BOLETÍN
81: ACUERDO ECUADOR – UNIÓN
EUROPEA
Eco. Luis Luna Osorio MBA AGOSTO 11 de 2014
Por fin, luego de siete largos
años de mantener una posición equivocada (que ya la tenía desde sus tiempos de
docente universitario), el Presidente de la República ha dado el brazo a torcer
y ha aceptado comprometer al país en el Acuerdo Comercial Multipartes, o como
lo denominen, entre el Ecuador y la Unión Europea.
El responsable de este Blog
expresa sus felicitaciones al equipo negociador y especialmente al Ministro de
Comercio Exterior Francisco Rivadeneira, quien, desde sus tiempos de
Viceministro en la Cancillería, fue minando el terreno de los opositores y
logró este objetivo, primer paso muy importante para llegar en algún momento,
ojalá en el transcurso del 2016, a poner en vigencia el Acuerdo.
El documento principal debe
establecer bases muy importantes para el desarrollo del comercio del Ecuador
con la Unión Europea; pero, su articulado no
debe tener grandes diferencias de texto con las decenas de acuerdos
firmados por los europeos con otros países, en especial con Colombia y el Perú;
aunque evidentemente debe contemplar, en el anexo o los anexos, trato especial
directamente relacionado con la estructura productiva nacional, mencionado en
parte por el Presidente y el Ministro Rivadeneira, como la base de 400 mil
dólares desde la cual podrán participar interesados europeos en compras
públicas o los más de 100 productos agrícolas (como arroz, maíz, papa, carnes,
cereales y sus derivados), que quedarían al margen del Acuerdo o tendrían
condición especial.
El autor de este boletín, sin
embargo, no deja de sentir preocupación porque no haya todavía claridad, con
respecto a si las preferencias arancelarias que recibe el país de la Unión
Europea van a tener continuidad en el 2015, si hay un efectivo compromiso de la
Comisión Europea para que estas se integren totalmente o sean incluso mejoradas
en el Acuerdo, si el gobierno ecuatoriano va a subsidiar a los exportadores
beneficiarios de las preferencias en el periodo en el que estas no se apliquen
por parte de la Unión Europea; y, si ese subsidio va a ser permitido por los
países importadores o no va a ser demandado en la OMC por los competidores.
En todo caso, ya que hay un
compromiso y unos textos en firme del Acuerdo Comercial, corresponde su
análisis gubernamental y privado detenido, y el ajuste de la normativa
nacional, en todo lo que sea necesario, a las nuevas obligaciones emanadas de ese
instrumento; además, se debe presionar por la pronta decisión europea sobre las
preferencias.
Posiblemente haya que hacer
reformas constitucionales o por lo menos legales, en temas en los que el
gobierno tiene posiciones opuestas o diferentes a las que tiene la Unión
Europea. Y esas reformas no solo tienen que ver con el comercio de bienes, que
generalmente se cree que es la materia principal de estos acuerdos, sino con
otros temas políticos, económicos y hasta institucionales. Para los europeos
son fundamentales, como ejemplos, el respeto a los derechos humanos, la
libertad de prensa, el derecho a la defensa de los acusados de delitos, la
clara distinción entre lo que puede ser la calumnia y un comentario sobre la
vida pública de los altos funcionarios; o, la ofensa a la “majestad” de la
autoridad y la manifestación de desagrado con sus acciones.
De otro lado, hay que tener en
cuenta que el Ecuador debe abrir su mercado a productos europeos, tal y como
los europeos lo van a hacer con relación a los productos nacionales. En este
sentido, hay que considerar que, mientras ellos producen y exportan miles de
bienes y servicios de tecnología avanzada, el Ecuador solo produce y exporta en
valor importante unos pocos productos agropecuarios y agroindustriales, más
unas pocas manufacturas y artesanías.
En relación con lo que viene
de Europa, hay que decir claramente que al país le ha interesado siempre, y
ahora con mayor razón, importar libre de restricciones maquinaria pesada,
equipo de transporte, químicos y medicinas, insumos agropecuarios y otros
bienes de alta calidad. Eso significa que el país gana, al abrir su mercado
oficialmente y por medio del Acuerdo a los productos de esa clase. Pero, a ello
se suman servicios de alta tecnología, en los que se encuentran los de
telecomunicaciones, financieros, electrónicos, informáticos y de transporte
internacional marítimo y aéreo, que son los que mueven el comercio mundial y en
los que el Ecuador estará por mucho tiempo dependiendo de los abastecimientos
externos, ya sean europeos o de otras nacionalidades.
Por otra parte, la seguridad
de que habrá mercado europeo para la producción ecuatoriana, abrirá las puertas
nacionales a la inversión extranjera de diferentes orígenes, orientada a
abastecer ese mercado, lo que traerá aparejada tecnología de punta o por lo
menos, adaptable a las necesidades nacionales.
Con respecto a los productos
nacionales, es muy importante, por ejemplo, que el Ecuador reciba el mismo
tratamiento que Colombia y otros países en la importación europea de banano;
pues, en los últimos tiempos había una discriminación que afectaba las ventas y
que era necesario superar. En relación con la pesca y varios productos elaborados
de ella, es esencial que el Ecuador mejore las condiciones de calidad de la
exportación, pues las autoridades europeas, como es lógico, son muy celosas con
respecto a exigir que, los alimentos que ingieren sus ciudadanos, tengan las
máximas seguridades de calidad y sanidad.
Para otros productos, hay que
considerar que la Unión Europea aplica normas de calidad muy exigentes, y que
obtener los certificados necesarios para ingresar al mercado europeo lleva
bastante tiempo. De manera que los exportadores potenciales, cuyas perspectivas
se abren de manera importante con este Acuerdo, deben desde ya iniciar las
acciones internas y externas (obviamente, con el concurso oficial), para
informarse sobre los requisitos europeos específicos de importación, superar
sus eventuales deficiencias y estar listos a conquistar el mercado europeo,
apenas sea posible, bajo los nuevos términos. También hay que tener presente que la Unión
Europea sirve de puente para exportar hacia otros destinos y que entre ellos
está la Federación Rusa, mercado atractivo para muchos de los productores
nacionales.
Naturalmente, no cabe esperar
que los micro y pequeños empresarios (salvo contadas excepciones), puedan
acceder a la exportación hacia Europa individualmente. El gobierno y los
organismos públicos y privados de fomento de la producción y promotores de las
exportaciones, deben utilizar una serie de mecanismos, para hacer que esos
empresarios acudan corporativamente a un mercado sofisticado, pero que una vez
logrado va a dar excelentes réditos. Una primera forma es la de capacitarlos en
lograr competitividad de su producción, y dentro de ella la calidad que cumpla
con las normas europeas; otra, es organizar consorcios de exportación; una
tercera es efectuar misiones comerciales sectoriales; y, una cuarta puede ser
la de llevar, con cargo parcial a recursos del Estado, a los empresarios con
mayores posibilidades de éxito, a ferias especializadas europeas, dándoles todo
el apoyo oficial logístico que sea menester, incluso en cuanto se refiere al
diseño y presentación de sus “productos totales” o sea de los bienes de
exportación, junto con los envases, empaques y demás útiles que se requieren
para la exportación a Europa; y, hasta optimizando su comportamiento como
negociadores, viajeros internacionales y turistas.
Se abre un mercado de más de
500 millones de consumidores de alto ingreso
y de exigencia muy alta para los productos que consume. De manera que en
el Ecuador hay que elevar mucho la
productividad nacional, lo que implica la efectividad del gobierno y la
competitividad de los empresarios, en cantidad, precio, calidad y oportunidad
de acceso al mercado, para que los términos del Acuerdo no queden en letra muerta en cuanto al incremento de las
exportaciones nacionales. Buena
señal es el incremento de las operaciones del aeropuerto de Tababela para las
exportaciones aéreas y el inicio del funcionamiento de la nueva autopista para
llegar a él.
En este periodo
de gobierno, las exportaciones FOB totales del país han crecido desde 14.321
millones de dólares en el 2007 hasta casi 25 mil millones en el 2013,
incrementándose en el 75 por ciento; mientras que las cifras comparables hacia
la Unión Europea han crecido desde 1.812 millones de dólares, hasta 3.051
millones, elevándose en el 68 por ciento, con un ritmo inferior al de las
ventas totales, de todas maneras significativo. Hay que señalar que hacia
Europa no se exporta petróleo ni sus derivados y que la participación relativa
de la Unión Europea crece dinámicamente cuando se miran solamente las
exportaciones no petroleras. Por otro lado, los países que efectúan las mayores
compras son Italia, España y Holanda, tanto en el 2007 como en el 2013,
representando en conjunto, en el último año, el 54 por ciento de las
exportaciones por países. En eso tiene que ver la “demanda de la nostalgia” de
los emigrados nacionales.
Hay que destacar
que las exportaciones actuales a la UE casi son una tercera parte de las
totales no petroleras; que casi un millar y medio de empresas nacionales venden
sus productos en el mercado europeo; y, que, en ellas hay muchas pequeñas y
medianas empresas. Hay que indicar
también, que el banano lidera las exportaciones nacionales a la UE en el 2013,
con cerca de un mil millones de dólares; seguido de las conservas de atún, con
724 millones; los camarones, con 625 millones; los extractos de café, con 143
millones; y, que hay otros productos que se abren paso poco a poco.
El Acuerdo Comercial Multipartes, finalmente,
abre la posibilidad de que el Ecuador negocie de inmediato otros acuerdos, con bloques
o países de interés, sobre las mismas bases que lo hizo con la Unión Europea;
pero, sobre todo, exige preparación estatal y privada para hacer que esos
acuerdos impulsen fuertemente el desarrollo nacional en un marco de estabilidad
democrática, seguridad jurídica, efectividad del Estado en el cumplimiento de
sus responsabilidades y competitividad de los empresarios en la producción de
bienes y servicios.
El Ecuador debe aprovechar que la Unión Europea,
hacia el 2020, según dijo hace muy poco José Manuel Barroso, Presidente de la
Comisión Europea, poseerá “… una economía inteligente, sostenible e
integradora…”, tres prioridades que se refuerzan mutuamente y que contribuirán a que la UE y sus Estados
miembros generen altos niveles de empleo, productividad y cohesión social,
requiriendo una ampliación sustancial de sus relaciones comerciales y
económicas en general con terceros países, entre ellos el Ecuador, para
satisfacer una demanda creciente de diversos productos.
Esas relaciones comerciales y económicas
tendrán que ver con la inversión en
proyectos de interés conjunto del Ecuador y la UE, la generación y
transferencia de tecnología de punta, el desarrollo de producciones con los más
altos estándares de calidad, la exportación e importación de bienes y servicios
competitivos, el perfeccionamiento de los sistemas logísticos destinados a
vincular más y mejor a las partes, la capacitación de los administradores y
trabajadores en las diversas áreas del conocimiento, etc., la cooperación
gubernamental en los diversos foros de discusión de los problemas comerciales y
económicos de carácter mundial.
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