domingo, 10 de marzo de 2019

BOLETÍN 188: RIESGO PAÍS E INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA


Hace muy pocos días, la economista María Herrera Heredia, distinguida profesora desde hace varios años de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y la primera mujer que ejerció la Presidencia del Colegio de Economistas de Pichincha (lo que hizo con éxito pese a las dificultades creadas por el gobierno de Correa), presentó su libro: “RIESGO PAÍS E INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA”, con la acertada innovación de que está escrito en castellano y traducido al inglés, de manera que pueda ser leído tanto por los latinoamericanos como por los “gringos” de cualquier parte del mundo.

María Herrera es profesora invitada de la Universidad Carlos III de Madrid y de la Universidad de Puerto Rico, hace sesudos comentarios en la página editorial del diario EL COMERCIO de Quito, ha sido consultora de organismos internacionales, es miembro de la Comisión Ecuatoriana de Justicia y Paz y ha escrito otros libros, de manera que esta obra tiene el respaldo de sus conocimientos y amplia experiencia.

La PUCE ha tenido el acierto de patrocinar la primera edición del libro que, sin duda alguna, será fuente de información para los maestros y los alumnos de las diferentes carreras universitarias que se refieren a las relaciones económicas internacionales, pero también para los empresarios de dentro y fuera del país.

Es importante que el gobierno tome en cuenta las recomendaciones que se hacen en el texto, para que el estudio que hace la autora sea de utilidad en los actuales momentos en los que el Ecuador necesita con urgencia atraer inversión extranjera directa; primero, porque su capacidad de ahorro interno es muy pequeña; segundo, porque son enormes problemas el desempleo y la subocupación, que se debe atenuar urgentemente; tercero, porque la inversión extranjera directa siempre viene acompañada de nuevas tecnologías; cuarto, porque la producción que se logre puede tener destino en el mercado internacional y el país requiere divisas propias y no solo las de la creciente deuda externa.

El libro tiene cinco partes.

La primera parte se refiere al riesgo país, su importancia y evolución. Explica el concepto, trata sobre las calificadoras de crédito y la calificación que hacen; el índice EMBI (Índice de los Bonos de los Mercados Emergentes), la permuta financiera de crédito, la evolución del riesgo país en el Ecuador.

La segunda parte trata sobre la inversión extranjera directa (IED) sus aportes y resultados, refiriéndose de manera especial a los aspectos globales, las variables de la inversión, el rendimiento esperado, el riesgo aceptado, el horizonte temporal. También alude a el alcance y las teorías sobre la IED. Entre las teorías hace referencia a la teoría del comercio internacional, el enfoque industrial, el modelo del ciclo de vida y el paradigma ecléctico de Dunning o modelo OLI. Trata sobre los elementos fundamentales del desarrollo de la IED, los índices de evaluación de la IED y la inversión que se ha efectuado en América Latina. Además, analiza la evolución de la IED en el Ecuador. Considera los aspectos globales, la participación de la IED en el Ecuador, el origen de esa inversión, los sectores de destino, las estrategias de atracción de la IED y las perspectivas para los años 2018 – 2020.

La tercera parte estudia la inversión nacional, revisa el tamaño de las empresas, el tipo de compañía, el nivel de ventas, las utilidades, el empleo, la productividad y la competitividad.

La cuarta parte analiza el riesgo país y su relación con la IED en España, Colombia, Ecuador y Perú en el periodo 2000-2017. Considera los parámetros, el desempeño macroeconómico y en relación con la IED, el resultado del modelo logarítmico de análisis correlacional.

Finalmente, la parte quinta contiene las conclusiones y recomendaciones; un glosario de términos y acrónimos y las referencias bibliográficas.

David Camino Blanco, director del Instituto Universitario de Derecho y Economía de la Universidad Carlos III de Madrid, en el Prólogo del libro dice lo siguiente sobre la obra:

“El documento, que culmina algunos de los trabajos realizados en el curso de los últimos años por su autora, profesora de Macroeconomía de la PUCE e investigadora Visitante de la Universidad Carlos III de Madrid, entre otras instituciones académicas, pone, por tanto, a disposición de los lectores un instrumento muy valioso de análisis desde el mundo universitario, dirigido también al campo político y empresarial, que, sin duda, ayudará a difundir el concepto del riesgo país y el análisis de la Inversión Extranjera Directa (IED) en Ecuador, desde una perspectiva académica, por lo que considero que representa una excelente herramienta de información para todos aquellos lectores interesados y, para su autora, una gran oportunidad de avanzar y renovar su investigación en este campo. ¡Que lo disfruten!”

Polibio Córdova Calderón, presidente ejecutivo de CEDATOS y reconocido profesional de la investigación económica, en un comentario que se incluye en el libro, señala:

“El texto que se presenta y cuya lectura recomiendo, tanto por la importancia del tema cuanto por el futuro del país, particularmente ahora que la economía y las finanzas atraviesan una crisis profunda, heredada de la última década, con la economía paralizada, una deuda sobredimensionada y sobre todo el hecho de que el actual gobierno no posee aún una política clara de desarrollo nacional para el corto, mediano y largo plazo, transcurridos dieciocho meses de su posesión y con problemas políticos serios, permite al lector sumirse en el mundo de un tema complejo pero definitorio en el desarrollo de las naciones.” 

Por mi parte, formulo los siguientes comentarios:

En la mayoría de los países, una gran parte del ingreso neto de las personas se destina al consumo y otra pequeña parte al ahorro. La inversión es el uso productivo del ahorro, transformado en el aporte que esas personas, naturales o jurídicas, efectúan para la formación o expansión de una empresa, que puede ser de propiedad individual o conjunta de varias personas; nacional, extranjera, mixta o neutra por el capital; pública o privada; financiera o de riesgo.

Las alternativas más comunes de inversión son: acciones, bienes raíces, deuda externa de países, fideicomisos y titularizaciones, fondos de inversión o pensión, fondos índices de las bolsas de valores, futuros y opciones, metales preciosos, monedas fuertes, obligaciones empresariales, préstamos directos, entre otras. *_/ CIFRA, consultores.

Las inversiones de riesgo son las que se efectúan para ejecutar proyectos de carácter productivo y que pueden generar ganancias o pérdidas. Su rentabilidad está sujeta al éxito del negocio. El inversionista asume el riesgo.

La IED es el capital de riesgo invertido por personas naturales o jurídicas del exterior en empresas de un determinado país. Esta inversión no solo tiene importancia por sus montos, sino porque aporta tecnología de última data en cada uno de los sectores de la producción de bienes y servicios y porque genera en las empresas nacionales similares una competencia que resulta beneficiosa para los consumidores. Las políticas y actitudes respecto a la IED en los países subdesarrollados son muy diversas según las ideologías de los gobernantes de turno. En unos casos esas políticas son liberales y poco exigentes, en otros casos son muy exigentes y hasta prohibitivas para la operación de los inversionistas extranjeros.

Inversión extranjera de portafolio es la inversión en acciones, bonos obligatoriamente convertibles en acciones y otros valores inscritos en el registro nacional de valores. Es de carácter especulativo.

Inversión neutra, en el marco de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), es la inversión realizada por ciertas entidades financieras internacionales, en uno de los Países Miembros, para desarrollar proyectos en forma autónoma o con participación de capitales nacionales.

La IED en el Ecuador ha sido siempre modesta por varias razones: una, el mercado interno es muy pequeño por el número de habitantes (17 millones)  y por el ingreso per cápita ((4.229 dólares constantes del año 2007 en el 2017): dos, el ingreso nacional está muy mal distribuido, de manera que el porcentaje de consumidores con alto ingreso personal es reducido; tres, el desarrollo económico nacional se hace sobre una base de producción petrolera y agropecuaria; cuatro, la industria no es muy importante en la generación del Producto Interno Bruto (PIB) y sin embargo, ella es la que demanda en otros países mucha inversión; cinco, sobre todo en la década 2007 – 2017, que es cuando más pudo haberse desarrollado el país y demandado IED, la Constitución hasta ahora vigente y el presidente Correa ahuyentaron a la IED que existía en varios campos y crearon una inseguridad jurídica que no será fácil eliminar mientras rija tal Constitución, por más leyes de excepción e incentivos que se aprueben.

Contrasta el registro de captación de IED del Ecuador con el de sus vecinos Colombia y Perú, que en varios años supera los 6 mil y hasta los 10 mil millones de dólares, con todas las repercusiones favorables que ello trae para la economía de esos países. Colombia en 2018 recibió, según informó el Banco de la República el 14 de enero de 2019, USD 8.679,2 millones, mientras en 2017 la cifra fue de USD 10.109 millones. El Perú, según el jefe de Estudios Económicos de Citibank para la región Andina, recibió 6.800 millones de dólares en 2017 y llegará a 8.000 millones de dólares en 2018. Mientras tanto, según el Banco Central del Ecuador, la IED que llegó al país sumó 618,4 millones en el año 2017 y estaría entre 800 y 900 millones de dólares en el 2018, considerando lo recibido en los tres primeros trimestres.

El riesgo país del Ecuador se ha mantenido siempre alto. Dice en su libro la economista Herrera: “El caso del Ecuador es preocupante, pues su EMBI mantiene un promedio de alrededor de 900 puntos para los últimos 10 años y de 610 en los 10 primeros meses de 2018, mientras Colombia y Perú registran un EMBI promedio de aproximadamente 200 y 180 puntos, en el mismo orden, para la última década

Entre 2015 y 2016 el EMBI del Ecuador superó los 1.500 puntos; bajó hasta 442 puntos en enero de 2018 y después de mantenerse alrededor de los 670 puntos entre abril y mayo, llegó a 731 puntos al 17 de junio de ese año, su valor más alto desde noviembre de 2016. En parte, la razón para que eso suceda se debe al nivel muy alto de endeudamiento externo del país; por otra parte, al comportamiento del precio del petróleo y, ratificando lo dicho, a la inseguridad jurídica hasta ahora vigente, generada por Correa. Al 1 de marzo de 2019 el riesgo país estaba en 594 puntos, 232 menos que en diciembre de 2018, debido a los acuerdos logrados con el FMI y otras entidades financieras internacionales.

Naturalmente, el riesgo país y la IED tienen íntima relación, pues ningún inversionista extranjero que piense en el mediano y largo plazo va a llegar con su capital a un país en el que el riesgo país es alto, lo que demuestra que el Estado tiene problemas para cumplir disciplinadamente con el pago de sus obligaciones externas y que cualquier momento puede tomar medidas que afecten al sector privado, ya sea por más impuestos o por otras medidas destinadas a ganar o ahorrar divisas.

Para finalizar este documento, conviene reproducir las recomendaciones que hace la economista María Herrera en su libro, pues ellas son fruto de su profunda reflexión sobre los temas analizados y conviene que los lectores las valoren en su justa medida:

“Al ser la IED una fuente de capital relativamente onerosa es preciso dirigir esos flujos a proyectos productivos, que permitan la formación bruta de capital fijo y modernicen la estructura productiva de los receptores, concepto que conforme la nueva división internacional del trabajo caracteriza a los procesos de desarrollo y cuyos beneficios se concretan en factores como productividad, competitividad, empleo, etc.

La diversificación en el destino de los recursos es otro factor que deberían considerar los países receptores, ampliar el direccionamiento de los capitales hacia sectores como las telecomunicaciones, la industria automotriz, energías renovables, sectores líderes de la economía moderna y global, como mecanismo para determinar el aprovechamiento de fortalezas y agrandar las perspectivas nacionales.

Es preciso establecer un balance de la IED, medido por la rentabilidad en la economía receptora con base en la adopción de prácticas y tendencias productivas, comerciales generadas por los grandes actores de la economía del siglo XXI, como Estados Unidos, China, Europa, y sobre esa base centrar la atención en el fortalecimiento de las capacidades locales y dinámicas de inversiones locales que consoliden el desarrollo interno.

El objetivo nacional no deberá centrarse en atraer mayores montos de IED, sino en su calidad; inversiones que contribuyan a implantar un desarrollo sostenible del país receptor y de la región, tecnología que ayude a mejorar la estructura productiva, con transformaciones importantes en su matriz productiva superando el segmento de las actividades primario – extractivas de manera de alcanzar productividad, la competitividad internacional en un marco de conservación y protección ambiental y uso de energías renovables.

El fin deberá ser alcanzar el bienestar social, ampliar y mejorar los servicios básicos, educación de calidad, cobertura y eficiencia en los servicios de salud, reducción de la pobreza y la inequidad, aminorar las brechas económicas, laborales, sociales, para lo cual es importante que las políticas de atracción de IED se integren a los planes de desarrollo, se focalice la IED en sectores con capacidad de promover un cambio estructural y de desarrollo sostenible y sustentable.”

Los amables lectores harán sus propios juicios de valor sobre las recomendaciones.

Al autor de este Boletín le queda solamente felicitar a la amiga y colega María Herrera por su esfuerzo de analizar los temas tratados en el libro, interrelacionarlos y obtener conclusiones y recomendaciones importantes. Aspiro a que su libro tenga gran acogida en el país y en el exterior y que las ediciones sean varias.

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