BOLETÍN 98: EL BANCO ESTATAL BANECUADOR
Eco. Luis Luna Osorio MBA Junio
21 de 2015
INTRODUCCIÓN.- El Ecuador es un
país con poca población, la cual tiene muy limitada capacidad de ahorro, sobre
todo si se tiene en cuenta que, con cifras del Banco Central del Ecuador (BCE),
para el mes de marzo de 2015, solo el 53,5% de la población económicamente activa
(PEA) tiene empleo adecuado y por tanto, casi la mitad de esa población vive en
situación de empleo inadecuado o abierta desocupación y tiene recursos
financieros escasos, que apenas le alcanzan para satisfacer las necesidades
básicas de consumo personales y de sus familias. Como derivación, la capacidad
de inversión privada nacional es muy pequeña y no permite desarrollar un grupo
de proyectos de la magnitud necesaria para realmente modificar sustancialmente
la matriz productiva y elevar la producción y la exportación en cantidades
significativas.
La Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos en Hogares Urbanos y Rurales 2011 – 2012 (ENIGHUR) del INEC, que es una
de las encuestas nacionales más importantes, permite tener una radiografía de
la economía de los hogares en las 24 provincias del país, entre abril del 2011
y marzo 2012, solo el 58,8% de la población ecuatoriana tuvo capacidad de
ahorro, mientras el 41,1% registró mayores gastos que ingresos.
En el área urbana, el ingreso mensual
promedio fue de 1.046,3 dólares y su gasto fue de 943,2 dólares (90%), mientras
que en el área rural el ingreso promedio fue de 567,1 dólares, en comparación
con un gasto de 526,2 dólares (92,8%). En consecuencia, en el periodo indicado,
el ahorro urbano individual mensual promedio fue de 103 dólares (10% del
ingreso) y el ahorro individual rural comparable fue de solamente 41 dólares
(7,2% del ingreso), lo que determina que haya muy poco ahorro interno total y
mucha menor inversión nacional.
Si el gobierno quiere realmente que
haya inversión privada, lo lógico es que diseñe y ejecute políticas de impulso
para ella y la producción, brinde seguridad jurídica a los empresarios y genere
por su cuenta formas de capitalización que transformen los escasos ahorros
internos de la población en inversiones, en tiempos razonables. Para ello, una
de las formas más conveniente es el fortalecimiento o la creación de bancos
estatales que presten dinero a mediano y largo plazo, en condiciones favorables
para los interesados, ya sean empresarios de grandes, medianas, pequeñas o
micro unidades productivas.
En relación con ello, según las cifras
del BCE, en marzo de 2015, el crédito nacional al sector privado para
particulares sumó 29.840 millones de dólares y a ese valor el BNF contribuyó
solamente con 1.139 millones (3,8%), lo que significa que su participación no
es importante; sobre todo, considerando que la política muy publicitada del
gobierno actual es la de impulsar a las MIPYMES y una manera principal de
hacerlo es mediante crédito estatal de cifras considerables que, por su origen,
debería ser barato y de fácil acceso en cuanto a garantías y otros requisitos.
De otra parte, el gobierno ha generado
condiciones negativas para que llegue al país
inversión extranjera directa (IED), de manera que, mientras que el
Ecuador ha recibido un promedio anual inferior a mil millones de dólares de
esta inversión en los últimos años (774 millones en el 2014, según la CEPAL)
los países vecinos se han beneficiado de montos superiores a los 7.600 millones
en el caso del Perú (2014) y de más de 16 mil millones en el caso de Colombia
(2014), porque sus gobiernos actúan inteligentemente y sus políticas son
estables en el largo plazo.
“El promedio de la IED respecto al PIB
del Ecuador durante el periodo 2004-2008 fue de 1,3%, muy lejos de Perú (3,6%),
Colombia (4,6%), y Chile (7,6%). En realidad, solo le ganamos en este rubro a
Venezuela cuya IED representa en ese mismo periodo el 0,6% del PIB. Por otra
parte, si bien el flujo de IED mejora en ciertos años, el stock total de la
inversión ha venido cayendo en forma constante desde inicios de la década (el
stock, es el valor total de dicha inversión acumulado en el tiempo). En el año
2000 el stock de inversión extranjera llegó a representar el 40% del PIB y para
el año 2008 había caído al 22%, eso significa que solo si queremos volver al
nivel de principios de la década, deberían haber llegado -cada año- al Ecuador
flujos de IED superiores a los 2.000 millones de dólares… Ahí está el problema.
Eso nos da una dimensión de qué tan "bien" lo estamos haciendo.” http://investiga.ide.edu.ec/index.php/el-gran-problema-del-ecuador
No tiene sentido decir que avanza el
cambio de la matriz productiva, impulsar la formación de líderes en las
distintas ramas del saber, motivar a los estudiantes universitarios y
secundarios para ir hacia el emprendimiento, proponerse el cambio de la matriz
exportadora y de sus actores, si no se toman medidas prontas y eficaces para
diseñar un sistema financiero público acorde con las necesidades de la
globalización, que facilite recursos suficientes, oportunos, con plazos
adecuados, tasas bajas y procesos rápidos de análisis y decisión.
EL BANECUADOR.- El Presidente de la República,
mediante Decreto 677 del 13 de mayo de 2015, ha creado el banco BanEcuador B.
P., entidad financiera que formará parte del Sector Financiero Público, con
personalidad jurídica propia y jurisdicción nacional, con patrimonio autónomo,
autonomía técnica, administrativa, financiera y presupuestaria.
Esa entidad reemplazará al Banco
Nacional de Fomento (BNF), comenzará sus operaciones con un capital suscrito y
pagado de 15 millones de dólares y tendrá duración indefinida.
El objeto del Banco será financiero,
para atender a la micro, pequeña y mediana empresa y empresas asociativas en
sectores de producción, principalmente de agro negocios, comercio y servicios,
con claro enfoque de desarrollo local y con preferencia en áreas rurales y urbano
marginales.
La sede estará en Quevedo y mantendrá
sucursales, agencias, oficinas especiales, oficinas temporales, ventanillas de
extensión de servicios, corresponsales no bancarios y todos aquellos medios y
canales de distribución de servicios que requiere para el cumplimiento de su
gestión y objeto social, dependiendo del plan de trabajo que disponga el nuevo
directorio, que ya está conformado.
Los activos y pasivos del BNF pasarán
a la nueva entidad, luego de una transición que durará 6 meses, dijo el
ministro de Agricultura, quien aseguró que los depósitos de los clientes no se
verán afectados.
La administración del banco está a
cargo del directorio y la gerencia general. El directorio está conformado por
cinco ministros del área económica, entre ellos el de Agricultura, Ganadería,
Acuacultura y Pesca, quien, como delegado del Presidente de la República, lo
preside desde inicios de junio de 2015 y tendrá voto dirimente.
COMENTARIOS.- Con la creación del BanEcuador se
satisface una necesidad importante del país, que el BNF, en trance de muerte,
no podía llenar por diversas circunstancias, una de ellas la visión negativa
que de él tenía y tiene la población, en especial la población rural, por su
lentitud, su poca atención a las necesidades crediticias y sus constantes
pérdidas anuales.
Sin embargo, especialmente a la luz de
lo sucedido con el BNF, conviene presentar algunas reflexiones respecto a este
asunto, derivadas de análisis efectuados en la oficina del Asambleísta René
Yandún Pozo, siempre interesado en lograr que las micro, pequeñas y medianas
empresas (MIPYMES) del país, cuenten con facilidades crediticias acordes con la
época actual, en la que la productividad nacional y la competitividad empresarial
son necesidades vitales.
El banco debe tener como objetivo
principal ubicarse en la calificación AAA, que significa “Entidad de máxima
calidad y mínimo riesgo crediticio.”. El BNF tuvo durante muchos años la
calificación BBB- , que significa “Entidad con buen crédito. Aunque son
evidentes algunos obstáculos menores, éstos no son serios y/o son perfectamente
manejables a corto plazo”, y eso hay que cambiar. Los bancos del Estado deben
funcionar como los mejores bancos privados y hasta superarlos, si se quiere que
cumplan a cabalidad su función social de apoyo a las MIPYMES.
El banco debería tener capacidad para
actuar como banco de primero y segundo pisos. De primer piso para las
necesidades de los clientes individuales, como personas naturales y jurídicas;
de segundo piso, para canalizar recursos en condiciones especiales hacia
colectivos como las cooperativas, las comunidades y otras formas asociativas de
las micro, pequeñas y medianas empresas.
El Directorio del banco debería tener
capacidad para actuar en forma autónoma, si quiere ser ágil en sus decisiones y
en el beneficio para sus clientes. El BNF aplicaba planes y presupuestos
desactualizados, puesto que, para sus decisiones más importantes dependía de la
aprobación previa del Ministerio Coordinador de la Política Económica, el Banco
Central del Ecuador (BCE) o el Ministerio de Relaciones Laborales, con lo cual se limitaba seriamente su capacidad
de acción, especialmente en los primeros meses de cada año.
Los recursos del banco deberían
dedicarse masiva y ordinariamente a operaciones de crédito y solo por excepción
a inversiones en títulos valores, de los cuales
debería tener la capacidad de deshacerse en cualquier momento. Uno de
los problemas del BNF fue la asignación de porcentajes importantes de sus
recursos a inversiones financieras, generalmente en bonos del Estado u otras
obligaciones similares, incluso con la condición de que no podía negociarlos
hasta su vencimiento, con lo cual se le creaba unas rigideces inconvenientes
para avanzar hacia el cumplimiento de sus objetivos, siendo el fundamental el
de otorgar crédito en condiciones satisfactorias para los empresarios de las
MIPYME's.
El banco no debería dedicarse a
administrar fondos del Estado para préstamos “no reembolsables” y similares de
tipo social, destinados a personas naturales o jurídicas. Durante la existencia
del BNF, mucho más en los últimos años, se ha demostrado que atender ese tipo
de actividades distorsiona las labores del banco, pues crea en los
beneficiarios de los dineros y en los clientes de crédito la idea de que es una
entidad de beneficencia, y eso complica
los cobros y la aplicación de las políticas financieras requeridas. Los
programas financieros sociales del tipo indicado deberían ser administrados por
los ministerios o entes públicos interesados en su desarrollo; o, en todo caso,
por un organismo como el Ministerio de Inclusión Social, orientado a ayudar a
gente de escasos recursos monetarios.
El banco no debería estar sujeto a
influencias políticas. El BNF estuvo en muchas ocasiones, a lo largo de su
vida, sujeto a presiones de altos funcionarios públicos o empresarios muy
importantes y con influencia en los centros de poder, que lo llevaron con
frecuencia a adoptar decisiones destinadas a condonar los intereses o multas
sobre deudas impagas y en casos más graves, a no cobrar la totalidad de las
deudas, intereses y multas, por cantidades muy significativas, sin que haya la
justificación necesaria, provocando enriquecimientos ilícitos y
recurrentes. Para ejemplificar lo dicho,
hace varios años, un centro agrícola, en acuerdo publicado en la prensa, en el
artículo 1 exigía que el BNF les condone las deudas a sus asociados y en el
artículo 2 pedía que se aumente el capital del BNF (seguramente, piensa el
autor de este Blog, para que más tarde se vuelva a condonar los créditos o
parte de ellos a los deudores).
Sobre la base de lo dicho, debe prohibirse
estatizar las deudas privadas, respetando el artículo 290, numeral 7 de la
Constitución.
Señalar a Quevedo como la sede del
BanEcuador no es una decisión acertada. Eventualmente lo sería, si el banco
estuviera orientado a otorgar crédito de manera preferente al sector agrícola,
especialmente de los productos de exportación tradicionales y no tradicionales,
cuyo fuerte está en la Región Costa; pero, si se trata de canalizar préstamos a
la micro, pequeña y mediana empresa de todo el país y localizada en todos los
sectores productores de bienes y servicios, lo lógico es buscar un centro de
operaciones mejor ubicado y donde les sea más fácil acudir a los usuarios que,
por tener capitales reducidos y aspirar a créditos de cuantía relativamente
modesta, no pueden gastar muchos recursos en transporte y estadía en sitios
lejanos y poco acostumbrados al tráfico burocrático.
Los mayores demandantes de crédito, no
por el valor de las operaciones individuales, sino por el número de personas
que requerirán sus servicios, son los propietarios de las MIPYMES de otras
provincias; y, lo que va a producir esa sede, es continuos reclamos por la
falta de atención a la mayoría de los problemas y la necesidad de continuos
viajes para buscar crédito de fomento productivo.
En todo caso, si se mantiene esa sede,
hay que lograr, eventualmente en el Estatuto o en los reglamentos respectivos,
que las diferentes dependencias regionales tengan la suficiente capacidad para
actuar con autonomía, sobre todo en las principales ciudades, de manera que los
gerentes regionales o locales no tengan que estar continuamente consultando y
peor dependiendo de las decisiones de la Matriz para resolver los problemas que
diariamente se les presenten. Hay que lograr dinamismo y transparencia y ello
solo se consigue si las normas son claras, las autoridades actúan rápidamente y
no hay exceso de procedimientos y trámites para llegar a las resoluciones. Lo
que se debe tener en adelante es un banco sustancialmente mejor que el BNF y no
una réplica peor administrada del mismo.
Se necesita
estabilidad del gerente general y de los de área y regionales. Una de las
falencias importantes del BNF fue el cambio continuo de sus autoridades, que
provocaba “borra y va de nuevo” en muchos de los procesos y trámites diseñados
para mejorar las condiciones de trabajo de la entidad y comunicación mala o inoportuna entre las
oficinas principales y las de fuera de Quito.
El personal del
banco debería ser especializado y tener estabilidad. En el caso del BNF, un
problema serio fue que el número de trabajadores excedía el número óptimo,
debido a que se pagaban favores políticos con designaciones de funcionarios
que, en cada administración, engrosaban las filas institucionales sin la
suficiente preparación o con ninguna….
Cada año se debe
incluir, en el Presupuesto General del Estado, una partida para incrementar el
capital del banco. El banco es una entidad financiera pública y como tal no
tiene como objetivo el lucro; y, si bien, con una administración eficiente
puede tener utilidades, estas no deberían ser altas en relación con el capital;
por lo tanto, para ampliar sus servicios debería recibir cada año una
asignación presupuestaria que le facilite apoyar el cambio de la matriz
productiva.
Se debe evitar que los gastos
operacionales superen el valor de los ingresos operacionales, tal como sucedía
en el BNF; puesto que esa situación provoca pérdidas que, con el tiempo, se van
haciendo de mayor importancia.
ESTOY
PREPARANDO EL NÚMERO 100 DE ESTOS BOLETINES, PARA EL 14 DE JULIO, FECHA EN LA
QUE SE CONMEMORA EL INICIO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA, QUE ENSEÑÓ AL MUNDO A
LUCHAR POR “LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD”.
CONTENDRÁ UN ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN NACIONAL.
QUIERO FESTEJAR QUE
MIS IDEAS, RESUMIDAS CADA 15 DÍAS POR LO GENERAL EN CUATRO PÁGINAS, HAN LLEGADO A CIENTOS DE MILES DE LECTORES, EN
EL ECUADOR Y EN MUCHAS OTRAS PARTES, EN 100 BOLETINES.
POR FAVOR, SI LE GUSTA ESTE
BOLETÍN, DIFÚNDALO. SI NO DESEA
RECIBIRLO, AVISE AL EDITOR, AL CORREO: llunao@uio.satnet.net
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