sábado, 27 de septiembre de 2014



BOLETÍN 84: EL ECUADOR, ACTOR DE LA ECONOMÍA INTERNACIONAL

CONFERENCIA ORIGINAL PARA IPIALES, COLOMBIA, SEPTIEMBRE 25 DE 2014  

Eco. Luis Luna Osorio MBA           SEPTIEMBRE 26 de 2014

El Dr. Orlando Gil, Presidente de la Cooperativa Nacional de Comercio de Colombia, ha pedido que me refiera al desarrollo del Ecuador en los últimos años y a las relaciones internacionales ecuatorianas, especialmente con Colombia y en esta área fronteriza. 

1.     EL DESARROLLO DEL ECUADOR.- En enero del año 2007 se posesionó como Presidente de la República del Ecuador el economista Rafael Correa Delgado, quien propugnó, durante su campaña, que no iba a dirigir una época de cambios, sino a realizar un cambio de época. Eso tenía un mensaje muy especial: dejar atrás lo que él llama “la larga noche neoliberal y el dominio de la partidocracia”; y, transformar al país. Se manifestó entonces partidario del socialismo del siglo XXI, y definió un conjunto de acciones inmediatas para tomar el rumbo hacia ese socialismo.

Lo primero que hizo fue llamar a una Asamblea Constituyente, para elaborar una nueva Constitución, que diera sustento legal y popular a sus ideas revolucionarias. Esa Norma Suprema, cuyo proyecto fue leído por muy pocos ciudadanos y entendido por menos, fue aprobada por la población en forma masiva, pues ella no quería que continúe el país en la vía que lo llevó a la crisis financiera y económica del año 1999 y tampoco quería que estén en el gobierno viejas figuras políticas que se habían mostrado incapaces de crear condiciones propicias para que se avance dinámicamente hacia el desarrollo nacional. 

La Constitución de 2008, incompleta y extensa, es de derechos y no de Derecho, con una nueva filosofía sobre las obligaciones del Estado con los ciudadanos; ambientalista, porque da derechos a la madre naturaleza; indigenista, porque favorece a los grupos étnicos nacionales hasta con territorios inalienables e imprescriptibles; estatista, porque busca que el Estado sea quien domine el espacio económico nacional; presidencialista, porque le da al Presidente facultades que lo afirman como Jefe del Estado y no solo de la Función Ejecutiva; integracionista, porque en el campo internacional prioriza los vínculos con Latinoamérica; y, al final, “correísta”, porque está elaborada en función de los intereses del actual Presidente; quien en la actualidad, busca enmendarla, porque aún no le satisface plenamente y critica varios de sus artículos. 

En materia legal, esa Constitución ha dado lugar a una serie de leyes que fortalecen el paternalismo del Estado sobre el individuo y las empresas; a una cantidad de ministerios y entidades orientados a la aplicación de esas leyes; y, a un aumento exagerado de la burocracia y sus ingresos; muchos procedimientos, trámites y controles estatales.  

Con respecto a la Economía, la Constitución, desde la óptica socialista, promueve el desarrollo endógeno y el fortalecimiento del mercado interno; determina la estatización de los sectores estratégicos: biodiversidad, agua, hidrocarburos y su transporte, minas, telecomunicaciones, entre otros; y, el control mayor del Estado sobre las actividades privadas, con el criterio fundamental de que el hombre debe estar sobre el capital y no al revés; y, con el ánimo de que haya una mejor repartición de la riqueza entre la población.    

Durante los casi 8 años de gobierno, se ha producido un importante desarrollo de la infraestructura vial; se ha avanzado mucho en el proceso de construcción de 8 centrales hidroeléctricas, para tener una matriz energética de llegar a la exportación; se ha construido varios aeropuertos, en especial el de Quito; se promueve el cambio de la matriz productiva, para ir hacia la industrialización y la producción de servicios modernos; se han iniciado los procesos de una reforma educativa integral, especialmente en la educación superior; se han creado condiciones para que todos los trabajadores estén cubiertos por la seguridad social; se pretende construir una refinería de petróleo. Varios son proyectos de largo plazo y cada uno vale varios miles de millones de dólares. 

En el ámbito social, se ha logrado reducir de manera importante los porcentajes de la población en extrema pobreza y en pobreza, pero el 50% de la población que trabaja está subempleada; se ha avanzado en la construcción de hospitales estatales, se ha multiplicado el número de afiliados a la seguridad social, se ha dado inicio a un cambio estructural de la educación, especialmente de la superior; se ha elevado el valor del bono de desarrollo humano a 50 dólares y se lo reparte mensualmente (en diciembre de 2013, a más de 1,7 millones de personas); aparte de que se subsidia la gasolina y el gas para toda la población, beneficiando incluso a alguna gente de las poblaciones fronterizas de Colombia y del Perú, y a los contrabandistas, que se enriquecen rápidamente. 

Hay que decir, sin embargo, que todos esos logros han sido posibles, porque el precio mundial del petróleo, que aporta con el 60% de la exportación nacional, ha estado sobre 85 dólares promedio, lo que le ha permitido al gobierno contar en los años 2008-2014, con mucho más de cien mil millones de dólares propios; aunque, no obstante esa situación, ha buscado más recursos, para mantener un tren de gasto corriente e inversión enormes. La deuda externa pública subió en 5.500 millones desde 2009 y la deuda interna pública se elevó en 6700 millones desde el año 2007, incluyendo recursos del Seguro Social.  

2.               LAS RELACIONES INTERNACIONALES.- El gobierno promueve la independencia y la igualdad jurídica de los estados, busca la integración latinoamericana como prioridad, ha condenado el imperialismo y da continuamente muestras de su desafecto con el gobierno de los Estados Unidos, las empresas transnacionales, los paraísos fiscales, las actividades del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Su vinculación externa, determinada por su posición ideológica, le ha llevado a ser entusiasta participante en la ALBA de Cuba y Venezuela y en sus proyectos, como el Banco del Sur; a relacionarse con Rusia, Bielorusia, Irak, Irán, Nicaragua y otros países de tendencia socialista. Su entusiasta apoyo a la UNASUR se expresó en lograr que la sede de esa entidad esté en Quito.

Sus relaciones con China le han llevado a contarla como su principal fuente de financiamiento, por alrededor de 10 mil millones de dólares. Mientras tuvo cerradas las fuentes de recursos de los organismos y la banca privada internacionales, captó fondos chinos por varios miles de millones de dólares, a plazos cortos, intereses altos y condiciones gravosas, que pesan en la deuda externa, aunque no se quiera reconocerlos como tales y los registre el Banco Central como pagos anticipados por petróleo. 

Solo últimamente, obligado por la vigencia de los acuerdos comerciales de Colombia y el Perú con la Unión Europea y sus posibles consecuencias negativas para el Ecuador, el gobierno firmó el Acuerdo Comercial con ese bloque, que entrará en vigencia posiblemente en el transcurso del año 2017 y que seguramente le obligará a cambiar algunas de sus políticas y leyes, en aspectos fundamentales, como el respeto a los derechos humanos y a la propiedad intelectual; las restricciones al comercio, y otras. 

El análisis respecto a la participación del Ecuador en la Comunidad Andina lleva a concluir que, desde 1969 hasta la fecha, no ha recibido resultados favorables. El Ecuador ingresó a ese proceso convencido de que iba a tener a su favor un régimen especial, derivado de su condición de país de menor desarrollo relativo y de que se iba a aplicar un mecanismo de industrialización conjunta de los 5 países miembros, lo que le permitiría pasar de ser exportador, en 1969, solo de productos agropecuarios, a ser exportador industrial hacia sus vecinos, para luego, una vez obtenida experiencia suficiente, ir al mercado mundial. 

Después de 45 años, solo se ha conseguido frustración. Los dos importantes mecanismos integradores mencionados, que constan en el Acuerdo de Cartagena y se publicitaron como gran conquista, nunca funcionaron para el Ecuador. En el comercio subregional, el país entregó, desde 1970 hasta esta fecha, mucho más de lo que recibió y eso se puede comprobar, calculando lo que se perdió en ingresos tributarios, en razón de las  importaciones libres de restricciones desde los otros países andinos, y lo que ganó el país con el trabajo de las industrias que venden en el mercado andino. En el año 2013, el Ecuador exportó 2816 millones de dólares CIF a la CAN e importó 3.516 millones, con un saldo en contra de 710 millones; efecto que se viene repitiendo desde casi siempre. 

Desde que Venezuela salió de la CAN, en el año 2006, solo quedaron cuatro socios: Colombia y Perú, que buscan abrirse al mundo y han suscrito varios acuerdos comerciales para ampliar sus exportaciones; y, Ecuador y Bolivia, que miran hacia adentro o hacia otros países socialistas, y pierden oportunidades de inversión extranjera, grandes mercados potenciales, financiamiento barato para sus proyectos. La CAN está paralizada y como he dicho varias veces, en “estado de coma”, no solo por sus problemas internos, sino porque muchas de las ventajas andinas iniciales para el comercio, se perdieron, por los acuerdos de asociación con terceros u otras causas. 

3.     LAS RELACIONES CON COLOMBIA.- Para el Ecuador, en la Comunidad Andina, solo es relevante el comercio con Colombia y en él, se benefician mucho más los productores de este país que los ecuatorianos. En 2013, el Ecuador exportó a este país 907 millones de dólares CIF e importó 2296 millones. La balanza comercial registrada oficialmente siempre ha sido favorable a Colombia (el último año lo fue por casi 1.400 millones de dólares) y a esa balanza hay que sumarle el contrabando de siempre. De todas maneras, la integración provoca complementariedades y vínculos incluso familiares. Hay muchos ecuatorianos que hacen su vida en Colombia o invierten en ella para aportar a su progreso; hay muchos colombianos que viven en el Ecuador y que contribuyen al desarrollo nacional en diversos sectores productivos.

4.               LA SITUACIÓN FRONTERIZA.- Las regiones fronterizas como esta, sí se benefician  de la integración. Los millones de dólares que significan las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios entre Ecuador y Colombia, dejan un valor agregado importante en Tulcán e Ipiales, en términos de fletes de transporte de carga, de atención a los miles de ciudadanos que diariamente acuden a efectuar negocios, en las comunicaciones y los servicios financieros que ayudan a que el comercio binacional se realice dentro del marco legal, en los cientos de funcionarios de los dos gobiernos que deben controlar que se cumplan las normas estatales de diverso tipo.

Lamentablemente, la violencia vigente en Colombia desde hace varias décadas, obliga a muchas personas a dejar sus propiedades en sus lugares de residencia y a buscar refugio en el Ecuador. La mayoría de ellos se queda en sitios cercanos a su nación, para poder volver a ella en cuanto cambien las circunstancias. Así, la frontera es un hervidero de conflictos sociales, de lado y lado de la frontera, cada vez más preocupantes, porque multiplican problemas de inseguridad ciudadana e institucional, y requieren de los gobiernos, especialmente del de mi país, esfuerzos presupuestarios enormes, para atender a los refugiados y prevenir la eventual acción de la guerrilla, los delincuentes que la abastecen o que le sirven de intermediarios en sus negocios, las personas que se mueren de hambre por falta de trabajo y delinquen por robo, secuestro y hasta asesinato. 

Hay un creciente contrabando de productos de terceros países, desde Colombia hacia el Ecuador, por la vigencia de los acuerdos comerciales colombianos con varios países y bloques, que provocan el ingreso legal a su territorio, de bienes, sin pagos de aranceles ni restricciones no arancelarias; y, la diferencia de precios resultante. Desde Ecuador, hay un elevado contrabando de combustibles hacia Colombia, que drena las arcas fiscales ecuatorianas, porque son productos subsidiados que tienen precios muy bajos en mi país y precios mucho más altos en los países vecinos.

Frente a ello, la gente de Nariño y Carchi, pero, en especial la gente de Ipiales y Tulcán, tiene un conjunto de virtudes comunes, que la identifican. Algunas de esas virtudes son: riqueza espiritual, práctica de la igualdad, honradez, responsabilidad, amor por el trabajo, vocación por la integración, amabilidad, confianza en los demás y solidaridad. Esta población enfrenta, con valor y paciencia, pero a veces con gran rebeldía, problemas comunes: atención precaria de la salud, mala calidad de la educación, dependencia de la agricultura, pobreza económica, desempleo, inseguridad, poca atención de los gobiernos, tentación de dedicarse al comercio ilegal, ganas de emigrar. 

Las autoridades de los dos países y especialmente de la zona, son vecinos distantes. En Quito, de mi casa a mi oficina hay 13 kilómetros. De Tulcán a Ipiales hay solo 11; pero en mi trayecto las normas vigentes son las mismas y las autoridades únicas para cada norma; entre las dos ciudades mencionadas, no solo cruza el río Carchi, hay una línea imaginaria que separa y que determina claramente que hay normas y autoridades diferentes. La aspiración lógica es la de que en la mente de los gobernantes y en la vida práctica, esa línea imaginaria, ahora gruesa y con forma de muro, cada día sea más delgada y sin volumen, para que se ganen sinergias para el desarrollo común. 

La provincia del Carchi y el Departamento de Nariño, pero en especial Tulcán e Ipiales, deben aunar esfuerzos para salir del subdesarrollo más pronto que tarde. Por favor, formen las gobernaciones, las prefecturas o los municipios vecinos, un equipo de trabajo conjunto puesto a pensar en los próximos 20 años. Imaginen una gran ciudad, como Minneápolis y Saint Paul en Estados Unidos, unida por un río y sus puentes físicos y mentales, con un plan de desarrollo conjunto en algunos temas y complementario en otros, que multiplique inversiones, empresas, empleo, desarrollo. 

Es necesario pensar en los posibles efectos, para esta zona, de la tan deseada paz en Colombia. Esa paz puede determinar que fluya fácilmente el comercio ecuatoriano – colombiano por la vía costera que une Santo Domingo en el Ecuador con la vía hacia Tumaco en Colombia y que el puente sobre el río San Miguel, en la región amazónica  esté operativo permanentemente, reduciendo el trayecto entre Bogotá y Quito en muchas horas de viaje y muchos kilómetros. El porcentaje del comercio y el transporte que se mueve por Rumichaca se reduciría considerablemente y las oportunidades de  trabajo y de negocios de todo tipo, también.

Es necesario prever urgentemente las soluciones posibles al subdesarrollo y a estas situaciones, que no son imaginativas, y que pueden llegar a ser reales.  

Por tanto, conviene que las autoridades regionales se reúnan para efectos prácticos y no declarativos. Y se organicen con la urgencia que requieren las necesidades comunes de los pueblos, para trabajar en sus campos de acción y presionar con fuerza a los gobiernos centrales, a fin de que  formulen conjuntamente un Plan de Desarrollo Regional debidamente financiado, con una visión de corto, mediano y largo plazo; que, entre otros aspectos, analice la situación de los sectores agropecuario, minero, industrial, artesanal, del comercio legal e ilegal, del transporte internacional, nacional y fronterizo; y, de los sectores sociales de frontera, para lograr mayores producciones y mejores productividades, efectividad de la acción estatal, educación de calidad a todo nivel y mecanismos que hagan posible una mejor integración entre Tulcán e Ipiales, Nariño y Carchi, el Ecuador y Colombia, de manera que puedan participar con éxito en la globalización tecnológica y económica, cada vez más intensas y obligantes. 

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