domingo, 11 de octubre de 2020

 

BOLETÍN 226: LA ECONOMÍA SOCIAL DE MERCADO Y EL ECUADOR

En varias oportunidades he propuesto que en el Ecuador se aplique la economía social de mercado. Esta es llamada “la tercera vía” o una vía intermedia entre el capitalismo salvaje y el socialismo a ultranza. Lo han practicado varios países en el mundo y han tenido éxito, especialmente Alemania, donde surgió la propuesta, y en Austria.

El capitalismo propende a que el capital sea considerado el factor principal de la producción y que la economía se adecúe a esa pretensión. Y si es un capitalismo salvaje, busca aprovecharse al máximo del factor trabajo y del factor tierra o recursos naturales, con el fin de acumular utilidades y acrecentar su importancia. Defiende la propiedad privada y propone que el Estado solo sea un mecanismo de facilitación de los negocios y de control de la lucha por el mercado.

El socialismo, por el contrario, busca que sea el factor trabajo el fundamental en la economía y que los otros factores de la producción sirvan para dar la mayor posibilidad de desarrollo al conjunto de la población, pero sobre la base de la igualdad en la obtención de los beneficios por cada una de las personas. Considera que el Estado es quien debe administrar la riqueza y que no debe haber propiedad privada, salvo en casos excepcionales, como los de los agricultores de sitios alejados de los mercados, que no afectan al conjunto de las actividades.

El Estado es el conjunto de individuos que habitan un territorio propio y delimitado y se encuentran organizados jurídicamente. Los elementos esenciales del Estado son: territorio, población y organización. Este último elemento le da la forma y lo diferencia del concepto de nación, en el que lo básico es la identidad étnico - cultural. En consecuencia, no son elementos esenciales del Estado la identidad étnico - cultural, la soberanía, el gobierno, el reconocimiento.

En muchos países el Estado cuenta con tres funciones básicas: la legislativa, la ejecutiva y la judicial. La primera es la encargada de formular las leyes para lograr la vida ciudadana en armonía, conseguir efectos legales con sentido social y fiscalizar la labor de los ejecutivos; la segunda es la responsable de la administración del Estado en cuanto a la obtención de los ingresos y la asignación de los gastos, tomando en cuenta que siempre serán mucho mayores las necesidades que los recursos y que hay que fijar prioridades de gasto; la función judicial es la encargada de impartir justicia para mantener la paz y la seguridad colectivas, sin doblegarse ante ningún poder ni sesgar sus decisiones por intereses que no sean los legales y justos.

El término Economía Social de Mercado (ESM) proviene de las ideas desarrolladas por Alfred Müller - Armack en 1946 en Alemania, luego de que ese país fuera arrasado en la Segunda Guerra Mundial y tuviera que empezar de nuevo prácticamente desde cero, tomando en cuenta que cientos de miles de sus habitantes habían muerto o huido, sus ciudades estaban en el suelo, sus industrias habían desaparecido, sus vías de comunicación se hallaban seriamente dañadas, el territorio estaba ocupado por los aliados y la inflación era la más alta del mundo.

En su obra “Dirección Económica y Economía de Mercado” Múller – Armack definió a la Economía Social de Mercado como “la combinación del principio de la libertad de mercado con el principio de la equidad social”. Equidad, no igualdad. Esto es muy importante.

Sin embargo, Ludwig Erhard es considerado el principal impulsor de la aplicación práctica de la Economía Social de Mercado, porque desde el gobierno fue el autor de la recuperación de la economía alemana en un momento en el cual la frustración, la ausencia de inversión y por tanto de producción, el desempleo, la miseria generalizada habían llevado de pronto a un pueblo orgulloso de su vida anterior a la guerra e incluso de la mayor parte de ésta, a una situación totalmente precaria en la que eran masivos el hambre, el trueque, la incertidumbre y la emigración. Erhard decía que la economía es un ámbito central de la vida humana, que debe ser ordenado por la autoridad política para que las mejoras sociales, la cultura y la calidad de vida se arraiguen y lleguen a la mayoría. A la mayoría, esto es fundamental.

La Economía Social de Mercado se basa en la organización de los mercados como el mejor sistema de asignación de recursos y provee las condiciones institucionales, éticas y sociales necesarias para que funcione de una manera eficiente. Asimismo, en situaciones específicas, trata de compensar o corregir las fallas que se presentan en el sistema económico moderno basado en el libre mercado.

Este sistema surge del intento consciente de sintetizar todas las ventajas del sistema económico de mercado (fomento de la iniciativa privada, productividad, eficiencia, auto - regulación) con los aportes fundamentales de la tradición social (implica que tanto el mercado como el Estado deben estar al servicio de la sociedad, solidaridad, cooperación, equidad y justicia social).

En otras palabras, “la Economía Social de Mercado busca el mejor ordenamiento posible de la economía, lo que implica un conjunto coherente de principios económicos, instituciones, condiciones sociales y consideraciones éticas”. [1]_/

Es decir, se trata de un sistema económico que combina las necesidades de libertad económica con la justicia social: la libertad económica implica la liberación de la iniciativa privada de las empresas y las innovaciones como fuente importante de la productividad y el crecimiento económico; la justicia social implica la búsqueda, en economía, de la igualdad de oportunidades, además se basa en la solidaridad con el resto de los ciudadanos. Impulsa a la sociedad a participar en el bienestar así como en la creación, multiplicación y conservación de la riqueza.

Además, este sistema de Economía Social de Mercado se basa en una serie de principios económicos que Walter Eucken los clasificó en dos grupos:

– Principios estructurales. Garantizan el ámbito de la libertad económica. Implican el despliegue de una economía de mercado.

– Principios reguladores. Normalizan la libertad económica y garantizan que los beneficios del mercado se distribuyan de manera socialmente justa. Implica el marco institucional, la política económica y la intervención del Estado en la economía. En general, la Economía Social de Mercado es un sistema que considera la dinámica económico -institucional. “Es un ordenamiento flexible y adaptable a nuevos desafíos. Incentiva a los agentes económicos a observar, analizar y controlar los procesos que ellos mismos desarrollan”.

En conclusión, la Economía Social de Mercado es un sistema que considera la dinámica económico-institucional, combinada con la atención de los problemas sociales. “Es un sistema flexible y adaptable a nuevos desafíos, tanto económicos como sociales”.

En el caso del Ecuador la Constitución, en su artículo 283, determina que el sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y fin; propende a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza; y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir. El sistema económico se integrará por las formas de organización económica pública, privada, mixta, popular y solidaria, y las demás que la Constitución determine. La economía popular y solidaria se regulará de acuerdo con la ley e incluirá a los sectores cooperativistas, asociativos y comunitarios.

 Por otra parte, define que son deberes primordiales del Estado:

1. Garantizar sin discriminación alguna el efectivo goce de los derechos establecidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales.

2. Garantizar y defender la soberanía nacional.

3. Fortalecer la unidad nacional en la diversidad.  [2]_/

El Ecuador está actualmente en una situación de crisis moral, económica, social y cultural deplorable. Como señalé en boletines anteriores, de esas crisis no saldrá fácilmente en más de una década si no se aplican políticas de avance hacia el desarrollo de largo aliento que, en forma planificada, permitan enrumbar al país por una ruta acertada y tomar velocidad desde el año 2021.

Entre octubre de 2020 y mayo de 2021 le corresponde al gobierno saliente mantener a flote al país en un ambiente fuertemente enrarecido. En lo político, hacer que la campaña electoral se lleve a efecto en paz, sin permitir que grupos de fanáticos provoquen caos, y lograr que las elecciones sean transparentes (lo que hasta ahora no se nota); en lo económico, conseguir y asignar los recursos económicos necesarios para que vuelva a funcionar el sistema productivo y se normalice el consumo en todo lo posible; en lo social, otorgar recursos financieros para que la población más pobre tenga alimentos, reducir el efecto del COVID 19 en todo el país, reducir al mínimo el problema educacional derivado de la pandemia y garantizar la seguridad ciudadana y el libre tránsito de las personas y las mercaderías por todos los medios de transporte.

A partir de junio de 2021 el país necesita un Ludwig Erhard nacional, que conduzca la economía y saque al país del hueco en el que se encuentra. Su labor debe responder a una planificación de corto, mediano y largo plazo que genere de inmediato dinamismo en el Estado y en el sector privado, para desarrollar actividades independientes, pero también ejecutar alianzas público - privadas con gran proyección, cuyos efectos sean prontos y considerables.

El Ecuador necesita aplicar una Estrategia Nacional de Desarrollo 2021 – 2040 para aprovechar sus varias ventajas comparativas y desarrollar y aplicar ventajas competitivas.

 

Condiciones para que la estrategia sea aplicable son: estabilidad política y seguridad jurídica, que no surgen de la Constitución vigente desde 2008; facilidad de captación de inversión y tecnología para los proyectos, que el marco legal actual no garantiza; mercado externo asegurado para las exportaciones, que todavía no se tiene en la medida necesaria; transparencia y agilidad estatal en los procesos administrativos y práctica del gobierno electrónico; equidad creciente en la distribución de los beneficios del crecimiento, cuya necesidad es ahora más evidente.

 

Los factores de la producción disponibles en el Ecuador del 2020 son: importantes recursos naturales útiles para su desarrollo dinámico; yacimientos de petróleo con reservas de 8,3 millones de barriles; enormes minas de oro, plata y cobre casi sin explotar; mar territorial mucho más extenso que el territorio nacional y agua dulce abundante; cuatro puertos marítimos especializados (2 de aguas profundas, Posorja y Manta); suelo muy fértil y amplias zonas agrícolas en la Costa; biodiversidad muy importante en las cuatro regiones; insuficientes recursos humanos que puedan enfrentar las exigencias del mundo actual en materia de ciencia y tecnología; muy pocos recursos financieros propios en los cuales pueda basar la inversión; muy poca capacidad interna de crear e incluso adaptar ciencia y tecnología; carencia de investigación profesional.

 

Elementos negativos para el desarrollo son: población frustrada, desmoralizada, absorta, pesimista; 49% suelo degradado y 22% en vías de desertificación; falta de cultura sanitaria y poca salud preventiva; desempleo, subocupación y extrema pobreza muy elevados y en rápido crecimiento por el Covid – 19; masiva inmigración, especialmente venezolana; concentración rápida de la población en las grandes ciudades, con crecientes focos de miseria, riesgo sanitario e inseguridad; Estado obeso y con serios problemas de corrupción en todas sus funciones y niveles; deuda pública real de más de 70.000 millones de dólares; falta de expertos en las ciencias y técnicas modernas y falta de empleo para los profesionales existentes en las otras actividades; falta de recursos para atender la seguridad interna y externa.

 Los objetivos económicos más importantes 2021 – 2030 deberían ser: fortalecimiento de la dolarización; racionalización del tamaño del Estado, reduciendo su aparato burocrático, realizando sus obras con transparencia y honradez, mejorando y agilitando sus servicios; fortalecimiento del sector privado como uno de los motores principales del desarrollo nacional;

institucionalización de los clústeres y las cadenas de producción, para incrementar las posibilidades de desarrollo de producciones agropecuarias e industriales de interés nacional;

desarrollo del mercado de valores, con incentivos para la transacción de acciones y otros títulos valores privados; fuerte incremento del turismo receptivo; solución a los problemas que alejan a la inversión nacional y extranjera, especialmente reducción de la carga tributaria y actualización de las normas de regulación del empleo.  

Las grandes industrias necesarias son: una nueva refinería de petróleo para combustibles; industrias procesadoras de los minerales a exportar; industrias militares y policiales rentables, que garanticen su óptimo y oportuno abastecimiento y desempeño; una gran industria de celulosa y varias procesadoras de papel; un laboratorio de productos farmacéuticos genéricos; astilleros de construcción de barcos de pesca y mantenimiento; agroindustrias que puedan maximizar el funcionamiento de los clústeres y las cadenas productivas de: banano, cacao, camarón, flores, palma aceitera, alimentos balanceados, algodón y azúcar.

Todos estos aspectos es necesario considerar para avanzar en la elaboración de la Estrategia Nacional 2021 - 2040, que debe ser elaborada por el gobierno entrante sobre la base de una gran consulta nacional a quienes saben de los problemas y conocen alternativas para las soluciones. Esa consulta debería ser realizada mediante grupos de trabajo sectoriales especializados, formados por el gobierno, los empresarios, los trabajadores y la academia.

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