sábado, 10 de marzo de 2018

BOLETÍN 164: IMPORTANCIA DE LAS IMPORTACIONES



BOLETÍN 164: IMPORTANCIA DE LAS IMPORTACIONES

El Ecuador es un país cuya producción nacional resulta mayoritariamente de actividades del sector primario: agricultura, ganadería, pesca, silvicultura, minería e hidrocarburos. En consecuencia, para satisfacer las necesidades de gobierno y consumidores, el país requiere importar una gran cantidad de bienes industriales y muchos servicios modernos que no produce.

La importación de bienes que compiten con los que sí se producen en el país, generalmente primarios o de ramas industriales básicas (alimentos y bebidas, textiles y cuero, tabaco y sus elaborados, muebles, productos de la madera, algunos materiales de construcción) debe ser controlada y eventualmente encarecida vía aranceles y otras medidas, para evitar que afecte a la producción nacional. La importación de los bienes no producidos (maquinaria, materias primas de la siderurgia y la industria química) debe ser realizada en forma libre, cuando se sabe que, por la escala de producción (motores y cajas de cambio de vehículos) o por el tipo de productos (derivados del hierro y minerales no existentes) no se puede producir en el país.

La Organización Mundial del Comercio (OMC), de la cual el Ecuador es parte, tiende a que todas las importaciones en el mundo lleguen a ser materia de libre comercio; pero, como no todos los países están en capacidad de practicarlo, acepta que se apliquen aranceles sobre el valor de las importaciones y busca que cualquier otro obstáculo al comercio vigente, sea transformado en ese tipo de aranceles, con tarifas acordadas entre la OMC y el país.

Además, los acuerdos de la OMC comprometen a los países a aplicar la cláusula de la nación más favorecida, que en resumen dice que: toda ventaja, favor o franquicia que un país otorgue a otro en el comercio internacional, debe ser aplicada a sus demás Miembros, sin distingo.

Pero, hay dos excepciones a la regla: una, que señala que los grupos de países que busquen su integración económica pueden fijar sus propias normas para el comercio entre ellos, siempre que el objetivo del grupo sea el libre comercio; y, otra excepción, que acepta que un país desarrollado otorgue preferencias arancelarias a un país subdesarrollado, con el ánimo de apoyarlo para que salga de esa situación en el menor tiempo.

Por haberse acordado antes de la OMC o haciendo uso de esas excepciones, el Ecuador forma parte de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALADI) y de la Comunidad Andina. En la primera, formada por todos los países de América del Sur, más Cuba, México y Panamá, da y recibe preferencias arancelarias para ciertos productos, diferentes según los países. En la segunda, el país mantiene en vigencia la Zona Andina de Libre Comercio, junto con Bolivia, Colombia y Perú. También recibe, de parte de Estados Unidos y otros países, en aplicación del Sistema General de Preferencias (SGP), preferencias arancelarias para muchos productos.

Además, tiene suscritos acuerdos comerciales con la Unión Europea, Chile, Venezuela y otros países, para otorgarse mutuamente ventajas de tipo comercial y en otros órdenes.

Ahora bien, como no es sano para ningún Estado dejar que la población importe todo lo que se le ocurra, Ecuador adopta diversas medidas de control, que se expresan en prohibiciones de importación de ciertos bienes por el sector privado (armas pesadas y bienes patrimoniales de otro país, por ejemplo) limitaciones de tipo sanitario (sobre drogas, vegetales y animales, por ejemplo), aranceles ad Valorem que en el Ecuador pueden llegar al 30% sobre el valor CIF de la mercadería, impuestos específicos (dólares sobre el peso, el volumen o la unidad importada, según lo que rinda más al fisco) y otras medidas permanentes u ocasionales (como las salvaguardias de carácter monetario o con respecto a productos determinados).

En el año 1991 adoptó el gobierno un sistema arancelario ad Valorem muy racional, que fue el que luego se declaró al ingresar a la OMC, de 0% para productos muy necesarios al país, como maquinaria e insumos agropecuarios y medicinas; 5% para materias primas con bajo grado de elaboración, como tierra mineral, sal, lana de oveja; 10% para materias primas más elaboradas, como hilos y telas; 15% para partes y piezas de maquinarias y 20% para todo producto terminado, excepto los automóviles, que debían pagar inicialmente 40% y más tarde 35%.

Correa y su gente desbarataron ese sistema, en unos casos para apoyar a ciertas actividades como la textil y la del calzado y, en otras, para buscar recursos para el fisco. Además, en algunas oportunidades fijaron salvaguardias o torearon obligaciones internacionales, a disgusto de la OMC y la CAN, para reducir las importaciones, lo que lograron; pero, facilitando la subfacturación; el auge del comercio fronterizo, el contrabando y el ingreso de productos comprados en los duty free; varios conflictos con los países exportadores; y, al final, no obteniendo, en términos nacionales, el objetivo de ahorro de divisas que buscaban.

En el año 2017 las importaciones totales del país bordearon los 20 mil millones de dólares, cifra similar a la del año 2015, que muestra una recuperación importante con respecto al 2016 (25%), pero que está distante de la obtenida en 2014, cuando registró más de 27.700 millones.

Al contrario de lo que muchos piensan, las épocas de crecimiento económico de un país como el Ecuador no sirven para reducir las importaciones, sino para acrecentarlas. La razón es muy simple: se necesita más bienes de capital y materias primas para alimentar la oferta industrial, pero la población demanda más productos de consumo extranjeros, al elevarse sus ingresos.

El Banco Central del Ecuador registra cuatro grupos de bienes de importación: bienes para consumo, combustibles y lubricantes, materias primas y bienes de capital.

A su vez, los bienes de consumo los subdivide en bienes de consumo no duradero y de consumo duradero; las materias primas las aglutina en materias primas para la agricultura, para la industria y materiales de construcción; y, los bienes de capital los separa en agrícolas, industriales y equipos de transporte.

Los bienes de consumo importados en el año 2017 sumaron cerca de 4.600 millones, con un registro superior al del año anterior en el 43%, que se debe fundamentalmente a la eliminación de las salvaguardias anteriormente vigentes, la reducción del IVA del 14% al 12% y el inicio de la aplicación del Acuerdo comercial con la Unión Europea. Sobre el total de las importaciones representaron el 23%. Este dato es importante, porque significa que no son tan grandes como para preocupar, desde el punto de vista de la balanza de pagos, y que posiblemente las características de ciertos bienes no los hacen fácilmente sustituibles por producción nacional.

Bienes de consumo no duradero son todos aquellos cuya existencia y utilidad son efímeras; por ejemplo, los alimentos y las bebidas en general, los aceites comestibles, las medicinas, los productos de aseo personal y de limpieza. Bienes de consumo duradero son los que suelen utilizarse por periodos cortos o medianos, como ropa, muebles, electrodomésticos, libros, cuadernos, aparatos electrónicos. Las importaciones de bienes no duraderos sumaron cerca de 2.500 millones de dólares (12,5% de las totales) y las de bienes duraderos llegaron a casi 2 mil millones (10,5% de las totales). Hay aquí algunas posibilidades de sustitución interna.

Los combustibles y lubricantes (gasolinas y aceites para máquinas) son en su mayor volumen bienes de consumo, pero también sirven de insumos industriales. El Ecuador produce algunas cantidades, pero su producción no es suficiente, razón por la cual hay que comprar ciertos valores en el exterior. En el año 2017, las importaciones de estas clases sumaron alrededor de 3.300 millones de dólares, que significan la sexta parte de las totales.

La repotenciación de la refinería de Esmeraldas y la construcción de la Refinería del Pacífico tenían por propósito sustituir las compras externas de estos bienes, e incluso producir algunos productos petroquímicos, pero solo significaron desperdicio de recursos y grave corrupción.

Las materias primas son bienes que hacen posible, mediante su procesamiento, solos, mezclados o combinados con otros, la producción de otros bienes. Entre ellos se pueden mencionar los granos, el ganado, la leche, la madera, los minerales, los productos químicos y los derivados de esos productos, como harinas, cueros, tablas, varillas, abonos, pesticidas.

Las importaciones 2017 de esta clase de productos sumó poco más de 7 mil millones de dólares, lo que significa el 35% de las totales. El rubro de mayor importancia fue el de las materias primas para la industria, cuyo valor fue cercano a los 5.500 millones de dólares o el 28% de las totales.
En segundo lugar se ubicaron las importaciones de materias primas agropecuarias, con poco más de 1.200 millones de dólares, equivalentes al 6% de las totales. En tercer lugar se hallan los materiales de la construcción, con cerca de 500 millones de dólares o el 25% de las totales.

También aquí se puede hacer sustitución de importaciones, siempre y cuando haya los minerales necesarios para ello. Un problema básico para el país es que no tiene carbón ni hierro en cantidades suficientes y que por tanto no puede producir elaborados del hierro y acero; igual sucede para la producción de aluminio, porque no hay bauxita. Para la construcción, esta situación obliga a importar desde chatarra hasta productos muy elaborados, con el consiguiente costo elevado de las obras de infraestructura y vivienda.

Los bienes de capital son los que sirven al gobierno y a las empresas privadas para utilizar las materias primas y producir otros bienes. Entre ellos, motores, tractores, palas mecánicas, excavadoras, carretillas elevadoras, grúas, niveladoras, Requieren una inversión relativamente grande por unidad y se compran para ser utilizados durante varios años.

El Banco Central registra las importaciones de bienes de capital en tres rubros: agrícolas, industriales y equipos de transporte.

Las industriales son las mayores, con aproximadamente 3.400 millones de dólares en el año 2017 o el 17 % de las totales. Reúnen toda clase de máquinas para los diferentes sectores de la economía: motores, turbinas de vapor y de gas, compresores, engranajes, cojinetes, calefactores, enfriadores, congeladores, tornos, montacargas, impresoras para editoriales, tejedoras, cortadoras, lavadoras, secadoras, pasteurizadoras, molinos, taladros, etc.

Las importaciones de bienes de capital agrícolas (así las identifica el BCE), del año 2017, que deberían identificarse como agropecuarias, sumaron un poco menos de 140 millones de dólares, lo que representa menos del 1% de las totales. En ellas está comprendidos productos como: abonadoras, arados de discos, cavadoras, cortadoras, cosechadoras para diversos productos, compactadoras y descompactadoras, desmotadoras de algodón, desbrozadoras, desgranadoras, desvaradoras, enfardadoras o empacadoras, fumigadoras, rastras de dientes, motocultores, motores para riego, pulverizadoras, remolques, rodillos, segadoras, sembradoras,
tractores, trituradoras o moledoras, vendimiadoras, motosierras.

Una de las razones por las cuales estas importaciones tienen registro bajo, es que en la década anterior se le dio poca importancia gubernamental al sector agropecuario, cuyo aporte al PIB fue mucho menor al deseable y ocupó la cuarta o quinta posición entre los sectores económicos. 

Los equipos de transporte son: bicicletas, motocicletas, automóviles, camionetas, jeeps, buses, camiones, furgones, volquetas, barcos, avionetas, aviones, helicópteros, trenes, teleféricos. Las importaciones 2017 de estas clases de vehículos sumaron menos de 1.300 millones de dólares, lo que representa el 6,5% de las importaciones totales.

Los servicios que se importa constan en los sectores respectivos de la Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU), que tienen que ver con la producción de intangibles: comercio por mayor, financieros, comunicaciones, publicidad, salud, educación; además, los servicios de transporte internacional, el turismo externo, actividades profesionales.

La Balanza de Pagos del país registra una gran importación neta de servicios. La razón es que el Ecuador no los produce en cantidades significativas y en cambio, necesita comprarlos en el exterior para abastecer las necesidades nacionales. El rubro principal es el de transporte de carga marítima, porque carecemos de una flota propia. FLOPEC, que es empresa nacional para la exportación de petróleo, debe alquilar buques, porque sus unidades son insuficientes. Para el transporte aéreo internacional de turistas y carga, casi no hay participación ecuatoriana.

CONCLUSIÓN: Como se demuestra, la mayor parte de las importaciones de bienes y casi la totalidad de las importaciones de servicios, son necesarias para el desarrollo del país, incluso en áreas como las de la salud y la educación superior, que antes no eran transables; por tanto, el gobierno no las debe entorpecer y por el contrario las debe impulsar, a fin de multiplicar el abastecimiento necesario para el desarrollo de las actividades productivas. Su manejo de los acuerdos comerciales, los aranceles, las restricciones no arancelarias, el control aduanero, los regímenes especiales aduaneros, deben ser los más adecuados para que las empresas mejoren sustancialmente su competitividad, el Estado aporte con su efectividad y todo ello contribuya a la productividad nacional, orientada a generar bienestar de la población.

Cuando las importaciones sean temporales y destinadas a generar exportaciones, los trámites para controlarlas y autorizarlas deben ser lo más ágiles posible. Esto, especialmente, si su destino está en las llamadas zonas especiales de desarrollo económico (ZEDE), o en las industrias dedicadas a la maquila. En este campo, hay que aprender mucho de Colombia y su éxito con las zonas francas, ubicadas en todo el territorio, lo que analizaré en otra ocasión.

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