En pocos días más iniciará el
año 2019. Como siempre, el 31 de diciembre se quemará el año viejo, con la
esperanza de que el nuevo sea mejor para el país, las empresas, las familias,
cada uno de los ecuatorianos y de los habitantes de este mundo.
Según las encuestas, monigotes
de Moreno y Correa son los candidatos con mayor aceptación para quemarse en
todo el país. Junto a ellos debería quemarse a la corrupción, que ha causado
tantos daños, deja una herencia para mucho tiempo y todavía ronda las altas
esferas estatales.
¿Cuál es la situación actual
del país? Las sombrías respuestas están relacionadas con cinco campos muy
importantes: ético, político, económico, social, internacional.
En el primero, la corrupción
que todos los días se constata en los diversos niveles de la vida nacional no
puede ser más angustiante. En las más altas esferas del gobierno de Correa, los
altos funcionaros, que debieron ser siempre ejemplo positivo para el resto de
ciudadanos, han considerado propio al dinero del país y al conseguido con
endeudamiento, y se lo han robado o lo han malgastado en forma irracional e
inmoral, porque su cantaleta era la de que gobernaban para mejorar las
condiciones de vida del pueblo pobre y todo el pobre pueblo ecuatoriano ahora
sabe que lo que querían era enriquecerse “a cielo abierto”, pensando que habían
encontrado la mina inacabable; o, en otro sentido, se desinteresaron por
completo de cómo se construían los megaproyectos, en los cuales más de una
empresa extranjera y sus subcontratistas nacionales nos han hecho “los chinos”,
porque recibían grandes tajadas de ese queso inmenso que fueron los recursos de
que dispuso el gobierno 2007 – 2017.
En la Asamblea Nacional, los
mal llamados “diezmos” han sido práctica de muchos asambleístas del partido de
gobierno, dizque para engrosar las arcas de Alianza País; los ahora
descubiertos consideran que lo que han hecho es lícito y posiblemente
patriótico, porque ayudaba a sostener en su puesto a Correa, su camarilla y a
ellos mismo. La exvicepresidenta hablaba de que siempre tendrá la frente en
alto, cuando los “diezmos” que ha recibido no han ido a AP y tampoco a Alianza
Bolivariana Alfarista, porque ese movimiento no existía legalmente y no se sabe
todavía para qué sirvieron. Para Ripley, ha tenido “licencia” de 9 años en el
SRI y va a regresar, o sea que al ratón lo colocan en la quesería.
Las Fuerzas Armadas, atacadas
duramente por el gobierno anterior porque no se dejaron convertir en
instrumento correísta, también registran malos elementos que se han dedicado a
traficar drogas y lo que es más grave, armamento y municiones para movimientos
y delincuentes que atentan contra la vida de los ecuatorianos y la soberanía
del país.
La Contraloría, la Judicatura,
la Corte Nacional, la Fiscalía han servido solamente para obedecer a Correa o
para delinquir, como se está demostrando en las investigaciones que hacen las
autoridades actuales de algunos de esos organismos. Debiendo ser sus jefes hombres
probos y sujetos a toda prueba de moral, algunos de ellos están fugados y otros
en investigaciones que no acaban porque, como dice el pueblo, entre los
investigadores también hay “ropa tendida”. En fin, la moral nacional anda por
los suelos y el gobierno actual y las autoridades judiciales marchan casi en el
propio terreno. No hay un dólar recuperado de los robos, no hay sentencias en
firme. Para colmo, ya hay candidatos a alcaldías y prefecturas que dicen que
seguirán haciendo lo que les enseñó el “maestro” o que seguirán llevando a la
práctica los ideales de la “revolución ciudadana”…
En lo político, gracias a los
bonos entregados a más de un millón de gentes, a los cargos públicos para los
miembros del movimiento del gobierno y a algunas mega obras que ahora se sabe
han sido de relumbrón, con fallas antes de ser inauguradas, hay todavía
insensatos que piensan que Correa ha hecho una labor que hay que agradecer y
repetir.
El presidente Moreno, luego de
una primera etapa de desilusión con respecto a su antecesor y el Socialismo del
Siglo XXI, ha hecho una labor compleja de depurar los mandos gubernamentales superiores,
empezando por su gabinete; pero, todavía quedan visibles muchos de los
correístas que parecen morenistas pero tienen su corazón con el líder de la
revolución de los 300 años y, lo que es muy preocupante, hay muchos de los que
se conoce como “topos”, en los mandos medios, que trabajan en el gobierno, pero
que le serruchan el piso.
Moreno, que llegó al poder con
una gran confianza de la población según CEDATOS, ha ido perdiendo esa
importante base y ahora son muchos más en el país los desilusionados que los
esperanzados, porque no ven decisiones prontas y eficaces en varios campos de
actividad. Le han golpeado duramente las situaciones de su vicepresidente Glas,
al que aceptó de mala gana como su segundo y de su vicepresidenta Vicuña, a
quien le dio esa función apantallado por su discurso seudo revolucionario y su
situación de mujer joven de verbo fácil.
La oposición no tiene líderes nacionales
aglutinantes, quizás uno o dos que parece no quieren tener o no tienen fuerza
suficiente para hacerse sentir en el país y construir sus plataformas
electorales para el 2021. La población, más desencantada de los políticos de lo
que ha estado en este siglo, muestra una apatía total con respecto a las
próximas elecciones provinciales, aun cuando ellas serán justamente un
termómetro de gran importancia para saber si el gobierno actual tiene fuerza
suficiente para tomar algunas medidas duras y si en el 2021 habrá un presidente
en quien confiar, respaldado por un partido, un movimiento o un acuerdo
multipartidista con visión de futuro y honrado.
La política, que debería ser
la actividad mediante la cual ciudadanos honorables prestan su contingente para
contribuir a mejorar la situación de la mayoría de la población, se ha vuelto
en muchos casos, como se lo comprueba en muchos países y desgraciadamente en
éste, en un negocio ilegal destinado a generar en el menor tiempo posible
grandes fortunas para los gobernantes de turno, sus familias y sus corifeos.
Leo en la prensa que
familiares muy cercanos de varios prefectos y alcaldes van a terciar en las
próximas elecciones. Debería haber una ley que lo prohíba. Porque si ganan,
¿cómo van a fiscalizar a su esposo, papá o pariente? Además, la democracia debe
dar oportunidades a otras personas y no solo a familias predestinadas … al
cacicazgo.
En lo económico, la crisis
nacional está presente y no tiene visos de desaparecer. Tozudamente, en más de
un año y medio de gobierno, se ha seguido fielmente la ruta del gobierno
anterior y pese a las denuncias presidenciales de que no había mesa servida, de
que la deuda tiene un valor enorme de más de 60 mil millones de dólares, de que
la burocracia es inmensa, etc., etc., no se ha hecho casi nada para solucionar esos
problemas y, al contrario, se los ha agudizado.
El PIB de este año y del
siguiente no serán mayores del 1% Eso significa que la economía global del país
marcha y marchará en su propio terreno y que la situación de cada ciudadano
empeora y será cada día peor, porque la población crece más rápidamente que el
PIB.
La inversión no crece al ritmo
necesario. El presidente Moreno ha dicho que el sector privado ha invertido
este año 17 mil millones de dólares. ¿Conoce alguien en dónde están grandes
proyectos que sumen ese valor? Y como la inversión no ha crecido, no lo ha
hecho la producción, tampoco el empleo y peor el consumo.
En cuanto al empleo, la
situación se ha agravado mucho, por el ingreso de más de 250 mil venezolanos
que han afectado a los nacionales no solo en cuando a la oferta numeraria, sino
con respecto a los niveles salariales. Son 250 mil nuevos habitantes afincados
en este territorio y asumiendo 5 personas por familia, se necesitan al menos 50
mil empleos adicionales a los requeridos por los ecuatorianos.
La deuda, en vez de reducirla
se la ha aumentado y se sigue buscando angustiosamente quién preste más, para
salvar las exigencias financieras de cada mes. En vez de reducir el personal y
los egresos por burocracia, se los ha aumentado, con el pretexto de que no se
puede mandar a la calle a los padres de familia, pero sabiendo que hay miles de
pipones bien pagados que no hay razón para mantenerlos calentando asientos e
inventando trámites.
¿Qué piensa la población
respecto a la situación del país?:
Tanto en mayo de 2017, cuando
se posesionaba Lenin Moreno como presidente de la República, como el 17 de
diciembre de 2018, la población centraba sus preocupaciones en tres temas:
desempleo y subempleo en primer lugar (en mayo de 2017 el 28% y en diciembre de
2017 el 25,6%), problemas económicos, entre ellos la carestía, la pobreza y la
deuda pública (21% en mayo de 2017 y 23,3% en diciembre de 2018), la corrupción
(15% en mayo de 2017 y 13,8% en diciembre de 2017). En este último caso, hay
que considerar que también la población se preocupa por la inseguridad, la
violencia, las drogas y el alcoholismo, cuyos porcentajes sumados hacen que las
delincuencias de “cuello blanco” y las otras sean el principal problema
nacional, con alrededor del 30% de las respuestas logradas.
El 61% de las personas
consultadas en noviembre de 2018 por CEDATOS, que representan a toda la
población del país, porque son escogidas técnicamente, en función de su lugar
de residencia, género y edad, dicen que el país va por mal camino, cuando en
diciembre de 2017 solamente pensaba en esa forma el 41%. La preocupación es
mayor, cuando poco más de las tres cuartas partes de la población dicen que la
economía nacional va por mal camino y apenas un 19% dice que ella va por buen
camino.
Asimismo, el optimismo ha
caído desde el 52% en mayo de 2017, cuando iniciaba sus acciones el actual
gobierno, hasta el 26% en noviembre de 2018, lo que significa que las
expectativas para el próximo año son negativas, más aún cuando el gobierno
tiene que seguir tomando medidas necesarias de ajuste para que la economía se
restablezca un poco.
Otro dato significativo es que
los optimistas, entusiasmados y esperanzados en que mejoren las condiciones del
país, que en mayo de 2017 representaban el 52,4% de la población, o sea más de
la mitad de los habitantes; ahora son solo el 23,3%, menos de la cuarta parte.
Mientras tanto, los preocupados, tristes, frustrados y llenos de incertidumbre,
que en mayo de 2017 sumaban el 43,6% de la población, en diciembre de 2018
bordean el 70%.
Con esos sombríos
antecedentes, es natural que la población vaya perdiendo vertiginosamente la
confianza en la gestión del presidente de la República, que casi todo el tiempo
que va de su periodo ha dedicado a los temas políticos y ha tomado solo
decisiones tipo “calmantes”, para una economía que requería y ahora exige
“operación de pulmones” porque se asfixia.
Los datos de CEDATOS muestran
que la aprobación de la gestión de Moreno era del 47% en mayo de 2017, subió al
77% en agosto de ese año, porcentaje que no habían logrado sus predecesores, y
ahora es poco menos de la mitad de esa importante cifra. Quienes desaprobaban
eran solo el 23% en mayo de 2017, bajaron al 17% en agosto siguiente y se han
incrementado al 54,6% al 17 de diciembre de 2018.
Mirando al futuro, el año 2019
no es nada prometedor y el propio gobierno lo ve obscuro, al igual que los
organismos internacionales, que apenas calculan un crecimiento del PIB de
alrededor del 1%, poco más, poco menos.
Desde mi punto de vista, en lo
político las elecciones de alcaldes y prefectos son de enorme importancia,
porque se va a mirar el peso relativo de cada uno de los grandes grupos
electorales para las elecciones presidenciales del 2021. Los que sean fuertes
no van a necesitar de alianzas para plantear candidatos presidenciales y a la
Asamblea; pero, los otros, van a tener que hacer alianzas y ya sabemos como
resultan las negociaciones y a quiénes se busca para ocupar las curules, muy
populares en los medios de comunicación o los deportes, pero poco preparados
para tomar decisiones por propia iniciativa, “obedientes y no deliberantes”.
En lo económico, mantengo que
mientras la Constitución sea la estatista que nos rige, el costo de vida sea
tan alto como es ahora y haya rigidez en lo laboral y mayor peso tributario, no
habrá un importante flujo de inversión privada. Y si ella no hay, no habrá
producción y por tanto empleo, con lo que faltará consumo para aceitar la
máquina y dinamizar al país.
La deuda externa seguirá
subiendo y el servicio de ésta se elevará, lo que pondrá en serios aprietos al
gobierno y en la necesidad de buscar cómo tapar un hueco pequeño posiblemente
abriendo uno más grande. Un acuerdo con el FMI y la negociación de la deuda
para diferirla lo más que se pueda, en mejores términos financieros y de
condiciones o exigencias, es deseable y mientras más pronto se lo haga será
mejor. Decir que, porque se ha conseguido mil millones al 6,5% se ha ahorrado
harto dinero, es buen chiste, pero serio problema a la hora de pagar.
En lo social, algunos de los
resultados de los años de las vacas gordas, incluyendo número de beneficiarios
de los bonos, número de empleos estatales, asignaciones para ciertos destinos
culturales, subsidios generalizados, como ya lo estamos palpando, tendrán que
reducirse o eliminarse y ello agravará los problemas del país.
En lo internacional, dudo
mucho sobre que vayan a venir inversiones privadas millonarias y que vayamos a
entrar a la Alianza del Pacífico. Las gestiones para ir a la OCDE, si dan
resultado, por prematuras nos ponen en la situación de niños de pecho entrando
a la universidad. Esperemos que el precio del petróleo se mantenga sobre 50
dólares y que exportemos más productos a más países. Aspiremos a que el
gobierno maneje adecuadamente la inmigración venezolana. Confiemos en que se
logren algunas extradiciones claves, para que los corruptos vengan a rendir
cuentas. Mostremos al mundo que somos un país de paz y en el que rige la
democracia real. Hay que pedir a Dios que otros países “no nos hagan
chinos”.
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