miércoles, 28 de septiembre de 2022

 BOLETÍN 268: EL PRIMER AÑO DE GOBIERNO DE LASSO

El embajador Hernán Escudero, director del Área de Estudios Internacionales de la Universidad Internacional, por iniciativa del ingeniero José Franco, docente de esa universidad, me invitó a escribir un artículo para la revista que elabora esa entidad, en el que analice la forma en la que ha evolucionado el primer año de gobierno del presidente de la República Guillermo Lasso.

Luego de agradecer la invitación, procedí a elaborar el artículo que consta a continuación, que ha sido ya publicado por la Universidad Internacional, en el número 18 de la revista Panorama Global, en la que aportan con artículos muy interesantes otros profesionales.

Inserto el artículo, porque considero que su texto puede ser de interés de muchos de mis lectores que, por obvias razones, no tienen acceso a la revista indicada.

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El actual mandatario recibió un país en la más grave crisis histórica. Ello se agravó por el efecto de la pandemia del COVID 19. La incidencia general en la economía fue muy grave. Por tanto, no le fue fácil gobernar.

En el campo institucional, porque estaba vigente la Constitución 2008, ideada para llevar al país al socialismo del siglo XXI y el desarrollo endógeno, que este gobierno ya debió sustituir, porque se necesita democracia, economía social de mercado, inversión, empleo, producción y apertura internacional.

En el ámbito moral, ya que a los presidentes de los años 2007 2017 y 2017 – 2021 se los culpó de varios delitos, y Correa fue sentenciado y está prófugo. 

En el campo económico, debido a que, en la década perdida el crecimiento real del PIB nacional anual promedio fue de apenas el 3,3%, cuando pudo haber sido mucho mayor y en el siguiente periodo decreció 2,3%, con lo que la situación empeoró y hubo más pobreza, desempleo, subocupación, frustración general.

En el social, porque el mal uso de los recursos públicos hizo que los avances reconocidos hasta los años 2013 o 2014 se perdieran o fueran menores, por pésima administración y corrupción.

Finalmente, en el campo internacional, en los años 2007 – 2017 se destruyeron o limitaron los nexos con países amigos y los organismos internacionales de crédito, en ambos casos de indudable importancia para el Ecuador, que el presidente Moreno recuperó con bastantes limitaciones.

Al parecer, conociendo la grave situación global, el presidente Lasso hizo varias ofertas de campaña que, por falta de planificación y visión estratégica, no se han cumplido, se han diferido o requieren de otras voluntades estatales y privadas.

Entre esas voluntades, la de la Asamblea Nacional, donde tiene gran peso relativo el ala correísta y le falta al gobierno una mayoría o un grupo importante y cohesionado de asambleístas, que apoye sus proyectos de ley.  

La vigencia de la Ley de Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal hizo que mucha gente dijera que ese hecho se debía a un contubernio con el ala correísta y quitara respaldo al presidente. Otro problema aparente fue el mantenimiento o designación por Lasso de altos funcionarios partidarios de Correa, cuando se sabe que el objetivo número uno de ellos es que vuelva su líder, a gobernar directamente o por medio de un títere. 

En lo moral, no se ha avanzado en el fortalecimiento de las instituciones de control, para luchar contra la corrupción y no hubo la organización de la Comisión Internacional propuesta. Se ha creado una Secretaría dependiente de la presidencia de la República que, como las anteriores, no será efectiva. 

En lo económico, de acuerdo con las estadísticas del Banco Central, el PIB real 2021 fue de 69.100 millones de dólares, con una tasa anual de crecimiento del 4,2%, lo cual es positivo; pero, como la caída en 2020 fue de 7,8%, se está a medio camino de salir del hueco al que cayó el PIB, que está en el nivel de 2016.

Para mejorar las condiciones del comercio exterior, se ha buscado firmar acuerdos comerciales con México – como condición para ingresar a la Alianza del Pacífico -, Estados Unidos, China y otros países; pero todavía no se ha suscrito ninguno, aunque hay negociaciones. El acuerdo con México está muy avanzado, pero hay negativa mexicana al ingreso a ese país del camarón y el banano, nuestros productos estrella, lo que impide firmarlo.

Ha crecido el valor de la exportación de petróleo, por el precio actual, pero ha decrecido el volumen. Hay un ingreso extrapresupuestario muy interesante por este rubro, pero se ha encarecido la importación de combustibles, con un resultado de ingreso neto petrolero no tan importante como se piensa.

En sus viajes, Lasso ha promovido el arribo de la banca internacional, ha buscado inversión en general, para alianzas público – privadas, por 30 mil millones de dólares; y, en especial para la importación, distribución y comercialización de combustibles. El gobierno dice que ha conseguido más de 5 mil millones y, si eso fuera cierto, su efecto en la economía no es inmediato. 

Se renegoció contratos petroleros y se logró vender directamente, una parte del petróleo, por fuera de los compromisos con China; además, se inició la reducción del impuesto a la salida de divisas, reducción que será del 25% por año; se promueve la minería legal y sustentable, que ya es un rubro importante de exportación; hay más control de la pesca en las Galápagos y se vigila que las flotas pesqueras chinas no ingresen al área nacional.

El gobierno dice que ha puesto en orden las finanzas públicas y que el déficit ha bajado a alrededor de 3 mil millones de dólares. Rescata la baja del riesgo país. En el primer caso, se descuidó la inversión pública; en el segundo, el nivel todavía es muy alto, frente al de los países vecinos. 

En lo social, tuvo gran éxito y reconocimiento la vacunación masiva a más de 9 millones de personas, pero se fracasó en la entrega de medicinas y equipos a los hospitales; avanzó la focalización de los bonos estatales y se los incrementó, no se eliminó la tabla de porte de drogas, tampoco se logró reformar la Ley de Educación Intercultural, ni iniciar la modernización del sistema de salud; se empezó a subir el salario básico a USD 500; no se mejoró la prestación de los servicios del Estado, ni se aumentó las guarderías públicas para madres estudiantes y trabajadoras. Hubo una gran mortandad en las cárceles y la evidencia de que el narcotráfico es cada vez más fuerte y sin control.

En lo institucional, no se buscó eliminar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, ni se reformó el Consejo de la Judicatura; tampoco se cambió los procesos de designación, distribución, sanción y destitución de jueces.

Un grave problema es que solo 3 de cada 10 ecuatorianos de la PEA tienen empleo digno, mientras 7 están en la subocupación o en la desocupación. El gobierno buscó que se apruebe una norma paralela al Código del Trabajo, menos favorable que aquél, pero no lo logró. 

Casi no ha habido inflación, pero una leve alza del costo de la canasta familiar ha generado protestas sociales.

Los depósitos en la banca han crecido de 12.900 millones en 2020 a 15.200 millones en 2021, lo que muestra confianza en el sistema financiero.

La Reserva monetaria internacional fue de 5.923 millones en mayo 2021 y en mayo de 2022 llegó a 8.200, lo cual es muy positivo.

La deuda pública total, gran carga estatal, suma alrededor de 70 mil millones de dólares y fue necesario refinanciar una parte, para que se difiera lo más posible el pago y los capitales e intereses.

Conclusión: El primer año fue de desgaste presidencial, ofertas incumplidas, sin planificación, con frustración moral, serios problemas institucionales, grave debilidad política, crecimiento económico moderado, mejora de los ingresos fiscales y el comercio exterior, labor excelente frente a la pandemia, escasa inversión pública y acción social, esfuerzos poco efectivos por atraer inversiones y lograr acuerdos comerciales. Deseo presidencial de impulsar el desarrollo en 2022. Presión creciente por reivindicaciones sociales.

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Los meses siguientes, desde mayo hasta la fecha, registran muchos aspectos dignos de mencionar:

Hay que reconocer que han mejorado las cuentas fiscales y que la economía puede crecer este año un poco más de lo que originalmente se pensaba. Hay una reserva internacional importante, crece el comercio exterior, la inflación es de las más bajas del mundo.

Por otra parte, el presidente ha anunciado que ha logrado renegociar con varias entidades financieras chinas los créditos pendientes, lo que significará una reducción del monto global de la deuda externa pública, pero además, ha conseguido liberar de la garantía a una parte del petróleo, con lo cual se podrá vender en el mercado libre una mayor cantidad de barriles, lo cual significa más dólares para el país.

Hay que destacar también, la decisión del presidente de iniciar el proceso para efectuar una Consulta popular, a la cual me referiré en el próximo boletín, que busca solucionar algunos problemas actuales, pero que no va a lo más importante para el futuro nacional.

En junio hubo un paro, liderado por la CONAIE y al que, con el paso de 18 días, se fueron sumando otras agrupaciones, que generó paralización general, nuevo encierro de la ciudadanía en las casas, violencia y aparecimiento de grupos armados beligerantes, cierre de vías en todo el país, ataque a edificios públicos y privados, desabastecimiento de gas y alimentos, en suma caos, que el gobierno fue incapaz de contener, a pesar de sus avisos de que estaba preparado para enfrentar a los revoltosos y aplicar mano dura.

La finalización del paro se logró gracias a la acción de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y se aprobó que, durante 90 días, funcionen mesas de trabajo, para atender los reclamos de los indígenas, resumidos en 10 puntos, el principal de los cuales es la reducción del precio de los combustibles o su focalización.

Estos hechos demuestran la debilidad del gobierno que, sin tomar en cuenta al otro 90 por ciento y más de la población, se ha sentado a negociar de igual a igual (hasta sometido a presión) con un grupo que representa a menos del 10 por ciento de la ciudadanía, pero que a título de protesta social pacífica, hace gala de su fuerza.

Lamentablemente, continúa presente la violencia en las calles, sobre todo de las grandes ciudades de la Costa y los estados de excepción, si bien han dado algún resultado, han sido insuficientes para detener la mortandad. El gobierno dice que todo es obra de la competencia entre grupos de traficantes de drogas que, incluso desde las cárceles, dirigen los sicariatos y otros hechos violentos.

La Asamblea Nacional, una de las más desprestigiadas de la historia, se dedica a entorpecer la acción del gobierno, porque muchos de sus integrantes solo piensan en que fracase el presidente de la República, se declare inocentes a Correa y a quienes colaboraron con él, y se vuelva a las prácticas de los años 2007 – 2017. 

En los últimos días, un femicidio ha removido la conciencia nacional. El suceso, acaecido en la Escuela de Formación de la Policía Nacional, con la autoría de uno de los oficiales instructores y la complicidad o la pasividad de otros, ha indignado a la población y ha llevado a la remoción del ministro del Interior y de dos generales, y posiblemente al encausamiento legal de muchos oficiales y cadetes, lo que ha dejado en pésimo predicamento a la institución.

De todas maneras, el país sigue con una gran incertidumbre. Las crisis: moral, política, institucional, económica de largo plazo y social siguen presentes y falta visión, liderazgo, acción firme y claro destino del país.

La ciudadanía reclama decisiones oportunas y suficientes para solucionar los problemas más acuciantes. El presidente debería tener claro que, con la forma actual de trabajar, lo único que logrará es que el Ecuador vuelva a ser dominio de quienes, por incapacidad y corrupción, lo han llevado a la situación actual.

 

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