Dicen que el juego
de pelota con los pies y eventualmente con las manos, se practicaba muchos
siglos antes de Cristo, en China, con fines rituales. También era realizada por
los mayas, para lograr que una pelota (o la cabeza cercenada de un enemigo) pase
por un aro de piedra.
El futbol moderno se
acepta que tuvo su nacimiento en Inglaterra, en la segunda mitad del siglo XIX y
que de allí pasó a otros países, llegando en la actualidad a popularizarse en
más de 200 de aquellos, a tal punto que los campeonatos mundiales juntan en los
estadios a centenares de miles de hinchas de los equipos y alrededor de los
televisores a miles de millones de espectadores, dependiendo del momento de la
competencia y la calidad de los participantes.
En estos días todos
estamos atentos al Mundial de Fútbol de Rusia y especialmente a lo que pasa allí
con los equipos de América del Sur. Pese a que no tenemos un equipo nacional
jugando, se siente en las ciudades, las oficinas y los medios de comunicación,
el interés por lo que sucede en Moscú y otras ciudades. Como sudamericanos,
quisiéramos que Argentina, Brasil, Colombia o Uruguay, por orden alfabético, lleguen
a la final y sea uno de ellos el campeón mundial, pero aun es temprano para aspirar
a ello con cierta precisión.
Los resultados, que
dirán qué país es el nuevo campeón del mundo, solo se tendrán a inicios de
julio, pero cada día la situación se volverá más interesante, para saber cuáles
serán los equipos que pasarán a octavos, luego a cuartos y finalmente al juego para
definir el campeón.
La Federación
Internacional del Fútbol Amateur (FIFA), que dirige ese deporte a nivel mundial,
tiene más países miembros que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y,
en cierto modo, aunque moviliza mucha gente y miles de millones de dólares, funciona
al margen de las normas nacionales e internacionales de los gobiernos, para los
efectos de conducir ese deporte, debido a su carácter amateur.
La importancia económica positiva del fútbol surge de lo que produce por diversas
fuentes: construcción de estadios y sus periferias, valor de los contratos de
los futbolistas y de los cuerpos técnicos, desplazamientos de los equipos entre
ciudades, seguros de los futbolistas, sueldos y recompensas de los entrenadores
y jugadores por los triunfos en los
eventos, costo de funcionamiento de las federaciones nacionales, ingresos de
taquilla, pagos por las transmisiones de televisión y radio por los juegos, desplazamientos
de los equipos y cientos de miles de turistas hacia los lugares donde se
efectúan los partidos, camisetas de los equipos, publicidad, artículos
conmemorativos, decenas de otros motivos.
La construcción anual
de decenas de estadios en todos los países del mundo, algunos con características
monumentales y capacidad para decenas de miles de asistentes, representa no
solo trabajo para los constructores de esos grandes complejos deportivos, sino
para quienes tienen que ejecutar las avenidas y autopistas de acceso, las obras
ornamentales y los centros de servicios colaterales necesarios. Como ejemplo, para la construcción
de los estadios rusos se destinó más de 4 mil millones de dólares, valor
superior al que se gastó en Brasil para el campeonato anterior, pero hay que
advertir que el fútbol no es el deporte favorito en Rusia y que, con el Mundial,
se está tratando de promoverlo.
Con respecto a los contratos
de los jugadores y los cuerpos técnicos, para millones de niños y jóvenes futbolistas
de la calle, en su gran mayoría nacidos en familias pobres y con poca educación
formal, el fútbol es la posible y visible solución de sus graves problemas
económicos, porque significa una gran
oportunidad de volverse millonarios o al menos muy adinerados, antes de los 35 años,
lo que muestran sus ídolos, muchos jóvenes nacidos con el don de saber manejar
la pelota y jugar con éxito, que viajan por el mundo, poseen mansiones de lujo
en varias ciudades, tienen varios autos de lujo y aviones particulares y que,
por supuesto, se codean con personas de la alta sociedad y de los gobiernos de
sus países y del exterior, incluso llegando a relacionarse y casarse con “hijitas
de papá” o artistas, debido a su fama y fortuna.
Entre los ídolos de los niños y jóvenes, según una Infografía de
ElSalvador.com, el brasileño Neymar encabeza la lista de los jugadores más caros del
2018, con un valor de mercado de 244 millones de dólares, potenciados por sus
25 años de vida, sus 121 goles en 226 partidos jugados, además de un alto nivel
de distribución, gambeta y creación de oportunidades de gol.
El segundo de la lista es el argentino Lionel Messi, con valor de 196.7
millones. Él cuenta con 30 años, que para la organización influye en que su
capacidad ya llegó al máximo nivel, algo que es demostrado por sus 355 goles en
403 partidos con el Barcelona, con un alto puntaje en gambeta, creación de
oportunidades y disparos a meta.
El top 3 lo completa Karry Kane, de Inglaterra, con un valor de 192.5 millones de
dólares, gracias a sus 24 años y 92 goles en 169 partidos. Su posición también
viene marcada porque la Premier ha gastado muchos millones en fichajes y esto
le da un plus al valor de los jugadores de dicha liga, aunque en sus
estadísticas destaque únicamente la de disparos a meta.
Allí, Grissman, Luis Suárez, Pogba. Hazard, Dibala, Likaku,
Iguaín ocupan las siguientes posiciones y tienen valores que van desde 189 millones
de dólares hasta 129 millones.
Cristiano Ronaldo, muy
conocido en el mundo como rival de Messi en calidad de juego, de gran éxito en
el Campeonato Mundial de Rusia (aunque falló un penal ante Irán), aparece en el lugar 12 dentro de
este ranking. ¿La razón? Es el jugador de mayor edad del listado (32 años) y
tiene 372 goles en 486 partidos, algo que supera por mucho al promedio de
jugadores; además, de acuerdo con el CIES, su puntaje es superior únicamente en
el área de disparos a meta. [1]_/
También es necesario considerar el costo de los
cuerpos técnicos de los equipos. Los directores, los entrenadores de guardametas,
médicos, masajistas y demás, significan un costo más o menos alto dependiendo
de los equipos. Los 10 entrenadores
mejor pagados del mundo son: José Mourhino, del Machester United, con 28
millones de euros al año; Marcello Lippi, seleccionador de China, con 23,5
millones; Laurent Blanc, ex entrenador del Paris Saint Germain (PSG), con 20
millones; Carlo Ancelotti, del Bayern Munich, con 15,8 millones; Pep Guardiola,
del Manchester City, con 14,5 millones; André Villas-Boas, del Shanghai SIPG,
con 13, 5 millones; Jürgen Klopp, del Liverpool de Inglaterra, con igual
cantidad; Diego Pablo Simeone, del
Atlético de Madrid, gana 12 millones de euros al año; Luis Enrique, del FC
Barcelona, cobra 11 millones; Zinedine Zidan, que guió con mucho éxito al Real
Madrid hasta hace poco, también cobraba 11 millones. [2]_/
Rubro importante del movimiento económico generado por
el fútbol es el costo de las decenas de desplazamientos de los equipos, desde
las ciudades sede a otros lugares del país y del exterior, para competir en
campeonatos nacionales, internacionales y mundiales. Cada semana, miles de
jugadores y cuerpos técnicos, junto con directivos, viajan en avión, tren u
otros medios hacia los lugares de los eventos y eso produce millones de dólares
para las aerolíneas, las compañías de seguros, los hoteles donde se hospedan,
restaurantes, almacenes, etc.
La taquilla de los eventos, mayor cuanto más
importante es el partido, es otro rubro de gran significación económica.
Semanalmente, en el mundo en general, millones de partidarios de los equipos
que saltan a las canchas, pagan sus entradas para ver el espectáculo.
Además, la importancia de los partidos, sobre todo si
éstos son mundiales, representa un enorme atractivo para los publicistas y las
marcas internacionales, razón por la cual los medios de comunicación, en
especial las estaciones de televisión interesadas en transmitir los programas
en vivo y en directo, pagan enormes sumas de dinero, que recuperan vendiendo
espacios de publicidad, a las empresas dueñas de los espacios. Las
transmisiones y los análisis por la prensa de los partidos representan empleo
para mucha gente y demandan cantidad de equipos electrónicos muy especiales,
necesarios para dar fidelidad a las transmisiones.
El Mundial Rusia
2018, que inició 14 de junio, cuenta con 32 selecciones participantes,
cuyos planteles tienen un valor de mercado totalmente desproporcionado. El
sitio web alemán Transfer Market, especializado en transferencias y
valores de mercado, publicó el costo de cada una de las selecciones. La
selección con el valor más elevado es Francia
con 1.008 millones de euros (1.190 millones de dólares), mientras que Panamá, que jugará su primer Mundial;
ocupa el último lugar, con un valor de 8.43 millones de euros (9.95 millones de
dólares). [3]_/
El costo total estimado para Rusia, de la celebración
del evento, supera los 10.000 millones de dólares (un tercio del Presupuesto
anual del Ecuador). Es 5.000 millones menos que el costo de la Copa del Mundo
del 2014 en Brasil, y considerablemente más barato que los 50.000 millones de
dólares que costó organizar los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, también
en Rusia. El torneo se celebrará en 11 ciudades, en tres zonas horarias
diferentes. Con un promedio de 643 kilómetros de distancia entre las sedes, hay
una gran cantidad de terreno que tendrán que recorrer los aficionados; con
todo, el gobierno ruso decidió que los trenes entre esas ciudades no cobrarán a
los turistas que vayan al Mundial. [4]_/
La importancia local, nacional o internacional de los
partidos deriva en el costo de la publicidad y de la transmisión de los
partidos de fútbol. Muchas grandes empresas cuyas ventas ocurren en todo el
mundo, como algunas de bebidas y de ropa deportiva, pagan millones de dólares
por la publicidad ubicada en los estadios, la proporcionada por la televisión y
la radio y la colocada en los trajes deportivos de los futbolistas, algunos de
los cuales se dice que ganan más por este medio que por el valor de sus
contratos. Eso significa anualmente miles de millones de dólares, sobre todo en
Europa, donde el fútbol tiene las más altas cifras de costo operativo.
La importancia del fútbol se da, en términos
negativos, por las masivas paralizaciones
o enlentecimientos de actividades económicas que genera su práctica en países enteros,
las congestiones de tránsito a la entrada y salida de los partidos, la
dedicación de miles de policías a controlar los accesos a los estadios y el
comportamiento de los hinchas, los eventuales daños a la propiedad causados por
las “barras bravas”, el excesivo consumo de bebidas alcohólicas, y hasta
muertes en casos especiales, debidas a peleas entre desadaptados (no
fanáticos); o, a carreras desbocadas de los asistentes a algún evento, por
pánico resultante de causas naturales o problemas entre los jugadores que se
proyectan hacia los graderíos. Lamentablemente, la corrupción también está
presente, incluso en las más altas esferas de la FIFA y por eso, varios de los
directivos mundiales, regionales y nacionales de varios países están en la
cárcel o tienen cuentas pendientes con la justicia.
En todas partes del mundo, pero especialmente en
algunos países, el fanatismo de las llamadas “barras bravas” y la eventualidad
de actos de terrorismo como los que se han dado en algunas ciudades, obliga a
los gobiernos a destinar fuertes contingentes policiales a controlar las
actividades dentro y alrededor de los estadios, antes, durante y después de los
partidos de fútbol, con cientos de policías, sistemas de comunicación,
helicópteros, drones y otros medios de prevención. Eso tiene un costo
importante para los países, si se tiene en cuenta que, sobre todo en los fines
de semana, hay eventos en miles de ciudades y agrupan a decenas de miles de
personas en cada sitio, cuya tranquilidad se requiere garantizar.
También hay que valorar el costo que significan las
congestiones de tránsito y las consecuentes demoras en las actividades
cuotidianas de las ciudades, que se producen en los lugares aledaños a los
estadios, en las fechas en que se realizan los espectáculos, más todavía cuando
asisten a ellos altas autoridades de los países, quienes por seguridad
requieren de facilidades de desplazamiento para ellas, pero complican la vida
de quienes van al fútbol como espectadores y de los residentes en las áreas
periféricas.
En el Ecuador, el fútbol es el deporte más popular.
Algunos jugadores nacionales tuvieron o tienen fama internacional, entre ellos Alberto
Spencer, Polo Carrera, Alex Aguinaga, Iván Kaviedes, Agustín Delgado, José Francisco
Cevallos, Ulises de la Cruz, Antonio Valencia, Edison Méndez y otros, cuyo
número felizmente va creciendo. La importancia económica tiene relevancia por
lo que pagan los clubes extranjeros a sus jugadores ecuatorianos; y, en Quito y
Guayaquil, donde los equipos grandes del país, sus jugadores de fama, las
transmisiones televisivas de los eventos mueven millones de dólares. Sin
embargo, en el resto del país no tiene importancia económica, incluso porque
los equipos están permanentemente en crisis financiera, porque la gente no
acude a los estadios, no hay empresas grandes que patrocinen a los clubes, que no
tienen dinero para pagar modestas remuneraciones a sus jugadores.
Lamentablemente, la Federación Ecuatoriana del
Fútbol pasó por una época muy grave de corrupción y su presidente anterior,
Luis Chiriboga, fue sancionado con 10 años de prisión por malos manejos. La pena se
fijó luego de que los jueces comprobaran su culpabilidad en el lavado de USD
6,1 millones durante su gestión al frente de la Ecuafútbol. [5]_/
ATENCIÓN: El 9 de julio de 2018 se iniciará
la publicación, cada 15 días, de boletines extras, con un diccionario económico
estructurado por el autor del blog.
[1] _/ https://www.elsalvador.com/deportes/futbol/377429/el-futbol-y-sus-astronomicas-cifras/
[3] _/ https://www.eluniverso.com/deportes/2018/06/07/nota/6798026/
[4] _/ https://cnnespanol.cnn.com/2017/04/15/esta-rusia-preparada-para-un-mundial-de-10-000-millones-de-dolares/
[5] _/ http://www.elcomercio.com/actualidad/luischiriboga-condena-prision-fef-lavadodeactivos.html
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