menos al 5% anual sobre la base de un proceso de aumento de la productividad nacional, atiende las necesidades de empleo de la población, especialmente de los jóvenes; incrementa y desarrolla tecnológicamente la industria y otras actividades, mejora sustancialmente los servicios y las condiciones de vida de su población, practica procedimientos ágiles, vía el gobierno electrónico, mantiene excelentes relaciones exteriores y se beneficia de múltiples acuerdos comerciales, aumenta y diversifica las exportaciones por productos,  destinos y exportadores, tiene un buen sistema de seguridad nacional, atiende satisfactoriamente las necesidades de los grupos vulnerables.

 

Ojalá que la lección de junio 2022 sea aprendida por todos, tirios y troyanos, y los próximos días cada una de las funciones del Estado cumpla sus obligaciones y depure sus instituciones de politiqueros y corruptos, para bien del país y de cada ciudadano.

 

A partir de ahora, el Ecuador necesita sentarse a planificar el futuro y fijarse metas de desarrollo consensuadas, que atiendan las necesidades del pueblo. Reitero, es necesario mirar el mundo, la globalización y el país; la evolución posible y en algunos casos probable de ellos; y, con el concurso de la Academia, el gobierno, los empresarios y los trabajadores, diseñar la estrategia 2040, perfectible en el tiempo, pero que permita tener una luz al final del túnel.