viernes, 27 de junio de 2014

LA IMPORTANCIA DEL AGUA



BOLETÍN 78: LA IMPORTANCIA DEL AGUA

Eco. Luis Luna Osorio MBA            JUNIO 26 de 2014

La superficie de la Tierra está compuesta de tres cuartas partes de agua y una de tierra. Los océanos son cinco: Atlántico, Pacífico, Índico, Ártico y Antártico; y, a ellos se suman algunos mares. Todos están llenos de agua salada, que significa más del 97% del agua existente en el planeta. Desde la prehistoria, han servido para la pesca y el transporte; y, en los siglos más recientes, han empezado a entregar, gracias a la tecnología, algunas de sus riquezas hidrocarburíferas, minerales y de otros tipos que, por su ubicación o por su naturaleza, antes era imposible obtener. El transporte marítimo es el principal modo de llevar millones de toneladas de carga de unos países a otros y también es un importante medio de generar turismo en enormes barcos que cuentan con medios para dar confort y diversión a miles de pasajeros por unidad. 

El agua dulce existente en el mundo es poco menos del tres por ciento (3%) de toda el agua planetaria y solo el uno por ciento (1%) está disponible para el consumo humano; pues, el resto se halla en los glaciares, las cumbres de las montañas y en el subsuelo, donde siempre será difícil utilizarla.

De otro lado, la distribución del agua dulce en el planeta es muy desigual; como se sabe  desde los primeros años de escuela, hay grandes desiertos como el Sahara de África y Atacama en Chile, en donde no hay agua y nunca llueve, y zonas como la amazónica de Sudamérica, en donde hay enormes caudales de agua y las lluvias son frecuentes y diluviales. 

La enorme población existente en la Tierra, que ya sobrepasa los 7.200 millones de habitantes y la satisfacción diaria de sus necesidades vitales, han hecho que el agua dulce pura y disponible sea cada vez más escasa y que la contaminación de los ríos, los lagos y el aire crezca en proporciones alarmantes, sobre todo en aquellos países y ciudades donde la densidad de población (habitantes por kilómetro cuadrado) es mayor, como China, India, Beiging, México, Sao Paulo.  

Por esa razón, se dice que las guerras focalizadas del futuro serán por apropiarse del agua dulce o evitar esa acción; y, que, algunos países están organizando sus fuerzas militares con el propósito de cuidar sus reservas de agua y los territorios aledaños, que significan vida, alimentación, materias primas para muchas actividades y medios de transporte barato.

Al igual que en el mundo, en los países también se da la situación de que unas regiones poseen ingentes cantidades de agua y otras carecen de ella. De allí que, por ejemplo, varias de las grandes urbes de muchos países, tengan que canalizar por cientos de kilómetros las aguas necesarias para atender a sus poblaciones, reduciendo la posibilidad de que la gente de las riberas de los ríos aprovechen el líquido vital para sus necesidades y para la agricultura, que es generalmente su medio de vida,

El petróleo y las minas son de los mayores contaminantes existentes. La extracción del crudo genera agua “de formación” con alto contenido metálico y tóxico. Generalmente, los gobiernos exigen que esa agua se reinyecte y prohíbe que se la vierta en los cauces de los ríos. Además, cuando por descuido de quienes están obligados a vigilar los oleoductos o por desastres naturales, las fugas del petróleo se vierten sobre las quebradas, los arroyos y los ríos, ellas van contaminando los cauces y eliminando las posibilidades de vida por donde cruzan hacia el mar. Las minas, sobre todo las de altura y ubicadas en zonas agrícolas, vierten minerales tóxicos en los ríos y las aguas subterráneas. 

Las ciudades, en general, son productoras de contaminación; pues, sus sectores industriales, en la medida que progresan sin control suficiente sobre las aguas que aprovechan, determinan fluidos llenos de mezclas minerales tóxicas que atentan contra la vida humana, animal y vegetal en las partes inferiores de los cauces de los ríos y otras fuentes de agua natural. 

Para que la población pueda aprovechar de la mejor manera el agua para sus necesidades vitales hay tres posibilidades: la una, tomarla directamente de sus fuentes naturales y utilizarla, lo que por su pureza tiene un riesgo mínimo, sobre todo en los orígenes de los cauces o en los afloramientos; la segunda, purificarla por medio de la potabilización, lo que hace que las poblaciones de las ciudades pueda abastecerse con seguridad para su salud; y, la tercera, la de tratar el agua ya utilizada, purificarla y volverla a utilizar; pero, las estadísticas dicen que en el mundo solamente un 14 por ciento del agua aprovechada recibe algún tipo de tratamiento posterior. El 60% de las aguas llamadas “grises”, provienen de usos que generan poca contaminación y por tanto, con un tratamiento mínimo pueden volver a ser utilizables. El otro 40% es de “aguas negras”, peligrosas para la salud, que no pueden mezclarse con las “aguas grises” y que exigen un tratamiento mucho más riguroso y un destino especial. Estas aguas son las que provienen de los servicios higiénicos y usos industriales.  

En consecuencia, cada día más, en el mundo y en cada país es fundamental la disponibilidad suficiente de agua dulce utilizable por los habitantes para sus múltiples necesidades. 

La Asamblea Nacional del Ecuador acaba de aprobar la “Ley Orgánica de Recursos Hídricos, Usos y Aprovechamiento del Agua”, la misma que ha sido materia de discusión por más de cuatro años, debido a su importancia política, económica y social; y que solamente se refiere al uso y aprovechamiento del agua dulce, no de la del mar, cuyo volumen seguramente es  mayor que el de la primera. 

La Constitución de la República, aprobada en Referéndum el 28 de septiembre de 2008 y publicada en el Registro Oficial 449 del 20 de octubre de 2008, en la Primera Disposición Transitoria dispone la aprobación, en el plazo máximo de trecientos sesenta días, de la ‘ley que regule los recursos hídricos, usos y aprovechamiento del agua, que incluirá los permisos de uso y aprovechamiento, actuales y futuros, sus plazos, condiciones, mecanismos de revisión y auditoría, para asegurar la formalización y distribución equitativa de este patrimonio”, lo cual se ha cumplido con mucho retraso, pero ya se lo ha hecho. 

La Ley tiene cuatro títulos: I.- Naturaleza jurídica, ámbito de aplicación y objeto de la Ley; II Derechos; III Garantías de los Derechos; y,  IV.- Infracciones administrativas; además, varias disposiciones generales, transitorias y derogatorias. 

El artículo 1 Naturaleza jurídica, dice: “El Estado unitario, intercultural y plurinacional del Ecuador reconoce y garantiza el derecho humano al agua. El derecho humano al agua es fundamental e irrenunciable, así como la garantía del ejercicio de los derechos de la naturaleza. El agua es patrimonio nacional estratégico de uso público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la vida, elemento vital de la naturaleza y fundamental para garantizar la soberanía alimentaria. Los recursos hídricos son parte del patrimonio natural del Estado y serán de su competencia exclusiva, se ejerce concurrentemente entre el Gobierno Central y los Gobiernos Autónomos Descentralizados, se garantizan sus derechos a través de la institucionalidad de la Autoridad Única del Agua en coordinación con los sistemas comunitarios, de conformidad con especialmente los  de sustentabilidad.”

El artículo 3 define el objeto de la Ley: “... garantizar el derecho humano al agua, así como regular y controlar la autorización, gestión, preservación, conservación,  restauración, uso y aprovechamiento del agua, el manejo integral y su recuperación, en sus distintas fases, Sumak Kawsay o Buen Vivir.

El artículo 5 de la Ley define que “... el agua constituye un sector estratégico de decisión y de control exclusivo del Estado a través de la institucionalidad de la Autoridad Única del Agua. Su gestión se orienta al pleno ejercicio de los derechos y al interés público, en atención cultural, política, ambiental y económica. El Estado tendrá la obligación de administrar, regular, controlar y gestionar este sector estratégico, de conformidad con los derechos colectivos, y los principios de sustentabilidad, sostenibilidad, precaución,  prevención, participación, conservación y responsabilidad ambiental.

De otra parte, el agua presenta las siguientes dimensiones: “... a) Agua para la Vida. Representa su función esencial como fuente de vida humana y natural, y comprende su uso para el desarrollo de actividades básicas e indispensables para la existencia tales como el consumo humano, salud, alimentación, cultura, riego en garantía de la subsistencia y soberanía alimentaria, y la preservación de la Pacha Mama; b) Agua para el ejercicio integral de la ciudadanía. Alude a sus funciones sociales y culturales necesarias para el desarrollo de actividades y servicios públicos de interés general de las personas y su bienestar así como la democratización de la gestión de los recursos hídricos; c) Agua para la Sustentabilidad.”

El Ecuador es uno de los países con mayor disponibilidad relativa de agua. Se espera que el gobierno sepa administrar de la mejor manera este recurso estratégico de cada vez mayor importancia para la vida, la generación de hidroelectricidad, los usos agropecuario, minero, industrial y de otros tipos; sin embargo, la Ley se aprueba sin considerar la gran importancia de que varios entes regionales, prioritariamente los gobiernos provinciales, coparticipen en la administración del recurso en sus respectivas jurisdicciones, reclamada con insistencia por el Asambleísta René Yandún y otros legisladores, creando un vacío muy importante de gestión local; y de que las comunidades y nacionalidades indígenas, al igual que los usuarios, sobre todo en el caso del riego, tengan las capacidades financiera y de control suficientes para lograr que el agua cumpla satisfactoriamente sus funciones sociales y económicas fundamentales. 

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