BOLETÍN 99: PERSPECTIVAS DE LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA LATINOAMERICANA
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Eco. Luis Luna Osorio MBA Julio 4 de 2015
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.- La región cubre la mayor parte del continente americano. Comprende todos sus países, excepto Estados
Unidos y Canadá. Tiene poco más de 20 millones de kms2., y supera los 550
millones de habitantes. Registra grandes distancias internas e insuficientes infraestructura
y nexos para el transporte.
Para su desarrollo, sigue siendo muy dependiente de los
países desarrollados, las empresas transnacionales y las normas
internacionales, que aumentan cada día; sus países, excepto Brasil y México,
que se considera emergentes, constan en la categoría de subdesarrollados,
porque carecen de una moderna matriz productiva, recursos financieros propios,
tecnología moderna, educación futurista, atención de la salud.
Desde 1960 ha perdido importancia en el mercado mundial,
en el cual significaba el 10% de las exportaciones y ahora no llega al 4%. Ha
mejorado la calidad y cantidad de su oferta exportable, básicamente primaria; pero,
continúa dependiendo de Estados Unidos y Europa para sus ventas y su
abastecimiento de maquinaria de tecnologías complejas; aunque China viene creciendo
como una abastecedora importante.
Tiene una presencia prácticamente nula en los terrenos
científico, académico, militar y financiero [2]_/
LA
INTEGRACIÓN DE AMÉRICA LATINA.- Mucha gente visionaria ha propuesto integrar
política, económica, social y culturalmente a la América Latina, desde que Simón
Bolívar planteó, en la Carta de Jamaica, en 1815, la creación de los Estados
Unidos del Sur. Hasta el presente año, esa gente no ha tenido éxito.
Las
razones de esa falta de éxito son: la geografía continental, la ubicación
poblacional, los problemas limítrofes y recelos entre países, la gran
dependencia de terceros, la inestabilidad política, los problemas económicos
nacionales, la falta de comunicación, la primacía de “lo mío” sobre “lo
nuestro”
La
situación de la política de Integración y de la integración misma es muy
compleja en el año 2015. Se ensayan, sin mayores resultados reales, proyectos de
integración subregional que abarcan diversos grupos de
países, en algunos casos imbricados y hasta con orientaciones diferentes.
Entre
esos esfuerzos están: Desde 1980, la Asociación Latinoamericana de Integración
(ALADI) heredera de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC -
1960), que fue reemplazada porque no satisfacía la expectativa de sus Partes
Contratantes. En 35 años de existencia, la ALADI tampoco ha satisfecho las
aspiraciones regionales.
El
Mercado Común Centroamericano (1960), gracias a reformas internas y acuerdos
comerciales con la actual Unión Europea (UE) y otras regiones, y por las preferencias
arancelarias de Estados Unidos (1991), recién empezó a rendir frutos desde
1993.
El Grupo
Andino, creado en 1969 por el Acuerdo de Cartagena, tuvo un arranque excelente
durante 10 años y luego perdió vigor; fue sustituido en 1996 por la Comunidad
Andina de Naciones (CAN), tan mal, que está poco menos que paralizado, sobre
todo desde el 2006, cuando quedó con dos países que buscan la apertura al mundo
y dos que quieren desarrollo endógeno,
en claras posiciones ideológicamente opuestas y que no permiten acuerdos
importantes.
El
Mercado Común del Sur, creado en 1991, ha tenido vicisitudes iguales o mayores
que las de la Comunidad Andina y aunque registra acciones integradoras, tampoco
ha cumplido sus objetivos. El ingreso de Venezuela en 2012 ha complicado su
accionar.
La
Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA - 2004), promovida por los
presidentes de Cuba y Venezuela, con mucha carga ideológica, tuvo cierta importancia
política, pero no económica, mientras vivía Hugo Chávez y era Presidente de
Cuba Fidel Castro. Desde el 2015 le afectan las nuevas relaciones Estados
Unidos – Cuba.
La
Unión de Naciones de América del Sur (UNASUR - 2004), por ahora es una organización política con algunas
aspiraciones en el campo económico y podría ser la llamada a ser la organización
única de integración de América del Sur.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos
y Caribeños (CELAC - 2010), mecanismo intergubernamental de diálogo y
concertación política regional, por primera vez reúne de forma permanente a
treinta y tres países, por algunos intereses comunes, pero no por visiones
iguales de la política, de la economía o del desarrollo.
Finalmente, la Alianza del Pacífico
(2011), formada por Chile, Colombia, México y Perú, no tiene todavía una
estructura legal internacional, pero ha permitido a esos países llegar a algunos acuerdos importantes para ir
conjuntamente al mercado mundial.
Lo raro de esta cascada de proyectos de
integración, es que son los presidentes de los países, responsables de las
políticas exteriores de los gobiernos, los que suscriben e impulsan en teoría
toda esta clase de acuerdos, desperdiciando esfuerzos que apuntan a distintas
direcciones, cuando deberían decidirse por uno o dos importantes (eventualmente
CELAC y UNASUR) y cerrar los que no cumplieron con sus objetivos.
FUERZAS EXÓGENAS.- La integración latinoamericana soporta la
acción de varias fuerzas
exógenas. Entre ellas están: la influencia en la región de Estados Unidos
y la Unión Europea, por ser los principales socios de los latinoamericanos en
los campos político y económico e incluso cultural; el acelerado desarrollo de
los tigres asiáticos de los 70-80, hasta ahora muy importante; el violento
despertar de China desde la década anterior; la permanente orientación de la
inversión extranjera directa de los países desarrollados hacia otros iguales y
hacia China, que deja poco campo a la inversión en otras partes; el imparable desarrollo
tecnológico mundial, que acrecienta la brecha entre América Latina y el mundo
desarrollado; el poder político y económico de las transnacionales, que incide
sobre gobiernos y pueblos; el peso de las normas y organismos mundiales, que
condicionan lo que todos los países desean hacer, pero sobre todo los menos
desarrollados, cada vez en más aspectos.
Una
fuerza determinante en el año 2015, es la situación económica mundial. Estados
Unidos apenas crecerá al 3%, la Unión Europea no llegará al 1,5% y
Japón no pasará del 1,0%. Y si ellos son los motores de la economía mundial,
por cierto que habrá lento crecimiento en todas partes y en especial en América
Latina. También es decepcionante el crecimiento de los BRICS, pero en especial,
la desaceleración de China, que creció
varias décadas por sobre el 10% y ahora
lo hará al 7,3%. Hay además graves conflictos bélicos que amenazan la paz y
afectan el comercio mundial; es notoria y preocupante la baja de los precios de
los commodities, que no cambiará su dirección en el corto plazo; la poca
expansión del comercio de mercancías, que en 2013 fue de 18,3 billones de
dólares; y, la muy escasa participación de América del Sur y Central en ese
comercio, de solamente el 4%.
LA COYUNTURA MUNDIAL Y AMÉRICA
LATINA.- Los impactos más visibles de esa coyuntura en
la Región, son los siguientes: el crecimiento se desacelera, pues la región
creció en promedio al 4,8% entre 2003 - 2007 y solo al 4,1% entre 2010 – 2013;
lo que es peor, la región seguirá siendo la de menor dinamismo en el mundo
durante 2014 – 2019; las exportaciones caen y lo harán más en el 2015 y 2016
por la baja en el precio del petróleo; hay una creciente vulnerabilidad
externa, por el deterioro de los saldos en cuenta corriente de la balanza de
pagos regional; se cierra un ciclo internacional muy favorable para el
subcontinente, particularmente para América del Sur.
LA VISIÓN DE AMÉRICA LATINA
2015.- Registra varios aspectos negativos y pocos positivos: políticas
de desarrollo nacional opuestas entre grupos de países, unos buscando la
apertura hacia el mercado mundial y otros prefiriendo el desarrollo endógeno;
la rápida pérdida de vigor en el crecimiento, especialmente de Brasil, que
tiene gran peso específico en la región; las críticas situaciones políticas y
económicas de Argentina, Venezuela y Ecuador; la mayor y fuerte dependencia y
vulnerabilidad regional con respecto al mundo; la reducción de los flujos de
inversión extranjera directa; la tradicional dependencia de pocos productos
primarios y pocos demandantes para la obtención de divisas; la reducción de
exportaciones y la que ya se ha mencionado, poca participación en el comercio
mundial; el poco aporte al conocimiento mundial, una vez que solo el 2,5% de
las patentes que se solicita provienen de esta región; el avance muy
publicitado de la integración formal, pero el escaso avance en la integración
real. Entre los aspectos positivos, el crecimiento del comercio intrarregional
(en la ALADI pasó de 43.556 millones de dólares en 1993 a 170.376 millones en
2013) casi cuadruplicándose; en la orientación de más del 50% de las
exportaciones de manufacturas latinoamericanas hacia la misma región; la
posibilidad de una mayor diversificación exportadora en productos y destinos.
OBJETIVOS DE LA INTEGRACIÓN.- Sobre
la base de esa realidad, es necesario preguntarse: cuáles deben ser los objetivos
de la integración futura de América Latina? Y como no me es posible definirlos
sin un análisis profundo y detallado, conviene formular algunas preguntas a los
estudiosos:
Objetivos
políticos: Integrarse hacia dentro o para buscar una mayor presencia
internacional? Mi criterio es que hay que unirse para insertarse al mundo.
Objetivos
económicos: Consolidar la participación en el mercado con los productos
primarios que se exporta y lograr alguna mejora tecnológica en ellos o cambiar
la matriz productiva, mediante un desarrollo tecnológico acelerado y la
producción de bienes de capital y servicios modernos? Opino que se necesita una
labor secuencial. Empezar por lo primero, pero desde ya trabajar en lo segundo.
Objetivos
sociales: En lo internacional: reducir las asimetrías existentes entre los
países, mediante regímenes especiales efectivos que permitan a los países de
menor desarrollo económico relativo recibir pronto los beneficios de la
integración y cumplir más tarde las obligaciones; o, generar derechos y
obligaciones iguales para todos? Lo primero es lo que se necesita. Si no lo hay,
no puede hacerse integración. En lo interno de cada país: repartir la escasa
riqueza existente entre la población o crear más riqueza y aplicar medidas
efectivas directas e indirectas de redistribución del ingreso, reduciendo la
actividad empresarial estatal y aumentando la privada? Lo recomendable es lo
segundo y para ello el desarrollo con integración es fundamental.
Objetivos
de relaciones internacionales: Proclamar la independencia política y económica
de los imperialismos anteriores o nacientes y ejercer una soberanía muy difícil
de lograr; o, practicar una dependencia voluntaria, razonada y decreciente,
sabiendo la posición tan débil que tiene América Latina en el mundo y logrando
ventajas en las negociaciones, para fortalecerse y avanzar? Me arriesgo por lo
segundo. Desde el punto de partida en el que se halla la región, hay que ser
modesto, pero consciente de la necesidad de un cambio.
Para ir
hacia los objetivos que se definan, los requisitos deben ser: inmediatamente,
la definición de uno o dos procesos de integración
continental y la planificación comunitaria del qué hacer para que la
integración sea una realidad; dentro de ese plan deben constar: la educación
masiva de la población, formándola para que actúe en el mundo globalizado; el
desarrollo de las telecomunicaciones, la infraestructura regional y los servicios
modernos, que son los ejes del desarrollo actual; la sustitución regional y
selectiva de importaciones (integradora); la presencia conjunta ante terceros,
sobre todo para la negociación de acuerdos de integración y de cooperación; la
exportación diversificada sobre la base de clusters, que permitan definir
productos núcleo y actividades periféricas generadoras de industrias y
servicios complementarios.
Los resultados
previsibles serán: el aumento de la capacidad de desarrollo autónomo
e interdependencia regional y local de los países, la incursión exitosa en la
economía del conocimiento mundial, que facilite la convergencia con los países
desarrollados y la presencia debidamente regulada de la inversión extranjera y
las empresas transnacionales; el cambio de la matriz productiva regional y de
cada país; la generación de interdependencias con países y bloques sobre la
base de intereses comunes de inversión, producción, comercio, desarrollo
tecnológico, prestación de servicios; en fin, la mayor y mejor participación en
el mercado mundial.
El mercado
regional es clave para el futuro, porque es propicio para diversificar productos y
destinos; mejorar el mercado para las manufacturas; impulsar la participación
directa e indirecta de las PYMES en el mercado regional; generar empresas multilatinas;
lograr un mercado cualitativamente superior; propiciar encadenamientos
productivos nacionales e intrarregionales que, según la CEPAL, pueden lograrse en tres áreas
industriales claves: productos
químicos, entre ellos, los polímeros
y copolímeros, componentes heterocíclicos, cosméticos, pulpa de madera; agroindustria, frutas
y nueces, semillas oleaginosas, manufacturas de cuero; y productos metálicos: manufacturas
de metal, oro, plata y cobre, orfebrería.
MENSAJE FINAL.- Todos los países de la región necesitan desarrollarse rápidamente e
integrarse, por lo que debe buscarse la integración de la Región por todos los
medios posibles y en las áreas política, económica, social; la integración no
es una panacea, es apenas una herramienta utilizable por los gobiernos con
voluntad política de juntarse, pero es estratégica. Para lograr la integración,
hay que empezar por lo fácil: más comercio y facilidades para aumentarlo y en
los acuerdos a que se llegue, considerar
las asimetrías y dar tratamiento especial a los países de menor desarrollo
económico relativo. Por supuesto, para más comercio se necesita más vías de
comunicación.
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