lunes, 25 de agosto de 2014

BOLETÍN 82: UN BANCO PARA LAS MIPYMES




Eco. Luis Luna Osorio MBA            AGOSTO 26 de 2014

UN BANCO PARA LAS MICRO, PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS (MIPYMES)

El gobierno ha anunciado que, en los próximos días, pondrá a consideración de la Asamblea Nacional, un proyecto de Ley que permita reestructurar el Banco Nacional de Fomento (BNF) y transformarlo en un proyectado Banco de Desarrollo Rural.

El responsable de este Blog está de acuerdo en que desaparezca el Banco Nacional de Fomento y se lo reemplace; pero, no por el Banco propuesto, sino por un banco que atienda las necesidades crediticias de todos los sectores productores de bienes y servicios, en los niveles de micro, pequeña y cierta mediana empresa, hasta un valor a definir que serviría de piso para la acción de la Corporación Financiera Nacional (CFN), de dar crédito para las empresas grandes y algunas consideradas medianas. 

1. El Banco Nacional de Fomento (BNF).- Para argumentar sobre la conveniencia de la desaparición del BNF, cabe mencionar algunos datos importantes, resumidos de un estudio efectuado por la oficina del Asambleísta René Yandún Pozo, que se basa especialmente en documentos de la empresa calificadora de riesgos del BNF (BankWatch Ratings S.A.), de la Superintendencia de Bancos y del Banco Central del Ecuador.

El BNF es de propiedad del Estado, tiene 85 años de vida institucional y su Ley Orgánica está vigente desde hace 49 años. Como banco de desarrollo, enfoca la oferta de crédito y servicios a sectores vulnerables de la población, lo que explica su mayor riesgo de crédito y escasa rentabilidad, comparado con otros bancos públicos y el mercado financiero. 

Busca 20 objetivos específicos (financieros, de mercado, de procesos internos y de aprendizaje), y usa 36 indicadores de gestión. Por delegación oficial, sigue al frente de los programas de finanzas populares, emprendimiento y economía solidaria. 

El BNF es banco de primer piso y tiene una red de 153 oficinas con cobertura nacional. Es el único banco público facultado a administrar cuentas corrientes y libretas de ahorro, con recursos que son relevantes como fuentes de fondeo, junto con los aportes estatales. 

El BNF ha sido utilizado por el gobierno para ejecutar programas no sustentables, como el crédito masivo a tasas preferenciales; la importación a precios internacionales y la comercialización de productos a precios subsidiados; así como, la entrega de bonos de desarrollo humano y microcrédito de subsistencia. Por lo tanto, tiene la menor disponibilidad de activos productivos en el sistema de banca pública (66%), no alcanza un margen operacional positivo y tiene la cuantía más alta de pérdidas en el sistema financiero. 

Los índices financieros revelan menor eficiencia en el BNF que en el promedio del sistema. La razón es que el BNF ha tenido siempre muchos clientes expuestos a factores exógenos y eventos climatológicos, que han originado condonaciones mientras eran posibles; y, mucho crédito refinanciado, reestructurado o consolidado. Sin embargo, pese al alto riesgo resultante de esa situación, no ha tenido un sistema de administración de ese riesgo, que le permita reducir los efectos negativos de su utilización política y las pérdidas derivadas. 

Desde que el gobierno inició el Programa de Regularización del BNF, en 2005, se han realizado cambios continuos en la Gerencia General, varios cambios en las posiciones gerenciales nacionales, zonales y de sucursales, reduciendo personal y reemplazándolo con otro de mejor perfil, sin observarse un beneficio importante en el funcionamiento del banco, ni en los costos operacionales (salida de 287 servidores, de junio 2011 a junio 2012).

Los problemas de integración y estabilidad de los miembros del Directorio del BNF han incidido negativamente en la toma de decisiones y en el aporte que deben efectuar los comités técnicos. El  representante legal encargado ha rotado por cinco ocasiones desde junio 2009, limitando la definición y el desarrollo de las estrategias del Banco.

Por su condición de banco público y su protagonismo en la ejecución de políticas sociales, la administración del BNF ha sido afectada por la injerencia política. La falta de solución al contrato colectivo ha incidido en el compromiso del personal, retardando la implantación de mejores controles internos y afectando negativamente la gestión.

De otro lado, la dependencia de resoluciones o aprobaciones de otras entidades estatales, ha burocratizado la administración integral de riesgos y retardado la programación operativa y financiera. El BNF aplica siempre planes y presupuestos desactualizados, porque demora la aprobación de esos documentos por parte del Ministerio Coordinador de la Política Económica, el Banco Central del Ecuador (BCE) y el Ministerio de Relaciones Laborales. 

La gestión operativa está expuesta a resoluciones políticas que afectan la capacidad financiera del BNF y su rentabilidad. Históricamente, el retorno sobre los activos (ROA) se posiciona debajo de la rentabilidad promedio de la banca pública. Los ingresos operacionales no son suficientes para cubrir los gastos operacionales, lo que deriva en un margen operacional neto permanentemente negativo, aunque en el 2013 mejoró la situación hasta casi equilibrarse ingresos y gastos.

De acuerdo con la Resolución No JB-2002-465 de la Junta Bancaria, el BNF tiene la calificación de tipo internacional BBB-. Según ella: “Se considera que claramente esta institución tiene buen crédito. Aunque son evidentes algunos obstáculos menores, éstos no son serios y/o son perfectamente manejables a corto plazo”; pero, la realidad parece contradecir la calificación, por los datos ya enunciados y otros que se anota a continuación.

Según el Comité de Calificación de BankWatch Ratings S.A., con base en la información remitida por el BNF, relativa a su gestión y estados financieros internos no auditados, a septiembre 30 de 2013 y consolidados con Almacenera Guayaquil S.A. (Almaquil), la calificación  financiera  BBB- incorpora riesgos del entorno económico y sistémico que podrían afectar positiva o negativamente el riesgo crediticio de las instituciones del sistema. Por la naturaleza pública del BNF, la calificación considera al soporte del Estado como una fortaleza, que permite un nivel de solvencia adecuado al riesgo, fondeo con recursos de la inversión doméstica del Banco Central del Ecuador y ahorro público.

Los estados financieros del BNF, al 31 de diciembre de 2013, publicados por la Superintendencia de Bancos en el diario El Telégrafo del 19 de mayo de 2014, permiten concluir en lo siguiente: 

La solvencia se sigue contrayendo, producto de una débil estructura financiera, escasa utilidad operativa y déficit de provisiones, indicadores presentes desde años anteriores. 

La rentabilidad mejoró hasta diciembre del 2013, frente a lo que sucedía hasta el 2012, al punto que el BNF ya declara el último año utilidades anuales por cerca de 9 millones de dólares; pero, se soporta en ingresos extraordinarios que no son del giro normal del negocio.  Las pérdidas acumuladas suman cerca de 153 millones de dólares

El BNF, según, su auditor externo, tiene falencias en procesos y demora en el desarrollo tecnológico de herramientas para control de riesgo de crédito y la reingeniería de procesos en las áreas de crédito, negocios y judicial, por lo que todavía no evidencia resultados positivos de su aplicación. 

La carga de gastos de operación es pesada, derivando en una posición financiera débil para constituir provisiones adecuadas al riesgo asumido. 

Según BW, hasta septiembre de 2013, las colocaciones totales priorizaban las inversiones a largo plazo; pero, la cartera tenía un interés promedio de 10,6%, mientras la renta promedio de las inversiones era de solo el 3,1%, resultado gerencial y financiero ilógico. 

De otro lado, la contracción de la cartera productiva bruta (-1,9% anual), el deterioro del activo, el cambio de estructura del activo hacia rubros menos rentables, y la concentración de depósitos, volvían al BNF vulnerable frente a un evento de estrés sistémico. La cartera en riesgo crecía 16% anual, pero la morosidad total registraba 7,48% en diciembre 2013, después de haber sido mayor al 14% en el año anterior. 

El BNF ha disminuido su dinamismo en la colocación crediticia y su estructura es la más pesada en gastos de operación, con el mayor número de servidores para fines de intermediación, entre todas las entidades financieras públicas. 

Algunos de los resultados financieros del BNF a septiembre del año 2013 son:

            -           Cartera en riesgo por 156,2 millones de dólares, superior en cerca de
                        12 millones a la del año 2012.
            -           Cartera vencida y Cartera en riesgo sobre Cartera Bruta sumadas, por
                        poco más  de 220 millones, mayores en 10% que en el periodo 
                        precedente.
          -          Concentración de crédito en los 25 mayores deudores, del 44,2% de las                        obligaciones con el público, cuyo valor compromete el activo líquido
                       en 668%.
          -            Ingresos operativos netos de 85,1 millones de dólares, inferiores a los
                       ingresos comparables del año 2012 en 240 mil dólares.
         -             La gestión de activos y pasivos (GAP) revela continuos descalces de
                      plazo entre el activo y el pasivo, con una posición de liquidez vulnerable.

Algunos de los resultados operacionales y financieros a diciembre del 2013 son:

        -           Activos por cerca de 1.780 millones de dólares, casi iguales a los de 2012,
                    que incluyen la cartera de créditos (56%), inversiones (26,3%), fondos      
                    disponibles (8%) y otros (9,7%).
      -            Cartera de créditos, por casi mil millones de dólares, que registra sus
                   cifras mayores en Créditos para la Microempresa (54,6%) y Crédito
                   comercial (41,7%). Los otros créditos solo significan 3,7%.
      -            Inversiones que suman casi 468 millones de dólares y tienen sus rubros
                   mayores en las Inversiones mantenidas hasta su vencimiento, del Estado
                   o de entidades del sector público (72%) y en las Inversiones disponibles
                   para la venta, del Estado o de entidades del sector público (27,5%). Las      
                   otras inversiones suman 0,5%.    
     -            Capital social de 254,3 millones de dólares y Otros aportes patrimoniales  
                   por  234 millones que, junto con otros rubros, dan un patrimonio técnico 
                   primario neto de 487 millones de dólares.
    -             Pasivos por casi 1.400 millones de dólares, superiores a los del año  
                   anterior en el 8,2%, equivalentes al 78,5% de los activos. En los pasivos, el
                   rubro fundamental es el de Obligaciones con el Público (91,3%).
   -              Patrimonio de 381,7 millones de dólares, menor en 17 millones al del año
                  2012, cuyo rubro Capital Social, es de 254,3 millones de dólares (66,7%).
  -               Ingresos financieros por 137,1 millones de dólares, generados casi 
                  absolutamente por los intereses y descuentos ganados (95,7%).
  -              Gastos de operación de cerca de 81 millones de dólares, cifra un poco
                  mayor que la del año 2012, que llegó a 79 millones.
-               Utilidades por 9 millones de dólares, que contrastan con las pérdidas por
                1,7  millones del ejercicio 2012.
-              Provisiones para créditos incobrables que llegan a 148,6 millones de
               dólares, mayores en 15 millones a las del 2013.
-              Morosidad de la cartera total equivalente al 7,48%, muy alta en relación con  
               la   media de la banca en general, que se halla entre el 3% y el 4%.
-              Morosidad de las carteras de créditos de consumo y para la microempresa,
               que llegan al 19,79% y el 11,67%, cifras muy elevadas.
-              Rendimiento Operativo sobre Activo (ROA) de 0,51%, demasiado bajo.
-              Rendimiento sobre Patrimonio (ROE) de 2,25%, igualmente reducido.

Varios productos del BNF tienen tasas de interés preferenciales, no reajustables, al promover programas sociales gubernamentales. Las líneas de crédito originadas en esos programas no aportan al margen de interés, el ingreso es menor al costo operativo y la pérdida la asume el Ministerio o unidad ejecutora, mediante transferencias presupuestarias compensatorias. En los créditos con fondos propios y en función del objeto social del BNF, la tasa cobrada es menor a la tasa activa máxima fijada por el BCE.

El crecimiento acelerado, la expansión de operaciones y las nuevas responsabilidades en la administración integral de riesgo, exceden la capacidad tecnológica que está impulsando el BNF, y a la estructura para mitigar el riesgo de crédito. 

En consecuencia, debido a la situación financiera y operacional del Banco Nacional de Fomento (BNF), es urgente la acción del Estado para cambiar el estado actual de cosas.  

2. El Banco de Desarrollo Rural.- Se tiene conocimiento de que el Ministro de Agricultura, Ganadería, Acuicultura y Pesca (MAGAP), la Comisión Especializada Permanente de Soberanía Alimentaria y Desarrollo Agropecuario de la Asamblea Nacional y la Gerencia del BNF, se encuentran avanzando en la redacción de un proyecto de Ley para la creación del “Banco de Desarrollo Rural”. 

No es conveniente crear ese banco, que limitaría su actividad crediticia casi solo al sector agropecuario y a un área física restringida, porque reduciría el ámbito de acción del organismo que, de acuerdo con la norma constitucional del artículo 310, “se orientará de manera preferente a incrementar la productividad y competitividad de los sectores productivos que permitan alcanzar los objetivos del Plan de Desarrollo y de los grupos menos favorecidos, a fin de impulsar su inclusión activa en la economía”.  

El nuevo Banco debe tener capacidad para financiar proyectos de todos los sectores productores de bienes y servicios, hasta un cierto techo monetario por proyecto, para que los proyectos de mayor envergadura  los administre la CFN; pues, al país le corresponde elevar la competitividad de toda la producción nacional y para eso no basta con impulsar un sector, el agropecuario, y el área rural, sino todas las actividades que impulsen la agroindustria y que son parte del cluster de cada uno de los productos; aparte de otras producciones industriales y todos los servicios que se necesiten para que la producción nacional llegue al mercado mundial, que es donde puede y debe obtener un mejor beneficio.

En la actual situación internacional, no basta con crear las mejores condiciones de toda índole, entre ellas la financiera, para exportar, por ejemplo, solo la producción de banano; sino que hay que elevar rápidamente la producción y la competitividad de los bienes y servicios necesarios para que el banano llegue al mercado mundial en las mejores condiciones de cantidad, precio, calidad y oportunidad de acceso a cada mercado. 

Entonces, lo que hay que desarrollar, aparte de la actividad bananera, es la producción de abonos, plaguicidas, fundas plásticas, cintas transportadoras, cajas de cartón y su impresión, grapas, centros de acopio y empaque, procedimientos de selección,  laboratorios de investigación y de certificación de la calidad, camiones refrigerados, servicios viales y portuarios, sistemas de comunicación, mecanismos de capacitación del personal operativo y administrativo, vías de acceso a las plantaciones, etc. 

Igual que en el ejemplo del banano, habría que proceder para otros productos y eso no se puede efectuar si no hay comunidad de acciones del gobierno y las empresas privadas, que deben trabajar en un clima de confianza en la permanencia a largo plazo de reglas de juego que garanticen que el esfuerzo emprendedor va a ser premiado y no castigado con excesos tributarios, controles desmedidos y medidas punitivas exageradas. 

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