Eco. Luis Luna Osorio MBA AGOSTO 26 de 2014
UN BANCO PARA LAS MICRO, PEQUEÑAS Y MEDIANAS
EMPRESAS (MIPYMES)
El gobierno ha anunciado que, en los próximos días, pondrá a
consideración de la Asamblea Nacional, un proyecto de Ley que permita
reestructurar el Banco Nacional de Fomento (BNF) y transformarlo en un
proyectado Banco de Desarrollo Rural.
El responsable de este Blog está de acuerdo en que desaparezca el
Banco Nacional de Fomento y se lo reemplace; pero, no por el Banco propuesto,
sino por un banco que atienda las necesidades crediticias de todos los sectores
productores de bienes y servicios, en los niveles de micro, pequeña y cierta mediana
empresa, hasta un valor a definir que serviría de piso para la acción de la
Corporación Financiera Nacional (CFN), de dar crédito para las empresas grandes
y algunas consideradas medianas.
1. El Banco Nacional de Fomento
(BNF).- Para
argumentar sobre la conveniencia de la desaparición del BNF, cabe mencionar
algunos datos importantes, resumidos de un estudio efectuado por la oficina del
Asambleísta René Yandún Pozo, que se basa especialmente en documentos de la
empresa calificadora de riesgos del BNF (BankWatch Ratings S.A.), de la
Superintendencia de Bancos y del Banco Central del Ecuador.
El BNF es de propiedad del Estado,
tiene 85 años de vida institucional y su Ley Orgánica está vigente desde hace
49 años. Como banco de desarrollo, enfoca la oferta de crédito y servicios a
sectores vulnerables de la población, lo que explica su mayor riesgo de crédito
y escasa rentabilidad, comparado con otros bancos públicos y el mercado
financiero.
Busca 20 objetivos específicos
(financieros, de mercado, de procesos internos y de aprendizaje), y usa 36
indicadores de gestión. Por delegación oficial, sigue al frente de los
programas de finanzas populares, emprendimiento y economía solidaria.
El BNF es banco de primer piso y
tiene una red de 153 oficinas con cobertura nacional. Es el único banco público
facultado a administrar cuentas corrientes y libretas de ahorro, con recursos
que son relevantes como fuentes de fondeo, junto con los aportes estatales.
El BNF ha sido utilizado por el
gobierno para ejecutar programas no sustentables, como el crédito masivo a
tasas preferenciales; la importación a precios internacionales y la
comercialización de productos a precios subsidiados; así como, la entrega de
bonos de desarrollo humano y microcrédito de subsistencia. Por lo tanto, tiene
la menor disponibilidad de activos productivos en el sistema de banca pública
(66%), no alcanza un margen operacional positivo y tiene la cuantía más alta de pérdidas en el sistema financiero.
Los índices financieros revelan
menor eficiencia en el BNF que en el promedio del sistema. La razón es que el
BNF ha tenido siempre muchos clientes expuestos a factores exógenos y eventos
climatológicos, que han originado condonaciones mientras eran posibles; y, mucho
crédito refinanciado, reestructurado o consolidado. Sin embargo, pese al alto
riesgo resultante de esa situación, no ha tenido un sistema de administración
de ese riesgo, que le permita reducir los efectos negativos de su utilización
política y las pérdidas derivadas.
Desde que el gobierno inició el
Programa de Regularización del BNF, en 2005, se han realizado cambios continuos
en la Gerencia General, varios cambios en las posiciones gerenciales
nacionales, zonales y de sucursales, reduciendo personal y reemplazándolo con
otro de mejor perfil, sin observarse un beneficio importante en el
funcionamiento del banco, ni en los costos operacionales (salida de 287
servidores, de junio 2011 a junio 2012).
Los problemas de integración y
estabilidad de los miembros del Directorio del BNF han incidido negativamente
en la toma de decisiones y en el aporte que deben efectuar los comités
técnicos. El representante legal
encargado ha rotado por cinco ocasiones desde junio 2009, limitando la
definición y el desarrollo de las estrategias del Banco.
Por su condición de banco público
y su protagonismo en la ejecución de políticas sociales, la administración del
BNF ha sido afectada por la injerencia política. La falta de solución al
contrato colectivo ha incidido en el compromiso del personal, retardando la
implantación de mejores controles internos y afectando negativamente la
gestión.
De otro lado, la dependencia de
resoluciones o aprobaciones de otras entidades estatales, ha burocratizado la
administración integral de riesgos y retardado la programación operativa y
financiera. El BNF aplica siempre planes y presupuestos desactualizados, porque
demora la aprobación de esos documentos por parte del Ministerio Coordinador de
la Política Económica, el Banco Central del Ecuador (BCE) y el Ministerio de
Relaciones Laborales.
La gestión operativa está expuesta
a resoluciones políticas que afectan la capacidad financiera del BNF y su rentabilidad.
Históricamente, el retorno sobre los activos (ROA) se posiciona debajo de la
rentabilidad promedio de la banca pública. Los ingresos operacionales no son
suficientes para cubrir los gastos operacionales, lo que deriva en un margen
operacional neto permanentemente negativo, aunque en el 2013 mejoró la
situación hasta casi equilibrarse ingresos y gastos.
De acuerdo con la Resolución No
JB-2002-465 de la Junta Bancaria, el BNF tiene la calificación de tipo
internacional BBB-. Según ella: “Se considera que claramente esta institución
tiene buen crédito. Aunque son evidentes algunos obstáculos menores, éstos no
son serios y/o son perfectamente manejables a corto plazo”; pero, la realidad
parece contradecir la calificación, por los datos ya enunciados y otros que se
anota a continuación.
Según el Comité de Calificación de
BankWatch Ratings S.A., con base en la información remitida por el BNF,
relativa a su gestión y estados financieros internos no auditados, a septiembre
30 de 2013 y consolidados con Almacenera Guayaquil S.A. (Almaquil), la
calificación financiera BBB- incorpora riesgos del entorno económico
y sistémico que podrían afectar positiva o negativamente el riesgo crediticio
de las instituciones del sistema. Por la naturaleza pública del BNF, la
calificación considera al soporte del Estado como una fortaleza, que permite un
nivel de solvencia adecuado al riesgo, fondeo con recursos de la inversión
doméstica del Banco Central del Ecuador y ahorro público.
Los estados financieros del BNF,
al 31 de diciembre de 2013, publicados por la Superintendencia de Bancos en el
diario El Telégrafo del 19 de mayo de 2014, permiten concluir en lo siguiente:
La solvencia se sigue contrayendo,
producto de una débil estructura financiera, escasa utilidad operativa y déficit
de provisiones, indicadores presentes desde años anteriores.
La rentabilidad mejoró hasta
diciembre del 2013, frente a lo que sucedía hasta el 2012, al punto que el BNF
ya declara el último año utilidades anuales por cerca de 9 millones de dólares;
pero, se soporta en ingresos extraordinarios que no son del giro normal del
negocio. Las pérdidas acumuladas suman cerca de 153 millones de dólares.
El BNF, según, su auditor externo,
tiene falencias en procesos y demora en el desarrollo tecnológico de
herramientas para control de riesgo de crédito y la reingeniería de procesos en
las áreas de crédito, negocios y judicial, por lo que todavía no evidencia
resultados positivos de su aplicación.
La carga de gastos de operación es
pesada, derivando en una posición financiera débil para constituir provisiones
adecuadas al riesgo asumido.
Según BW, hasta septiembre de
2013, las colocaciones totales priorizaban las inversiones a largo plazo; pero, la cartera tenía un interés
promedio de 10,6%, mientras la renta promedio de las inversiones era de solo el
3,1%, resultado gerencial y financiero ilógico.
De otro lado, la contracción de la
cartera productiva bruta (-1,9% anual), el deterioro del activo, el cambio de
estructura del activo hacia rubros menos rentables, y la concentración de
depósitos, volvían al BNF vulnerable frente a un evento de estrés sistémico. La
cartera en riesgo crecía 16% anual, pero la morosidad total registraba 7,48% en
diciembre 2013, después de haber sido mayor al 14% en el año anterior.
El BNF ha disminuido su dinamismo
en la colocación crediticia y su estructura es la más pesada en gastos de operación,
con el mayor número de servidores para fines de intermediación, entre todas las
entidades financieras públicas.
Algunos de los resultados financieros del BNF a septiembre del
año 2013 son:
- Cartera en riesgo por 156,2 millones
de dólares, superior en cerca de
12 millones a la
del año 2012.
- Cartera vencida y Cartera en riesgo
sobre Cartera Bruta sumadas, por
poco más de
220 millones, mayores en 10% que en el periodo
precedente.
- Concentración de crédito en los 25
mayores deudores, del 44,2% de las obligaciones
con el público, cuyo valor compromete el activo líquido
en 668%.
- Ingresos
operativos netos de 85,1 millones de dólares, inferiores a los
ingresos comparables
del año 2012 en 240 mil dólares.
- La
gestión de activos y pasivos (GAP) revela continuos descalces de
plazo entre el activo y el
pasivo, con una posición de liquidez vulnerable.
Algunos de los resultados operacionales y financieros a
diciembre del 2013 son:
-
Activos por cerca de 1.780
millones de dólares, casi iguales a los de 2012,
que incluyen
la cartera de créditos (56%), inversiones (26,3%), fondos
disponibles (8%) y otros (9,7%).
- Cartera
de créditos, por casi mil millones de dólares, que registra sus
cifras mayores
en Créditos para la Microempresa (54,6%) y Crédito
comercial (41,7%). Los otros créditos solo significan 3,7%.
-
Inversiones que suman casi
468 millones de dólares y tienen sus rubros
mayores en las Inversiones mantenidas hasta su
vencimiento, del Estado
o de entidades del sector
público (72%) y en las Inversiones disponibles
para la venta, del Estado o de entidades del sector público
(27,5%). Las
otras inversiones suman 0,5%.
-
Capital social de 254,3
millones de dólares y Otros aportes patrimoniales
por 234 millones que, junto con otros rubros, dan un patrimonio
técnico
primario neto de 487 millones de dólares.
- Pasivos
por casi 1.400 millones de dólares, superiores a los del año
anterior en el 8,2%,
equivalentes al 78,5% de los activos. En los pasivos, el
rubro fundamental es
el de Obligaciones con el Público (91,3%).
-
Patrimonio de 381,7
millones de dólares, menor en 17 millones al del año
2012, cuyo rubro Capital Social, es de
254,3 millones de dólares (66,7%).
-
Ingresos financieros por
137,1 millones de dólares, generados casi
absolutamente por los intereses y descuentos ganados
(95,7%).
- Gastos
de operación de cerca de 81 millones de dólares, cifra un poco
mayor que la del año 2012, que
llegó a 79 millones.
-
Utilidades por 9 millones
de dólares, que contrastan con las pérdidas por
1,7 millones
del ejercicio 2012.
-
Provisiones para créditos
incobrables que llegan a 148,6 millones de
dólares, mayores
en 15 millones a las del 2013.
-
Morosidad de la cartera
total equivalente al 7,48%, muy alta en relación con
la media
de la banca en general, que se halla entre el 3% y el 4%.
-
Morosidad de las carteras
de créditos de consumo y para la microempresa,
que llegan al 19,79% y el 11,67%, cifras
muy elevadas.
-
Rendimiento Operativo sobre
Activo (ROA) de 0,51%, demasiado bajo.
-
Rendimiento sobre
Patrimonio (ROE) de 2,25%, igualmente reducido.
Varios productos del BNF tienen
tasas de interés preferenciales, no reajustables, al promover programas
sociales gubernamentales. Las líneas de crédito originadas en esos programas no
aportan al margen de interés, el ingreso es menor al costo operativo y la
pérdida la asume el Ministerio o unidad ejecutora, mediante transferencias
presupuestarias compensatorias. En los créditos con fondos propios y en función
del objeto social del BNF, la tasa cobrada es menor a la tasa activa máxima
fijada por el BCE.
El crecimiento acelerado, la expansión
de operaciones y las nuevas responsabilidades en la administración integral de
riesgo, exceden la capacidad tecnológica que está impulsando el BNF, y a la
estructura para mitigar el riesgo de crédito.
En consecuencia, debido a la
situación financiera y operacional del Banco Nacional de Fomento (BNF), es
urgente la acción del Estado para cambiar el estado actual de cosas.
2. El Banco de Desarrollo Rural.- Se tiene conocimiento de que el Ministro de Agricultura,
Ganadería, Acuicultura y Pesca (MAGAP), la Comisión Especializada Permanente de
Soberanía Alimentaria y Desarrollo Agropecuario de la Asamblea Nacional y la
Gerencia del BNF, se encuentran avanzando en la redacción de un proyecto de Ley
para la creación del “Banco de Desarrollo Rural”.
No es conveniente
crear ese banco, que limitaría su actividad crediticia casi solo al sector agropecuario
y a un área física restringida, porque
reduciría el ámbito de acción del organismo que, de acuerdo con la norma
constitucional del artículo 310, “se orientará de manera preferente a incrementar la productividad
y competitividad de los sectores productivos que permitan
alcanzar los objetivos del Plan de Desarrollo y de los grupos menos favorecidos, a fin de impulsar su
inclusión activa en la economía”.
El nuevo Banco debe tener
capacidad para financiar proyectos de todos los sectores productores de bienes
y servicios, hasta un cierto techo monetario por proyecto, para que los
proyectos de mayor envergadura los
administre la CFN; pues, al país le
corresponde elevar la competitividad de toda la producción nacional y
para eso no
basta con impulsar un sector, el agropecuario, y el área rural, sino todas las actividades que impulsen la agroindustria y que
son parte del cluster de cada uno de los productos; aparte de otras producciones
industriales y todos los servicios que se necesiten para que la producción
nacional llegue al mercado mundial, que es donde puede y debe obtener un mejor
beneficio.
En la actual situación
internacional, no basta con crear las mejores condiciones de toda índole, entre
ellas la financiera, para exportar, por ejemplo, solo la producción de banano;
sino que hay que elevar rápidamente la producción y la competitividad de los
bienes y servicios necesarios para que el banano llegue al mercado mundial en
las mejores condiciones de cantidad, precio, calidad y oportunidad de acceso a
cada mercado.
Entonces, lo que hay que
desarrollar, aparte de la actividad bananera, es la producción de abonos,
plaguicidas, fundas plásticas, cintas transportadoras, cajas de cartón y su
impresión, grapas, centros de acopio y empaque, procedimientos de
selección, laboratorios de investigación
y de certificación de la calidad, camiones refrigerados, servicios viales y
portuarios, sistemas de comunicación, mecanismos de capacitación del personal
operativo y administrativo, vías de acceso a las plantaciones, etc.
Igual que en el ejemplo del
banano, habría que proceder para otros productos y eso no se puede efectuar si
no hay comunidad de acciones del gobierno y las empresas privadas, que deben
trabajar en un clima de confianza en la permanencia a largo plazo de reglas de
juego que garanticen que el esfuerzo emprendedor va a ser premiado y no
castigado con excesos tributarios, controles desmedidos y medidas punitivas
exageradas.
CONSULTE: LUIS
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