BOLETÍN 104: LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO
Eco.
Luis Luna Osorio MBA 11 de Septiembre
de 2015
INTRODUCCIÓN.- En poco tiempo más, como es
costumbre con todos los proyectos que envía el Presidente de la República, la
Asamblea Nacional aprobará el Proyecto de Código Orgánico de la Economía Social
de los Conocimientos, la Innovación y la Creatividad, cuya elaboración, según
dicen sus promotores, es la obra de muchos expertos y organizaciones afines con
el conocimiento, especialmente universidades y académicos.
Es un documento de 570
artículos y una gran cantidad de disposiciones generales, transitorias,
reformatorias y derogatorias, cuyo objetivo central es cambiar la Ley de
Propiedad Intelectual vigente en el país, por una norma que aplica la ideología
del gobierno que, pese a decir que estará acorde con el Acuerdo de la
Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre Asuntos de Propiedad Intelectual
vinculados al Comercio (ADPIC), en la práctica procurará no cumplir o cumplir a
medias con sus postulados; por ejemplo, al no castigar con prisión la
falsificación y piratería de derechos de autor (como aprobó la Asamblea
Nacional hace poco), cuando éstas se realicen en grandes volúmenes.
Con esos antecedentes, al
autor de este Blog le parece importante efectuar algunos comentarios sobre lo
que significan la economía, la economía del conocimiento y la economía social
del conocimiento, aspectos que para la generalidad de los ciudadanos son poco
conocidos y merece difundirse.
ANÁLISIS.- El concepto de economía deriva del griego y
significa “administración de una casa o familia”. Como ciencia, es la
disciplina que estudia las relaciones de
producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios,
analizando el comportamiento humano y social en torno de éstas. http://www.definicionabc.com/economia/economia.php
Desde el punto de vista del
autor de este Blog, Economía es la ciencia que tiene por objeto estudiar las
formas en que se distribuyen o podrían distribuirse los recursos, que son
escasos, entre las necesidades, que son múltiples.
El conocimiento es el
conjunto de la información fruto de la experiencia y el aprendizaje, que posee
una persona natural, una persona jurídica, un Estado, un organismo
internacional o un gran grupo de la humanidad, que le sirve para desarrollar
sus actividades y proyectarse en el tiempo.
La creatividad, según un
renombrado autor (Torrance - 1976), “Es el proceso de ser sensible a los problemas, a
las deficiencias, a las lagunas del conocimiento, a los elementos pasados por
alto, a las faltas de armonía, etc.; de resumir una información válida; de
definir las dificultades e identificar el elemento no válido; de buscar
soluciones; de hacer suposiciones o formular hipótesis sobre las deficiencias;
de examinar y comprobar dichas hipótesis y modificarlas si es preciso,
perfeccionándolas y finalmente comunicar los resultados”.
La innovación es el fruto de
la creatividad y la investigación científica o tecnológica, que permite mejorar
las características de un producto, un proceso, una estructura o una
infraestructura y sustituirlo (a) por
otro (a) de nivel superior en sus resultados. La innovación de impacto mundial
ya no puede ser, como antaño, fruto del trabajo de una sola persona y su
capital; es, sin duda alguna, el efecto de la labor de muchas personas que
utilizan millonarios recursos financieros y disponen de equipos con la más
sofisticada tecnología.
El conocimiento, la
creatividad y la innovación son, sobre estas bases, el trípode en que se
sustenta la nueva Economía y se han desarrollado tan rápido en los últimos
tiempos, que el estado de la técnica, que en la historia de la humanidad se
renovó cada varios siglos y luego en décadas, ahora se renueva cada tres a
cinco años, dejando en estado de “analfabetismo funcional” a quienes no
estudian y se capacitan constantemente, especialmente en lo que se refiere a la
ciencia y la tecnología vinculadas a los servicios modernos.
La Economía del Conocimiento
surge como un desarrollo del concepto de Economía, teniendo en cuenta los
efectos de la globalización tecnológica sobre la Economía. Esos efectos se
producen en el tiempo, el espacio y la capacidad de los países, las empresas y
las personas naturales para reaccionar frente a las fuerzas exógenas de
carácter natural, socio-cultural, socio-económico, político, legal, financiero,
laboral y competitivo.
Los efectos en el tiempo son
realmente impresionantes. Para las telecomunicaciones los tiempos se han vuelto
muy reducidos y en el caso de la telefonía celular, la comunicación se efectúa
en tiempo real, desde cualquier parte del mundo hacia sus antípodas, de persona
a persona, llevando consigo no solo la voz, sino fotografías, videos, copias de
documentos de diverso tipo, que aceleran los contactos humanos, empresariales y
estatales, los diálogos, las negociaciones y los acuerdos. El Internet
proporciona inmediatamente la información que se necesita, literalmente sobre
cualquier tema, con la profundidad o la amplitud que se desee, de manera que el
problema actual no es contar con los datos, sino saber escoger, de los
disponibles, aquellos que más idóneamente sirvan para el propósito buscado. La
televisión y la radio contribuyen a la difusión del conocimiento en forma
masiva y diversa, en muy corto tiempo, lo
que permite reaccionar oportunamente ante ciertas situaciones y problemas.
En lo que se refiere al
espacio, la Tierra, hasta entrado el siglo XX era inmensa y desconocida para
casi todos los habitantes del planeta; pero, desde hace un medio siglo es cada
vez más, un territorio que se reduce con el funcionamiento de los diversos
modos de transporte. De ellos, el que
más se ha desarrollado y contribuido a la aproximación general en el mundo es
el aéreo. Los aviones viajan a gran velocidad, llevan cargas cada vez mayores
en pasajeros o carga y unen decenas de miles de veces diariamente distintos
puntos de la tierra. Lo que hasta hace poco menos de un siglo era una utopía,
es una realidad que permite dar la vuelta a la tierra eventualmente en menos de
tres días. Es más, aviones y cohetes comerciales supersónicos se están
ensayando exitosamente, para que en pocas horas se junten ciudades muy
distantes. Además, el transporte marítimo hace que naves del tamaño de un
estadio se muevan entre grandes puertos del mundo llevando millones de
toneladas todos los días, acortando el tiempo de viaje, reduciendo los costos
por tonelada, gracias a su velocidad y los canales que unen los océanos, mares
y ríos en lugares estratégicos, como Panamá y Suez.
La consecuencia inmediata es
que el mundo, como dijo un pensador, es ahora una “aldea global”. Lo que antes
requería de meses o días para efectuarse, como los pagos por transacciones
internacionales, que dependían de un documento físico enviado por correo por el
deudor al acreedor o viceversa, ahora se efectúan electrónica y automáticamente.
La recopilación de información, que antes era materia de viajes e
investigaciones demoradas por semanas o meses, de gente experta y relacionada
con las altas esferas estatales, ahora se realiza por cualquier interesado, desde
las oficinas o las casas, en cualquier hora del día, todos los días del año,
con datos oficiales y apreciaciones o estudios analíticos de expertos.
Esto ha traído como
consecuencia cambios importantes en la actividad económica mundial, de cada
nación, de las empresas y de las personas. La tan mentada “soberanía” de las
naciones y los “secretos” de las empresas, hace tiempo que van perdiendo
sentido, ante el poder de quienes pueden afectarlos con base en sus
conocimientos especializados y su capacidad de crear e innovar.
Servicios que antes no eran
transables ahora lo son, como la salud y la educación. En el primer caso, los
exámenes de laboratorio hechos en un lugar del mundo pueden ser analizados en
otro, para el diagnóstico de los médicos, eventualmente ubicados en otras
partes. Ciertas operaciones médicas pueden ser seguidas, supervisadas o
evaluadas a miles de kilómetros de distancia. Trasplantes de órganos pueden
realizarse en el tiempo requerido, gracias a la información oportuna sobre
donantes y demandantes, cruzadas entre hospitales de diversos lugares distantes
y el inmediato transporte aéreo del órgano requerido, en condiciones sanitarias
y quirúrgicas intachables.
En el caso de la educación,
suman millones los estudiantes a distancia de educación media y superior. Las
universidades presenciales van perdiendo importancia relativa frente a la
creciente oferta de títulos de pregrado, maestría y doctorado de ciertas
profesiones, para las cuales se ofrece además cursos de educación continua para
actualización constante, con exigencias académicas eventualmente mayores que
las presenciales. Un profesor puede dar clases a sus alumnos, en muchas partes
del mundo al mismo tiempo, vía Internet, apoyándose en medios pedagógicos de la
más alta calidad y a costos insignificantes por individuo. Hace unos pocos
años, el autor de este Blog dio clases a las 07h00 a sus alumnos de Europa y
Asia y a las 19h00 a sus alumnos de América, por conexión directa y simultánea
con más de 20 países, tomando como base de discusión un capítulo de un libro
previamente recibido y analizado por los alumnos y respondiendo preguntas específicas sobre el
texto.
Los servicios modernos, como
las telecomunicaciones, la informática, la electrónica, el transporte
intermodal, la educación continua, la consultoría, van ganando terreno en la
estructura de la producción y del comercio mundial y hacen perder importancia
relativa al comercio de bienes.
De todos los servicios, los
que más rápido han crecido y se han multiplicado son los financieros. Los
títulos valores se mueven diariamente entre muchos países del mundo, no como
documentos físicos, sino como transacciones electrónicas de toma y daca. Las
bolsas de valores más renombradas, que antes funcionaban cuando más ocho horas
diarias, ahora transan a toda hora del día por medio de sus sistemas
electrónicos, de comunicaciones e internet.
Todo lo expuesto abona para
manifestar que el conocimiento, la creatividad y la innovación son elementos de
mucha importancia para los países y que el Ecuador necesita preocuparse por su
constante mejoramiento nacional.
Sin embargo, no cabe que se
pretenda desconocer o regular inadecuadamente la aplicación de esos elementos
en el país, considerando al conocimiento como “bien público”, sujeto a que el
Estado decida sobre la forma de utilizarlo, porque el efecto negativo puede ser
muy importante en varios frentes: no vendrá la inversión extranjera de la gran
empresa mundial, que es generalmente la que posee la tecnología de punta, si se
trata de desconocer la propiedad intelectual como un derecho; el gobierno no
debe crear formas de obligar a los propietarios a ceder patentes sobre procesos
o productos, aduciendo interés nacional, porque los poseedores de los derechos preferirán
no llegar o irse del país y difundirán una mala imagen nacional; el Ecuador no
debe continuar con la política dañina de legalizar delitos de pequeña cuantía,
como ya aprobó la Asamblea en varios casos y últimamente en las reformas al
Código Integral Penal, pues la generalización de esos problemas devienen en
impulso oficial a los grandes delitos, en este caso de falsificación y
piratería intelectual.
Finalmente, es necesario
advertir que el conocimiento, la creatividad y la innovación mundiales no están
siendo utilizados solamente para fines plausibles; muy por el contrario, los
están aprovechando los delincuentes de diverso tipo, en formas que crecen y se
desarrollan mucho más rápido que las actividades legales.
Ello representa un reto para
los gobiernos del mundo, que tienen que prever y responder oportunamente, con
normas y acciones de prevención, a los grandes adelantos de la delincuencia
internacional.
Ese reto tiene gran
trascendencia para el Ecuador, país en el cual se han vuelto noticias de todos
los días el narcotráfico, el sicariato, el lavado de activos, el tráfico de
armas, el tráfico de personas, por las formas muy innovadoras en que se
vinculan las mafias nacionales con las internacionales y por los resultados que
al parecer obtienen de su creatividad y conocimiento.
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