domingo, 10 de agosto de 2014

ACUERDO ECUADOR - UNIÓN EUROPEA



BOLETÍN 81: ACUERDO ECUADOR – UNIÓN EUROPEA

Eco. Luis Luna Osorio MBA            AGOSTO 11 de 2014

Por fin, luego de siete largos años de mantener una posición equivocada (que ya la tenía desde sus tiempos de docente universitario), el Presidente de la República ha dado el brazo a torcer y ha aceptado comprometer al país en el Acuerdo Comercial Multipartes, o como lo denominen, entre el Ecuador y la Unión Europea.

El responsable de este Blog expresa sus felicitaciones al equipo negociador y especialmente al Ministro de Comercio Exterior Francisco Rivadeneira, quien, desde sus tiempos de Viceministro en la Cancillería, fue minando el terreno de los opositores y logró este objetivo, primer paso muy importante para llegar en algún momento, ojalá en el transcurso del 2016, a poner en vigencia el Acuerdo.

El documento principal debe establecer bases muy importantes para el desarrollo del comercio del Ecuador con la Unión Europea; pero, su articulado no  debe tener grandes diferencias de texto con las decenas de acuerdos firmados por los europeos con otros países, en especial con Colombia y el Perú; aunque evidentemente debe contemplar, en el anexo o los anexos, trato especial directamente relacionado con la estructura productiva nacional, mencionado en parte por el Presidente y el Ministro Rivadeneira, como la base de 400 mil dólares desde la cual podrán participar interesados europeos en compras públicas o los más de 100 productos agrícolas (como arroz, maíz, papa, carnes, cereales y sus derivados), que quedarían al margen del Acuerdo o tendrían condición especial. 

El autor de este boletín, sin embargo, no deja de sentir preocupación porque no haya todavía claridad, con respecto a si las preferencias arancelarias que recibe el país de la Unión Europea van a tener continuidad en el 2015, si hay un efectivo compromiso de la Comisión Europea para que estas se integren totalmente o sean incluso mejoradas en el Acuerdo, si el gobierno ecuatoriano va a subsidiar a los exportadores beneficiarios de las preferencias en el periodo en el que estas no se apliquen por parte de la Unión Europea; y, si ese subsidio va a ser permitido por los países importadores o no va a ser demandado en la OMC por los competidores.  

En todo caso, ya que hay un compromiso y unos textos en firme del Acuerdo Comercial, corresponde su análisis gubernamental y privado detenido, y el ajuste de la normativa nacional, en todo lo que sea necesario, a las nuevas obligaciones emanadas de ese instrumento; además, se debe presionar por la pronta decisión europea sobre las preferencias. 

Posiblemente haya que hacer reformas constitucionales o por lo menos legales, en temas en los que el gobierno tiene posiciones opuestas o diferentes a las que tiene la Unión Europea. Y esas reformas no solo tienen que ver con el comercio de bienes, que generalmente se cree que es la materia principal de estos acuerdos, sino con otros temas políticos, económicos y hasta institucionales. Para los europeos son fundamentales, como ejemplos, el respeto a los derechos humanos, la libertad de prensa, el derecho a la defensa de los acusados de delitos, la clara distinción entre lo que puede ser la calumnia y un comentario sobre la vida pública de los altos funcionarios; o, la ofensa a la “majestad” de la autoridad y la manifestación de desagrado con sus acciones. 

De otro lado, hay que tener en cuenta que el Ecuador debe abrir su mercado a productos europeos, tal y como los europeos lo van a hacer con relación a los productos nacionales. En este sentido, hay que considerar que, mientras ellos producen y exportan miles de bienes y servicios de tecnología avanzada, el Ecuador solo produce y exporta en valor importante unos pocos productos agropecuarios y agroindustriales, más unas pocas manufacturas y artesanías. 

En relación con lo que viene de Europa, hay que decir claramente que al país le ha interesado siempre, y ahora con mayor razón, importar libre de restricciones maquinaria pesada, equipo de transporte, químicos y medicinas, insumos agropecuarios y otros bienes de alta calidad. Eso significa que el país gana, al abrir su mercado oficialmente y por medio del Acuerdo a los productos de esa clase. Pero, a ello se suman servicios de alta tecnología, en los que se encuentran los de telecomunicaciones, financieros, electrónicos, informáticos y de transporte internacional marítimo y aéreo, que son los que mueven el comercio mundial y en los que el Ecuador estará por mucho tiempo dependiendo de los abastecimientos externos, ya sean europeos o de otras nacionalidades. 

Por otra parte, la seguridad de que habrá mercado europeo para la producción ecuatoriana, abrirá las puertas nacionales a la inversión extranjera de diferentes orígenes, orientada a abastecer ese mercado, lo que traerá aparejada tecnología de punta o por lo menos, adaptable a las necesidades nacionales. 

Con respecto a los productos nacionales, es muy importante, por ejemplo, que el Ecuador reciba el mismo tratamiento que Colombia y otros países en la importación europea de banano; pues, en los últimos tiempos había una discriminación que afectaba las ventas y que era necesario superar. En relación con la pesca y varios productos elaborados de ella, es esencial que el Ecuador mejore las condiciones de calidad de la exportación, pues las autoridades europeas, como es lógico, son muy celosas con respecto a exigir que, los alimentos que ingieren sus ciudadanos, tengan las máximas seguridades de calidad y sanidad. 

Para otros productos, hay que considerar que la Unión Europea aplica normas de calidad muy exigentes, y que obtener los certificados necesarios para ingresar al mercado europeo lleva bastante tiempo. De manera que los exportadores potenciales, cuyas perspectivas se abren de manera importante con este Acuerdo, deben desde ya iniciar las acciones internas y externas (obviamente, con el concurso oficial), para informarse sobre los requisitos europeos específicos de importación, superar sus eventuales deficiencias y estar listos a conquistar el mercado europeo, apenas sea posible, bajo los nuevos términos.  También hay que tener presente que la Unión Europea sirve de puente para exportar hacia otros destinos y que entre ellos está la Federación Rusa, mercado atractivo para muchos de los productores nacionales. 

Naturalmente, no cabe esperar que los micro y pequeños empresarios (salvo contadas excepciones), puedan acceder a la exportación hacia Europa individualmente. El gobierno y los organismos públicos y privados de fomento de la producción y promotores de las exportaciones, deben utilizar una serie de mecanismos, para hacer que esos empresarios acudan corporativamente a un mercado sofisticado, pero que una vez logrado va a dar excelentes réditos. Una primera forma es la de capacitarlos en lograr competitividad de su producción, y dentro de ella la calidad que cumpla con las normas europeas; otra, es organizar consorcios de exportación; una tercera es efectuar misiones comerciales sectoriales; y, una cuarta puede ser la de llevar, con cargo parcial a recursos del Estado, a los empresarios con mayores posibilidades de éxito, a ferias especializadas europeas, dándoles todo el apoyo oficial logístico que sea menester, incluso en cuanto se refiere al diseño y presentación de sus “productos totales” o sea de los bienes de exportación, junto con los envases, empaques y demás útiles que se requieren para la exportación a Europa; y, hasta optimizando su comportamiento como negociadores, viajeros internacionales y turistas. 

Se abre un mercado de más de 500 millones de consumidores de alto ingreso  y de exigencia muy alta para los productos que consume. De manera que en el Ecuador hay que elevar mucho la productividad nacional, lo que implica la efectividad del gobierno y la competitividad de los empresarios, en cantidad, precio, calidad y oportunidad de acceso al mercado, para que los términos del Acuerdo no queden  en letra  muerta en cuanto al incremento de las exportaciones nacionales. Buena señal es el incremento de las operaciones del aeropuerto de Tababela para las exportaciones aéreas y el inicio del funcionamiento de la nueva autopista para llegar a él.


En este periodo de gobierno, las exportaciones FOB totales del país han crecido desde 14.321 millones de dólares en el 2007 hasta casi 25 mil millones en el 2013, incrementándose en el 75 por ciento; mientras que las cifras comparables hacia la Unión Europea han crecido desde 1.812 millones de dólares, hasta 3.051 millones, elevándose en el 68 por ciento, con un ritmo inferior al de las ventas totales, de todas maneras significativo. Hay que señalar que hacia Europa no se exporta petróleo ni sus derivados y que la participación relativa de la Unión Europea crece dinámicamente cuando se miran solamente las exportaciones no petroleras. Por otro lado, los países que efectúan las mayores compras son Italia, España y Holanda, tanto en el 2007 como en el 2013, representando en conjunto, en el último año, el 54 por ciento de las exportaciones por países. En eso tiene que ver la “demanda de la nostalgia” de los emigrados nacionales. 

Hay que destacar que las exportaciones actuales a la UE casi son una tercera parte de las totales no petroleras; que casi un millar y medio de empresas nacionales venden sus productos en el mercado europeo; y, que, en ellas hay muchas pequeñas y medianas empresas.  Hay que indicar también, que el banano lidera las exportaciones nacionales a la UE en el 2013, con cerca de un mil millones de dólares; seguido de las conservas de atún, con 724 millones; los camarones, con 625 millones; los extractos de café, con 143 millones; y, que hay otros productos que se abren paso poco a poco. 

El Acuerdo Comercial Multipartes, finalmente, abre la posibilidad de que el Ecuador negocie de inmediato otros acuerdos, con bloques o países de interés, sobre las mismas bases que lo hizo con la Unión Europea; pero, sobre todo, exige preparación estatal y privada para hacer que esos acuerdos impulsen fuertemente el desarrollo nacional en un marco de estabilidad democrática, seguridad jurídica, efectividad del Estado en el cumplimiento de sus responsabilidades y competitividad de los empresarios en la producción de bienes y servicios.

El Ecuador debe aprovechar que la Unión Europea, hacia el 2020, según dijo hace muy poco José Manuel Barroso, Presidente de la Comisión Europea, poseerá “… una economía inteligente, sostenible e integradora…”, tres prioridades que se refuerzan mutuamente y que  contribuirán a que la UE y sus Estados miembros generen altos niveles de empleo, productividad y cohesión social, requiriendo una ampliación sustancial de sus relaciones comerciales y económicas en general con terceros países, entre ellos el Ecuador, para satisfacer una demanda creciente de diversos productos.   

Esas relaciones comerciales y económicas tendrán que ver con  la inversión en proyectos de interés conjunto del Ecuador y la UE, la generación y transferencia de tecnología de punta, el desarrollo de producciones con los más altos estándares de calidad, la exportación e importación de bienes y servicios competitivos, el perfeccionamiento de los sistemas logísticos destinados a vincular más y mejor a las partes, la capacitación de los administradores y trabajadores en las diversas áreas del conocimiento, etc., la cooperación gubernamental en los diversos foros de discusión de los problemas comerciales y económicos de carácter mundial. 

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