LAS EXPORTACIONES NO TRADICIONALES DEL ECUADOR
NOTA IMPORTANTE. – El 4 de febrero de 2017, el pueblo
respondió sí mayoritariamente a las siete preguntas formuladas por el
presidente Lenín Moreno. Con ello dio un mandato claro, en el sentido de que Rafael
Vicente Correa Delgado no podrá aspirar a la reelección indefinida, el Consejo
de Participación Ciudadana debe ser reestructurado, no tienen caducidad los
delitos sexuales contra menores y otros temas. Las autoridades están llamadas a
cumplir en el menor tiempo con esa decisión popular, sin atenuantes ni vivezas
criollas. El país exige un cambio radical, de modelo económico, autoridades de
control y altos funcionarios del Gobierno, para que no quede duda de que vamos
a otra historia, no la de Correa y el Socialismo del siglo XXI.
EL TEMA DE HOY. - La población del Ecuador del 2018 se
acerca a los 17 millones de habitantes y ocupa el puesto 67 entre las 194
comparables del mundo. En septiembre último, apenas el 48,7 por ciento de la
población económicamente activa (PEA), tenía un empleo adecuado, mientras que
el 5,3 por ciento estaba en desocupación abierta u oculta, y en el 46 por
ciento se hallaba sub-ocupada. Además, más de la mitad de los trabajadores
recibía mensualmente menos de USD 1000. Ello significa que, por el tamaño
reducido de su mercado, que además está mal distribuido, el país no tiene
salida alguna a su estado de subdesarrollo si se basa exclusivamente en ese
mercado y peor aún, si las políticas económicas del gobierno buscan la
redistribución equitativa del ingreso a partir del valor actual del Ingreso
Nacional, sin tomar decisiones que agranden el pastel y éste efectivamente se
agrande. Por tanto, es vital la participación nacional en el mercado
internacional, exportando el más alto valor posible, a los más diferentes
destinos y a precios remunerativos, tanto los productos que tienen ventaja
comparativa, procedentes del sector primario de la economía, ya conocidos, cuanto
los productos de los sectores secundario y terciario que registren ventajas competitivas.
Es necesario
aclarar, para algunos lectores, que las ventajas comparativas son las que
resultan de la disponibilidad de factores de producción derivados de la
naturaleza (riqueza del suelo y del subsuelo, clima, posición geográfica, entre
otros), cantidad de población y capital, mientras que las ventajas competitivas
son las desarrolladas por el hombre, especialmente sobre la base de la educación,
la generación y el uso óptimo de tecnologías, la captación y mejor uso de los recursos
financieros; la formación, contratación y capacitación de los recursos humanos
más calificados; la producción en escala o especializada, la comercialización
nacional e internacional de los productos, la disposición de marcos legales
nacional e internacional favorables.
La
información estadística del Banco Central, de enero a noviembre de cada año, indica
que, en 2017, el Ecuador exportó en total 17363 millones de dólares, cifra comparable
mayor que la del año 2016 en el 14 por ciento y en el 2,3 por ciento a la del
2015. También informa que la exportación no petrolera fue mayor que la
petrolera y que sumó en 2015 un poco menos de 10668 millones de dólares, en
2016 también algo menos de 10312 millones, mientras que, en 2017 sumó cerca de
11092 millones, con el mejor registro del trienio.
Los productos tradicionales significaron, en los 11 meses de
cada uno de los tres años indicados, los mayores porcentajes de la exportación
no petrolera, 53,5 por ciento en el primer año, 56,9 por ciento en el segundo y
58,3 por ciento en el último. Los productos no tradicionales cubrieron los
porcentajes menores de cada año. Se debe anotar, sin embargo, que el Banco
Central califica como productos no tradicionales de exportación a las flores de
clima templado y a los enlatados de pescado, cuando estas dos clases de
productos se venden en el exterior por cerca de cuarenta años, lo que desde mi
punto de vista los convierte en tradicionales.
Las exportaciones no tradicionales, con las cifras ajustadas según el
criterio del autor para los meses de enero a noviembre de cada año, estas
exportaciones reducen su participación en forma significativa: del 46,3 por
ciento a solamente el 31,3 por ciento en el 2015; del 43,1 por ciento a
únicamente 27,9 por ciento en el 2016 ciento y de 41,7 por ciento a 24,9 por
ciento en el 2017, lo que estaría demostrando que las políticas de promoción de
exportaciones de los gobiernos y sobre todo del último, no han dado el
resultado necesario y que, tanto las cifras absolutas como los porcentajes de
exportación de bienes no tradicionales, han caído en el trienio último de
manera persistente.
Las
exportaciones no tradicionales representaron los siguientes porcentajes frente
al valor total de exportaciones, en el año 2017, en orden de importancia: otras
manufacturas de metal (3%), extractos y aceites vegetales (2,3%), productos
mineros (2,2%), madera (2%), elaborados de banano (1,2%); manufacturas de
cuero, caucho y plástico (1,2%); químicos y fármacos (1,1%), jugos y conservas
de frutas (1%), harina de pescado (0,9%), frutas (0,8%), vehículos (0,6%),
maderas terciadas y prensadas (0,5%), manufacturas de papel y cartón (0,5%),
otras manufacturas textiles (0,5%), tabaco en rama (0,5%), otros elaborados del
mar (0,3%), fibra de abacá 0,2%), prendas de vestir de fibras textiles (0,1%).
Pesan aquí
las exportaciones no tradicionales primarias y aquellas industriales cuyo valor
agregado nacional es pequeño. Entre las primeras, madera. frutas, tabaco en
rama, abacá; entre las otras, casi todas las demás, excepto algunas
manufacturas de caucho y plástico, químicos y fármacos, manufacturas de papel y
cartón, prendas de vestir de fibras textiles.
Además,
también aquí hay productos tradicionales incluidos en los no tradicionales; por
ejemplo, madera, frutas, químicos y fármacos (LIFE ya exportaba en los años
sesenta del siglo XX a Centroamérica), tabaco en rama.
También hay
que señalar que, un porcentaje importante de las exportaciones de manufacturas
va hacia Colombia, en razón de que, desde 1992, funciona la Zona de Libre
Comercio de la Comunidad Andina y no hay que pagar aranceles a la importación
de los productos con origen nacional, lo que crea un margen de preferencia a
favor del país; y, que, en el caso de los vehículos, además de eso hay un
acuerdo entre las transnacionales del ramo o al interior de esas empresas, para
que los vehículos de menor cilindrada venda el Ecuador a Colombia y Colombia al
Ecuador los de cilindrada intermedia, no obstante que, si se aplicaran normas
de origen en forma rigurosa, ninguno de los dos países cumpliría con ellas,
porque su componente nacional es bajo, debido a que motores, cajas de cambio y
partes importantes de los chasís se importan desde terceros países en los
llamados CKD.
Esto es a todas luces preocupante, porque mientras otros países
buscan diversificar sus exportaciones, dándoles valor agregado y mayor peso a
las no tradicionales (básicamente industriales y de servicios) que a las
tradicionales (primarias), en el Ecuador seguimos dependiendo de las exportaciones
primarias y cada vez en mayores niveles absoluto y relativo. Desde 1973 hasta
la fecha, apenas 10 productos (petróleo y los agrícolas ya sabidos) representan
cerca del 80% de la exportación total.
¿Por qué pudieron darse esos
resultados, tan indeseables para el país?
Para la inversión, hemos repetido reiteradamente,
junto con otros analistas, que el factor principal es la vigencia de la
Constitución de 2008, cuya aplicación lleva a generar total inseguridad jurídica.
En primer lugar, la Ley madre es, para los efectos de este análisis,
ambientalista, estatista, presidencialista y proclive, como ya se experimentó
entre los años 2007 a 2017, a la dictadura “democrática”, por el ejercicio
presidencial de todos los poderes, bajo el argumento de que era Jefe de Estado
para todo efecto. Primero, la normativa ambientalista lleva a que se pretenda
reducir el cultivo de productos agropecuarios que afecten de alguna forma a la
madre naturaleza y, obviamente, todos los cultivos principales de exportación y
consumo interno, entre ellos la ganadería bovina, para su desarrollo requieren
del uso de abonos y plaguicidas químicos, que alteran el equilibrio ambiental. Segundo,
la Constitución reserva para el Estado los sectores estratégicos de la
producción de bienes y servicios, señalando cuáles son esos sectores, pero
dejando abierta la puerta para que el Estado incluya otros sectores a su mejor
conveniencia. Tercero, las disposiciones presidencialistas facultan al presidente
de la República a actuar vía decretos de emergencia con demasiada flexibilidad,
a utilizar el marco legal e institucional en beneficio presidencial, de manera
que las funciones del Estado (las tradicionales y las dos inventadas) hace
posible que controle todas las actividades públicas e incluso privadas, del
país. Cuarto, todas las instituciones de control, por la vía del Consejo de
Participación Ciudadana, pueden quedar bajo el dominio del presidente.
El resultado
de la inseguridad jurídica es que, mientras en los países vecinos las
inversiones de la década anterior han sumado cifras anuales superiores o
cercanas a los 10 mil millones de dólares, en el Ecuador apenas han superado
ocasionalmente los mil millones de dólares por año, estando en general por
debajo de esa cifra. El Código Orgánico de la Inversión y la Producción fue un
fracaso reconocido por el mismo gobierno, que tuvo que aprobar otras leyes para
enmendarlo, que al final tampoco dieron el resultado esperado.
PIB. - La falta de inversión repercutió en
la producción y por ello, las cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto
(PIB) de los años 2007 a 2017, en promedio fueron menores que las de los años
anteriores de este siglo, a pesar de la enorme cantidad de recursos de que
dispuso el gobierno y el país, por la exportación de los productos
tradicionales, especialmente el petróleo y por el irresponsable, caro, secreto
y creciente endeudamiento de los últimos años.
Agroindustria. – Correa se olvidó del campo, su gente y sus productos. Dada la vocación agropecuaria del
país, hay que apoyar firmemente el desarrollo de la agroindustria nacional,
primero dándole la debida atención al sector productor y luego multiplicando
proyectos de desarrollo agroindustrial, para ir al mercado mundial con bienes de mayor valor agregado y generación de numerosos clusters.
Empleo. - Entre 2007 y 2017 no hubo inversión y
producción, tampoco hubo generación de empleo. Las cifras del Instituto de
Estadística y Censos son decidoras: a mediados del 2017 menos de la mitad de la
PEA contaba con empleo adecuado y el resto se debatía entre la subocupación y
el desempleo, generando pobreza, angustia y hasta delincuencia en millones de
personas.
Promoción de exportaciones. - Las exportaciones no tuvieron el
apoyo necesario del gobierno, puesto que creó malestar en las relaciones
políticas con los Estados Unidos, el principal cliente del país; renunció a las
preferencias arancelarias que ese país entregaba al Ecuador; mantuvo esfuerzos
contradictorios en las relaciones con la Unión Europea, que retardaron por años
la firma del Acuerdo Comercial bilateral, generando rigideces innecesarias en
las negociaciones y lle
gando al
final a admitir el marco del Acuerdo ya vigente para Colombia y Perú; perdió
oportunidades de mejorar las condiciones de comercio con los países de la
Comunidad Andina y vivió en el filo de la navaja con respecto a la aplicación
de las normas aceptadas del Acuerdo de la Organización Mundial de Comercio
(OMC)
Con esos
antecedentes, se debe felicitar la labor que viene desarrollando el Ministro de
Comercio Exterior, en cuanto a buscar inversionistas y fomentar las
exportaciones de toda clase. Sin embargo, me temo que mientras no estén claras
las reglas de juego del Estado frente a los empresarios nacionales y
extranjeros, muchos interesados en venir al país investigarán cuál es la
realidad política, económica y social actual y posible hasta el año 2021 y no
llegarán a materializar sus proyectos, a menos que sean de rentabilidades altas
en el corto plazo.
Otro aspecto
importante para ganar competitividad es que se pueda contar con puertos y
aeropuertos para movilizar personas y carga en forma óptima. Hay que trabajar
mucho para disponer pronto de un puerto que reciba barcos Post Panamá y para
tener operativos los aeropuertos de Manta y Latacunga para vuelos internacionales.
Con ello, los canales aptos para incrementar el comercio exterior y el turismo
darían servicio óptimo a los empresarios.
Acuerdo comercial con la Unión
Europea. - Los primeros
resultados son interesantes. Han crecido las exportaciones y las importaciones
y al país le conviene que las tasas de incremento sean altas y crecientes,
porque con la UE hay complementariedad: nosotros les abastecemos de alimentos y
productos exóticos agropecuarios y de pequeñas industrias y ellos nos venden
productos industriales de alto valor tecnológico y vehículos de todo tipo.
Resta ampliar las inversiones y las producciones exportables cuyo destino sea
Europa.
Comercio con Estados Unidos. -Un resultado que todos esperamos de
la acción ministerial es la renovación del Sistema General de Preferencias (SGP).
Si se llega a producir, al menos por un tiempo, los productos nacionales
mantendrán en Estados Unidos la competitividad adquirida con mucho esfuerzo en
los años anteriores. Si no se diera, la palabra del ministro quedaría en
entredicho y el país saldría muy perjudicado.
Después, se requiere volver a la mesa de negociación con los
Estados Unidos, para llegar al acuerdo comercial (con cualquier nombre), que
garantice el acceso de los productos nacionales, sin restricciones y de manera
permanente, al mercado estadounidense. Las 18 mesas de negociación que hubo en
las reuniones anteriores quizás deberían reducirse a una decena, para enfrentar
los temas de mayor importancia y utilidad.
Comercio con otros países. - Hay que utilizar el acuerdo con la
UE como referencia principal para negociar acuerdos con países de mercados
importantes. No conviene gastar esfuerzos en este momento en tratar de llegar a
acuerdos con países cuyos mercados son muy pequeños o lejanos. En la mira deben
estar China, India, Corea del Sur, los países del EFTA.
La Comunidad Andina requiere atención especial, para
sacarla del coma en el que se encuentra. Hay que buscar mecanismos de
revitalización del proceso, en vez de manosear el libre comercio cada que el
país necesita frenar importaciones desde los países vecinos, porque lo que se
logra es aumentar el contrabando.
POR FAVOR, LEA
DOS LIBROS ACTUALES: ECONOMÍA INTERNACIONAL Y DE
AMÉRICA LATINA, de Luis
Luna Osorio y Claudia Marcela Bastidas. Edición 2017. Precio: USD 25 cada ejemplar de 608 páginas y un CD; y, ECUADOR: VISIÓN
DE LAS CRISIS 2014 – 2017. Precio USD10 por ejemplar de 485 páginas.
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