jueves, 27 de diciembre de 2018

BOLETÍN 183 PRESENTE Y FUTURO DEL ECUADOR


En pocos días más iniciará el año 2019. Como siempre, el 31 de diciembre se quemará el año viejo, con la esperanza de que el nuevo sea mejor para el país, las empresas, las familias, cada uno de los ecuatorianos y de los habitantes de este mundo.

Según las encuestas, monigotes de Moreno y Correa son los candidatos con mayor aceptación para quemarse en todo el país. Junto a ellos debería quemarse a la corrupción, que ha causado tantos daños, deja una herencia para mucho tiempo y todavía ronda las altas esferas estatales. 

¿Cuál es la situación actual del país? Las sombrías respuestas están relacionadas con cinco campos muy importantes: ético, político, económico, social, internacional.

En el primero, la corrupción que todos los días se constata en los diversos niveles de la vida nacional no puede ser más angustiante. En las más altas esferas del gobierno de Correa, los altos funcionaros, que debieron ser siempre ejemplo positivo para el resto de ciudadanos, han considerado propio al dinero del país y al conseguido con endeudamiento, y se lo han robado o lo han malgastado en forma irracional e inmoral, porque su cantaleta era la de que gobernaban para mejorar las condiciones de vida del pueblo pobre y todo el pobre pueblo ecuatoriano ahora sabe que lo que querían era enriquecerse “a cielo abierto”, pensando que habían encontrado la mina inacabable; o, en otro sentido, se desinteresaron por completo de cómo se construían los megaproyectos, en los cuales más de una empresa extranjera y sus subcontratistas nacionales nos han hecho “los chinos”, porque recibían grandes tajadas de ese queso inmenso que fueron los recursos de que dispuso el gobierno 2007 – 2017.

En la Asamblea Nacional, los mal llamados “diezmos” han sido práctica de muchos asambleístas del partido de gobierno, dizque para engrosar las arcas de Alianza País; los ahora descubiertos consideran que lo que han hecho es lícito y posiblemente patriótico, porque ayudaba a sostener en su puesto a Correa, su camarilla y a ellos mismo. La exvicepresidenta hablaba de que siempre tendrá la frente en alto, cuando los “diezmos” que ha recibido no han ido a AP y tampoco a Alianza Bolivariana Alfarista, porque ese movimiento no existía legalmente y no se sabe todavía para qué sirvieron. Para Ripley, ha tenido “licencia” de 9 años en el SRI y va a regresar, o sea que al ratón lo colocan en la quesería.

Las Fuerzas Armadas, atacadas duramente por el gobierno anterior porque no se dejaron convertir en instrumento correísta, también registran malos elementos que se han dedicado a traficar drogas y lo que es más grave, armamento y municiones para movimientos y delincuentes que atentan contra la vida de los ecuatorianos y la soberanía del país.

La Contraloría, la Judicatura, la Corte Nacional, la Fiscalía han servido solamente para obedecer a Correa o para delinquir, como se está demostrando en las investigaciones que hacen las autoridades actuales de algunos de esos organismos. Debiendo ser sus jefes hombres probos y sujetos a toda prueba de moral, algunos de ellos están fugados y otros en investigaciones que no acaban porque, como dice el pueblo, entre los investigadores también hay “ropa tendida”. En fin, la moral nacional anda por los suelos y el gobierno actual y las autoridades judiciales marchan casi en el propio terreno. No hay un dólar recuperado de los robos, no hay sentencias en firme. Para colmo, ya hay candidatos a alcaldías y prefecturas que dicen que seguirán haciendo lo que les enseñó el “maestro” o que seguirán llevando a la práctica los ideales de la “revolución ciudadana”…

En lo político, gracias a los bonos entregados a más de un millón de gentes, a los cargos públicos para los miembros del movimiento del gobierno y a algunas mega obras que ahora se sabe han sido de relumbrón, con fallas antes de ser inauguradas, hay todavía insensatos que piensan que Correa ha hecho una labor que hay que agradecer y repetir.

El presidente Moreno, luego de una primera etapa de desilusión con respecto a su antecesor y el Socialismo del Siglo XXI, ha hecho una labor compleja de depurar los mandos gubernamentales superiores, empezando por su gabinete; pero, todavía quedan visibles muchos de los correístas que parecen morenistas pero tienen su corazón con el líder de la revolución de los 300 años y, lo que es muy preocupante, hay muchos de los que se conoce como “topos”, en los mandos medios, que trabajan en el gobierno, pero que le serruchan el piso.

Moreno, que llegó al poder con una gran confianza de la población según CEDATOS, ha ido perdiendo esa importante base y ahora son muchos más en el país los desilusionados que los esperanzados, porque no ven decisiones prontas y eficaces en varios campos de actividad. Le han golpeado duramente las situaciones de su vicepresidente Glas, al que aceptó de mala gana como su segundo y de su vicepresidenta Vicuña, a quien le dio esa función apantallado por su discurso seudo revolucionario y su situación de mujer joven de verbo fácil.  

La oposición no tiene líderes nacionales aglutinantes, quizás uno o dos que parece no quieren tener o no tienen fuerza suficiente para hacerse sentir en el país y construir sus plataformas electorales para el 2021. La población, más desencantada de los políticos de lo que ha estado en este siglo, muestra una apatía total con respecto a las próximas elecciones provinciales, aun cuando ellas serán justamente un termómetro de gran importancia para saber si el gobierno actual tiene fuerza suficiente para tomar algunas medidas duras y si en el 2021 habrá un presidente en quien confiar, respaldado por un partido, un movimiento o un acuerdo multipartidista con visión de futuro y honrado.

La política, que debería ser la actividad mediante la cual ciudadanos honorables prestan su contingente para contribuir a mejorar la situación de la mayoría de la población, se ha vuelto en muchos casos, como se lo comprueba en muchos países y desgraciadamente en éste, en un negocio ilegal destinado a generar en el menor tiempo posible grandes fortunas para los gobernantes de turno, sus familias y sus corifeos.

Leo en la prensa que familiares muy cercanos de varios prefectos y alcaldes van a terciar en las próximas elecciones. Debería haber una ley que lo prohíba. Porque si ganan, ¿cómo van a fiscalizar a su esposo, papá o pariente? Además, la democracia debe dar oportunidades a otras personas y no solo a familias predestinadas … al cacicazgo.

En lo económico, la crisis nacional está presente y no tiene visos de desaparecer. Tozudamente, en más de un año y medio de gobierno, se ha seguido fielmente la ruta del gobierno anterior y pese a las denuncias presidenciales de que no había mesa servida, de que la deuda tiene un valor enorme de más de 60 mil millones de dólares, de que la burocracia es inmensa, etc., etc., no se ha hecho casi nada para solucionar esos problemas y, al contrario, se los ha agudizado.

El PIB de este año y del siguiente no serán mayores del 1% Eso significa que la economía global del país marcha y marchará en su propio terreno y que la situación de cada ciudadano empeora y será cada día peor, porque la población crece más rápidamente que el PIB.

La inversión no crece al ritmo necesario. El presidente Moreno ha dicho que el sector privado ha invertido este año 17 mil millones de dólares. ¿Conoce alguien en dónde están grandes proyectos que sumen ese valor? Y como la inversión no ha crecido, no lo ha hecho la producción, tampoco el empleo y peor el consumo.

En cuanto al empleo, la situación se ha agravado mucho, por el ingreso de más de 250 mil venezolanos que han afectado a los nacionales no solo en cuando a la oferta numeraria, sino con respecto a los niveles salariales. Son 250 mil nuevos habitantes afincados en este territorio y asumiendo 5 personas por familia, se necesitan al menos 50 mil empleos adicionales a los requeridos por los ecuatorianos. 

La deuda, en vez de reducirla se la ha aumentado y se sigue buscando angustiosamente quién preste más, para salvar las exigencias financieras de cada mes. En vez de reducir el personal y los egresos por burocracia, se los ha aumentado, con el pretexto de que no se puede mandar a la calle a los padres de familia, pero sabiendo que hay miles de pipones bien pagados que no hay razón para mantenerlos calentando asientos e inventando trámites.

¿Qué piensa la población respecto a la situación del país?:

Tanto en mayo de 2017, cuando se posesionaba Lenin Moreno como presidente de la República, como el 17 de diciembre de 2018, la población centraba sus preocupaciones en tres temas: desempleo y subempleo en primer lugar (en mayo de 2017 el 28% y en diciembre de 2017 el 25,6%), problemas económicos, entre ellos la carestía, la pobreza y la deuda pública (21% en mayo de 2017 y 23,3% en diciembre de 2018), la corrupción (15% en mayo de 2017 y 13,8% en diciembre de 2017). En este último caso, hay que considerar que también la población se preocupa por la inseguridad, la violencia, las drogas y el alcoholismo, cuyos porcentajes sumados hacen que las delincuencias de “cuello blanco” y las otras sean el principal problema nacional, con alrededor del 30% de las respuestas logradas.

El 61% de las personas consultadas en noviembre de 2018 por CEDATOS, que representan a toda la población del país, porque son escogidas técnicamente, en función de su lugar de residencia, género y edad, dicen que el país va por mal camino, cuando en diciembre de 2017 solamente pensaba en esa forma el 41%. La preocupación es mayor, cuando poco más de las tres cuartas partes de la población dicen que la economía nacional va por mal camino y apenas un 19% dice que ella va por buen camino.

Asimismo, el optimismo ha caído desde el 52% en mayo de 2017, cuando iniciaba sus acciones el actual gobierno, hasta el 26% en noviembre de 2018, lo que significa que las expectativas para el próximo año son negativas, más aún cuando el gobierno tiene que seguir tomando medidas necesarias de ajuste para que la economía se restablezca un poco.

Otro dato significativo es que los optimistas, entusiasmados y esperanzados en que mejoren las condiciones del país, que en mayo de 2017 representaban el 52,4% de la población, o sea más de la mitad de los habitantes; ahora son solo el 23,3%, menos de la cuarta parte. Mientras tanto, los preocupados, tristes, frustrados y llenos de incertidumbre, que en mayo de 2017 sumaban el 43,6% de la población, en diciembre de 2018 bordean el 70%.

Con esos sombríos antecedentes, es natural que la población vaya perdiendo vertiginosamente la confianza en la gestión del presidente de la República, que casi todo el tiempo que va de su periodo ha dedicado a los temas políticos y ha tomado solo decisiones tipo “calmantes”, para una economía que requería y ahora exige “operación de pulmones” porque se asfixia.

Los datos de CEDATOS muestran que la aprobación de la gestión de Moreno era del 47% en mayo de 2017, subió al 77% en agosto de ese año, porcentaje que no habían logrado sus predecesores, y ahora es poco menos de la mitad de esa importante cifra. Quienes desaprobaban eran solo el 23% en mayo de 2017, bajaron al 17% en agosto siguiente y se han incrementado al 54,6% al 17 de diciembre de 2018.

Mirando al futuro, el año 2019 no es nada prometedor y el propio gobierno lo ve obscuro, al igual que los organismos internacionales, que apenas calculan un crecimiento del PIB de alrededor del 1%, poco más, poco menos.

Desde mi punto de vista, en lo político las elecciones de alcaldes y prefectos son de enorme importancia, porque se va a mirar el peso relativo de cada uno de los grandes grupos electorales para las elecciones presidenciales del 2021. Los que sean fuertes no van a necesitar de alianzas para plantear candidatos presidenciales y a la Asamblea; pero, los otros, van a tener que hacer alianzas y ya sabemos como resultan las negociaciones y a quiénes se busca para ocupar las curules, muy populares en los medios de comunicación o los deportes, pero poco preparados para tomar decisiones por propia iniciativa, “obedientes y no deliberantes”.

En lo económico, mantengo que mientras la Constitución sea la estatista que nos rige, el costo de vida sea tan alto como es ahora y haya rigidez en lo laboral y mayor peso tributario, no habrá un importante flujo de inversión privada. Y si ella no hay, no habrá producción y por tanto empleo, con lo que faltará consumo para aceitar la máquina y dinamizar al país.

La deuda externa seguirá subiendo y el servicio de ésta se elevará, lo que pondrá en serios aprietos al gobierno y en la necesidad de buscar cómo tapar un hueco pequeño posiblemente abriendo uno más grande. Un acuerdo con el FMI y la negociación de la deuda para diferirla lo más que se pueda, en mejores términos financieros y de condiciones o exigencias, es deseable y mientras más pronto se lo haga será mejor. Decir que, porque se ha conseguido mil millones al 6,5% se ha ahorrado harto dinero, es buen chiste, pero serio problema a la hora de pagar. 

En lo social, algunos de los resultados de los años de las vacas gordas, incluyendo número de beneficiarios de los bonos, número de empleos estatales, asignaciones para ciertos destinos culturales, subsidios generalizados, como ya lo estamos palpando, tendrán que reducirse o eliminarse y ello agravará los problemas del país.

En lo internacional, dudo mucho sobre que vayan a venir inversiones privadas millonarias y que vayamos a entrar a la Alianza del Pacífico. Las gestiones para ir a la OCDE, si dan resultado, por prematuras nos ponen en la situación de niños de pecho entrando a la universidad. Esperemos que el precio del petróleo se mantenga sobre 50 dólares y que exportemos más productos a más países. Aspiremos a que el gobierno maneje adecuadamente la inmigración venezolana. Confiemos en que se logren algunas extradiciones claves, para que los corruptos vengan a rendir cuentas. Mostremos al mundo que somos un país de paz y en el que rige la democracia real. Hay que pedir a Dios que otros países “no nos hagan chinos”. 

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