Hace unos días, en el Directorio del Colegio de
Economistas de Pichincha (CEP), debatíamos sobre las políticas económicas del
actual gobierno y las realidades del contexto internacional. Uno de los
economistas decía que, en un seminario al que había asistido, entre las
explicaciones sobre el futuro mundial de un conferencista chileno y el plan para
su área de un miembro del gabinete ministerial, había una diferencia enorme de
concepción.
El primero hablaba de que el mundo cambia
constantemente y que los inventos y descubrimientos de este siglo eran de tal
magnitud, que ponían en serio peligro muchos de los empleos de la actualidad y,
en cambio, los empleos futuros requerían de gente muy preparada, para manejar
maquinarias y equipos ahora sometidos a prueba y en el futuro trascendentes.
El funcionario nacional explicaba la forma en que el
gobierno piensa generar empleo y sus visiones no iban más allá del incremento
de la productividad y eventualmente la competitividad para el mercado nacional,
con algunas expectativas de exportación, pero sin considerar ese veloz cambio
mundial de que hablaba el expositor chileno.
Al salir de la reunión del CEP, consideré que era
necesario investigar sobre los empleos que se volverán obsoletos en las
próximas décadas (y a los que no conviene orientar a los jóvenes), los empleos que ya están apareciendo y los que
se prevé asomarán pronto.
Son muchos los trabajos que a poco irán perdiendo su
razón de ser y serán muchos los nuevos que aparecerán. Una verdad evidente es
que, para desempeñarse bien en los nuevos trabajos, los aspirantes tendrán que
estar muy bien formados científica o tecnológicamente y haber cursado tercero o
cuarto nivel de educación, lo cual es una gran responsabilidad para los
diseñadores de políticas educacionales de escuelas y universidades. [1]_/
Según un estudio de cursos.com, los que siguen son trabajos que desaparecerán dentro de
veinte y cincuenta años por practicidad, agilidad, rendimiento y gastos
económicos.
Taxista. Desde la aparición de plataformas
como Uber y Cabify, la profesión de los taxistas pende de un hilo. Las
aplicaciones que permiten tener un conductor privado o incluso compartir coche
crean inquietud en este sector. Más aún, se vuelven seguros los autos sin
chofer.
Agente de viajes. Muchas agencias están cerrando a
causa de la digitalización. Ya no es necesario ir a una oficina para contratar
paquetes de viajes. Gracias a las webs de viajes que encontramos online,
podemos contratar desde casa vuelos y hoteles a precios muy asequibles.
Cajero de banco o de supermercado. Las máquinas con sistemas
automáticos de cobro están substituyendo al personal de los supermercados. La relación
instantánea con el banco, a través de
aplicaciones y asistentes telefónicos dejarán fuera a los cajeros de banco.
Cartero. Las cartas son ahora una rareza. Se
recibe correos electrónicos a toda hora y se puede conocer todo tipo de
información desde el teléfono móvil. El correo en papel es obsoleto. El
transporte urgente de paquetes seguirá creciendo, gracias a los pedidos por internet, pero ya se empieza a hacer muchas entregas con drones.
Empleado de centro de atención telefónica. Será sustituido por plataformas
electrónicas que dispondrán de reconocimiento de voz y, gracias a la
inteligencia artificial, serán capaces de identificar la ironía, los sarcasmos
e incluso los enfados de los clientes.
Agricultor. Gracias a los avances tecnológicos,
los granjeros cada vez necesitarán menos personal y así crecerá la
productividad y la competitividad. Pero, aunque este oficio no desaparezca del
todo, los jóvenes de zonas rurales migrarán a las ciudades.
Trabajador de imprenta y librería. Todo el mundo puede descargar un
libro, un diccionario e incluso enciclopedias on line, en cualquier aparato
electrónico y esto causará la muerte o escasa demanda de los libros en papel. Las
imprentas no requerirán empleados y las librerías cerrarán. No será necesario tener
estanterías de libros, porque la información ya se encuentra en Internet.
Taquillero de cine y espectáculos. Las salas de cine, al igual que
muchos otros lugares similares, estarán automatizados, por lo que el personal
será prescindible. Ya se puede comprar entradas on line y se espera que en el
futuro se ajusten los precios de las entradas según la demanda de las
películas.
Maquinista de tren. Los trenes seguirán existiendo, pero
serán pilotados de manera automática o varios por una persona desde una cabina.
Actualmente ya existe este servicio de transporte, pero está formado por
lanzaderas que viajan cortas distancias (people mover).
No importa si el tiempo necesario para el cambio sea
de unos pocos años o dos décadas; la verdad es que estos empleos y otros de
características similares, pueden volverse innecesarios o de tan poca demanda,
que no justifiquen que los jóvenes pongan atención en ellos.
Por el
contrario, uno de los grandes miedos de la actualidad es que las máquinas
acaben desplazando trabajadores. De hecho, según algunos
estudios, puede que para 2030, entre 400 y 800 millones de personas
vean sus puestos de trabajo ocupados por robots o Inteligencia artificial. Pero,
también se crearán nuevos puestos de
trabajo, derivados de nuevas tecnologías. Por lo menos, así lo revela un estudio
publicado por el 'Centro para
el Futuro del Trabajo (CFW)', organización que se encarga de
examinar cómo evoluciona el trabajo en respuesta a las nuevas tecnologías. El
estudio analiza las principales tendencias
macro económicas, políticas, demográficas, socioculturales, empresariales y tecnológicas
de hoy en día, y se basa en ellas para deducir cuales son los nuevos trabajos
que aparecerán en los próximos 10 años. [2]_/
El Centro asegura que, el tipo de trabajos existente
lleva décadas cambiando, para seguir el ritmo de la tecnología, por lo que no
debería preocupar que se modifique. Después de todo, asegura esa entidad, las nuevas máquinas seguirán necesitando
humanos. El Centro también asegura que, lo único que harán los robots,
será efectuar los trabajos de peor calidad, mientras que se podrá aspirar a
otros mejor remunerados (aunque necesitando una mejor cualificación); además, dice
que los robots pueden solucionar muchos problemas, pero también crean otros, y de ahí nacen sus propuestas de cara al
futuro.
Según el CFW, hay 21 nuevos trabajos que nacerán antes
del 2030, que se pueden agrupar en tres
áreas concretas, que se debería dominar para asegurar el trabajo del
futuro. La primera es el 'coaching' y la capacidad de poder entrenar e instruir
a otras personas; después, la habilidad de identificar patrones para conectar
personas y promover la colaboración entre hombre y máquina; por último, la
capacidad de cuidar y ayudar a mejorar la salud y el bienestar de las personas.
De ellos se escogerá los más novedosos, para mencionar en este Boletín.
Detective de datos: Persona encargada de investigar los
"misterios" del Big Data, e interpretar lo que estos datos le están
queriendo decir a las empresas. Para este trabajo hará falta tener experiencia
en investigación, experiencia en la legalidad como abogado o asistente legal,
estudios en ciencia de datos, o grados superiores en matemáticas, filosofía o
economía.
Facilitador de Investigación Tecnológica (IT): Su objetivo sería crear plataformas
de autoservicio automatizado, que permitan a los usuarios seleccionar las
aplicaciones IT deseadas y crear asistentes virtuales para mejorar el
rendimiento de los empleados. Hará falta un Máster en IT, ciencias computacionales,
ingeniería o administración de negocios, así como experiencia probada en el
sector.
Oficial de abastecimiento ético: Encargado de asegurarse de que la
distribución del ingreso corporativo se alinee con los estándares establecidos
por los clientes y empleadores de la empresa, investigando sus deseos éticos y
la manera en la que se obtiene y se gasta el dinero de la empresa. Harán falta
personas con dotes de comunicación, capacidad analítica y antecedentes
educativos o experiencia en negocios.
Gerente de Desarrollo de Negocios de Inteligencia
Artificial (IA): La IA
ayudará a realizar muchas tareas en el futuro. Las empresas que las desarrollen
necesitarán personal cualificado para encontrar clientes que quieran comprarla.
Hará falta conocimientos y experiencia en IA y machine learning, así como
conocimiento de desarrollo empresarial y ventas.
Experto de Edge Computing: En lugar de procesar datos en un
servidor centralizado, cada dispositivo de la red desempeñará su propio papel
en el tratamiento de la información, y hará falta expertos que sepan mantener
estos sistemas. Se necesitará un doctorado en ciencias computacionales,
electrónica, telecomunicaciones, ingeniería eléctrica o similares.
Walker/Talker: Con las máquinas ocupándose de los trabajos más
pesados, posiblemente la gente vivirá más y hará falta más personas que se
hagan cargo de los mayores. No haría falta una gran cualificación, tan sólo no
tener antecedentes penales y disfrutar interactuando y sobre todo escuchando a
otras personas.
Técnico de asistencia sanitaria asistido por IA: Implica combinar trabajo presencial
con pacientes generales y trabajo remoto con pacientes más vulnerables, en lo
cual ayudará la IA. Hará falta un grado universitario en enfermería o un campo
relacionado y experiencia, así como ser competente en el manejo de paquetes de
software y equipos de pruebas (test) digitales.
Analista de Cyber City: Las ciudades del futuro
recopilarán datos de sus activos y sus ciudadanos, y hará falta gente
cualificada para analizarlos, asegurar su seguridad y reparar los flujos de
datos automáticos defectuosos o pirateados. Harán falta conocimientos
informáticos, en circuitería, analítica e ingeniería digital.
Director de Cartera Genómica: La biotecnología hará que se creen
empresas especializadas en el análisis de ADN y edición genética, y hará falta
gente encargada de comercializar estas soluciones y las nuevas medicinas que se
creen a partir de ellas. Será necesaria una licenciatura con un enfoque
específico en genómica, así como experiencia en laboratorios y marketing.
Gerente de equipos Hombre-Máquina: Cada vez será más común que los
humanos tengan que unir fuerzas con robots y software de IA en sus puestos de
trabajo, y hará falta un responsable de optimizar estos trabajos y que máquinas
y humanos consigan trabajar bien juntos. Hará falta un postgrado en psicología
experimental o neurociencia, y un máster relevante en informática, ingeniería o
recursos humanos. También experiencia en alguna de estas áreas.
Director de confianza: Las empresas necesitarán oficiales
financieros de confianza y experimentados que trabajen con sus equipos internos
para mejorar su presencia financiera, haciendo "malabarismos" con las
criptomonedas y aplicando transparencia. Hará falta mucha experiencia en campos
como el comercio de criptomonedas, blockchain, comercio financiero tradicional,
relaciones públicas y marketing, así como un Máster en finanzas, gestión de
inversiones, economía o contabilidad.
Constructor de viajes de realidad aumentada: Gente apta para diseñar, escribir,
crear, calibrar y desarrollar experiencias y viajes en realidad aumentada. Juegos,
aplicaciones o viajes históricos. Hará falta una licenciatura o experiencia
equivalente en escuelas de cine acreditadas, experiencia en juegos masivos
online de muchos jugadores (massively multiplayer online role-playing game –
MMORPGs) y dominio de desarrollo en
3D.
Controlador de autopistas: Para monitorizar, regular,
planificar y manipular el espacio aéreo y vial, monitorizando y programando las
plataformas automáticas de IA utilizadas para la gestión del espacio, de
vehículos autónomos y drones. No haría falta cualificación universitaria, pero
sí estudios de informática, matemáticas, física e idiomas. También, buena
agilidad mental y capacidad de comunicación.
Oficial de Diversidad Genética: La edición genética creará nuevas
élites genéticamente perfectas, por lo que en las empresas hará falta una
política de inclusión para el resto de mortales, y personas capacitadas de
llevarlas a cabo. Hará falta un título avanzado en biología o genómica, así
como muchos años de experiencia en cargos de igualdad genética.
La idea del autor de este Boletín es interesar a los
planificadores, especialmente a los encargados de diseñar políticas de empleo,
en la investigación de la forma en que se darán las oportunidades de trabajo en
el mediano y largo plazo y cómo aprovecharlas, porque las producciones primarias
van perdiendo importancia; las producciones industriales tienen que migrar
hacia la electrónica, la informática, la robótica y el transporte a larga
distancia; las producciones de servicios modernos, algunos todavía
inexistentes, deben ser una meta, si se quiere realmente cambiar la matriz
productiva del país.
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