BOLETÍN 70
EL PROYECTO DE LEY ORGÁNICA DE
FORTALECIMIENTO Y OPTIMIZACIÓN DEL SECTOR SOCIETARIO Y BURSÁTIL
ECO. LUIS
LUNA OSORIO MBA FEBRERO
26 de 2014
La actividad
económica de los países del mundo se realiza por dos vías: la estatal y la
privada. En unos pocos casos la estatal es la única o la que predomina; pero,
en un número muy alto, es superior la actividad privada.
En este caso, las
empresas micro y pequeñas constituyen el número mayor y también, las empresas
de propiedad de un solo dueño o de corte familiar. En consecuencia, son
proporcionalmente pocas las grandes empresas de cada país; pero, de manera
inversa, son éstas las que aportan al Producto Interno Bruto con las cifras más
abultadas. Por cierto, no todas acuden al mercado de valores, por diversas
circunstancias; no obstante lo cual, el conjunto de las que actúan en él determina
indicadores financieros y económicos fundamentales sobre hacia dónde va la
economía nacional y marca comportamientos sociales considerables.
Las
Bolsas de Valores más grandes del mundo son: NYSE (New York Stock Exchange): Es
la principal bolsa de valores del mundo, se ubica en New York y produce indicadores de interés internacional, como el
Dow Jones, que es para las industrias y el Nasdaq, que tiene que ver con el
sector tecnológico; la Bolsa de Tokio, ubicada en la capital de Japón, que
recoge el Nikkei 225, donde cotizan las 225 empresas con mayor liquidez de la
economía japonesa; la Shanghái Stock Exchange, la bolsa de valores más grande
de China, indexa a 860 empresas y tiene una capitalización de mercado por el
orden de los 3 billones 950 mil millones de dólares; la Hong Kong Stock
Exchange, una de las más importantes del mundo, su índice más valioso es el
Hang Seng, que indexa a 33 de las compañías más importantes de esta bolsa
de valores; y, Bovespa, ubicada en Sao Paulo, Brasil, que es la segunda más
grande del mundo por valor de mercado. 1_/
Con esos antecedentes
y cifras, hay que decir que muchos países, entre ellos el Ecuador, buscan que
su mercado de valores se robustezca y que el Estado y las empresas privadas
acudan a él para financiar sus grandes proyectos.
Los títulos valores
que se transan son de renta fija (si ganan una tasa de interés anual) y de
renta variable (si se someten al riesgo de una inversión).
Los títulos valores
del sector privado ecuatoriano que se transan en el mercado de valores son: acciones, aceptaciones bancarias
y pagarés, obligaciones, bonos de prenda, bonos de garantía, cédulas
hipotecarias, certificados financieros, certificados de inversión, certificados
de arrendamiento mercantil, pólizas de acumulación, unidades de fondos de
inversión y contratos a futuro.
Los títulos valores del sector público
nacional son: bonos del
Estado, bonos de estabilización monetaria, bonos municipales, certificados de
tesorería, obligaciones de la Corporación Financiera Nacional, bonos del Banco
Ecuatoriano de la Vivienda, bonos del Banco del Estado, bonos del Banco de
Fomento, aceptaciones bancarias o pagarés, bonos hipotecarios, notas de
crédito.
La Asamblea Nacional,
interesada en que el mercado de valores del país se vuelva muy importante,
aprobó el proyecto de Ley que se comenta aquí. Según sus proponentes, tiene
varias características interesantes, que harían que muchos más ahorristas e
inversionistas, entre ellos las empresas micro, pequeñas y medianas (MIPYMES)
acudan al mercado de valores y efectúen transacciones que redunden en un
incremento importante de la inversión privada en proyectos que contribuyan al
desarrollo nacional, la producción empresarial y la diversificación de las
exportaciones.
El mercado de valores
del Ecuador es básicamente de papeles del sector público y de renta fija. En
diciembre de 2013, más del 60% de los títulos transados fueron de renta fija
estatal. A su vez, la compra de obligaciones u otros papeles privados,
significó poco menos del 38% y la venta de acciones (renta variable),
representó solamente un poco más del DOS POR CIENTO (2%) de las transacciones
totales.
Quien escribe en este
Blog manifiesta su complacencia porque la Asamblea haya decidido fortalecer y
optimizar al sector societario y bursátil. Sin embargo, expresa su preocupación
por que algunos de los objetivos de la Ley no se podrán lograr ni siquiera en
el largo plazo, debido básicamente a varios factores: la falta de cultura
bursátil de la población, la reserva para el Estado de la inversión productiva
en los sectores estratégicos, la coyuntura actual de inseguridad jurídica para
la inversión extranjera, la inexistencia de importantes acuerdos comerciales
que garanticen a los exportadores el acceso a mercados mundiales importantes
para el país; y, la real incapacidad financiera de la gran mayoría de las
empresas nacionales de participar del mercado de valores, por su tamaño,
capital o propiedad.
Al
respecto, es necesario leer con cuidado y analizar algunas cifras: Según el Instituto
Nacional de Estadística y Censos (INEC), las empresas con fines de lucro
existentes en el país sumaban en el año 2009 alrededor de medio millón.
De acuerdo con los
tipos de establecimiento, la inmensa mayoría de los 500.217 establecimientos
económicos censados del país, era de empresas de propiedad individual (91,1 %),
mientras que solo se registraba un 2,3% de establecimientos matrices y un 6,6%
de sucursales.
Si se analiza la
información INEC, por número de propietarios (personas naturales o jurídicas),
se ve que cerca del 95% de los establecimientos son de propiedad de una sola
persona o de familias, y que los montos
de capital de que disponen, en promedio, son limitados a unos pocos cientos o
miles de dólares (empresas son, por ejemplo, la tienda de la esquina, la
zapatería del barrio y el salón de belleza). En consecuencia, esas empresas, por
su pequeña dimensión, no tienen capacidad individual de acceso al mercado de
valores, donde se requiere que las empresas sean
sociedades de capital y cumplan ciertos requisitos mínimos evidentes de
capital y otros indicadores financieros.
La Superintendencia
de Compañías registra para el año 2012 un total de 46.758 sociedades de capital
(el 10% de todas las empresas censadas por el INEC),
cuyos datos financieros globales más importantes son los siguientes:
ECUADOR: INDICADORES FINANCIEROS DE LAS
COMPAÑÍAS – año 2012
INDICADORES FINANCIEROS
|
DÓLARES CORRIENTES
|
DÓLARES / COMPAÑÍA
|
ACTIVO
|
79.281.754.852
|
1.695.576
|
PATRIMONIO
|
30.639.925.488
|
655.287
|
CAPITAL SOCIAL
|
9.700.087.572
|
207.453
|
INGRESOS
|
94.465.776.730
|
2.020.313
|
INGRESOS OPERACIONALES
|
93.342.537.837
|
1.996.290
|
INGRESOS NO OPERACIONALES
|
1.123.238.893
|
24.022
|
Número de Compañías
|
46.758
|
1
|
De las
sociedades de capital registradas en el país en el año 2013, solamente 424, O
SEA MENOS DEL UNO POR CIENTO (1%) están registradas en el mercado de valores
para la compra y venta de acciones, obligaciones y otros títulos valores de
carácter privado, pese a que las Bolsas de Valores de Quito y Guayaquil operan
desde hace varias décadas.
Por otra parte, el
mercado de valores no funcionará en la forma necesaria para contribuir a la
transformación de la matriz productiva, si el gobierno mantiene vigentes las
líneas maestras dogmáticas de acción actuales, a saber: la exclusividad del
Estado en la explotación de los sectores estratégicos, que no están definidos
totalmente en la Constitución y a los cuales se puede añadir cualquiera que el
gobierno considere de su interés; el predominio de la Función Ejecutiva sobre
todas las otras funciones, lo que crea inseguridad jurídica; la denuncia de los
convenios de garantía recíproca de inversiones con los países cuyos nacionales
podrían eventualmente venir a invertir en el Ecuador; el aumento constante de
los requisitos de funcionamiento de las empresas privadas y de los controles de
cumplimiento de esos requisitos por el Estado; el impuesto a la salida de
divisas, que determina realmente un impuesto a la entrada de divisas; la
obligación de las empresas de sujetarse al Plan de Desarrollo cuatrianual,
cuando su proyección de vida es de por lo menos 20 años; la falta de acuerdos
comerciales con los principales mercados compradores de productos del país, lo
que no garantiza en el largo plazo condiciones preferenciales o por lo menos
similares a las que ya tienen otros países competidores, como los dos vecinos;
los desconocimientos estatales unilaterales de contratos con empresas
extranjeras; la falta de acceso al mercado financiero internacional y a sus
principales bancos.
Pretender que el
mercado de valores sirva para impulsar a las MIPYMES es muy optimista; entre
otros aspectos, por los datos dados. Además, hay varios requisitos estructurales
necesarios para que se pueda emitir acciones u otros papeles, de los que las
MIPYMES carecen: activos, patrimonio y capital de montos importantes; gerencia
técnica y garantías financieras, aunque muchas de ellas sean responsables en
sus negocios y cumplidas en sus pagos de obligaciones.
Tampoco podrían
cumplir (aunque algunas medianas empresas sí podrían hacerlo); por ejemplo, con
poner sus libros contables y de otra índole, auditados por terceros, a la orden
del público, simplemente porque no los tienen o sus dueños no tienen la cultura
y la confianza necesaria en el prójimo para hacerle ver cómo maneja sus
negocios.
Para apoyar a las
micro, pequeñas y medianas empresas, en función de la transformación de la
matriz productiva, lo que cabría es efectuar la transformación radical y
urgente de la banca pública destinada a apoyar a esos grupos de empresas, como
se está planteando en otras partes del mundo, para atender no solo a las
unidades productoras de bienes, sino a las empresas generadoras de servicios;
porque el país
requiere un avance dinámico de toda su
economía y un apoyo crediticio fundamental para todo tipo de empresas y no solo
para las agropecuarias e industriales.
Para dar
un ejemplo, el 28 de enero de 2014, el Presidente de los Estados Unidos, al
presentar su Informe del Estado de la Unión, dijo: “… esta noche, propongo que apartemos 30.000 millones de dólares del dinero
que han devuelto los bancos de Wall Street y lo utilicemos para ayudar a los
bancos locales a ofrecer a las pequeñas empresas los créditos que necesitan
para mantenerse a flote. Propongo
también un nuevo crédito fiscal para pequeñas empresas, destinado a más de un
millón de pequeñas empresas siempre que contraten nuevos trabajadores o
aumenten los salarios.
Y, ya que estamos en esto, vamos
a eliminar también todos los impuestos sobre las ganancias de capital en las
inversiones en pequeñas empresas y a ofrecer incentivos fiscales para todas las
empresas, grandes o pequeñas, con el fin de que inviertan en nuevas plantas y
nuevo equipamiento. 1_/
Hacia
allá hay que ir, buscando que las microempresas se multipliquen, se consoliden,
avancen y lleguen a ser pequeñas, que estas busquen ser medianas y que las de
este grupo pasen a ser grandes en los términos nacionales; para que éstas, a su
vez, de pequeñas a nivel internacional, pasen a ser medianas y luego grandes
entre las verdaderamente importantes del mundo. Ese debe ser el objetivo del gobierno y de los empresarios, trabajando
siempre en conjunto.
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