martes, 20 de julio de 2021

BOLETÍN 238: PERSPECTIVAS ECONÓMICAS DEL ECUADOR 2021

El presente es un año electoral. Hasta el 11 de abril estará afectado por la campaña de los miles de candidatos y el balotaje de las elecciones presidenciales, y recién el 24 de mayo se posesionará el nuevo presidente de la República. Por ahora, hay una incertidumbre total, porque las opciones son opuestas: economía social de mercado y democracia o socialismo del siglo XXI y autoritarismo. En cualquier caso, está y estará presente la pandemia, que frena las actividades económicas e impacta fuertemente sobre la sociedad.

Espero que en esta sucesión presidencial no suceda lo del año 2017, cuando el flamante presidente creía que la “mesa” estaba servida, trataba de hermano a su antecesor, juraba que seguiría la senda del socialismo del siglo XXI y aceptaba feliz no solo un programa de gobierno formulado por Correa, sino un gabinete ministerial y una alta burocracia correístas.

También espero que el presidente, como ha hecho el presidente Joe Biden en los Estados Unidos, tenga listos proyectos de ley y decretos fundamentales para solucionar o atenuar los efectos de los problemas prioritarios del país, en salud, empleo, finanzas, educación y seguridad.

Además, sería muy conveniente que, desde la primera semana posterior al 11 de abril, ya esté definido el gabinete ministerial, para que cada uno de los cercanos colaboradores del nuevo presidente empiecen a conocer el verdadero estado de cada una de sus futuras carteras y preparen las propuestas para tomar el toro por los cuernos desde el 24 de mayo de 2021. Junto con ello, todos los funcionarios de libre remoción deberían firmar su nombramiento y un compromiso de que, si la justicia los declara delincuentes, entregarán al Estado su patrimonio familiar, no solo personal, en el país y en el exterior.

 Hay que advertir a quien triunfe que, él y sus colaboradores, de ministros a porteros, deben ser personajes honestos, espejos para el resto de los ecuatorianos, a fin de que el país se enrumbe por donde siempre debió andar: una ruta de honradez, paz, justicia y seguridad generales.

El mensaje y la práctica deben ir en el sentido de que todo aquel que infrinja las leyes será castigado con el mayor peso de la ley, y ese peso, sobre todo para los altos funcionarios, debe ser modificado, para que signifique por lo menos el doble del que rige para los llamados presos “comunes”, porque robar al Estado es robarnos a todos los ciudadanos, especialmente a los pobres.

Para aportar a la información necesaria a la ciudadanía sobre las perspectivas del Ecuador en el 2021, anoto varios indicadores económicos y sociales valiosos. Si ya tienen los datos y los han analizado, mucho mejor. De otra manera, conozcan el hoyo en el que está el país y del que todos debemos apoyar para sacarlo urgentemente.

El Producto Interno Bruto (PIB) del 2020, según el BCE, fue menor que el del 2019 en 9%, dato negativo primero en la historia nacional, y el de este año se calcula será en poco mayor del 3%, si es que las políticas gubernamentales posteriores a mayo son prontas y acertadas y en el mundo se logra reducir de manera sustancial los efectos económicos de la pandemia.

La pobreza aumentó del 25% en 2019 al 32,4% en 2020, según las últimas cifras del INEC. Lo más preocupante es que, en el campo, el 48% de la población vive con menos de 2,80 dólares diarios y no hay visos de mejoramiento en el corto plazo. Ese es un efecto directo de la paralización nacional que hubo por varios meses y el lento y parcial abrir puertas de este año.

Los sectores productivos que más sufrieron con la pandemia son: construcción, transporte y turismo.

El empleo adecuado, con protección social y salario básico cayó, de cerca del 39% de la PEA en 2019 a 32,5% en 2020. Si bien en los últimos meses ha mejorado la situación, hay que anotar que

La informalidad subió de 46,7% a 51,1%. Este problema, que ya era grave antes de la pandemia, se agudizó con ella, porque cientos de miles de empleados se quedaron sin empleo adecuado cuando tuvieron que cerrar o reducir su actividad miles de empresas.  

Las reservas internacionales, de enero 2020 a enero 2021 se duplicaron, pasando de 2.300 a 4.600 millones de dólares. Esto se debe en parte al aumento de los créditos del exterior.

El comercio total de bienes se redujo un 15%, sin embargo, el saldo de la balanza comercial fue favorable para el país, con un superávit de USD 3.240 millones originado en el ámbito petrolero de USD 2.599 millones, y un superávit histórico en el ámbito no petrolero de USD 641 millones. 

Las exportaciones del país se redujeron en casi 10% con respecto a 2019, principalmente por un decrecimiento del 40% en las exportaciones petroleras. Al contrario, las exportaciones no petroleras presentaron un incremento del 10% pese a sufrir algunos meses el impacto de la pandemia. 

Los productos primarios significaron el 90,6% de las exportaciones y los industrializados el 20,4%. Los registros mayores tuvieron el petróleo (23%), el camarón (18,9%), el banano (18,1%), los elaborados de pescado (6%), las flores naturales (4,1%) y el cacao (4%).

Los productos que aumentaron sus ventas externas fueron: madera (88%), cacao (24%), abacá (17%), elaborados de cacao (11,5%), banano y plátano (11%), café (11%), pescado (6,7%). Los otros productos crecieron en el 86,5%. Caídas significativas se anotan en derivados del petróleo (40%), café soluble (16%) y manufacturas de metal (12%).

La Unión Europea fue el principal destino de los productos no petroleros; por otro lado, el mercado estadounidense es el que mayor incremento de demanda presentó en 2020. El comercio con China acortó la balanza comercial bilateral este año, aun así, se mantiene muy negativa. 

Las importaciones se redujeron en 21% con respecto al 2019. Este comportamiento se basó principalmente en la caída interanual de importaciones de combustibles en un 36%, y de bienes de capital en 23%. 

Hasta el tercer trimestre de 2020, ingresaron por concepto de inversión extranjera, USD 897 millones, que representan menos del 1% del PIB del 2020.  Comparativamente, durante los últimos 10 años, Perú ha acumulado diez veces más flujos de inversión extranjera directa que Ecuador. 

Las exportaciones de servicios se vieron reducidas a causa de las múltiples restricciones a la movilidad, que afectaron directamente a servicios como transporte  y turismo.

Los ingresos del Gobierno central de 2020 fueron 5.100 millones de dólares menores que en 2019.

Los ingresos petroleros se derrumbaron en casi 3 mil millones de dólares.

Los ingresos no petroleros cayeron en 3.500 millones de dólares.

Los gastos del Gobierno central de 2020 se redujeron en 3 mil millones de dólares. Los gastos corrientes se redujeron en cerca de 2.500 millones y los de capital cayeron en 600 millones.

El déficit pasó de 5.358 millones de dólares a casi 7.500 millones.

En primer lugar, no ha habido oportunamente o no ha sido conocido un plan de vacunación de la población en relación con el Covid y por causas internas y externas no se ha logrado contar en estos meses con las vacunas en número suficiente, ni siquiera para los médicos y demás de la primera línea de atención al problema. Como se han hecho ofertas en campaña de inocular a millones de personas en los primeros meses de gobierno, hay que cumplir esas ofertas a rajatabla y solo con las preferencias indiscutibles, porque esa es una condición básica para entrar en la “nueva normalidad” ya sin la gran preocupación actual por la salud de las mayorías y lograr que la inversión, la producción, el empleo, la economía en general adquieran el ritmo necesario.

En segundo lugar, con respecto a las finanzas, se necesita renegociar la deuda pública externa con los diferentes acreedores, para lograr mejores condiciones en cuanto a periodos de gracia, tasas de interés y plazos, pero también para eliminar condiciones lesivas al país. Debe acabarse con los acuerdos secretos, las garantías petroleras, los megaproyectos llave en mano y otras linduras. 

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