viernes, 26 de agosto de 2022

 BOLETÍN 266: HABLANDO DE EMPRENDER

Emprender es empezar a hacer una cosa determinada, en especial cuando exige esfuerzo o trabajo o cuando tiene cierta importancia o envergadura. [1]_/

Shefsky (1997) y Baumol (1993) —citado este último por Ibáñez (2001)— señalan que el término describe a cualquier miembro de la economía cuyas actividades son novedosas de alguna forma, así como a personas que, en definitiva, huyen de rutinas y prácticas aceptadas por la mayoría. Dichos individuos se caracterizan por su capacidad para crear e innovar; es decir, salen de la costumbre y hacen cosas diferentes para mejorar lo existente. Esta forma de visualizar al emprendedor la comparten Steinhoff, Burgess (1993), Siropolis (1990) y Drucker (1989), quienes se refieren al emprendedor como la persona que “hace negocios exitosos, que desarrolla nuevas ideas o formas de enfocar el mercado”

Cuando se trata de la producción utilitaria de bienes o servicios, el emprendimiento lleva a formar una empresa, cuyo propósito es utilizar de manera óptima (mediante la dirección o gerencia), los factores de la producción (tierra, trabajo y capital), para generar un producto o muchos productos, en función de la combinación de esos factores y la cantidad utilizada.

La empresa puede ser micro, cuando por lo general es creada por una sola persona y con pocos recursos; pequeña, personal o con pocos socios; mediana, cuando puede llegar a ser una compañía de responsabilidad limitada; grande, cuando se organiza como sociedad anónima.

El Ecuador, según el INEC, tiene millones de microempresas, unas formales y la mayoría informales (91% de todas); 7% de empresas pequeñas; 1,5% de empresas medianas y apenas 0,5% de empresas grandes. Por supuesto, las grandes del Ecuador no aparecen entre las grandes del Mundo y solo 3 o 4 aparecen entre las 500 más grandes de América Latina.

Sin embargo, el país tiene algunas empresas multinacionales, pero no transnacionales. En el primer concepto, son empresas que laboran en diferentes países, una de ellas puede ser el Banco del Pichincha; en el segundo, son aquellas que, además, tienen capacidad para influir y hasta decidir con relación a la política económica, como las petroleras y las de comunicaciones.

No hay estadísticas confiables del nacimiento y la mortandad de las microempresas; pero, es evidente que todos los días asoman emprendimientos, especialmente en las grandes ciudades, y todos los días, así mismo, desaparecen aquellos que, por diversas circunstancias, no pudieron sobrevivir. Esto ha sido particularmente grave luego de la primera etapa de la pandemia del COVID 19 y ha creado muchos problemas personales, del sistema financiero y del gobierno.

Las empresas privadas, según la Clasificación Internacional Industrial Uniforme (CIIU) de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), pueden ubicarse en cualquiera de los sectores de la producción: agropecuario (agricultura, ganadería, forestación y pesca); minero y de hidrocarburos (extracción de gas y petróleo); industrial y artesanal, de la construcción, de energía, de comercio y turismo, financiero, de transporte y comunicaciones, de salud, de educación, de productos no contemplados.

La revista Gestión, hace esta clasificación:

Sector primario. Envuelve labores o actividades enfocadas en la extracción recursos provenientes del medio natural. Incluye actividades agrícolas, mineras, ganadería, pesca, silvicultura y caza. Los productos del sector primario son usualmente usados como factores de producción en procesos industriales, pero también pueden ser bienes finales para los consumidores.

Sector secundario. Incluye a empresas y trabajos que transforman materias primas en productos terminados, agregando valor. De él hace parte el sector industrial, tanto la industria ligera como la pesada. Algunos productos del sector secundario son calzado, electrónica, muebles, productos de aseo y belleza, plásticos, alimentos procesados, ropa, automóviles, etc.

Sector terciario. Este sector no engloba la producción de bienes, sino la prestación de servicios. Sus productos son considerados como partes blandas de la economía. Pueden ser servicios privados o públicos como educación, salud, banca, transporte, comunicaciones, entretenimiento, comercio, servicios legales, etc. Es el sector que más emplea personas, en especial en los países más desarrollados.

Sector cuaternario. Este sector es una subdivisión del sector terciario enfocado en las actividades económicas basadas en labores intelectuales o la economía del conocimiento y no labores repetitivas. Algunos servicios de este sector son la investigación y desarrollo, tecnologías de la información, consultorías, planificación financiera, etc.

Sector quinario. Este sector es otra subdivisión del sector terciario, del que hacen parte actividades de creación, reordenación e interpretación de ideas y proyectos. Incluye el uso de datos y nuevas tecnologías para tomar decisiones. Se enfoca en la toma de decisiones y de él hacen parte labores como oficiales de gobierno, directivos de compañías, directivos de ONG y líderes tecnológicos. [2]_/

El emprendimiento, sobre todo cuando dispone de limitados recursos, especialmente financieros, afronta serios problemas para mantenerse por largo tiempo y, generalmente, sobre todo en las microempresas, en alrededor de un 70% – 80%, sobrevive por menos de dos años y, por lo general, sucumbe. La razón principal de esa situación es la falta de conocimientos sobre administración de empresas de su creador, que solo está motivado por la necesidad de obtener ingresos modestos, no efectúa los estudios necesarios para saber la factibilidad de su proyecto y carece de apoyo técnico para sustentarlo.

No sucede lo mismo cuando el emprendimiento es de un grupo de socios o accionistas, caso en el cual lo primero que se realiza es el estudio de la factibilidad del proyecto, aunque las dificultades asoman, sobre todo cuando estas provienen de factores exógenos al país, como la pandemia, la invasión rusa a Ucrania, la recesión de los grandes países.

Entre otros aspectos, un emprendedor tiene que considerar la situación económica y social del país y de la ciudad en la que se va a ubicar; las normas que rigen el desarrollo de la actividad a generar; las costumbres prevalecientes entre los consumidores, el tamaño del mercado para el producto a desarrollar y la competencia que existe o se puede generar; la localización ideal de la empresa, ya sea por la cercanía del abastecimiento de las materias primas y los insumos que requiere, la mano de obra disponible, el acceso al capital o por la estructura del mercado a satisfacer. En los últimos tiempos es fundamental el grado de seguridad posible, frente a la delincuencia de todo tipo.

Además, se tiene que considerar la forma en que se va a promocionar el producto, para que el consumidor lo identifique como único, el más barato o el de la mejor calidad; y, si corresponde, las facilidades de crédito que están vigentes y la posibilidad de otorgarlas o mejorarlas.

La promoción depende del tipo de producto y del dinero que se puede dedicar a ese propósito. Se la puede realizar puerta a puerta, mediante hojas volantes; en otros casos, con publicación en la prensa; si es posible, por la televisión; y, sobre todo, en la época actual, utilizando las redes sociales.

Otra forma de hacer conocer el producto es mediante la transmisión boca a boca, de un cliente a otro, informando de las ventajas que pueda obtener: descuentos por cantidades, entrega de productos adicionales a los que interesa, facilidades de pago, entrega a domicilio, atención 24/7, trueque de productos por bienes o servicios de otras empresas. Cuando amerita, servicio gratuito de mantenimiento.

Por lo general, es uno de los problemas más importantes, para quienes emprenden en las microempresas, conocer y cumplir la cantidad de requisitos exigidos por las autoridades nacionales, municipales y de otra índole para la instalación y puesta en funcionamiento.

Por una parte, los impuestos sobre el valor agregado, a la renta, sobre los vehículos; las obligaciones patronales sobre las remuneraciones y la seguridad social; los requisitos ambientales y de seguridad industrial para ubicarse en un determinado lugar.

Por otro lado, los costos de registro de la empresa, los pagos de seguros sobre los bienes muebles e inmuebles, los costos de los contratos de franquicias, el registro de marcas y patentes, otras exigencias según el tipo de producto.

El gobierno del Ecuador dice que uno de sus objetivos es fomentar el emprendimiento, con lo cual el autor de este boletín está totalmente de acuerdo; pero, lamentablemente, las condiciones en las cuales el país se desenvuelve no son las mejores para ese efecto.

También dice que, a inversionistas extranjeros, les ofrece la oportunidad de venir a participar en alianzas público – privadas, por muchos miles de millones de dólares. Para motivarlos, el propio presidente de la República y varios de sus ministros han recorrido el mundo.

Se informa que el país está en el primer lugar en Sudamérica en cuanto a emprendimiento; pero, eso no se debe a que la ciudadanía mira un horizonte de oportunidades de negocios florecientes y quiere participar de ellas, sino que procede de la incapacidad de encontrar un empleo digno de 7 de cada 10 ecuatorianos y surge como un medio de trabajar honradamente por muchas horas al día, toda la semana, para lograr un ingreso mucho menor al salario básico, con el cual mantener a la familia.

Como ya se ha escrito aquí en varias ocasiones, el Mundo está sufriendo graves problemas ambientales, conflictos importantes entre países de varios continentes, duras luchas por la hegemonía mundial, hambre para cientos de millones de personas, la pandemia del COVID 19 y sus repercusiones, y ese conjunto afecta gravemente incluso a los países desarrollados, que antes veían de lejos muchas calamidades y ahora las tienen en casa.

Como no puede ser de otra manera, todo eso repercute en los países subdesarrollados, entre ellos el nuestro, y lo hará durante los próximos años. 

Por otra parte, el Ecuador sufre una crisis inédita en los frentes moral, político, institucional, económico y social, y esta situación no permite proyectar un futuro promisorio para los emprendimientos. Se afirma que el país es un narco-estado; la corrupción anterior y la nueva gozan de buena salud y se hace muy poco por castigarlas y reducirlas, ya que no se podrá eliminarlas; los casi 250 movimientos “políticos” que buscan alcaldías y otros cargos de elección popular, en 2023, muestran que solo hay oportunismo y no ideologías; la  tasa de crecimiento del PIB de 2022 seguramente será menor que la del año anterior, la deuda pública seguirá siendo un dogal grave para el país, la creciente agitación social estará presente; no se ve un rumbo cierto para esta frágil nave y su capitán parece que evita poner obstáculos a que su relevo, pronto o de cambio constitucional, sea el que destrozó al país en los años 2007 – 2017.  

En esas condiciones, es poco probable que surjan los miles de emprendimientos grandes y pequeños que el Ecuador necesita; el país se llene de empresas dispuestas a aprovechar el mercado interno y el externo; y, que, entre este año y el 2025, vengan capitales a desarrollar grandes proyectos en el país y aumente el empleo en cifras considerables.

Por mi parte, he decidido llevar adelante mi propio emprendimiento, siguiendo el concepto de que emprendedor es aquél que “sale de la costumbre y hace cosas diferentes, para mejorar lo existente”, según lo mencionado por Peter Drucker y otros autores.

He dejado de lado por un tiempo a la Economía, y me he dedicado a elaborar la novela a la que me referí en un boletín anterior: AMORES DE ESTUDIANTES, APASIONADOS Y CAMBIANTES, que presentaré el 5 de septiembre de 2022, en el paraninfo de la Universidad Andina Simón Bolívar, con autorización y por gentileza de su rector.  

Sé que el mercado para los libros es muy reducido en el Ecuador. La gente no leía antes y ahora lo hace menos, porque se concentra en el Internet y sus derivaciones. Pero, como la esperanza es lo último que se pierde, a mis casi 80 años, emprendo en esta actividad, con 1000 ejemplares que, en muchos países es una cantidad mínima; pero, que, aquí, es una enormidad.

Desde luego, mi mercado potencial está constituido por familiares, amigos, compañeros de algunas organizaciones profesionales y culturales, y lectores de las ciudades en que se desarrolla la trama: Tulcán, Quito, La Unión, Quinindé, que salen del común, porque tienen un nivel cultural elevado y les gusta leer, de manera que confío en que el tiraje será absorbido en poco tiempo. Felizmente, ya están reservados cerca de 300 ejemplares y espero que haya pedidos en los próximos días. Para interesados de fuera, pronto estará el libro en Internet.

La lectura, garantizo, será entretenida, y la colaboración será retribuida con la satisfacción de leer una obra sobre la que, el licenciado Jorge Bolaños Rojas, autor del prólogo, dice:

He tenido la oportunidad de leer el libro. La verdad, hasta el nombre de la obra cautiva, porque, con justicia, encierra los avatares de una historia de amor suscitada en el entonces Colegio Nacional “Bolívar” de la ciudad de Tulcán …  Una narración que … no cansa al lector,

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