miércoles, 10 de junio de 2020

BOLETÍN 218: LA IMPORTANCIA DEL SECTOR CONSTRUCCIÓN



Este Boletín resulta de una sugerencia de dos hermanos y buenos amigos de apellidos Torres Ron, René y Hernán, el uno economista y el otro ingeniero civil, que conscientes de la grave crisis del país, en cuanto a inversión, tecnología, producción, empleo y pobreza, consideran que los analistas debemos hacer un examen detenido de los problemas actuales y sugerir algunas acciones al gobierno y a los empresarios para salir del foso.

Los dos coinciden en que el sector de la construcción es un multiplicador de actividades, especialmente en las industrias relacionadas; pero que, al demandar una gran cantidad de mano de obra, repercute positivamente en la demanda de productos nacionales. En efecto, según el INEC, en 2019 el sector generó cerca de medio millón de puestos de trabajo, en la forma siguiente: 236 mil empleos adecuados, 142 mil subempleos, 95 mil empleos de otra clase y 3.600 empleos familiares, con 56 mil empleos menos que en 2018.

Recojo en este Boletín varios de los textos de Hernán difundidos en correos electrónicos para varios amigos, entre ellos yo. Los hago propios y por eso no señalo fuente. Recalco su indignación por los incrementos exagerados del precio de las obras, el aprovechamiento de los reajustes de precios y de los resquicios legales, la escasa calidad de los estudios, la discrecionalidad en la contratación para su ejecución; y, enfatiza en un tema no tratado: la carencia de FISCALIZACIÓN EFECTIVA. A ello sumo que se le quitó a la Contraloría la posibilidad legal de revisar los contratos antes de su firma para precautelar el interés nacional.

Efectivamente, el sector de la construcción tiene una gran importancia. Según la Cámara de la Construcción de Quito, en una publicación del año 2004, el dinero asignado a la Construcción se mueve siete veces en la economía, porque se multiplica en industria, transporte, comunicaciones, alimentación, servicios de diferente clase.

Las dos grandes vías de la Construcción son la infraestructura y la vivienda. La primera es fundamental para el desarrollo y tiene que hacer en la vialidad, los túneles y puentes; los puertos y aeropuertos; los oleoductos, las centrales hidroeléctricas, los canales de riego, los circuitos de telecomunicaciones; los centros educacionales, los estadios y coliseos; los hospitales y las obras de agua potable y alcantarillado; y, muchas otras obras. La vivienda es también de mucha importancia, sobre todo porque el déficit de casas y departamentos es muy grande y la gente anhela tener vivienda propia con los servicios básicos necesarios.

En 2008 Rafael Correa logró que se apruebe la Constitución vigente. Según reza su texto, se deseaba que el Estado tenga un total predominio sobre el sector privado, porque se quería avanzar hacia el socialismo del siglo XXI; y, con ese objetivo, se aprobaron varios artículos destinados a que los sectores estratégicos sean de exclusiva acción del Estado:

 Art. 313: El Estado se reserva el derecho de administrar, regular, controlar y gestionar los sectores estratégicos. Los sectores estratégicos, de decisión y control exclusivo del Estado son aquellos que, por su trascendencia y magnitud, tienen decisiva influencia económica, social, política ambiental y deberán orientarse al pleno desarrollo de los derechos y al interés social.
Se considera sectores estratégicos a la energía en todas sus formas, las telecomunicaciones, los recursos naturales no renovables, el transporte y refinación de hidrocarburos, la biodiversidad y el patrimonio genético, el espectro radioeléctrico, el agua y los demás que determine la Ley.

Art. 314: El Estado será responsable de la provisión de los servicios públicos: agua potable y de riego, saneamiento, energía eléctrica, telecomunicaciones, vialidad, infraestructuras portuarias y aeroportuarias, y los demás que determine la Ley.

Art. 315: El Estado constituirá Empresas Públicas, EP, para la gestión de sectores estratégicos, la prestación de servicios públicos, el aprovechamiento sustentable de recursos naturales y de desarrollo de otras actividades económicas.

Art. 316: El Estado podrá delegar la participación en los sectores estratégicos y servicios públicos a empresas mixtas que tengan mayoría accionaria -51%-. El Estado podrá, de forma excepcional, delegar a la iniciativa privada y a la economía popular y solidaria, el ejercicio de estas actividades, en los casos que establezca la Ley.  

Por otra parte, en la Ley Orgánica de Contratación Pública, se incluyó el artículo 3, que dice:

Art. 3. Contratos Financiados con Préstamos y Cooperación Internacional. En los contratos que se financien, previo convenio, con fondos de organismos multilaterales, o, con fondos provenientes de financiamiento de gobierno a gobierno, u organismos internacionales de cooperación; se observará lo acordado en los convenios.

No hay que hacer mucho esfuerzo para leer entre líneas, que lo que se buscaba es que las obras a construirse, especialmente con los préstamos de China, tenían que ser ejecutadas por empresas constructoras de ese país, con recursos a corto plazo, tasas de interés elevadas y sistema “llave en mano” que resultó al final en un conjunto de desastres de ingeniería que hasta ahora no se reclama debidamente y en lleve, lleve, para las manos ardientes de líderes de AP.

Al amparo de la Constitución de 2008 y la Ley de Contratación Pública,se declaró en estado de emergencia constante a los sectores estratégicos” y se implementó un “régimen especial” de contratación pública, con la aplicación del denominado “giro específico del negocio”.

El “régimen especial”: permite contratar sin licitación o concurso, selecciona directamente al proveedor con el visto bueno del ministro correspondiente –Art. 2 LOSNCP-. En la práctica, permitió adjudicar contratos de manera directa –a dedo-. Su aplicación, de manera directa, por la determinación del “giro específico del negocio”, sin concurso de precios, generó la proliferación de actos de corrupción. (CAMICON, 2018)

Sobre esas bases, lo primero que se debe señalar es que durante los años 2007 – 2017 el gobierno y obviamente los ministros interesados y los beneficiarios privados, consideraron de mucha importancia ejecutar proyectos en los sectores estratégicos petrolero, hidroeléctrico y hospitalario, con algunas obras de interés en otros campos, como algunas escuelas del milenio, el proyecto Yachay, planes de vivienda popular y cambios en algunas de las vías del país.

Lamentablemente, se ha descubierto después, que ese interés no era patriótico, sino “platótico” utilitario y que de allí se esperaba obtener importantes réditos para financiar las campañas electorales de Alianza País, riqueza para los responsables de decidir sobre el uso de los recursos públicos y proyectos y más proyectos para las generosas empresas constructoras.

De manera que, mientras hubo dinero a raudales, se puso primeras piedras por doquier, con la presencia de mandatarios de otros países que ofrecían participar en las inversiones y luego no aportaron un centavo, y con la satisfacción de saber que eso daba votos y bolsillos llenos.

Con apoyo de Naciones Unidas, el gobierno actual realizó una evaluación técnica con empresas consultoras extranjeras, de EE. UU., España y Reino Unido, a un costo de USD 3,3 millones. El resultado: los proyectos se ejecutaron con un sobreprecio de USD 2.331 millones y falencias constructivas. A un alto costo se confirmaba lo dicho por los medios y el periodismo de investigación, en especial de Fernando Villavicencio.

De los seis megaproyectos de hidrocarburos, los cinco relacionados con construcción se ejecutaron sin contar con la debida evaluación de los estudios de prefactibilidad, factibilidad técnica, económica y financiera; con deficiencia en los estudios de Ingeniería Básica y Detalle, especialmente de geotecnia, con estudios de suelo incompletos. Los de exploración y explotación de gas natural del Golfo, sin los debidos estudios de sísmica.

Lo que pretendo explicar es que muchos de los registros de inversión que se reflejaron en las estadísticas oficiales de los años 2007 – 2015 especialmente, al final fueron pasos en falso y por tanto dieron una visión equivocada de lo que realmente sucedió. El PIB del sector no muestra (no registra) sobreprecios, desperdicios, coimas, entramado de corrupción; pero, suma valores al PIB de la construcción, con ejecución de grandes obras pésimas o casi inservibles.   

Pruebas al canto:  la refinería del Pacífico fue un enorme desperdicio de más de mil millones de dólares, en un terraplén que dicen que sirve ahora de aeropuerto del narcotráfico; la renovación o como se llame de la refinería de Esmeraldas fue un fraude terrible y ahora esa planta está parada porque lo que se invirtió en ella, gasto inútil, fue también de miles de millones de dólares; las escuelas del milenio se construyeron en mínima cantidad y no fueron óptimas como se hizo creer a los campesinos, porque exigían a los estudiantes largas caminatas al sol o en lluvia o a los padres pagar transporte; Yachay se hizo donde no se debía y como escribí hace tiempo, no hay la tal ciudad del conocimiento; varias de las hidroeléctricas tienen fallas estructurales o todavía no funcionan y la estrella del equipo, Coca Codo Sinclair, al parecer fue sobredimensionada, hecha sin suficientes estudios, corre el riesgo de ser afectada por los problemas de la cascada San Rafael. En fin, desastre tras desastre.

Tras de esta penosa introducción, miremos las cifras. El PIB total del Ecuador del año 2019, a precios del año 2007, suma casi 72 mil millones de dólares y significa cerca del 32 por ciento más que el del año 2007, que fue de 54.558 millones de dólares. Las tasas de crecimiento anual fueron en promedio del 2,9%, con el mejor año en 2011 (7,9%) y el peor en 2016 (-1,2%).

El PIB del sector Construcción de 2019 suma 5.875 millones de dólares del año 2007 y es mayor al del año 2009 en el 37,8%, pues en ese año solo sumó 4.495 millones. Las tasas anuales de crecimiento fueron en promedio del 3,25%, valor un poco mayor que el de la tasa del PIB total, pero mientras en los años 2011 y 2012 tuvieron cifras muy elevadas, del orden del 17,6% y el 12,2% respectivamente, desde el 2013 tuvieron una constante reducción, con cifras negativas para los años 2015 al 2017 y el 2019. En el año anterior, el sector construcción significó el 8,2% del PIB anual, con la cifra absoluta menor desde 2014 (5.875 millones de dólares).

Datos recopilados por Hernán Torres señalan que, la producción total del sector de la Construcción para el año 2018 suma 20.364 millones de dólares corrientes y que, de ese valor, 8.239 millones corresponden a consumo intermedio. Las materias primas más importantes son cemento, artículos de hormigón y piedra (30%) y madera tratada y derivados (11,7%).

Como casi todas las actividades económicas, la construcción ha estado paralizada desde marzo hasta buena parte de mayo. Es necesario que recupere su vitalidad, pero no sobre la base de proyectos realizados por el Estado, sino por empresas privadas de hoja de vida limpia. La realización de las obras debe basarse en alianzas público – privadas que cuenten con la seguridad jurídica necesaria para los inversionistas y que den al pueblo soluciones de largo plazo en lo que sea necesario. POR FAVOR, CERO CORRUPCIÓN.

En el sector agropecuario es importante desarrollar varios proyectos de control de aguas en la Costa, para regar en verano y controlar inundaciones en invierno.

En el área industrial se necesita una nueva refinería de petróleo para combustibles, industrias procesadoras de los minerales e industrias militares rentables, que garanticen su óptimo desempeño; una industria de celulosa y papel, un laboratorio de productos farmacéuticos genéricos, astilleros de construcción y mantenimiento de barcos de pesca, industrias que puedan maximizar el funcionamiento de los clústeres y las cadenas productivas de: banano, cacao, camarón, flores, palma aceitera, alimentos balanceados, algodón, azúcar, frutas.

En vivienda el déficit conocido es de más de un millón, que si se lo tratara de solucionar para beneficio de las clases media y popular daría una gran actividad multisectorial y empleo.

En obras de infraestructura, se necesita terminar la autopista Panamericana Huaquillas – Rumichaca, con accesos a Cuenca, Manta y Posorja. También, culminar con algunas hidroeléctricas inconclusas y cerrar el circuito nacional de electricidad, ampliar el metro de Quito, construir un puerto moderno sobre el rio Napo para servir tráfico internacional hasta Manaos, mejorar los aeropuertos internacionales y sus obras complementarias, dotar de características de aeropuertos internacionales a los de Manta y Cuenca, desarrollar las telecomunicaciones con servicios de punta y protección de datos con cobertura nacional; etc.  

Las obras mencionadas y otras que puedan ser necesarias, deben estar enmarcadas por una estrategia nacional de desarrollo a largo plazo. Varias de ellas van a tener que acoplarse a la nueva realidad internacional; pero, otras obras deben funcionar bajo los parámetros actuales, eventualmente con mayor eficiencia.

Todas las obras de infraestructura y vivienda, y varios proyectos orientados a producir para el mercado mundial, que deberían investigarse, necesitan del sector Construcción para ponerse a punto, junto con plantas industriales, edificios y demás; por tanto, aquí hay un horizonte promisorio que requiere de una acción dinámica del Gobierno para estimular a los inversionistas y dar empleo a varias ramas de profesionales de la ingeniería y la arquitectura, y a un gran grupo de población formado por miles de técnicos, tecnólogos y personas que no tienen mayor formación educativa, pero que son muy necesarias en la construcción.

Hoy más que nunca, se necesita de verdaderos concursos públicos para la construcción, cerrando la posibilidad de los latrocinios públicos y privados. Reitero mi pedido: SANCIONES MUY FUERTES PARA LOS LADRONES AL ESTADO Y SUS CÓMPLICES.

NOTA. El autor de estos boletines, escritor de 30 libros sobre temas económicos y profesor de posgrado por 25 años en varias universidades, ofrece sus servicios para dar conferencias, efectuar seminarios, asesorar empresas, en Macroeconomía, Desarrollo Económico, políticas de Comercio Internacional y Exterior, a partir de julio. Teléfono: 0999 726954 Correo: llunao@uio.satnet.net

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