lunes, 25 de enero de 2021

BOLETÍN 229. EL ECUADOR, SU ECONOMIA Y LOS ECONOMISTAS

El 23 de noviembre de 2020, el Colegio de Economistas de Pichincha celebró el Día del Economista. Felicito a todos mis colegas del país en nuestra fecha clásica. _/ 

LA ECONOMÍA. En el concepto tradicional, Economía es la ciencia social que estudia la forma en que los bienes, que son escasos, deben distribuirse para la satisfacción de las necesidades, que son muchas. Se divide en dos grandes ramas: la Microeconomía y la Macroeconomía. La Microeconomía estudia el comportamiento de las unidades de decisión, ya sean familias o empresas, analizando la forma en que interactúan en el mercado. …. Estudia aspectos tales como: la oferta y la demanda, la elasticidad precio, la elasticidad ingreso, las teorías del productor y de los costos de producción, la teoría del consumidor, la teoría de la empresa. _/ 

 Hay tres grupos de decisores o agentes económicos: consumidores, empresarios y dueños de los recursos productivos. Consumidores somos todos los habitantes del planeta, empresarios quienes deciden producir bienes o servicios para tratar de satisfacer una determinada necesidad; y, dueños de los recursos productivos, quienes poseen la tierra (entendida como los recursos naturales), el trabajo (la población en edad de trabajar) o el capital (dinero o bienes capaces de producir otros bienes o servicios). 

 La Macroeconomía se especializa en estudiar los grandes agregados económicos y su comportamiento, en una región, un sector, una nación o un conjunto de naciones … Estudia la producción total y sectorial; el ingreso nacional; el gasto nacional total, público y privado; la balanza de pagos y dentro de ella el comercio exterior de bienes y servicios; la renta, las transferencias, la inversión total, nacional y extranjera; la deuda pública y la privada; la deuda interna y externa; las políticas monetaria, cambiaria, financiera y fiscal, las relaciones de la economía con otras ciencias, el empleo, los efectos económicos de la tecnología y la propiedad intelectual; la globalización, la regionalización y la integración, sus efectos en el desarrollo. 

 La Macroeconomía analiza los sectores productores: agropecuario (agricultura, ganadería, pesca y silvicultura); minero (hidrocarburos y minas); industrial (alimentos, textiles y cuero, madera, papel e imprenta, minerales no metálicos, minerales metálicos, químicos, caucho y plásticos, eléctrico y electrónico, transporte, otras industrias); la construcción, la provisión de servicios básicos (electricidad, gas, agua y alcantarillado); el comercio (por mayor y menor); el transporte y almacenamiento; la intermediación financiera; las comunicaciones; los servicios a las empresas y los hogares; la educación, la salud, los servicios propios del gobierno. . 

 LA FUNCIÓN DEL ECONOMISTA. El papel del economista en los países subdesarrollados no consiste tanto en enfrascarse en las discusiones teóricas que preocupan en los países ricos – muchas de las cuales cuentan ya con más de un siglo – cuanto en dedicarse a seleccionar cuidadosamente todo lo que pueda ser útil en estas formulaciones teóricas … procediendo después a la elaboración de sus propias estructuras teóricas, de forma que se ajusten a la realidad de sus respectivos países. _/ 

El economista debe ser un profesional capaz de buscar constantemente y encontrar en el menor tiempo posible soluciones a la mayoría de los complejos problemas que involucran a las ciencias económicas. 

Debe partir del profundo conocimiento de la situación en que se encuentra el sujeto de la microeconomía o la macroeconomía materia de su análisis y sobre esa base construir un conjunto de políticas y acciones que deriven en soluciones al problema sometido a su estudio. El comentario de que al Economista siempre la faltan datos es muy cercano a la realidad, pues una buena respuesta a un problema económico requiere de un amplio conocimiento de las variables que interactúan y de las razones por las cuales proceden de esa manera, aparte de que el comportamiento del consumidor, el productor, el dueño de los factores de la producción, las autoridades del Gobierno (si el problema es nacional) o de los jefes de los gobiernos (si el problema es internacional) es fruto de reacciones humanas y como tal es impredecible en forma individual, aun cuando puede ser calculado si deriva de un conjunto de personas en el tiempo. 

Por eso, al Economista le corresponde una tarea muy compleja. La de elaborar abstracciones que le permitan dar un cierto orden a un gran número de datos vinculados o aparentemente no relacionados y con ese orden construir modelos que sirvan para explicar teorías que a lo largo del tiempo se han vuelto cada día más difíciles de analizar. 

Muy pocas veces los economistas adquieren poder político. Algunos, cuando llegan al poder y no tienen bases morales, conocimientos y experiencia, fracasan y destrozan al país, porque quieren aprovecharse de su posición y delinquir, son populistas derrochadores o son incapaces de lograr una administración honrada y eficiente, como lo sufrimos más de una década. Por lo general los economistas asesoran a los políticos, pero estos son cada vez más politiqueros, borregos, vivísimos, diezmeros, prepotentes, y no aplican la receta que le haría bien al país. 

El mundo económico del siglo XXI no es ni de lejos similar al del siglo XVI cuando se empezó a hablar de teorías económicas y no es siquiera parecido al mundo de fines del siglo XX, cuando no había el COVID – 19, todavía no existían teléfonos multiuso y computadoras accesibles en todo el mundo a las empresas y las personas; el transporte aéreo no era ni veloz ni masivo; las comunicaciones eran lentas y no en tiempo real como ahora; la necesidad humana de cuidar la salud no se había generalizado como en la actualidad; no se había llegado a la globalización existente, en la cual todas las personas con ciertos conocimientos especializados, no importa donde vivan, pueden teletrabajar para una empresa, no importa en qué país funcione, a veces influyendo grandemente sobre la economía y la vida de la gente en todas partes del mundo. 

Lo que es tan complejo para las personas lo es más para los estados. Los economistas de los gobiernos y organismos internacionales y los economistas de todos los países y empresas necesitan estar capacitados para manejar enormes cantidades de variables y de conocer en qué medida las interrelaciones de unos países con otros, o de grandes empresas, a veces muy distantes entre sí, afectan al desarrollo de terceros aparentemente no involucrados. 

Las crisis planetarias de los últimos años y el COVID -19 demuestran que el conocimiento profundo de las ciencias económicas debe ser cada vez más una herramienta necesaria para que los políticos puedan tomar decisiones acertadas. El Economista debe tener una voz potente en el mundo y en los países, para lograr que la humanidad cada día tenga mayor bienestar y equidad en la producción y en la distribución de la riqueza. 

LA FUNCIÓN DE LOS ECONOMISTAS ECUATORIANOS. El Ecuador ha sido, desde los inicios de su vida republicana y como herencia de la época colonial, un país convulsionado, donde los problemas estructurales y los avatares políticos, económicos, sociales y culturales, han estado presentes en forma permanente. Por ello, su sociedad se ha visto siempre limitada; en el territorio disponible, porque después de cada conflicto internacional se ha vuelto más pequeño; en su población, porque recién en 2018 superó los 17 millones de habitantes; en su economía, porque hasta ahora desconoce o no explota suficiente y amigablemente sus recursos naturales, dispone de limitados recursos financieros propios y no registra avances tecnológicos satisfactorios; en su nivel de vida, porque a su estado de pobreza general se añade una concentración exagerada de la riqueza y el ingreso; y, finalmente, porque en el concierto internacional, por sus características internas, participa de manera insignificante. _/ 

Lo que cito, que escribí en 1989 y he actualizado, no ha cambiado o lo ha hecho muy poco después de tantos años. Los recursos siguen siendo escasos, la población pobre ha crecido, las necesidades se han multiplicado, y no solo ellas, sino la conciencia de los habitantes de que su situación individual y la del conjunto nacional es grave y hay que transformarla. 

El COVID -19 ha exacerbado el problema y cuando el pueblo toma conciencia de su situación y de las enormes diferencias entre los estratos sociales, hay que estar advertidos sobre sus reacciones. La labor de los economistas es muy necesaria para llevar adelante la administración del Estado. En la sucesión de planificar, organizar, ejecutar y evaluar, una acción fundamental es la de los economistas encargados básicamente de planificar y evaluar. Pero, es necesario advertir que efectuar esas acciones no requiere exclusivamente del dominio y aplicación de modelos macroeconómicos que exigen información cierta y comprobada, sino de experiencia suficiente para reconocer rápidamente las trampas filosóficas o las falacias que hacen creer que los remedios a los problemas nacionales son ideas llamadas socialistas y trasnochadas, que no han dado resultado en ninguna parte, porque ofrecen bienestar, pero generan miseria. 

La labor de los macroeconomistas ecuatorianos es analizar profundamente la situación nacional y tener la solvencia técnica y la valentía personal (muy escasa entre 2007 y 2020) de sugerir a los políticos, muchas veces prepotentes, las decisiones económicas acertadas y duraderas en el largo plazo. No se trata de poner cataplasmas folclóricas que alivien la hinchazón del golpe y eventualmente agraven la fractura, se trata de corregir la fractura con la mejor tecnología, para que el paciente no vuelva a tener problemas de esa clase. 

 La labor de los microeconomistas ecuatorianos es apoyar científica y técnicamente el desarrollo de las empresas propias o en las que trabajen, para hacer que estas produzcan bienes y servicios competitivos en cantidades cada vez mayores, con la mejor calidad en relación con su precio; y, que lleguen al consumidor en las mejores condiciones y en el menor tiempo, no importa si los consumidores están en el país o en las antípodas.

Correa logró que rija una Constitución hecha a su medida, de características ambientalistas, indigenistas, estatistas, piramidales en cuanto al poder de la función ejecutiva sobre las demás, presidencialista; también puso en vigencia leyes que responden a esa Constitución y a la seudo “Revolución ciudadana”. 

La tarea actual y principal de los economistas debe ser analizar la forma en que esos elementos inciden sobre la economía nacional y alertar sin temor ni favor sobre las consecuencias de la vigencia de ese marco institucional. Para unos, el país debe dejar atrás definitivamente la corrupción gubernamental, el despilfarro, el populismo. Para otros, pese a las evidencias, hay que continuar con la época nefasta 2007 – 2020. 

El Colegio de Economistas de Pichincha debe estar abierto al debate franco, técnico y orientador entre sus socios y ante el pueblo, sobre las diversas orientaciones posibles de la economía y las alternativas de acción, especialmente en esta época de elecciones con árbitro pagado. 

LA RESPONSABILIDAD PROFESIONAL HACIA EL FUTURO. Por el COVID – 19 y otras causas, el mundo atraviesa una grave situación económica, que puede traer muchos efectos no deseados sobre el Ecuador. Estados Unidos pierde vigor y el poder monopólico que mantuvo durante muchas décadas y la Unión Europea ha perdido la aureola de éxito que le precedía como símbolo de la integración económica y hasta política multinacional. 

Ya es visible que en los próximos años cambiará el equilibrio de poder que prevaleció desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y que el liderazgo lo tomarán dos países lejanos, la China y la India. América Latina está cada vez más fragmentada y grandes países están gobernados por gente incapaz, populista y hasta sujeta a juicios por delincuencia organizada.

El Ecuador debería salir del hueco en que se encuentra, elegir a personas capaces y sobre todo honradas y acoplarse a la nueva realidad mundial; luchar intensamente, sin dogmas de por medio, por salir del subdesarrollo y dejar atrás situaciones tecnológicas, productivas y sociales indeseables por sus efectos negativos sobre la mayoría de la población. 

El Economista ecuatoriano debe actuar frente a esas realidades y producir y sugerir políticas novedosas, como herramientas modernas para combatir el subdesarrollo, sabiendo que ahora hay dos prioridades de atención urgente: la salud y el empleo de los ecuatorianos y dos otras prioridades evidentes, un cambio radical de la educación para adaptarla a la nueva realidad mundial y la seguridad nacional frente al crimen organizado. 

En cuanto a la salud, es necesario evitar el incremento de los muertos por efecto de la pandemia y para ello se debe decidir qué vacunas obtener, a qué costo y cómo organizar su distribución. El requisito de refrigeración a 70 u 80 grados bajo cero es una seria limitante para la logística de la vacunación y obviamente, el nivel de efectividad del producto a inocularse. 

Con respecto al empleo, un alto porcentaje del pueblo vive una crisis de hambre y desesperación que es necesario atender, no regalando a unos pocos unas pocas bolsas de alimentos, sino generando trabajo para los millones de desocupados y eso tiene que ser inmediato, vía construcción de vivienda y aumento del mercado externo de los productos nacionales. 

La educación requiere la enésima reforma, pero una bien hecha, que sea dedicada al estudiante, para que tenga la mejor calidad y actualidad al menor costo. Hay que eliminar el sistema excesivamente controlador del docente, que lo lleva a producir muchos informes que nadie lee y a sacrificar horas de preparación de clase. Hay que dar secuencia lógica a la educación inicial, primera, secundaria y universitaria. 

Al crimen organizado internacional hay que enfrentarlo con una política efectiva y radical.

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