Abril 11
de 2014
INTRODUCCIÓN
Tulcán, ciudad
fronteriza con Colombia, celebra hoy su fiesta de aniversario. Con ese
antecedente, el autor, nacido en esa ciudad, considera importante analizar, el
tema con que se titula este artículo.
La integración fronteriza es la primera forma de integración que tienen dos o más pueblos vecinos
que forman parte de diferentes países. Esa integración es natural, porque a lo
largo del tiempo se forman vínculos, muchas veces estrechos, de índole familiar,
comercial, cultural, etc., entre personas de los dos lados de la frontera, que
es fácil de hacer y muy difícil de romper.
En varias ocasiones,
la intervención de los gobiernos, lejos de facilitar esa integración, lo que ha
hecho es entorpecerla, debido a intereses nacionales de carácter político,
económico o social, que han prevalecido sobre los deseos de los pueblos que
viven muy cerca de los límites territoriales.
En la frontera de
Ecuador y Colombia, hasta los años 60 del pasado siglo no había reglamentos ni
mayores obstáculos para la movilización de las personas y las mercaderías e
incluso de los taxis entre Tulcán, Ecuador e Ipiales, Colombia, y a veces hasta
un poco más adentro de los territorios de los dos países. Después, se han
generado normas que han cambiado esa realidad y han puesto ciertos límites a la
libre circulación de personas, vehículos y mercaderías.
FUNDAMENTOS INTERNACIONALES.- El Tratado de Montevideo de 1960, que creó la Asociación Latinoamericana de
Libre Comercio (ALALC), en su artículo 19, señala que quedan exceptuados del
tratamiento de la nación más favorecida, previsto en el artículo 18 del
Tratado, “…las ventajas, favores, franquicias, inmunidades y privilegios ya
concedidos o que se concedieren en virtud de convenios entre Partes
Contratantes o entre Partes Contratantes y terceros países, para facilitar el
tráfico fronterizo”.
La Resolución 10 de
la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), estableció las bases
de los procesos de integración fronteriza en la Región, que debían ejecutarse
en áreas definidas por los gobiernos; y, normó el tráfico fronterizo,
considerando algunas características: que se efectué entre poblaciones
fronterizas vecinas y sus adyacencias o entre poblaciones que por su situación
geográfica, a lo menos una de ellas tenga dificultad para ser abastecida
regularmente desde su propio territorio; que consista en mercaderías destinadas
exclusivamente al tráfico que tenga por objeto la internación de las
mercaderías al uso o consumo local de carácter doméstico en las poblaciones
indicadas en el punto anterior, quedando en consecuencia excluido el resto del
territorio del país; y, que consista en operaciones de valor y volumen reducido.
El Ecuador se integró
a la ALALC como Parte Contratante en 1962 y por consiguiente asumió entre sus
normas a cumplir, las ya señaladas, que están vigentes hasta le fecha, pues la
ALALC se transformó en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) en
1980 y el Ecuador se mantuvo como Parte de esa Asociación.
En 1969, Bolivia,
Colombia, Chile, el Ecuador y el Perú suscribieron el Acuerdo de Cartagena, que
creó el Grupo Andino y estableció normas orientadas a desarrollar, entre otros
muchos aspectos, el de la integración fronteriza. El Grupo Andino se transformó
en la Comunidad Andina en 1996, pero el Ecuador sigue siendo Miembro de ella,
con plenos derechos y obligaciones.
La Comunidad Andina
establece lo siguiente, que aparece en su página Web:
Zonas de Integración
Fronteriza (ZIF).- Son los ámbitos territoriales
fronterizos adyacentes de los países miembros de la Comunidad Andina, en los
que se ejecutarán planes, programas y proyectos para impulsar su desarrollo de
manera conjunta, compartida y coordinada.
Las ZIF están reguladas por la Decisión 501,
aprobada en junio del 2001 por el Consejo Andino de Ministros de Relaciones
Exteriores.
Establecimiento.- Los países andinos podrán establecer, mediante mecanismos
bilaterales, las ZIF que convengan entre sí y, de considerarlo conveniente, con
terceros países. Aquellas zonas de integración fronteriza, regiones fronterizas
de integración y las zonas especiales ya existentes, podrán adecuar sus
disposiciones a lo establecido en la Decisión 501.
Criterios para su
identificación y delimitación
Que sean áreas de frontera donde las condiciones
jurídicas, administrativas y
funcionales que se promuevan, sirvan para dinamizar la
capacidad productiva y
comercial y la riqueza cultural de la población.
Que comprendan, en ambos países, ciudades actualmente o
potencialmente
dinamizadoras del
desarrollo, así como ejes de articulación vial existentes o cuya
construcción esté prevista en el corto plazo;
Que incorporen, en ambos países, áreas económica y
socialmente deprimidas;
Que propicien la articulación de zonas fronterizas con
alto potencial de recursos,
que en la actualidad no formen parte de la frontera
activa;
Que coadyuven al desarrollo de cuencas hidrográficas
binacionales en las que se
localicen proyectos y actividades de interés compartido.
Las acciones que se procurará emprender en las ZIF andinas son:
· Comprometer la participación de los actores sociales,
empresarios, trabajadores, fundaciones privadas y asociaciones civiles;
· Estimular la inversión privada local, nacional,
binacional y extranjera;
· Promover iniciativas dirigidas a la generación de alianzas
estratégicas empresariales y a la creación de Empresas Multinacionales Andinas
(EMAs);
· Establecer o perfeccionar, según sea el caso, regímenes
de tránsito de personas, vehículos y mercancías, a fin de dinamizar los
procesos de integración fronteriza y contribuir a generar mercados fronterizos;
· Promover el desarrollo de procesos participativos de
zonificación ecológica, económica, social y cultural;
· Impulsar el manejo integral coordinado de ecosistemas
compartidos;
· Desarrollar programas turísticos conjuntos y estimular
las actividades económicas vinculadas a los circuitos turísticos que se
propicien;
· Emprender programas conjuntos de valoración y
fortalecimiento de la identidad cultural común;
· Fortalecer las instancias nacionales y bilaterales sobre
temas fronterizos;
· Promover el encuentro e intercambio de iniciativas entre
autoridades locales, organismos de desarrollo regional y representantes
legislativos de los países miembros.;
· Ejecutar proyectos compartidos o complementarios de
infraestructura básica, vial, telecomunicaciones y energía, así como de
desarrollo productivo;
· Promover la configuración de una estructura urbano -
regional
INTEGRACIÓN FRONTERIZA ECUATORIANO – COLOMBIANA.- Los presidentes de los dos países, con el ánimo de
impulsar el desarrollo de la Zona Fronteriza común, se han reunido muchas veces
en Rumichaca o han convocado a grupos de expertos en otras partes; y, han
firmado muchos acuerdos, la mayoría de los cuales ha quedado en el papel; también
han buscado cooperación internacional, que finalmente no ha llegado o lo ha hecho
con aportes modestos frente a la gravedad de los problemas de la ZIF.
Aunque muchos expertos en el tema
no lo mencionan, el punto de partida para la integración fronteriza ecuatoriano
– colombiana fue una Reunión Presidencial del 12 de marzo de 1967, en la cual se
recibió del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), un programa de integración
fronteriza que abarcaba las entones provincias del Carchi, Imbabura, Esmeraldas
y Napo en el Ecuador y los entonces Departamento de Nariño e Intendencia del
Putumayo, en Colombia. Lamentablemente, el Banco no asignó cantidad alguna de
inversión o crédito para importantes proyectos que contenía el Programa,
algunos de los cuales eran, la carretera Panamericana, desde Rumichaca hasta
Quito, algunas industrias y muchos proyectos viales y de otra índole a los dos
lados de la frontera.
El documento señalaba que era
necesario normar también el tránsito fronterizo de personas y de vehículos;
dado el intenso tráfico existente entre Tulcán e Ipiales e incluso entre las
capitales de Nariño e Imbabura. Todavía no se hacía referencia a embarcaciones
fluviales y marítimas, y aeronaves.
Muchos convenios se han firmado
desde entonces, pero muy pocos han tenido efectos reales y positivos.
Entre los principales y más
actuales están: el Convenio sobre Tránsito de Personas, Vehículos,
Embarcaciones Fluviales y Marítimas, y Aeronaves, llamado Acuerdo de
Esmeraldas, suscrito en 1990; y, algunos
acuerdos binacionales suscritos en Tulcán, en diciembre de 2012.
De otro lado, hay muchas normas ecuatorianas que contienen disposiciones para impulsar la integración
fronteriza con Colombia; pero, al igual que los convenios binacionales, se han
quedado sin cumplir.
CONCLUSIÓN.- La parte ecuatoriana
de la Zona de Integración Fronteriza con Colombia requiere de una mayor
atención del Gobierno. Una forma de hacerlo
es acelerar la terminación de la carretera Panamericana entre Rumichaca y Quito;
otra forma es la de presionar al gobierno colombiano para que construya un nuevo
tramo Rumichaca – Cali de la Panamericana, con las características de la vía
ecuatoriana indicada. Una tercera acción es la de crear una Zona Especial de
Desarrollo Económico (ZEDE) en Tulcán, con cuatro divisiones: área de comercio,
área industrial, centro logístico internacional y sector de servicios. También
es importante mejorar las instalaciones para la exportación de energía hacia
Colombia.
Un complemento necesario, es dar
todas las facilidades posibles para que a la ZEDE Tulcán concurran capitales
del país y del exterior, con la mira de aprovechar la cercanía a Colombia e
instalar proyectos de maquila o de producción para la exportación, emulando lo
que por décadas ha hecho el norte de México, donde la producción en territorio
mexicano atiende una gran demanda estadounidense de productos de diversa
índole, pero en especial de alta tecnología.
A juicio del autor, la ZEDE a
ubicarse en Yachay, Imbabura, de índole tecnológico, puede complementarse con
la de Tulcán, de tipo mixto comercial, industrial y de servicios; pues, esta
última contaría con tres elementos muy favorables, que son: su posible ubicación
a pocos metros de la frontera, la capacidad de contar con un gran centro
logístico para el comercio con Colombia y la existencia de un aeropuerto de
condiciones físicas e infraestructura excelentes. Los efectos principales serán,
la dinamización de la actividad económica y el aumento del empleo, que evitarán que siga la corriente migratoria
hacia Quito y otros lugares.
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