BOLETÍN 163 UN ACUERDO COMERCIAL CON LOS ESTADOS UNIDOS
LUIS LUNA OSORIO FEBRERO 26 DE 2018
Una de las
más importantes decisiones que el gobierno debe tomar y, según lo que afirma el
Ministro de Comercio Exterior, ya se ha tomado, es la de fortalecer las
relaciones del país con los Estados Unidos de América, para llegar a la firma
de un acuerdo comercial.
Hace casi 7 años, el 11 de abril de 2011, en el
primero de estos boletines, el autor de este Blog decía: “Para el Ecuador, las
relaciones de todo tipo con ese país son muy importantes, porque tienen que ver
con la política internacional (es el país más poderoso del mundo y el más
influyente en las áreas política, institucional, económica y financiera); el
comercio internacional, las inversiones, el turismo y la migración; y, en
muchos casos, sus decisiones de política interna son trascendentales para todo
el mundo. “, y abogaba por que el gobierno negocie y firme un tratado de libre
comercio con ese país.
Pero, como no ha peor sordo que el que no quiere
oír, Correa desoyó los pedidos de muchos líderes empresariales y analistas del
comercio exterior como yo, y prefirió acercarse a países que en estos diez años
solo han sido compañeros ideológicos, sin aportar nada para el desarrollo
nacional, en inversiones, empleo, comercio u otros aspectos.
Es más, empujado por sus admirados Castro y Chávez,
afectó de múltiples formas las relaciones con los Estados Unidos, poniendo
obstáculos en un camino que debía ser mejorado y ampliado para aprovechar los
vínculos con el más importante mercado ecuatoriano, capaz de aportar
inversiones, tecnología, cooperación técnica y financiera, apoyo político en
las relaciones internacionales; con demanda de crecientes volúmenes de
productos del país, capaz de enviar importantes cantidades de turistas; tomando
en cuenta, además, que es el lugar de residencia de muchos miles de ecuatorianos
que han llegado allá buscando el bienestar familiar.
Es urgente, entonces, trabajar en la ruta correcta
y, dada la coyuntura actual, conseguir la vigencia del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) hasta el año
2020 y, en este trienio, lo más pronto posible, dar forma al acuerdo comercial
y firmarlo, mientras se adapta la legislación nacional a los requerimientos de
esa norma bilateral y los empresarios elaboran sus planes de negocio y sus
proyectos para la exportación al mercado estadounidense.
Los Estados Unidos vienen aplicando el SGP por varias
décadas en beneficio de más de un centenar de países y lo ha hecho con el
Ecuador por bastante tiempo. Sin embargo, hay algunos problemas para su cabal
aprovechamiento:
·
Es una
medida unilateral, sujeta a la voluntad del gobierno de los Estados Unidos, de
manera que puede ser mantenida o quitada, a su voluntad.
·
No incluye,
como beneficiarios del SGP, a productos que son de mucha importancia (en
nuestro caso las rosas, por ejemplo), lo que reduce la capacidad de
aprovechamiento por parte de los países exportadores.
·
La
utilización del SGP está sujeta a evaluación anual. Eso crea incertidumbre
entre los exportadores con respecto a si el mecanismo seguirá vigente por más
de un año y obsta la realización de inversiones importantes en proyectos para
la exportación.
De todas maneras, hay que celebrar que cerca de 400
millones de dólares de exportaciones de 2017, referidas a más de 300 productos,
se beneficiaron del mecanismo y que, si se mantiene hasta el año 2020, habrá
resultados positivos para el país, que se agradece. Sin embargo, al Ecuador y a sus exportadores no les
conviene continuar bajo esas condiciones llenas de incertidumbre y lo que tiene
que hacer el gobierno, en el menor tiempo posible es conseguir que Estados
Unidos acepte negociar un acuerdo comercial.
Si se llega a ese acuerdo, el país habrá logrado
permanencia en el tiempo de la apertura del mercado de los Estados Unidos para
la gran mayoría de los ítems del arancel, eliminando las distancias ahora existentes
con las condiciones de importación al país del norte (libre de gravámenes y
restricciones) de los productos de Colombia, Perú y los centroamericanos.
¿Cuáles serán los beneficios derivados
del acuerdo comercial con Estados Unidos?
·
El Ecuador contará
con seguridad en el largo plazo, para el aprovechamiento del mercado de los
Estados Unidos, por su producción exportable no petrolera, no solo de los
productos que están en ese mercado y que lo conocen bien, sino de otros
productos que, al igual que está pasando con la Unión Europea, descubrirán que
tienen nichos interesantes y empezarán a exportarse, procedentes del sector
agropecuario, de la agroindustria, de la industria con mayor valor agregado y
de ciertos servicios modernos.
·
El gobierno,
teniendo como referencia los acuerdos con la UE y con Estados Unidos, contará
con bases sólidas para negociar acuerdos similares con otros países del mundo,
que le permitan ampliar el mercado de la producción nacional.
·
Los
inversionistas nacionales y extranjeros, no solo de Estados Unidos, sabrán que
hay mercado estadounidense seguro para sus producciones de exportación y
destinarán sus recursos financieros a varios e importantes proyectos dirigidos
a explotar ese mercado, directa o indirectamente.
·
El
incremento esperado en las inversiones redundará en el aumento de la producción
y las exportaciones, lo cual llevará también a que crezca el empleo digno e
incluso el especializado, de mejor remuneración.
·
Los ingresos
de los trabajadores determinarán mayor demanda y expansión acelerada de la
economía; generando una espiral virtuosa de bienestar para toda la población.
·
El creciente
aprendizaje sobre las características del mercado estadounidense llevará a que
la producción exportable tenga cada vez más valor agregado nacional
incorporado, lo que aportará al cambio de la matriz productiva y al desarrollo
tecnológico.
·
Se habrá
perdido el miedo a la competencia internacional y se habrá logrado entender la
importancia de mejorar constantemente la competitividad y la productividad
nacionales, por parte de los empresarios y el gobierno, acrecentando con ello
la confianza en las propias capacidades de invertir, producir, exportar,
aumentar el empleo, mejorar tecnologías existentes y desarrollar nuevas. [1]_/
El Estado no debe reservarse el derecho de administrar, regular, controlar y gestionar los sectores estratégicos, en la forma que lo expresa el artículo 313 de la Constitución, porque luego de mencionar, en el tercer inciso, algunos sectores claves, dice: “… y los demás que determine la ley.”, con lo cual queda abierta la posibilidad de que el Estado declare estratégico a cualquier sector productivo, lo que podría afectar legítimos intereses privados.
El Estado no debe seguir manteniendo una estructura institucional obesa y dedicada a trabar los esfuerzos empresariales del sector privado. Hay que reducir el número de entidades y de procedimientos y trámites. La calificación que hace el “Doing Business” 2018, con respecto a diez áreas: apertura de una empresa, manejo de permisos de construcción, obtención de electricidad, registro de propiedades, obtención de crédito, protección de los inversionistas minoritarios, pago de impuestos, comercio transfronterizo, cumplimiento de contratos y resolución de insolvencia, regulación del mercado laboral, muestra que el Ecuador, en siete de ellas está en puestos sobre el 100 entre alrededor de 170 países, ubicándose en “apertura de un negocio” en el puesto 168, a dos del último, y en la de “pago de impuestos” en el sitio 145, mostrando con ello deficiencias graves de efectividad estatal.
Hay que volver a suscribir los convenios de protección recíproca de inversiones. Sin ellos, difícilmente se podrá conseguir que los inversionistas extranjeros vuelvan al país. El ministro de Comercio Exterior ha dicho que se está preparando un “nuevo formato”. Me parece que los países que tienen decenas de convenios de ese tipo no esperan un formato uniforme, porque sus intereses son específicos. Además, se persiste en la idea del “arbitraje” con balanza inclinada y nadie va a suscribir algo que le signifique un perjuicio potencial.
El Código de la Producción y las normas posteriores no deben seguir vigentes, por inoperantes. Hay que buscar fórmulas nuevas de apoyar a las empresas, sin pensar en grandes y MIPYMES nacionales, pues para efectos de la competitividad, pocas empresas del país son medianas y en su gran mayoría son pequeñas y micros. Lo que debe buscarse es la asociatividad, los clusters de producción, los consorcios de exportación, las asociaciones público – privadas para proyectos de magnitud viable, no los megaproyectos del anterior gobierno, casi todos ellos faraónicos, estatales e inviables.
Mucho de lo propuesto servirá al
país en general, para aumentar su comercio exterior.
POR FAVOR, LEA
DOS LIBROS ACTUALES: ECONOMÍA INTERNACIONAL Y DE
AMÉRICA LATINA, de Luis
Luna Osorio y Claudia Marcela Bastidas. Edición 2017. Precio: USD 25 cada ejemplar de 608 páginas y un CD; y, ECUADOR: VISIÓN
DE LAS CRISIS 2014 – 2017.
[1] _/ La
competitividad está determinada por la calidad, la cantidad, el precio y la
capacidad de acceder al mercado de los productos. La productividad nacional
está determinada por la efectividad (eficiencia más eficacia) del gobierno en
proveer de infraestructura y servicios a la actividad económica, más la
competitividad de las empress.
No hay comentarios:
Publicar un comentario