BOLETÍN 92: EL ALZA DE LOS
ARANCELES POR EL CONSEJO DE COMERCIO EXTERIOR
Eco. Luis Luna Osorio
MBA Enero 26 de 2015
El Arancel Nacional de Importaciones es un documento en el
que, debidamente clasificados por medio de una nomenclatura (en el caso del
Ecuador la Nomenclatura Arancelaria para la Comunidad Andina - NANDINA),
constan todos los productos posibles de importación del país (XXI secciones, 98
capítulos y aproximadamente 7.000 ítem), junto con los impuestos ad - valorem
que debe pagar su importación, más otros impuestos que pueden ser específicos
(sobre la unidad, el peso o el volumen). La tendencia mundial es que todos los
impuestos a la importación sean ad – valorem. Los productos que constan en el
Arancel se los puede clasificar en bienes de consumo duradero y no duradero;
combustibles y lubricantes; materias primas agrícolas, industriales y
materiales para la construcción; bienes de capital agrícolas, industriales y
equipos de transporte.
Lo ideal es que sean las exportaciones del país las que
financien las importaciones; porque, de esa manera, no se debe sacrificar
divisas de la reserva nacional. Cuando eso no es posible, hay que recurrir a
una serie de medidas, unas leves y otras complejas, que permitan reducir las
importaciones (es lo más fácil y de efecto inmediato) o aumentar las exportaciones
(lo que tarda en producirse), para lograr el equilibrio en la balanza comercial
o para reducir el déficit.
La medida extrema es prohibir las importaciones. Otras
medidas de menor nivel, son el aumento de los impuestos, con lo cual se
encarece los productos a importar y se desestimula su compra; poner licencia
previa, lo que significa que si el gobierno no autoriza no se puede importar el
producto, al menos por un tiempo; establecer cupos, con lo cual solo se deja
entrar una cantidad de producto en cada periodo definido; fijación de precios
para la venta, acordes con el interés del gobierno de reducir las compras;
exigencias de calidad, controles permanentes, trámites y procedimientos
complicados y cambiantes, etc., muchos de los cuales se convierten en
obstáculos innecesarios al comercio (OTC), porque hay algunos que sí son necesarios,
como las normas sanitarias para alimentos y medicinas.
Como el comercio internacional es muy importante para todos
los países del mundo, en especial para los que han logrado exportar más que
importar, diversificar sus exportaciones y vender productos con alto valor
agregado, desde 1947 rigen en el mundo normas que regulan ese comercio; pero,
desde 1995, con la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC), esas
normas adquirieron carácter compulsivo, de forma tal que los países miembros de
la OMC no pueden tomar decisiones de regulación de las importaciones, si ellas llevan
a incumplir alguna norma internacional. También en la CAN hay ese tipo de
normas, que obligan a los países a cuidarse de no infringirlas.
Esto es muy importante conocer, para el análisis que se hace
enseguida:
Las importaciones totales del Ecuador del año 2013 sumaron
25.827 millones de dólares, cifra un poco mayor que la de las exportaciones; y,
en el año 2014, hasta noviembre, sumaron 24.162 millones de dólares, en tanto
que las exportaciones llegaron a 24.062 millones, cifra casi igual a la
anterior. Por tanto, el problema no es la tendencia, sino el hecho de que
abruptamente cayeron las exportaciones en diciembre y seguirán bajas; y,
entonces, se va a producir un grave problema de desequilibrio de la balanza
comercial y con ello problemas financieros más complejos que se debe remediar lo
más pronto.
Aparentemente por esa razón, el 14 de enero de 2015, en el
Suplemento del Registro Oficial No. 416, se publica la Resolución 051-2014 del
Comité de Comercio Exterior (COMEX), aprobada el 29 de diciembre de 2014,
mediante la cual se reforma el Arancel Nacional de Importaciones, de
conformidad con el Anexo 1 de esa Resolución, que comprende 588 partidas a las
cuales se les fijan en la mayoría de los casos tarifas del 5% y en menos casos
del 10%.
Para tomar esa decisión, el COMEX alude a varios artículos de
la Constitución: 261, numeral 5, que establece como competencias exclusivas del
Estado central a las políticas: económica, tributaria, aduanera, arancelaria,
de comercio exterior; 304, que define los objetivos de la política comercial;
y, 305, que establece que la creación de
aranceles y la fijación de sus niveles, son de competencia exclusiva del Estado
Central; al Plan del Buen Vivir, en su objetivo 10, “Impulsar la transformación
de la Matriz Productiva”; y, al Código de la Producción, Comercio e
Inversiones, que creó el COMEX como el órgano encargado de aprobar las
políticas públicas nacionales en materia de política comercial. Además, indica
que “ ... las subpartidas analizadas provocan una salida de divisas del país,
mismas que podrían convertirse en inversión para la economía ecuatoriana.”
Esta medida se complementa con otras tomadas recientemente,
una de las cuales es la fijación de salvaguardias a las importaciones
procedentes de Colombia y el Perú, del 21% en el primer caso y del 7% en el
segundo, para contrarrestar, según el gobierno, las devaluaciones efectuadas
por esos países en los últimos meses.
Los antecedentes más importantes son: la violenta baja del
precio del petróleo en el mercado internacional (de más de 90 dólares a menos
de 45 por barril); y, la apreciación del dólar en el mercado internacional de
divisas.
En el caso del Ecuador, lo primero se produjo poco después de
que la Asamblea Nacional aprobara el Presupuesto General del Estado (PGE) con
un precio de 79,70 dólares por barril de petróleo, en noviembre de 2014; y, lo
segundo se dio en los últimos meses de 2014, abaratando las importaciones y
encareciendo las exportaciones. Esos hechos lo llevan al gobierno a situaciones
muy incómodas que, por primera vez desde el año 2007, lo obligan a tomar
medidas de ajuste.
La una tiene que ver con la reducción de las cifras del PGE,
que las autoridades fiscales tuvieron que bajar, en un primer momento, en 1.400
millones de dólares; y, con un viaje del presidente Correa a China, para buscar
recursos financieros que le permitan mantener los cronogramas de ejecución de
sus megaproyectos. El viaje presidencial, según el Diario El Universo del 7 de
enero de 2015, permitió conseguir una
línea de crédito de 5.296 millones de dólares que ofreció China, para proyectos
de movilidad, educación, sanidad y seguridad. Los créditos serán –en promedio–
a 30 años plazo y 2% de interés, según el ministro de Finanzas, Fausto Herrera,
quien dijo que al financiamiento se suman otros 250 millones de un préstamo
comercial otorgado por la entidad china.
Herrera
explicó que, parte de la financiación acordada con el Eximbank, correspondería
a los 10.000 millones de dólares que China ofreció invertir en proyectos en
América Latina y que hay “potencialidad”
de que una parte de esta financiación se destine al metro de Quito. También hay
proyectos de infraestructura de riego para Santa Elena, infraestructuras para
las cuatro universidades estatales.
La
otra situación es la perspectiva preocupante de que el abaratamiento de las
importaciones, por las devaluaciones de los países vecinos y el encarecimiento
de las exportaciones nacionales, lleve a una reducción importante de las reservas
estatales en divisas, lo que pondría en riesgo la dolarización.
Frente
a ello, el gobierno no ha tenido otro recurso que tratar de frenar las
importaciones, puesto que otras posibilidades no existen, como la de utilizar
un fondo previsional (que Correa no ha querido tener desde el año 2007, por
considerarlo innecesario), la de incrementar el volumen de las exportaciones
petroleras (no se puede, porque la OPEP fijó límite de exportación para sus
miembros), la de esperar un aumento del precio del petróleo (no hay, porque los
cálculos de los expertos dicen que los precios actuales se mantendrán o
caerán), la de elevar las exportaciones de productos no petrolero (no es fácil
y requiere tiempo, además de que la apreciación del dólar lo complica); y,
hasta pueden haber otros problemas, como que las salvaguardias deban ser
levantadas por disposición de la Secretaría de la Comunidad Andina o por
acuerdo con los gobiernos de Colombia y Perú.
Sin
embargo, frenar las importaciones no es muy fácil y tampoco es conveniente:
Los
compromisos con la Organización Mundial del Comercio (OMC) impiden que el país
eleve sus aranceles más allá de un techo acordado cuando el Ecuador ingresó a
la OMC; y, ese techo, lamentablemente no es muy alto, pues equivale al 50% de la tarifa declarada en 1995 (20%). Por
tanto, puede efectuar un alza, pero esa no llegará a más de 10% sobre el
arancel declarado previamente.
Los
compromisos adquiridos en la Comunidad Andina, el Acuerdo Andino con el
MERCOSUR, los acuerdos con Chile y Venezuela, determinan que los productos de
esos orígenes estén facultados para ingresar al país libres de aranceles y
restricciones, en unos casos para la generalidad de los ítem, y en otros casos
para casi todo el Arancel Nacional. Es posible, en las actuales circunstancias
de la negociación con la Unión Europea, que los productos que proceden de ella
ya estén aceptados para ingresar libremente, por acuerdos no escritos o no
conocidos, pero necesariamente observados, y por tanto no les afecte la
disposición tomada.
De
otro lado, el país carece de una gran cantidad de productos (materias primas,
productos intermedios y bienes finales) que necesita importar para continuar
sus actividades productivas o para satisfacer a sus consumidores.
Hay
una situación adicional. Las fronteras del país son porosas y el mar es un
medio de acceso fácil, de manera que por ellas y por el mar pueden filtrarse
infinidad de productos de los vecinos y de terceros países vía contrabando. Cuando
el nivel tributario a las importaciones es muy alto o se exigen demasiados
requisitos, lo más fácil para los contrabandistas es aplicar sus métodos, unos
tradicionales y otros, fruto del ingenio, que las medidas oficiales y los
controles quedan neutralizados.
En
el caso de la industria nacional, un promedio del 50% de sus materias primas
procede del exterior y en algunos casos la situación es mucho más compleja; por
ejemplo, en el caso del ensamble automotriz y de aparatos eléctricos y
electrónicos, entre el 80% y el 90% de las materias primas requeridas provienen
del exterior.
En
consecuencia, optar por la reducción de las importaciones puede sonar bien para
quienes no conocen los diferentes problemas que ello genera; pero, cuando se
analiza la situación, los efectos negativos pueden ser mucho mayores que los
positivos de ahorrar, no los montos de divisas previstos, sino cantidades mucho
menores.
La
información disponible permite aseverar que son varios productos electrónicos y
maquinarias de diverso tipo los afectados por el incremento de aranceles. Según
la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador (AITE), son 28 las partidas
que se ven afectadas en el sector de su interés y se habla de máquinas de
coser, aparatos para cortar o estirar, productos textiles artificiales,
telares, maquinaria para preparación de hilos, tecnología para lavado y
planchado industrial, máquinas de coser no automáticas. Según otros
representantes privados, se afectaría a productos electrónicos como
computadoras personales, unidades de memoria, copiadoras, otras.
En
este último caso, hay un compromiso en la OMC de no gravar la importación de
los productos electrónicos que facilitan la comunicación. En el caso de los
otros productos, la situación es que cuando se afecta a las maquinarias se está
atentando contra la producción nacional, pues esas máquinas no se producen en
el país y es difícil producirlas en el corto plazo, aparte de que no se llega
sino a la etapa de ensamblaje, porque el país carece de elementos importantes
para producir los bienes, como una industria siderúrgica moderna y capaz de producir
ciertas partes y piezas de calidad exigente.
Sobre
la base de estas consideraciones, no es fácil encontrar una respuesta al
problema en ciernes, ni en el caso del déficit fiscal que ya era alto y que
ahora se vuelve más complejo de manejar y más costoso de solucionar; ni en la
posibilidad de tener un fuerte desbalance de dólares; porque eso dificulta la
situación de la economía del país en este año y el próximo, cuya complejidad ya
fue anunciada por el Presidente Correa y que se corrobora con lo dicho y lo que
se lee a diario en los medios de comunicación o se escucha de los analistas.
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