BOLETÍN 125:
UNIVERSIDAD Y PERVERSIDAD
ECO. LUIS LUNA OSORIO
MBA JULIO 26 DE 2016
La universidad, desde
el punto de vista académico, es un centro de estudios superiores. Para
funcionar, debe cumplir varios requisitos con respecto a su ámbito de trabajo, administración,
docencia, localización, infraestructura, equipamiento, relacionamiento, que le
permitan cumplir a cabalidad con sus funciones básicas que menciono a
continuación.
Las universidades,
privadas o públicas, en cualquier parte del mundo que tenga gobierno
democrático y visionario, deben:
· -
acoger la universalidad del pensamiento, de manera que en ellas quepan
todas las corrientes ideológicas relativas a las ciencias y las tecnologías;
· - enseñar y capacitar a los estudiantes y a los profesionales, con las
mayores calidad y actualidad, de manera que los titulados sean capaces de ser
competitivos en cualquier parte en la que se necesite sus aporte, ya sea en los
estados y las empresas privadas nacionales o extranjeras; o, en los organismos
internacionales;
· - investigar todos los fenómenos materiales y espirituales susceptibles de
análisis, para sacar conclusiones útiles al mejoramiento del marco legal y de
los comportamientos de las personas y de las actividades productoras de bienes
y servicios;
· -
contribuir al desarrollo humano de las colectividades cercanas a los
centros de estudios, de forma tal que les ayuden a solucionar sus problemas de
carácter humano, económico, social y cultural.
Las universidades
deben trabajar en forma conjunta con el Estado y la empresa privada, para
lograr sinergias que incrementen las capacidades nacionales de mejoramiento del
conocimiento científico y tecnológico, las posibilidades de ejecutar proyectos
y las acciones de desarrollo nacional.
En los países
desarrollados, justamente es esa labor conjunta la que produce los mejores
efectos resultantes de la investigación científica y tecnológica, porque en el
mundo actual, los descubrimientos y la invención no pueden ser, como en el siglo
XIX e incluso en los inicios del siglo XX, el resultado de la tarea de un solo
científico o técnico, sino la acción de equipos de personas que cuentan con recursos
financieros suficientes, equipos y maquinarias de tecnología de punta y
trabajan en ambientes adecuados a su labor.
Hasta hace pocos años,
físicamente, una universidad moderna estaba constituida por un “campus” (área que incluye
todas las propiedades universitarias), incluidos: el conjunto de edificios en donde se ubican las facultades y escuelas, los laboratorios, los
museos, teatros y coliseos, las residencias
para los estudiantes,
las zonas deportivas, las cafeterías, tiendas, jardines y parques, las vías interiores, los
estacionamientos.
En la actualidad, muchas
universidades, además de disponer de esa infraestructura, también poseen muy
importantes centros de educación a distancia, que hasta pueden tener mayor
actividad que las instalaciones de sus sedes (por el número de estudiantes que
registran), porque están dotados de importantes medios de comunicación
electrónica, que permiten que los maestros ya no asistan a clases presenciales,
sino que graben sus exposiciones y las multipliquen para todo el mundo, con
atención 24 horas, todo el año; que los alumnos, donde quiera que estén, reciban
clases en forma individual y entreguen sus trabajos por correo electrónico y
que las pruebas, las notas y hasta los títulos sean procesados
electrónicamente.
Para ello, estos
centros de educación superior necesitan trabajar con total autonomía académica
de los gobiernos, ser apoyadas financieramente por el Estado y las empresas
privadas en cuanto sea posible, para poder recibir estudiantes becarios de
limitada capacidad económica, y generar sus propios recursos, en las varias actividades
vinculadas a sus funciones.
Lamentablemente, en el
Ecuador, desde hace varios años no se respeta la autonomía de las universidades
y se quiere que ellas cumplan una serie de exigencias gubernamentales, so pena
de descalificarlas y hasta cerrarlas injustamente, como ya pasó hace algunos
años con algunas de ellas; o, de quitarles los aportes presupuestarios, para
asfixiarlas.
Desde hace más de un
año la puntería gubernamental se afina contra varias universidades, pero
especialmente contra dos que tienen características especiales: son
universidades que funcionan al amparo de convenios internacionales y además,
gozan de prestigio en el país y fuera de él.
Me refiero a dos
universidades de posgrado: la Universidad Andina Simón Bolívar y la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (FLACSO). A la primera la conozco casi desde sus inicios,
porque colaboro con ella desde hace 22 años, como profesor invitado, lo que me
honra sobremanera; en la segunda colaboré hace años en un proyecto para los
directores de las oficinas comerciales del país en el exterior y la he visto
crecer y prestigiarse.
No es posible que se
quiera ignorar los convenios internacionales que, según la Constitución, están
por encima de las leyes nacionales; y, peor aún, que se las quiera transformar
en centros de educación superior como uno del que conocí el “pensum” de una
carrera y casi todos los nombres de las materias terminaban en “… del buen
vivir”, con franca orientación política.
Tampoco estoy de
acuerdo con la situación administrativa en la que se le colocó a la Universidad
Andina Simón Bolívar (UASB), que hasta ahora no se resuelve, porque en vez de elegir
y nombrar al candidato preferido por el gobierno, se eligió y nombró al doctor
César Montaño Galarza.
En primer lugar, desde
el punto de vista del respeto a la democracia, los votos de la inmensa mayoría
de los participantes en la consulta no vinculante a profesores, alumnos y
miembros del personal administrativo, fueron para el doctor Montaño. Cierto es
que esos votos no le significaban llegar a ser Rector, dentro del sistema electoral
establecido; pero, también ganó la votación en el órgano internacional
correspondiente y se posesionó formalmente ante un numeroso público, formado
por personalidades de todo tinte político.
En segundo lugar, debe
ser el Ecuador el único país en el que un profesional que se ha graduado en una
universidad no puede ser rector de la misma. Rectores de la Universidad Central
que dieron lustre a ese centro de estudios y al país y que ocuparán siempre posiciones
relevantes en la cultura nacional, se formaron en esa universidad. Para muestra
dos botones: el doctor Alfredo Pérez Guerrero y el economista José Moncada
Sánchez.
Quienes hayan aprobado
esa norma irracional, seguramente con votos balidos y no con votos válidos,
seguramente no se dieron cuenta de tres cuestiones muy importantes: la primera,
se duda de que la universidad tenga la capacidad para formar profesionales
idóneos; segundo, se duda de que los títulos otorgados por esa universidad
hayan sido obtenidos en forma correcta; tercero, se duda de que quien llegue a
dirigir la universidad, habiendo estudiado en ella, tenga solvencia moral para
dirigirla. Es tan absurdo como pensar en que para ser presidente del país, es
mejor ser extranjero.
Confío en que en los
próximos días se solucionen los problemas y que se quite la espada de Damocles
sobre la Universidad Andina, que amenaza con irrespetar su autonomía y su base
legal internacional.
Es absurdo que a estas
alturas del siglo XXI y de la globalización, frente a los avances que ha tenido
la tecnología, para hacer que todas las personas podamos acceder al
conocimiento, a cualquier hora, cualquier día y desde cualquier lugar, a
alguien se le ocurra tratar de orientar la formación estudiantil en una sola
dirección ideológica. Esto, especialmente en el caso de las universidades, cuyo
nombre refleja justamente su misión: la de ser centros educativos que deben abarcar el estudio profundo de todos los aspectos de la vida
física y espiritual del Universo, todo el conocimiento existente y todas las
corrientes de pensamiento, para por medio de su análisis, generar nuevo conocimiento
útil a la humanidad.
Más todavía, cuando se trata de universidades de
posgrado, a cuyas aulas asisten profesionales de muchas especializaciones, que
ya llegaron a las metas previstas de conocimiento académico y trabajan muy bien
en su área, pero que consideran que en las actuales circunstancias de sus
vidas, necesitan complementar sus aptitudes con el estudio de determinadas
ciencias o el logro de nuevas experiencias, para ser competitivos.
La Universidad Andina es ampliamente conocida en
el país y en el exterior. Muchos de mis estudiantes en la UASB han sido de
diversos países: Bolivia, Brasil, Colombia, Estados Unidos, Perú, Venezuela y
otros lares.
Eso no obstante, es bueno reunir algunos datos,
para refrescar la memoria de alguna gente que, por estar en el gobierno, de
manera perversa, no solo quiere acabar con una universidad de excelencia, sino
que hará un tremendo daño a sus estudiantes actuales y potenciales y a cientos
o miles de familias.
La Universidad Andina Simón Bolívar fue creada
por el Parlamento Andino, en una de sus pocas decisiones acertadas y desde 1996
es parte del Sistema Institucional de la Comunidad Andina. En 1992, la
Universidad, cuya sede principal está en Bolivia, creó la Sede Ecuador, gracias
a un Convenio en el que el Ecuador le reconoce y garantiza privilegios e
inmunidades de organismo internacional. En 2010, la Sede Ecuador, recibió la
acreditación internacional como “Universidad de Calidad y Excelencia”. En el país tiene la calificación “A”.
La UASB es una de las tres grandes obras de la
integración andina. Las otras son: la Corporación Andina de Fomento (CAF) y la
Zona Andina de Libre Comercio. Cumple a cabalidad con las cuatro funciones
universitarias que mencioné al inicio y debe seguir funcionando sin presiones
de gobierno.
Sus recursos financieros surgen del aporte del
Estado, comprometido libremente por el país; de las actividades propias de la
entidad, el cobro ciertamente razonable a los estudiantes de posgrado por
matrículas, pensiones y otros aspectos; otras fuentes de menor importancia.
Sus gastos están destinados a pagar a los
docentes y el personal administrativo y a las inversiones en edificios, equipos
y materiales, con el fin de que la educación que imparte sea de la mayor
calidad y actualidad.
Dice la Universidad que, entre 2001 y 2015, se
han matriculado 17.902 estudiantes, y que en la actualidad tiene alrededor de
2.300 alumnos. Por casualidad, me enteré que para el próximo periodo hay
inscripciones más que suficientes y que es dura la tarea de entrevistar y
aceptar nuevos alumnos, por la necesidad de seleccionar aquellos que tengan
mayor potencial.
La entidad otorga becas y ayudas financieras a
estudiantes del país y del exterior, porque considera que hay que premiar el
esfuerzo de los estudiantes y no solo hacerlo con los nacionales, dado que es
un organismo internacional.
Sus áreas de estudio son: Comunicación, Derecho,
Educación, Estudios Sociales y Globales, Gestión, Historia, Letras y Estudios
Culturales, Salud.
Sus labores de investigación han producido 809
libros y 150 revistas, con la mayor producción de obras en las áreas: Educativa
(26%), de Derecho (12%) de ciencias sociales y políticas (10%), y de estudios
de la cultura (8%).
Para acercarse a la Comunidad, la UASB ha
efectuado, entre el año 2011 y el 2015, 77 curso abiertos, con 2.440
estudiantes; 34 cursos avanzados, con 1.247 estudiantes y 56 cursos de
capacitación y actualización para sectores específicos. Además, se ha
capacitado a más de 9.000 profesores de educación básica y a 3.536 miembros de
799 juntas parroquiales.
Esto, aparte de que la Universidad es casi
siempre un lugar donde confluyen miles de personas a participar de eventos como
presentaciones de libros, debates sobre temas de actualidad, reuniones
internacionales sobre múltiples aspectos.
El Ecuador y mucha gente e instituciones de
otras partes están atentos a lo que el gobierno haga o deje de hacer con
respecto a la Universidad Andina. Todos velan porque no se quite la autonomía,
los fondos estatales y por último, la sede, a la UASB, porque además de injusto
sería inconstitucional.
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