lunes, 26 de julio de 2021

BOLETÍN 241: POBLACIÓN MUNDIAL Y COMERCIO DEL ECUADOR

ENTREGA ATRASADA

El COVID 19 ha hecho pensar a la gran mayoría de la población, cuando amanece, que es hora de agradecer a Dios por un nuevo día de vida. Y el que se levanta sin ese pensamiento, pronto recibe el recordatorio de los medios de comunicación que, por radio, televisión, redes sociales o la prensa, le informan de los miles de infectados y muertos en su ciudad, su país y el mundo.

Lamentablemente, hay un grupo de irracionales que, en este país y en otras partes del mundo, se levanta con la idea de que ellos, sus familias y todos los que se les pongan al frente son inmortales, y que, por tanto, si organizan o acuden a cualquier sitio sin las medidas de seguridad recomendadas, no pasará nada, hasta que ellos o algún conocido va a parar al hospital y muere.

Los gobiernos de casi todos los países se esfuerzan por contener a esa masa de irresponsables con ellos mismos y con los demás, pero el esfuerzo es infructuoso y el resultado es de millones de muertos y muchos millones más de infectados que, si logran evitar la muerte, tendrán a corto o mediano plazo consecuencias malignas en sus organismos.

Las vacunas, se dice, frenarán la mortandad y puede ser en parte cierto. Pero, hay médicos y entidades que advierten que los propios laboratorios farmacéuticos productores de esas vacunas indican que no han hecho las pruebas suficientes para garantizar totalmente la validez de sus productos, que hay grupos poblacionales con los que no se han hecho pruebas válidas y que, en el mejor de los casos, el que recibe la primera vacuna necesita seguir cuidándose por 15 días adicionales a la segunda dosis. También señalan que los efectos secundarios no han sido satisfactoriamente investigados y que pueden provocar problemas en diferentes órganos importantes del cuerpo.

El deseo mayoritario de la población es que la pandemia sea controlada en el mayor ámbito posible y que la velocidad de la mortandad se reduzca notablemente dentro de este mismo año. 

Sin embargo, los números gruesos de la población mundial, de cerca de 7.800 millones de habitantes, no están afectados por el COVID 19 y por ello, aprovechando información del Banco Mundial y datos que me facilitó la gerencia de Radio Eres 93.3 de Quito, en donde ocasionalmente me entrevistan, elaboro este boletín, pensando en que es muy importante contar con una referencia válida con respecto a la estructura actual y las proyecciones de la población mundial y la importancia que a ella le da el presidente Lasso.

Lo primero es reiterar que, en este año, hay en el mundo casi 7800 millones de personas y si bien la población continúa aumentando, el crecimiento es más lento que antes. Se puede esperar 1000 millones de habitantes adicionales en los próximos 15 años, y alrededor de 1000 millones más en los 10 años siguientes, llegando a un total de 9700 millones de personas en 2050. [1]_/

Luego, cabe indicar, con esa misma fuente, que alrededor de dos tercios de la población mundial de 2021 vive en Asia, principalmente en India y China. Al mirar los desgloses regionales de los pronósticos, 4400 millones y 4900 millones de personas vivirán en África y Asia, respectivamente, para 2100 y que en conjunto representarán el 83 % de la población mundial. Al mirarlo desde una perspectiva diferente, la proporción de la población del mundo que no es y será africana o asiática parece pequeña y relativamente constante. América del Sur, con Brasil dentro de ella, solo tiene el 9% de la población mundial.

Hace años, en uno de mis libros, recordé una frase con la que se manifestaba que hasta el siglo XVI el mar importante era el Mediterráneo, que de entonces al siglo XX lo superaría el Océano Atlántico y que el siglo XXI sería el siglo del Océano Pacífico. Efectivamente es así y por tanto hay que ponerle atención al enorme mercado que se ubica en Asia, con China, India y otros países ribereños de ese Océano.

Además, la mitad del crecimiento de la población se concentrará en solo nueve países. En siete años la población de India superará la de China, alcanzando 1700 millones en 2050. Esa variación por sí sola representará el 17 % del aumento total de la población mundial entre el presente y 2050. Es interesante que Estados Unidos es el único país de ingreso alto en el grupo, y para 2050 será el cuarto país más poblado después de India, China y Nigeria, de la cual se espera que sobrepase a Estados Unidos, en algún momento entre 2045 y 2050, para llegar a casi 400 millones.

Por otra parte, la población urbana ya es mayor que la rural en 2%, pero la tendencia seguirá siendo favorable a la población urbana, con lo cual habrá menos gente dedicada a proveer de productos agropecuarios a la humanidad.

Como ya mencionaban algunos expertos, el chino es el idioma que los jóvenes deben aprender, primero porque lo habla el 12% de la población del planeta y segundo y más importante, porque en ese idioma se hará la mayoría de los negocios del futuro, dado el peso que tiene China en el comercio mundial.

Por ahora, solo el 30% de la población tiene acceso a Internet, pero la pandemia está haciendo crecer ese porcentaje a pasos agigantados y es muy posible que en poco tiempo más del 50% de la población tenga Internet. Eso abre inmensas posibilidades de desarrollo a negocios de países cuyos empresarios ya no tienen necesariamente que viajar para mostrar lo que producen, sino que pueden presentar catálogos en sus páginas Web y negociar en tiempo real desde casa.

El 83% de la población mundial puede leer y eso apunta favorablemente a un mejor contacto por medios electrónicos. Por ahora es difícil mirar el impacto de la pandemia en la conjunción de la lectura y los medios electrónicos para acelerar los negocios, pero es evidente que será muy favorable la tranquilidad relativa que dará la vacunación para la movilidad y la “nueva normalidad”.

Tanto China como India han tenido por décadas tasas elevadas de crecimiento de sus economías, al punto que en poco tiempo, si Estados Unidos no adopta políticas de desarrollo acertadas y prontas, será relegado al tercer lugar como potencia económica mundial. Y no solo eso, sino que, sobre todo en China, hay una enorme cantidad de población que ha pasado de la pobreza y de la extrema pobreza a integrar la clase media, con lo que su demanda y sus hábitos de consumo han cambiado radicalmente. Ese cambio positivo será aún mayor si se considera que la nueva política del gobierno chino apunta a atender más el desarrollo nacional interno que los vínculos con el exterior.

Tal situación abre enormes posibilidades a todos los países del Mundo y podrán aprovechar las oportunidades los que estén mejor preparados, tengan objetivos de largo plazo e investiguen profundamente el mercado asiático, especialmente el chino, que tiene características muy especiales de consumo.

Quizás basado en estos antecedentes, el 6 de mayo de 2021, en una entrevista de televisión, el presidente electo Guillermo Lasso dijo que el Mundo tiene 7.400 millones de habitantes y que el Ecuador solo tiene 17 millones de personas. Por tanto, decía, hay que mirar el mercado internacional para la producción nacional y hacer todos los esfuerzos para que los productos del país lleguen al consumidor con las mejores condiciones de competitividad. 

Estoy plenamente de acuerdo con esa declaración; pero, añado que debemos tener en cuenta que representamos apenas el uno por mil del comercio mundial y que si solo nos ponemos como meta llegar al dos por mil, necesitamos hacer un gran esfuerzo de duplicar la producción exportable y hacerla llegar a los consumidores dejando en el camino a los competidores eventuales que, en la actualidad, están mucho mejor posicionados en los grandes mercados.

Para eso necesitamos elevar ágilmente la productividad nacional, que necesita de la efectividad del Estado y de la competitividad de las empresas. La efectividad del Estado se resume en que no solo el gobierno central sino todas las instituciones estatales deben lograr eficiencia y eficacia.

Eficiencia es, según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), la ‘capacidad de disponer de alguien o algo para conseguir el cumplimiento adecuado de una función.​

Eficacia, también por la RAE, se define como ‘la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera. Este término no debe confundirse con el anterior.

Las empresas deben conseguir la competitividad logrando costos bajos, calidad inmejorable, cantidad suficiente para atender la demanda y, esto es muy importante y generalmente se ignora, oportunidad de acceso al mercado, para no llegar antes ni después de cuando el consumidor necesita.

En varios productos nacionales se ha visto que hay costos bajos y excelente calidad, y hasta monopolio de producción por el clima u otras causas, pero no hay la cantidad que requiere el demandante y se trunca el negocio. Eso hay que remediar, añadiendo capacidad instalada industrial, plantaciones en invernadero, sistemas modernos de reproducción animal u otras acciones.

Oportunidad de acceso al mercado significa, en el mercado mundial, contar con puertos y aeropuertos ágiles, operación de barcos de alto calado, aduanas y otras formas ágiles de control estatal que utilicen medios electrónicos, cero papeles para los trámites, rutas y frecuencias para los barcos y aviones que lleguen en lo posible directamente a los sitios de consumo más importantes en el menor tiempo, formas de comercialización imaginativas, marca país, promoción constante, apoyo estatal vía los consejeros comerciales y las embajadas, facilitación de la concurrencia de las empresas nacionales a ferias y exposiciones, organización de misiones comerciales, sobre la base de un plan de exportación muy bien elaborado, que incluya la planificación también de la importación de maquinarias, equipos y materias primas que no existen en el país.

La política de comercio exterior debe tener dos vías: una interna, de planificar acertadamente el qué, cuándo, cómo, dónde y para quien hacer, sentando bases para el largo plazo;

En lo interno hay que dar seguridad jurídica, incrementar la inversión nacional y extranjera, adaptar y crear tecnología, facilitar el aumento de la producción y la competitividad de las empresas, establecer claras reglas de contratación laboral, exigir normas de calidad que cumplan con los estándares solicitados a las importaciones en los países consumidores, mejorar la infraestructura y los servicios modernos.

Por otro lado, hay que aprovechar las zonas francas, la maquila, los puertos libres y otras formas de conseguir que el país procese productos semiterminados o nuevos para que se vendan en el mercado internacional. Se recuerda que países con éxito en el mundo incluso han llegado a instalar plantas maquiladoras en barcos ubicados cerca de ciertos países consumidores, para abastecerlos más pronto y con precios más bajos, de productos maquilados.

La segunda vía es la de investigar a profundidad el mercado internacional para la producción actual y potencial del país, concentrándose en nichos y lugares de gran demanda. Hay que señalar que algunas metrópolis, por sí solas, son mercados enormes que pueden justificar una atención especial de exportación.

Complementariamente, hay que lograr resultados favorables en las negociaciones internacionales, de la Organización Mundial de Comercio, la UE, la EFTA, la ALADI, la CAN y otros organismos internacionales, para precautelar el respeto de los derechos adquiridos en los acuerdos internacionales de que es parte el Ecuador. Junto con ello, culminar la negociación de acuerdos comerciales o de cooperación con los Estados Unidos y todos los países cuyos mercados sean de importancia para el desarrollo de las exportaciones y con los cuales carecemos de normas claras y permanentes de acción.

 



[1] _/ Banco Mundial: www.worldbank.es

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