BOLETÍN 97: DE
LAS HERENCIAS Y EL GOBIERNO ESTATISTA
Eco. Luis Luna Osorio
MBA Junio 11 de 2015
INTRODUCCIÓN.-
El
Presidente Correa ha puesto en los últimos días, en la boca de todos los
ecuatorianos, la palabra “herencia” y el impuesto sobre ella, que quiere hacer
del Estado el gran heredero de todos los difuntos que tengan medianas y grandes
fortunas materiales, porque aspira a que sus hijos (los de los otros ricos, no
los de él), sean pobres como los demás ciudadanos y las empresas familiares,
contrariamente a lo que esperan en todo el mundo, desaparezcan y se transformen
en una rara especie de sociedades de capital o en propiedad de los
trabajadores.
La ventaja de muchos de los herederos
posiblemente afectados será que cuentan con los valores espirituales, las
enseñanzas y el ejemplo de sus padres y madres, de ser emprendedores, trabajar
honradamente, no delinquir, mantener hogares estables y felices, con su
esfuerzo de hasta 18 horas diarias,
El autor de este blog, más que dinero
o bienes, dejará a sus hijos el ejemplo del hogar estable, el trabajo honrado,
el ahorro metódico y el esfuerzo constante, a veces gratuito, apoyándose en el
ejemplo invalorable de su incansable esposa. Y como con el esfuerzo en pareja
tenemos un modesto patrimonio, consideramos injusto que el Presidente quiera
quitar a los hijos, para darle a un Estado insaciable, una parte importante de
lo poco que la mayoría de los padres ecuatorianos les queremos dejar a nuestros
descendientes, en dinero o bienes, como complemento del amor familiar, los
valores espirituales, la educación completa y los recuerdos gratos, que es lo
verdaderamente importante para sus vidas y las de sus hijos.
LAS
HERENCIAS.- La Real Academia de la Lengua Española
(RAE) registra el origen latino de la palabra “herencia” y cinco definiciones:
1. f. Derecho de heredar.
2. f.
Conjunto de bienes, derechos y obligaciones que, al morir alguien, son
transmisibles a sus herederos o a sus legatarios.
3. f. Rasgo
o rasgos morales, científicos, ideológicos, etc., que,
habiendo caracterizado a alguien, continúan advirtiéndose en sus descendientes
o continuadores.
4. f. Rasgos
o circunstancias de índole cultural, social, económica, etc., que
influyen en un momento histórico procedentes de otros momentos anteriores.
LA HERENCIA DE VALORES.- Esta herencia es, a
juicio del autor de este Blog, la principal de todas, porque es invalorable; se
la hereda directamente de los padres, que la entregan día a día con su ejemplo
y se hace parte de la individualidad de los hijos.
Cada persona tiene la posibilidad de
heredar uno o más valores humanos, como los siguientes, (ordenados
alfabéticamente): el amor, el agradecimiento, la amistad, la bondad, la
dignidad, la generosidad, la honestidad, la humildad, la justicia, la
laboriosidad, la lealtad, la paz, la perseverancia, la prudencia, el respeto, la
responsabilidad, la solidaridad, la tolerancia.
Es seguro que un muy alto porcentaje de los padres, sin
importar si son muy pobres o muy ricos o de clase media, quiere que sus hijos
hereden todos o la mayoría de esos valores humanos. Dejo un pequeño porcentaje
por fuera, porque hay seres que abandonan a sus hijos desde antes de que
nazcan, ya que dudan de su paternidad o no esperaron tenerlos; hay otros que
los abandonan al sentirse incapaces de cumplir con sus responsabilidades; hay
padres que no respetan el hogar, delinquen, son viciosos y dan muestras claras
de falta de valores que, en algunos casos, lamentablemente la transmiten a
algunos hijos, que se vuelven déspotas, deshonestos, egoístas, imprudentes,
intolerantes, irrespetuosos, para mala suerte de ellos y de quienes reciben su
influencia.
Muy a pesar de la ciudadanía, en los
centros de educación ahora se atenta contra esta herencia de valores, enseñando
el famoso “Socialismo del Siglo XXI”, que solo llevará al país al fracaso y a
los niños y jóvenes a perder tiempo en un mundo globalizado.
LA
HERENCIA ECONÓMICA.- La primera definición de la RAE se refiere
al derecho a heredar, que generalmente tienen los hijos con respecto a sus
padres; y, a falta de hijos, los padres, los hermanos y otras personas de la
familia o de fuera de ella, dependiendo de las leyes de los países o el
testamento. Si se la une con la segunda definición de la RAE, se refiere al
conjunto de bienes, derechos y obligaciones que, al morir una persona, son
transmisibles a sus herederos o sus legatarios.
Una pequeña porción de la población
mundial y ecuatoriana, formada por millonarios, dejará herencia económica importante;
otra parte, la clase media, dejará una
herencia pequeña; y, la mayoría de la población, no dejará nada o
eventualmente, hará pagar a sus hijos alguna deuda.
Los millonarios tienen terrenos,
casas, empresas, vehículos, dinero u otros bienes para dejar, después de que
mueran, a sus herederos.
- Oxfam ha calculado que, en 2014, las 85 personas más ricas del mundo poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad.
- El número de milmillonarios se ha más que duplicado desde el comienzo de la crisis financiera (de fines del siglo XX - n. del e.).
- Siete de cada diez personas viven en países donde la brecha entre ricos y pobres es mayor que hace 30 años.
- Cada año, cien millones de personas en todo el mundo se ven sumidas en la pobreza por tener que pagar la atención sanitaria directamente de su bolsillo.
La llamada clase media
mundial, dentro de la cual está la clase media ecuatoriana, es un “grupo
formado por el mercado laboral tecnocrático, que queda patente en las nuevas
definiciones de puestos de trabajo de nivel muy cualificado”; ha ido creciendo y ahora dispone de
casa, auto, remuneración comparativamente alta frente a otros trabajadores,
capacidad de ahorro suficiente como para vivir en buenas condiciones de
bienestar y dejar herencia a sus hijos, fruto de su patrimonio construido a lo
largo de muchos años y mucho esfuerzo.
La población pobre es la mayoritaria
en el mundo, porque siempre ha habido, aunque se ha reducido en este siglo, un
alto porcentaje de personas que vive en condiciones económicas muy difíciles y no
ha recibido y eventualmente no dejará herencia económica. Según el Banco
Mundial, en 2010, un porcentaje estimado de 21 por ciento de personas en el
mundo en desarrollo vivía con menos de 1,25 dólares al día, en comparación con
el 43 por ciento en 1990 y el 52 por ciento en 1981. Más de 1.200 millones de
habitantes en todo el planeta siguen viviendo en la miseria y muchos más sufren
hambre y son vulnerables a las crisis ambientales o la inestabilidad de los
precios.
En el Ecuador, cierto es que, de acuerdo con las cifras
oficiales, se ha reducido la pobreza en alguna e insuficiente medida; pero,
todavía, alrededor de un 30 por ciento de la población económicamente activa recibe
ingresos bajos en su empleo, un 44 por ciento está sub-ocupado y un 4 por
ciento está desocupado, con lo cual, más de las tres cuartas partes de la
población total carece de recursos para vivir aceptablemente y por tanto, no
recibió y en muchos casos no dejará a sus hijos herencia de bienes materiales.
El Presidente de la República ha
ordenado que se modifique el actual impuesto sobre la herencia, para que vaya
del 2,5% al 77,5%, en forma progresiva, de acuerdo con el monto de lo heredado,
siendo el valor base para el pago del impuesto 35.400 dólares, que luego crece
según varias escalas, para que se incremente el impuesto progresivamente.
Es legítimo que el Estado cobre un
impuesto razonable a la herencia. Ese gravamen ha existido en el Ecuador desde
hace muchos años y rige en muchos países del mundo, no en todos, porque el
Estado cree que los hijos o beneficiarios reciben un ingreso que no ha sido
fruto de su esfuerzo, sino del de sus padres o de quien les ha legado la
herencia y por tanto, vale la pena cobrar un tributo, según lo justifican las
autoridades, para que el ingreso obtenido apoye las labores de beneficio social
estatal. Pero, es inadmisible que el impuesto sea exagerado y que a cierto
nivel equivalga a una confiscación disfrazada.
La herencia no debe ser gravada más
allá del porcentaje actual, que es importante (35% en el tope aunque tiene
excepciones), porque todos los ciudadanos que disponen de ingresos superiores
al máximo no tributable, aportan al erario nacional durante su vida activa, en
función de sus niveles de ingreso y de consumo, con el impuesto a la renta y
muchos otros impuestos que van a la caja fiscal y se han multiplicado en los
últimos años.
El argumento de que lo que se recaude
va a ser destinado por el gobierno a la población de bajos ingresos es
engañoso, por varias razones, siendo las principales las siguientes: de acuerdo
con el rendimiento histórico del gravamen, el monto a recaudarse es pequeño;
pues, suponiendo muy optimistamente que, aplicando la nueva escala, la
recaudación anual se multiplicara por 20, llegando a doscientos millones de
dólares, ese valor significa apenas el 0,6 por ciento del monto del presupuesto
del Estado para el año 2015; luego, si en esas condiciones se lo repartiera
directamente entre la mitad de la población (8 millones de personas), a cada
una le tocaría 25 dólares por año; finalmente, las herencias se producen cuando
un ciudadano fallece y es de elemental razonamiento, que no todos los
poseedores de fortuna se mueren en el mismo año, de manera que, si el gobierno espera
recibir recursos desde esta fuente, su esperanza es fallida.
Por otra parte, una cosa es que el
gobierno recaude dinero por medio de este tributo, en magnitud grande o pequeña,
y lo acumule en la caja fiscal; y, otra cosa es que ese ingreso se transforme
realmente en gasto para actividades estatales de beneficio social. Lo que se ha
constatado en los 8 años anteriores es que, ingentes cantidades de dinero, que
suman más de cien mil millones de dólares, no se han aprovechado como debería
haber sido, de manera que el gasto corriente, inflado en burocracia y todo lo
que ella necesita en las condiciones en las que la ha puesto el Presidente
Correa, ha sido de lejos una línea de asignación y despilfarro de recursos,
mucho mayor que la inversión pública.
De
otro lado, el gobierno aduce que todas sus labores están encaminadas a mejorar
las condiciones económicas y sociales de las personas económicamente pobres y
frecuentemente estigmatiza a los poseedores de fortuna material, argumentando
que han explotado a la población en su beneficio.
La
gran mayoría de los empresarios trabaja denodadamente para que sus empresas
vivan y crezcan en el marco de la Ley; busca todos los días nuevas
posibilidades de desarrollo y ampliación de su mercado; y, como el empresario solo
no se alcanza para laborar, genera empleo directo e indirecto, paga impuestos,
motiva a propios y extraños con sus proyectos, invierte y gasta menos de lo que
gana. Por supuesto, aunque cada vez menos, hay empresarios sin conciencia
social, que explotan a todos a su alrededor.
La
gran mayoría de los pobres trabaja denodadamente en sus empleos, para llevar el
pan a su familia. Pero, se aclara que no todos los pobres están en esa
condición porque, como se dice ahora, “la sociedad les ha negado posibilidades
de mejorar su situación”. En muchas ocasiones y ciudades, especialmente en
aquellas en que han florecido los negocios, es conocido el caso de quienes
hacen “San Viernes” y se gastan semanalmente todo o buena parte de sus
ingresos, no tan malos, argumentando que hay “chulla vida” y hay que gozarla. Otros pobres lo son por perezosos. Como decía un excelente cómico mexicano:
“Yo qué le he hecho, para que me ofrezca un empleo?”; y, cuando le dijeron que
vaya a trabajar a las ocho de la mañana, sugirió que “mejor sería a las 10 …
para las 11”, reflejando la actitud de alguna gente. También hay muchos
cómodos, que saben que papá Estado les entrega múltiples subsidios, educación
gratuita para sus hijos, salud gratuita para toda la familia, transporte y
vivienda a precios subsidiados, y piensan “Para qué esforzarse?”.
LA
HERENCIA GENÉTICA.- No solo se la hereda de los padres;
pues, muchas veces, rasgos físicos o enfermedades provienen de los abuelos o de
ancestros históricos. La estatura, los hoyuelos de las mejillas, las orejas
separadas, las cejas, el mentón, la frente amplia, el color de los ojos, la
nariz larga o gruesa, son muestras de esa herencia. A unas personas les
favorece, por lo que deberían estar agradecidas; a otras, no les sirve de ventaja,
aunque como dicen algunos: “los perfumes vienen en frascos chicos”, “los caballeros las prefieren rubias”, “la
suerte de la fea la bonita la desea” o, “en tierra de ciegos, el tuerto es el
rey”.
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