lunes, 10 de agosto de 2015

HAY YACHAY? ... HABRÁ YACHAY?





BOLETÍN 102:         HAY YACHAY? ... HABRÁ YACHAY?
Eco. Luis Luna Osorio MBA                   AGOSTO 11 de 2015



INTRODUCCIÓN.- El artículo 385 de la Constitución, numeral 3, dice que el sistema nacional de ciencia y tecnología tendrá como finalidad: “Desarrollar tecnologías e innovaciones que impulsen la producción nacional, eleven la eficiencia y la productividad, mejoren la calidad de vida y contribuyan a la realización del buen vivir.”

Enmarcado en el Plan del Buen Vivir del gobierno ecuatoriano, YACHAY es un proyecto orientado a cumplir con ese precepto constitucional; primero, para formar en una Universidad copia de las mejores del mundo, según dice el gobierno, los talentos humanos que se requerirán para transformar la matriz productiva del Ecuador de primaria a industrial y de servicios modernos, quemando etapas, utilizando una enorme inversión, contratando a científicos y técnicos de primer nivel y seleccionado de entre los estudiantes secundarios del país, los mejores entre los mejores, para que se transformen en los científicos y técnicos que se coloquen en la punta de la ola del desarrollo mundial; y, luego, tengan oportunidades de investigar, inventar e innovar en la Ciudad del Conocimiento, dentro de la cual estará la Universidad Tecnológica Experimental Yachay.  

 La Ciudad del Conocimiento Yachay, según el gobierno, será la primera ciudad planificada del Ecuador como una  urbe de carácter universitario, investigativo e industrial. El objetivo  gubernamental es lograr que en ella confluyan las acciones conjuntas del sector público ecuatoriano, varias de las empresas mundiales de mayor significación y muchos científicos, investigadores y académicos reconocidos internacionalmente, para formar un gran centro de investigación científica, aplicación tecnológica y producción industrial que haga posible la transformación de la matriz productiva del Ecuador, de primaria a industrial ce avanzada y de servicios modernos. 

La 'Ciudad del Conocimiento, según sus promotores, cuenta con su Plan Maestro,  y tres etapas de desarrollo:
·      De atracción, cuyas directrices apuntan a la construcción de la Universidad y al fortalecimiento de la investigación y desarrollo del conocimiento.
·      De unificación, en la que se promoverá la introducción de la población a la nueva ciudad por medio del traslado de los institutos de investigación pública y otras unidades de administración estatal.
·      De crecimiento, en la que se formará el Centro de Conocimiento basado en la industria, academia e investigación, para elevar la competitividad de la ciudad.
·      De Estrategia de Mercado, para la Atracción de Inversiones. 

El gobierno espera que a Yachay vengan las empresas de mayor renombre en el mundo, para desde allí innovar, inventar y exportar muchos bienes y servicios a todas partes, con el sello “Hecho en el Ecuador”.

En los últimos días se ha producido un problema respecto a Yachay y los medios se han hecho eco, argumentando que los sueldos de los directivos son muy altos, que tres de ellos no viven en el Ecuador y que les pagan 300 dólares de viáticos por venir al país. Sin embargo, lo importante no es eso. Científicos y técnicos reconocidos mundialmente tienen derecho de ganar un sueldo que, ni de lejos, se parece al de algunos futbolistas a los que se pugna por conocer y pedirle un autógrafo. Científicos y técnicos como ellos pueden, en unas pocas horas de trabajo en el país, rendirle mucho más que cientos de burócratas que no saben desempeñar sus funciones y hacen caer al país en el ridículo en las negociaciones internacionales. El viático fijado para ellos es el 56% de lo que se dice ganan en un día; por tanto, debe cubrir por lo menos un “tren de vida” similar al que tienen en sus ciudades sede y en sus casas.  

Lo importante es saber si Yachay efectivamente va a servir para lo planificado y lamentablemente parece que no será así, por diversas circunstancias.

COMENTARIOS.- La idea es excelente. En principio, todos deberíamos apoyarla. Pero, conviene analizar si esa idea cuenta ahora con las bases suficientes, es práctica y es beneficiosa para el país, o solamente será un gasto faraónico. 

Primero, Yachay está mal ubicada. El desarrollo científico y tecnológico se produce con el concurso del Estado, las universidades y la empresa privada. Si falla el concurso de uno de los actores mencionados, falla el sistema. Dónde están las grandes empresas usuarias de la ciencia y la tecnología que ya están comprometidas para ubicarse en Yachay, si ellas necesitan de mercados interno y externo grandes y con proyección a largo plazo? 

Imbabura no tiene puerto, no tiene aeropuerto y ni siquiera está en la frontera. Cómo se va a desarrollar la logística para las exportaciones e importaciones desde y hacia la Zona Especial de Desarrollo Económico de Yachay? En todo caso, si el aeropuerto de Quito es útil para la carga aérea, la carga hacia y desde un puerto marítimo tendrá doble recargo por el transporte interno de ida y vuelta. Entonces, las empresas que allí se ubiquen van a tener de entrada costos que les van a hacer perder competitividad. 

Segundo, Yachay, necesita excelentes administradores y los sociólogos y los científicos, por formación, no lo son; además de que los extranjeros no conocen el medio y al parecer ni siquiera les han explicado claramente lo que el gobierno busca en Yachay. Ya se ve el problema de poner a científicos a administrar. Ellos no están acostumbrados a cumplir objetivos para mañana, llevar control sobre el dinero, leer balances, evaluar financieramente los proyectos, menos cuando se acepta que trabajen en un grupo de cuatro, tres de los cuales deciden a distancia y están preocupados de otros proyectos.  

Los científicos y técnicos no vendrán para efectuar investigación por cuenta del Estado, si se levanta una polvareda por los sueldos y viáticos que cobran, se exige que haya resultados a corto plazo y se carece de la infraestructura, la maquinaria y los equipos que necesitan, y tampoco tienen los ayudantes nacionales requeridos. Es más, al primer prestigioso científico que se hace cargo del proyecto ya se lo amenaza con enjuiciarlo por el manejo de los fondos. 

Tercero, la inversión del Estado en el conjunto de Yachay se verá seriamente afectada por la coyuntura en relación con el precio del petróleo, que reducirá los fondos públicos y que, a menos que el gobierno recapacite, se seguirán destinando a subsidios, gasto corriente e intereses de deuda, dirigiendo a la inversión un porcentaje cada vez menor.

Cuarto, la inversión privada no llegará mientras no haya seguridad jurídica, se siga achicando la cancha de las empresas privadas, se continúe elevando la carga tributaria y los impuestos, se limite los sueldos de los gerentes, se incrementen los controles ministeriales para todo lo imaginable, se aduzca cualquier cosa para hacerse de recursos privados para engordar la caja fiscal, se siga denostando de las actividades de los empresarios privados y se reitere mil veces que hay que poner al hombre sobre el capital, mientras al capital se lo vuelve arena movediza. 

Quinto, la inversión privada no llegará mientras el Ecuador no tenga una red de acuerdos comerciales que le permitan contar con mercados asegurados en todo el mundo; lo cual, lamentablemente, no sucede ni sucederá en este gobierno, que piensa que los mejores socios comerciales del país (Estados Unidos y la Unión Europea) se han aprovechado siempre de sus riquezas, esquilmándolo, y que hay otros países que pueden llegar a ser mejores socios; ignorando, como decía un viejo Embajador afín al gobierno, que todo país, como es lógico, “primero cuida sus propios intereses”, como lo hace China y está a la vista, sobre todo en sus compras de petróleo con pago anticipado y en sus créditos, de condiciones más onerosas que las de los organismos multilaterales. 

Sobre la base de lo expuesto, la primera pregunta es: Hay Yachay?

La segunda pregunta es: Habrá resultados positivos de Yachay? No hay que olvidar que este es un proyecto de largo aliento y que sus productos propios recién saldrán a la luz en más de una década. Para analizar aquello hay que tener en cuenta lo siguiente: 

El mundo está cada vez más globalizado y empequeñecido. Nos comunicamos en tiempo real con cualquier lugar del mundo (ya no hay distancias en este aspecto), el internet nos permite transmitir y recibir información de cualquier tema del conocimiento universal en pocos minutos, las universidades presenciales van perdiendo importancia, los aviones comerciales nos permiten dar la vuelta al mundo en menos de tres días de viaje; los trenes ya no corren por las rieles, literalmente vuelan sobre ellas; Airbus está construyendo un avión 4 o 5 veces más rápido que el sonido; ya está en prueba un cohete turístico o de carga para vuelos intercontinentales de pocas horas; la nanotecnología hace maravillas, sobre todo en el campo de la medicina; la química ofrece en menos de una década más que duplicar los productos existentes.  

La globalización tecnológica exige que todos entremos en la era de electrónica, la informática y las telecomunicaciones, la nanotecnología, la robótica, no para desarrollarlas, sino para aplicarlas, porque tales avances se han vuelto necesidades vitales para las personas, las empresas, los estados y los organismos internacionales. 

La globalización económica determina que aparezcan cada día empresas financieras y no financieras cada vez más grandes, con enorme desarrollo tecnológico y cada vez con mayor capacidad de concentración monopólica (una solo oferente domina el mercado),  oligopólica (pocos oferentes dominan el mercado)  o monopsónica (un solo demandante domina el mercado), haciendo que las empresas de la gran mayoría de los países se vuelvan irrelevantes en el mercado mundial. 

Evidentemente, en todos los países se demanda científicos y tecnólogos preparados en esos campos y en otros muy importantes, como la astrofísica, la bioquímica y la genética, que sean capaces de inventar e innovar al ritmo que exigen la globalización tecnológica y la globalización económica de avanzada. Para los países desarrollados eso no es problema. Cuentan con las políticas futuristas de Estado, las mejores universidades del mundo y los aportes de capital de las empresas transnacionales que se hallan en la cúspide del desarrollo tecnológico y no quieren abandonarlo, incursionando cada día en nuevos frentes y registrando nuevos avances científicos y tecnológicos. 

Para los países como el Ecuador, el problema es empezar y en esa situación está América Latina en su conjunto. Los gobiernos van y vienen con políticas de investigación y desarrollo huérfanas de recursos económicos; las universidades cumplen a duras penas con su tarea de enseñar y preparar profesionales, y no investigan porque carecen de dinero y profesores investigadores; las empresas consideran a la investigación y desarrollo como gasto, no como inversión, porque en sus países hay un canibalismo permanente de profesionales inteligentes, bien preparados en sus áreas de trabajo y con experiencia, canibalismo que se lleva a los mejores de una a otra empresa, en plazos muy cortos,  “por un puñado de dólares”. 

El Ecuador quiere empezar, pero sabe que necesita quemar etapas urgentemente, para salir del subdesarrollo y evitar en los años futuros una separación mayor de la que tiene con los países desarrollados en materia de ciencia y tecnología. El Presidente Correa conoce esa urgencia y cree que el país debe aprovechar la globalización tecnológica; por ello, ha puesto muchos esfuerzos y bastante dinero para mejorar la educación en todos sus niveles. Lamentablemente, no ha sabido incorporar al país a la globalización económica, dice que busca aplicar el Socialismo del Siglo XXI y va contracorriente de lo que sucede en la gran mayoría de países y con el 90% de la economía mundial.  

El desarrollo nacional no va en el sentido esperado, cuando debería producirse a un ritmo dinámico, paralelo al previsto para la universidad y la Ciudad del Conocimiento Yachay y al que debería tener toda la educación superior nacional; pero, los últimos cuatro años el ritmo de crecimiento de la economía nacional es cada vez más lento y hasta es posible que en este año y el 2016 haya decrecimiento. 

Entonces, el país va a invertir enormes cantidades de dinero en formar profesionales de élite que no podrán trabajar en el Ecuador y que migrarán; con lo cual se habrá hecho un esfuerzo nacional enorme e inútil, beneficioso para otros países, como sucede con Venezuela, de donde ha emigrado casi un millón de profesionales.  

El deseo de todos los ecuatorianos es que el proyecto Yachay sea positivo; pero, en sus inicios necesita correctivos que lo hagan verdaderamente impactante en el desarrollo nacional. Ojalá el gobierno escuche el clamor ciudadano, en este tema, de enorme importancia para el futuro nacional.

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