BOLETÍN 158: EL SECTOR AGROPECUARIO
ECUATORIANO
Eco. Luis Luna Osorio MBA Diciembre 11 de 2017
Según la
Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU), el sector agropecuario
abarca las siguientes actividades: cultivo de cereales y otros cultivos no contemplados.; cultivo de
hortalizas y legumbres, especialidades hortícolas y productos de vivero; cultivo
de frutas, nueces y plantas que se utilizan para preparar bebidas y especias; cría
de ganado vacuno y de ovejas, cabras, caballos, asnos, mulas y burdéganos; cría
de ganado lechero; cría de otros animales domésticos; elaboración de productos
animales no contemplados; cultivo de productos agrícolas en combinación con la
cría de animales domésticos (explotación mixta); actividades agrícolas y
ganaderas de tipo servicio, excepto actividades veterinarias; caza ordinaria y
mediante trampas y repoblación de animales de caza, incluso actividades de tipo
servicio conexas; silvicultura, extracción de madera y actividades de tipo
servicio conexas.
Desde la
prehistoria y hasta la fecha, los territorios del Ecuador han estado dedicados,
principalmente, a la producción primaria: agropecuaria, minera e
hidrocarburífera. La artesanía utilitaria aparece muy tímidamente en la época
colonial, la industria en el siglo XIX y los servicios modernos, en el siglo
XX.
Históricamente, el
sector agropecuario ha sustentado la vida económica del país, desde la época
prehispánica hasta 1972. De una parte, ha provisto de comida a las personas y
de materias primas a las incipientes industrias nacionales de alimentos y
bebidas, textiles y sus elaborados, cuero y madera. De otra parte, ha
proporcionado divisas, gracias a la exportación, liderada por largos años por
el cacao y, desde los años 50 del siglo XX, por el banano.
Desde el punto de
vista social, ha sido el sector de mayores problemas: primero, por muchas
décadas su centro de actividades fue la Sierra, donde el indio era considerado
parte de los semovientes de las haciendas; segundo, ha sido casi todo el tiempo
el sector donde más evidentes y grandes han sido las diferencias entre los
hacendados, dueños de enormes fortunas, y los campesinos, que no solo no tenían
nada, sino que pasaban endeudados toda la vida y transmitían las deudas a sus
hijos; tercero, es el sector donde el clima siempre afecta a la producción y
causa los mayores estragos; cuarto, los gobiernos han hecho poco por mejorar
sus condiciones de trabajo y sus mercados, al no atender las necesidades campesinas
de vías, sistemas de riego, posesión efectiva del suelo, educación formal y
sexual, capacitación técnica, información, crédito, equipamiento; quinto, el
esfuerzo por desarrollar la industria en el país hizo que se redujera la poca
atención dada a este sector, muchos fondos públicos se dirigieran a financiar
empresas estatales e instituciones de desarrollo industrial y no recayeran
cargas tributarias sobre empresas y empresarios manufactureros.
De los 26 millones
de hectáreas de la superficie física del país, 11.6 millones de hectáreas se
encuentran ocupadas. De éstas, la mayor parte se halla cubierta de pastos
cultivados (31%) y de montes y bosques (30%); siguen en importancia los cultivos
permanentes (11%) y los pastos naturales (11%), los cultivos transitorios (9%)
y otros tres rubros (tierras en descanso, páramos y otros usos), que en
conjunto representan el 8% restante. La
Sierra y la Costa tienen participaciones iguales en el uso de las hectáreas
registradas (39,6% cada una) y la región oriental asume el resto (20,7%).
El Producto Interno
Bruto (PIB) del sector agropecuario ha pasado de 4.175 millones de dólares del
2007 en ese año, a 5.328 millones en el 2016, con un incremento del 27,6% en el
periodo. El sector ocupa el sexto puesto
entre los más importantes generadores de PIB y aportó para su formación, en la
década 2007 – 2016, con cifras que van del 7,25% en el año de nivel más bajo a
8,18% en el mejor.
El crecimiento anual
promedio del periodo 2007 al 2016 ha sido modesto (2,9%), menor que el del PIB
promedio total, lo que significa que el desarrollo de la producción en el campo
ha sido malo, en relación con los otros sectores.
Al PIB agropecuario
le afectan: la creciente degradación ambiental, el suelo muy quebrado, las
copiosas lluvias y las sequías alternadas, la fuerte caída de los ríos
serranos, el periódico Fenómeno del Niño de la Costa, la redundancia de la mano
de obra, la poca y mala educación campesina, la falta de financiamiento y de
acceso a nuevas tecnologías, la mala infraestructura vial y de riego, las
plagas. Todo ello determina bajos ingresos, por deficiente productividad;
además, de alta posibilidad de siniestros e incertidumbre permanente.
Según el INEC, la superficie de labor agropecuaria (cultivos permanentes,
transitorios y barbecho, pastos naturales y cultivados) en el 2016 fue de 5,39
millones de hectáreas, la mayor superficie de suelo cultivable está destinada a
pastos cultivados (2,3 millones de hectáreas), seguidos por cultivos
permanentes (1,4 millones de hectáreas) y transitorios (850 mil hectáreas).
Los productos principales de la Costa son: banano, caña
de azúcar, palma africana, café, cacao, arroz, maíz duro, soya, cereales, algodón,
condimentos, frutas. Los principales productos de la Sierra son: papa, maíz
suave, flores (especialmente rosas), frutas, hortalizas y legumbres.
La exportación nacional
es tradicionalmente agrícola, con poca participación de la ganadería y la
silvicultura. El cacao, las maderas finas, a partir de los años 50 del siglo XX
el banano, desde 1980 las flores, han sido los productos agrícolas principales
que han dotado al país de sumas importantes de divisas.
El cacao de aroma
nacional es famoso en el mundo por su calidad y dio lugar a una de las épocas
de esplendor de algunas zonas de la Costa, llegando a generar familias
millonarias de los así llamados “gran cacaos”, que vivían en París o en otros
lugares de Europa y tenían grandes haciendas con ese cultivo.
El banano, desde 1950
más o menos y hasta 1973 fue el primer producto nacional de exportación; luego
fue relegado por el petróleo al segundo plano, donde se mantiene. No obstante,
el Ecuador es el primer exportador mundial de banano y se ubica en ese lugar
por muchas décadas.
Las flores iniciaron su
exportación de manera modesta en los años 80 y en la actualidad son una fuente
importante de divisas para el país, además de que, con las rosas se ha logrado
un primer lugar mundial de calidad, porque es inigualable la pureza de color
que adquiere la flor en la zona ecuatorial.
Los tres productos han
logrado variaciones muy importantes desde el punto de vista tecnológico. La
variedad CCN51 del cacao va adquiriendo mucha fama y demanda internacional,
sobre todo por su resistencia a enfermedades que al cacao de aroma lo afectan
fuertemente. El banano hace mucho tiempo que no se exporta en racimos y que
abandonó la variedad Gross Michel para pasar a la Cavendish, lo que facilita la
reproducción, el cultivo, el corte, el lavado, el empaque, el transporte
nacional e internacional, mantener la cadena de frío, la maduración y venta.
Las flores, especialmente las rosas, son ahora fruto de invernaderos modernos,
que suplantaron a las 4 paredes plásticas originales, transformándose en
galpones en los cuales se controla electrónicamente la textura del suelo, el
riego por goteo con fertilizantes, la luminosidad, el viento, la lluvia, los
insectos, la hora de corte y preparación para la exportación.
Con respecto al
comercio exterior, hay que señalar que las exportaciones totales, desde el año
2012 hasta el año 2016 tuvieron dos etapas: una de crecimiento, hasta el 2015 y
otra de fuerte caída, al punto que en el 2016 solo significan el 71% de las
realizadas en el primer año mencionado.
Las exportaciones
primarias, en las cuales el principal producto es el petróleo, cayeron en una
cifra un poco mayor y en 2016 significaron solo el 70% de las del año 2012.
No sucedió lo mismo con
las exportaciones agropecuarias, realmente solo agrícolas, pues éstas pasaron
de 3.389 millones de dólares en el 2012 a 4.448 millones en el 2016,
incrementándose en el 31%. El banano fue el determinante en cuanto al valor,
pero el cacao, la madera y el abacá tuvieron alzas muy importantes, del orden
del 80%, el 54% y el 48%, respectivamente.
Con cifras a septiembre
de cada año, las totales de 2017 son mayores que las de 2016 en alrededor de 2
mil millones de dólares, lo que ha significado un alivio a la crítica situación
económica del país. Eso se ha debido al aumento de las exportaciones de
petróleo, basadas en los mejores precios internacionales del producto.
Por su parte, las
exportaciones agrícolas han crecido en 400 millones de dólares, determinadas
por un alza de 300 millones en banano, y 70 millones de dólares en flores naturales,
aunque hay un pequeño aumento en cacao, contrarrestado por una baja más o menos
similar en madera.
El sector agropecuario requiere mayor atención del gobierno. Hay que mejorar mucho
la productividad (rendimiento por unidad de capital o de trabajo asignada) y la
competitividad (cantidad, calidad, precio y oportunidad de acceso al mercado).
Ello requiere mejorar
la educación y capacitación de los productores agropecuarios; reducir los
costos de producción, mediante la eliminación de impuestos para la compra de
maquinarias, equipos y materias primas necesarias en esa actividad; otorgar crédito
estatal en condiciones adecuadas; asesoramiento y capacitación a los campesinos;
información oportuna sobre mercados, precios, cursos nacionales e
internacionales, plagas, uso de abonos y fertilizantes, desarrollos genéticos.
Por otro lado, se necesita un marco
institucional eficiente en cada una de las áreas mencionadas, con suficiente
conocimiento y experiencia y también con estabilidad. No puede ser que el MAGAP
esté dirigido por ministros multipropósito o por titulados en años recientes,
que no saben de las prácticas administrativas públicas y privadas.
Hay que mantenerse en la cima mundial de la
exportación de banano y de la calidad de las flores y el cacao; pero, hay que
buscar, encontrar y explotar nuevos productos agropecuarios y agroindustriales
que eleven el valor de las exportaciones y el valor agregado nacional, como la
quinua, el brócoli, las uvas, el plátano orito, plantas medicinales, flores de
clima tropical.
Reitero el señalamiento de que el país debe
darle mayor atención a la producción forestal, por diversas causas, entre
ellas, el mejoramiento de la calidad del ambiente, la producción de madera, la
fabricación de muebles y otros enseres domésticos y, ojalá fuera así, el
desarrollo de una vigorosa industria de la celulosa y el papel.
La razón es que el Ecuador tiene ventaja
comparativa evidente en el desarrollo de los bosques, frente a Estados Unidos,
Canadá, Chile y países de otros continentes, porque aquí se necesitan menos
años para que los árboles estén en capacidad de producir.
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