BOLETÍN
84: EL ECUADOR, ACTOR
DE LA ECONOMÍA INTERNACIONAL
CONFERENCIA
ORIGINAL PARA IPIALES, COLOMBIA, SEPTIEMBRE 25 DE 2014
Eco.
Luis Luna Osorio MBA SEPTIEMBRE 26 de 2014
El
Dr. Orlando Gil, Presidente de la Cooperativa Nacional de Comercio de Colombia,
ha pedido que me refiera al desarrollo del Ecuador en los últimos años y a las
relaciones internacionales ecuatorianas, especialmente con Colombia y en esta
área fronteriza.
1.
EL DESARROLLO DEL ECUADOR.- En
enero del año 2007 se posesionó como Presidente de la República del Ecuador el
economista Rafael Correa Delgado, quien propugnó, durante su campaña, que no
iba a dirigir una época de cambios, sino a realizar un cambio de época. Eso
tenía un mensaje muy especial: dejar atrás lo que él llama “la larga noche
neoliberal y el dominio de la partidocracia”; y, transformar al país. Se
manifestó entonces partidario del socialismo del siglo XXI, y definió un
conjunto de acciones inmediatas para tomar el rumbo hacia ese socialismo.
Lo primero que hizo fue
llamar a una Asamblea Constituyente, para elaborar una nueva Constitución, que
diera sustento legal y popular a sus ideas revolucionarias. Esa Norma Suprema,
cuyo proyecto fue leído por muy pocos ciudadanos y entendido por menos, fue
aprobada por la población en forma masiva, pues ella no quería que continúe el
país en la vía que lo llevó a la crisis financiera y económica del año 1999 y
tampoco quería que estén en el gobierno viejas figuras políticas que se habían
mostrado incapaces de crear condiciones propicias para que se avance
dinámicamente hacia el desarrollo nacional.
La
Constitución de 2008, incompleta y extensa, es de derechos y no de Derecho, con
una nueva filosofía sobre las obligaciones del Estado con los ciudadanos; ambientalista,
porque da derechos a la madre naturaleza; indigenista, porque favorece a los
grupos étnicos nacionales hasta con territorios inalienables e imprescriptibles;
estatista, porque busca que el Estado sea quien domine el espacio económico
nacional; presidencialista, porque le da al Presidente facultades que lo
afirman como Jefe del Estado y no solo de la Función Ejecutiva; integracionista,
porque en el campo internacional prioriza los vínculos con Latinoamérica; y, al
final, “correísta”, porque está elaborada en función de los intereses del
actual Presidente; quien en la actualidad, busca enmendarla, porque aún no le
satisface plenamente y critica varios de sus artículos.
En
materia legal, esa Constitución ha dado lugar a una serie de leyes que
fortalecen el paternalismo del Estado sobre el individuo y las empresas; a una cantidad
de ministerios y entidades orientados a la aplicación de esas leyes; y, a un
aumento exagerado de la burocracia y sus ingresos; muchos procedimientos,
trámites y controles estatales.
Con
respecto a la Economía, la Constitución, desde la óptica socialista, promueve
el desarrollo endógeno y el fortalecimiento del mercado interno; determina la
estatización de los sectores estratégicos: biodiversidad, agua, hidrocarburos y
su transporte, minas, telecomunicaciones, entre otros; y, el control mayor del
Estado sobre las actividades privadas, con el criterio fundamental de que el
hombre debe estar sobre el capital y no al revés; y, con el ánimo de que haya
una mejor repartición de la riqueza entre la población.
Durante
los casi 8 años de gobierno, se ha producido un importante desarrollo de la
infraestructura vial; se ha avanzado mucho en el proceso de construcción de 8
centrales hidroeléctricas, para tener una matriz energética de llegar a la exportación;
se ha construido varios aeropuertos, en especial el de Quito; se promueve el
cambio de la matriz productiva, para ir hacia la industrialización y la
producción de servicios modernos; se han iniciado los procesos de una reforma
educativa integral, especialmente en la educación superior; se han creado
condiciones para que todos los trabajadores estén cubiertos por la seguridad
social; se pretende construir una refinería de petróleo. Varios son proyectos
de largo plazo y cada uno vale varios miles de millones de dólares.
En
el ámbito social, se ha logrado reducir de manera importante los porcentajes de
la población en extrema pobreza y en pobreza, pero el 50% de la población que
trabaja está subempleada; se ha avanzado en la construcción de hospitales
estatales, se ha multiplicado el número de afiliados a la seguridad social, se ha
dado inicio a un cambio estructural de la educación, especialmente de la superior;
se ha elevado el valor del bono de desarrollo humano a 50 dólares y se lo
reparte mensualmente (en diciembre de 2013, a más de 1,7 millones de personas);
aparte de que se subsidia la gasolina y el gas para toda la población,
beneficiando incluso a alguna gente de las poblaciones fronterizas de Colombia
y del Perú, y a los contrabandistas, que se enriquecen rápidamente.
Hay
que decir, sin embargo, que todos esos logros han sido posibles, porque el
precio mundial del petróleo, que aporta con el 60% de la exportación nacional,
ha estado sobre 85 dólares promedio, lo que le ha permitido al gobierno contar en
los años 2008-2014, con mucho más de cien mil millones de dólares propios; aunque,
no obstante esa situación, ha buscado más recursos, para mantener un tren de
gasto corriente e inversión enormes. La deuda externa pública subió en 5.500
millones desde 2009 y la deuda interna pública se elevó en 6700 millones desde
el año 2007, incluyendo recursos del Seguro Social.
2.
LAS RELACIONES INTERNACIONALES.- El gobierno promueve la independencia y la
igualdad jurídica de los estados, busca la integración latinoamericana como
prioridad, ha condenado el imperialismo y da continuamente muestras de su
desafecto con el gobierno de los Estados Unidos, las empresas transnacionales,
los paraísos fiscales, las actividades del Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional.
Su
vinculación externa, determinada por su posición ideológica, le ha llevado a
ser entusiasta participante en la ALBA de Cuba y Venezuela y en sus proyectos,
como el Banco del Sur; a relacionarse con Rusia, Bielorusia, Irak, Irán,
Nicaragua y otros países de tendencia socialista. Su entusiasta apoyo a la
UNASUR se expresó en lograr que la sede de esa entidad esté en Quito.
Sus
relaciones con China le han llevado a contarla como su principal fuente de
financiamiento, por alrededor de 10 mil millones de dólares. Mientras tuvo
cerradas las fuentes de recursos de los organismos y la banca privada internacionales,
captó fondos chinos por varios miles de millones de dólares, a plazos cortos,
intereses altos y condiciones gravosas, que pesan en la deuda externa, aunque
no se quiera reconocerlos como tales y los registre el Banco Central como pagos
anticipados por petróleo.
Solo
últimamente, obligado por la vigencia de los acuerdos comerciales de Colombia y
el Perú con la Unión Europea y sus posibles consecuencias negativas para el
Ecuador, el gobierno firmó el Acuerdo Comercial con ese bloque, que entrará en
vigencia posiblemente en el transcurso del año 2017 y que seguramente le
obligará a cambiar algunas de sus políticas y leyes, en aspectos fundamentales,
como el respeto a los derechos humanos y a la propiedad intelectual; las
restricciones al comercio, y otras.
El
análisis respecto a la participación del Ecuador en la Comunidad Andina lleva a
concluir que, desde 1969 hasta la fecha, no ha recibido resultados favorables.
El Ecuador ingresó a ese proceso convencido de que iba a tener a su favor un
régimen especial, derivado de su condición de país de menor desarrollo relativo
y de que se iba a aplicar un mecanismo de industrialización conjunta de los 5
países miembros, lo que le permitiría pasar de ser exportador, en 1969, solo de
productos agropecuarios, a ser exportador industrial hacia sus vecinos, para
luego, una vez obtenida experiencia suficiente, ir al mercado mundial.
Después
de 45 años, solo se ha conseguido frustración. Los dos importantes mecanismos
integradores mencionados, que constan en el Acuerdo de Cartagena y se
publicitaron como gran conquista, nunca funcionaron para el Ecuador. En el
comercio subregional, el país entregó, desde 1970 hasta esta fecha, mucho más
de lo que recibió y eso se puede comprobar, calculando lo que se perdió en
ingresos tributarios, en razón de las importaciones libres de restricciones desde
los otros países andinos, y lo que ganó el país con el trabajo de las
industrias que venden en el mercado andino. En el año 2013, el Ecuador exportó
2816 millones de dólares CIF a la CAN e importó 3.516 millones, con un saldo en
contra de 710 millones; efecto que se viene repitiendo desde casi siempre.
Desde
que Venezuela salió de la CAN, en el año 2006, solo quedaron
cuatro socios: Colombia y Perú, que buscan abrirse al mundo y han suscrito
varios acuerdos comerciales para ampliar sus exportaciones; y, Ecuador y
Bolivia, que miran hacia adentro o hacia otros países socialistas, y pierden
oportunidades de inversión extranjera, grandes mercados potenciales,
financiamiento barato para sus proyectos. La CAN está paralizada y como he
dicho varias veces, en “estado de coma”, no solo por sus problemas internos,
sino porque muchas de las ventajas andinas iniciales para el comercio, se
perdieron, por los acuerdos de asociación con terceros u otras causas.
3.
LAS RELACIONES CON COLOMBIA.- Para
el Ecuador, en la Comunidad Andina, solo es relevante el comercio con Colombia
y en él, se benefician mucho más los productores de este país que los
ecuatorianos. En 2013, el Ecuador exportó a este país 907 millones de dólares
CIF e importó 2296 millones. La balanza comercial registrada oficialmente
siempre ha sido favorable a Colombia (el último año lo fue por casi 1.400
millones de dólares) y a esa balanza hay que sumarle el contrabando de siempre.
De todas maneras, la integración provoca complementariedades y vínculos incluso
familiares. Hay muchos ecuatorianos que hacen su vida en Colombia o invierten
en ella para aportar a su progreso; hay muchos colombianos que viven en el
Ecuador y que contribuyen al desarrollo nacional en diversos sectores
productivos.
4.
LA SITUACIÓN FRONTERIZA.- Las
regiones fronterizas como esta, sí se benefician de la integración. Los millones de dólares
que significan las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios
entre Ecuador y Colombia, dejan un valor agregado importante en Tulcán e
Ipiales, en términos de fletes de transporte de carga, de atención a los miles
de ciudadanos que diariamente acuden a efectuar negocios, en las comunicaciones
y los servicios financieros que ayudan a que el comercio binacional se realice
dentro del marco legal, en los cientos de funcionarios de los dos gobiernos que
deben controlar que se cumplan las normas estatales de diverso tipo.
Lamentablemente, la
violencia vigente en Colombia desde hace varias décadas, obliga a muchas
personas a dejar sus propiedades en sus lugares de residencia y a buscar
refugio en el Ecuador. La mayoría de ellos se queda en sitios cercanos a su
nación, para poder volver a ella en cuanto cambien las circunstancias. Así, la
frontera es un hervidero de conflictos sociales, de lado y lado de la frontera,
cada vez más preocupantes, porque multiplican problemas de inseguridad
ciudadana e institucional, y requieren de los gobiernos, especialmente del de
mi país, esfuerzos presupuestarios enormes, para atender a los refugiados y prevenir
la eventual acción de la guerrilla, los delincuentes que la abastecen o que le
sirven de intermediarios en sus negocios, las personas que se mueren de hambre
por falta de trabajo y delinquen por robo, secuestro y hasta asesinato.
Hay
un creciente contrabando de productos de terceros países, desde
Colombia hacia el Ecuador, por la vigencia de los acuerdos
comerciales colombianos con varios países y bloques, que provocan el ingreso legal
a su territorio, de bienes, sin pagos de aranceles ni restricciones no
arancelarias; y, la diferencia de precios resultante. Desde Ecuador, hay un elevado contrabando de combustibles hacia Colombia, que drena las arcas fiscales ecuatorianas, porque son
productos subsidiados que tienen precios muy bajos en mi país y precios mucho
más altos en los países vecinos.
Frente
a ello, la gente de Nariño y Carchi, pero, en especial la gente de Ipiales y
Tulcán, tiene un conjunto de virtudes comunes, que la identifican. Algunas de
esas virtudes son: riqueza espiritual, práctica de la igualdad, honradez,
responsabilidad, amor por el trabajo, vocación por la integración, amabilidad,
confianza en los demás y solidaridad. Esta población enfrenta, con valor y paciencia,
pero a veces con gran rebeldía, problemas comunes: atención precaria de la
salud, mala calidad de la educación, dependencia de la agricultura, pobreza económica,
desempleo, inseguridad, poca atención de los gobiernos, tentación de dedicarse
al comercio ilegal, ganas de emigrar.
Las
autoridades de los dos países y especialmente de la zona, son vecinos distantes.
En Quito, de mi casa a mi oficina hay 13 kilómetros. De Tulcán a Ipiales hay
solo 11; pero en mi trayecto las normas vigentes son las mismas y las
autoridades únicas para cada norma; entre las dos ciudades mencionadas, no solo
cruza el río Carchi, hay una línea imaginaria que separa y que determina
claramente que hay normas y autoridades diferentes. La aspiración lógica es la
de que en la mente de los gobernantes y en la vida práctica, esa línea
imaginaria, ahora gruesa y con forma de muro, cada día sea más delgada y sin
volumen, para que se ganen sinergias para el desarrollo común.
La
provincia del Carchi y el Departamento de Nariño, pero en especial Tulcán e
Ipiales, deben aunar esfuerzos para salir del subdesarrollo más pronto que
tarde. Por favor, formen las gobernaciones, las prefecturas o los municipios vecinos,
un equipo de trabajo conjunto puesto a pensar en los próximos 20 años. Imaginen
una gran ciudad, como Minneápolis y Saint Paul en Estados Unidos, unida por un
río y sus puentes físicos y mentales, con un plan de desarrollo conjunto en
algunos temas y complementario en otros, que multiplique inversiones, empresas, empleo,
desarrollo.
Es
necesario pensar en los posibles efectos, para esta zona, de la tan deseada paz
en Colombia. Esa paz puede determinar que fluya fácilmente el comercio ecuatoriano
– colombiano por la vía costera que une Santo Domingo en el Ecuador con la vía
hacia Tumaco en Colombia y que el puente sobre el río San Miguel, en la región
amazónica esté operativo
permanentemente, reduciendo el trayecto entre Bogotá y Quito en muchas horas de
viaje y muchos kilómetros. El porcentaje del comercio y el transporte que se
mueve por Rumichaca se reduciría considerablemente y las oportunidades de trabajo y de negocios de todo tipo, también.
Es
necesario prever urgentemente las soluciones posibles al subdesarrollo y a
estas situaciones, que no son imaginativas, y que pueden llegar a ser reales.
Por
tanto, conviene que las autoridades regionales se reúnan para efectos prácticos
y no declarativos. Y se organicen con la urgencia que requieren las necesidades
comunes de los pueblos, para trabajar en sus campos de acción y presionar con
fuerza a los gobiernos centrales, a fin de que
formulen conjuntamente un Plan de Desarrollo Regional debidamente
financiado, con una visión de corto, mediano y largo plazo; que, entre otros
aspectos, analice la situación de los sectores agropecuario, minero,
industrial, artesanal, del comercio legal e ilegal, del transporte
internacional, nacional y fronterizo; y, de los sectores sociales de frontera, para
lograr mayores producciones y mejores productividades, efectividad de la acción
estatal, educación de calidad a todo nivel y mecanismos que hagan posible una
mejor integración entre Tulcán e Ipiales, Nariño y Carchi, el Ecuador y
Colombia, de manera que puedan participar con éxito en la globalización
tecnológica y económica, cada vez más intensas y obligantes.
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