BOLETÍN 246 DE LUIS LUNA OSORIO: EL TRABAJO EN EL ECUADOR 26-10-2021
La
Constitución vigente dice, en el artículo 33: El trabajo es un derecho y un
deber social, y un derecho económico, fuente de realización personal y base de
la economía. El Estado garantizará a las personas trabajadoras el pleno respeto
a su dignidad, una vida decorosa, remuneraciones y retribuciones justas y el
desempeño de un trabajo saludable y libremente escogido o aceptado.
Así
mismo, en los artículos 325 a 333 establece las formas de trabajo y su
retribución. El artículo 325 dice que el Estado garantizará el derecho al
trabajo. El artículo 326 define los principios en los que se sustenta el
derecho al trabajo. El artículo 327 manda que la relación entre personas trabajadoras
y empleadoras será bilateral y directa. El artículo 328 dice que la
remuneración será justa, con un salario digno … El artículo 329 dispone que los
jóvenes tendrán el derecho de ser sujetos activos de la producción … El
artículo 330 garantiza la inserción y accesibilidad en igualdad de condiciones
al trabajo remunerado de las personas con discapacidad … El artículo 331
garantiza a las mujeres igualdad en el acceso al empleo, a la formación y
promoción laboral y profesional, a la remuneración equitativa … El artículo 332
garantiza el respeto a los derechos reproductivos de las personas trabajadoras,
lo que incluye la eliminación de riesgos laborales que afecten la salud
reproductiva, el acceso y estabilidad en el empleo sin limitaciones por
embarazo o número de hijas e hijos, derechos de maternidad, lactancia, y el
derecho a licencia por paternidad. El artículo 333 reconoce como
labor productiva el trabajo no remunerado de autosustento y cuidado humano que
se realiza en los hogares.
Por otra parte, el Ecuador es
parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y como tal, está en la
obligación de respetar aquellos acuerdos y convenios relativos al trabajo que
ha suscrito y que tienen carácter obligatorio.
Sin embargo, aquello que dicen
las normas expuestas no se cumple por diversas razones, una de las cuales es la
vigencia desde 1938 del Código del Trabajo y sus reformas, que no contemplan
muchas de las nuevas situaciones laborales que han surgido en los años
recientes; otra es el avance tecnológico, que hace que todos los días se
inventen robots dirigidos a reemplazar a los humanos en las empresas
productoras de bienes y servicios de toda clase; una tercera, la miopía del
gobierno de 2007 a 2017, que pretendió hacer del Estado el gran impulsor con
visión socialista de la economía y multiplicó la inseguridad jurídica y las
trabas para la empresa privada, con lo cual se perdieron muchas posibilidades
de generar inversión nacional y extranjera, producción, empleo y desarrollo; la
cuarta, la aparición de la pandemia del COVID – 19, que provocó y provoca una
gran crisis económica en el mundo y ha generado muerte, reclusión obligatoria
de las poblaciones, freno de las actividades productivas en todos los países, sobre
todo en las grandes ciudades, y desempleo planetario.
Las cifras del cuadro permiten
ver que el empleo adecuado ha bajado del 54,20% de la población económicamente
activa (PEA) en el año 2012 al 39,65% en agosto de 2021 y que el desempleo fue
de 4,91% en 2012 y del 16,82% en mayo/junio del 2020, para situarse en el 6,24%
en agosto de 2021.
Como ha dicho el presidente de
la República, sobre esa base, la preocupación central del gobierno es que solo
3 de cada 10 ecuatorianos en edad de trabajar tienen un trabajo digno y cuando
esa cifra se detalla se encuentra que todavía hay numerosos niños trabajadores
maltratados y mal remunerados, un mayor problema en el campo que en las
ciudades, menores oportunidades para las mujeres que para los hombres, salarios
que se reducen en las empresas porque la demanda de trabajo es mucho mayor que
la oferta, lo que se agrava por la gran inmigración legal e ilegal; reducción
notable de las oportunidades laborales para el servicio doméstico.
Frente a esta catastrófica
situación, se hace necesaria un plan de desarrollo gubernamental integral que,
desde todos los frentes necesarios, apunte a dar empleo digno a los
ecuatorianos.
Ese plan debe contemplar unas
medidas de efecto inmediato y otras que provoquen resultados en el mediano y
largo plazo, pero que tengan la necesaria convergencia hacia lograr que el PIB
crezca al menos al 5% anual y que haya una distribución equitativa de los
beneficios de ese logro en la sociedad.
En línea con este
planteamiento, se cumplió en exceso la oferta de campaña del presidente Lasso
de vacunar contra el COVID - 19 a nueve millones de personas. Sin esa acción,
que puso al país en un primer lugar de eficiencia en la vacunación por día y a
un importante porcentaje de la población, era imposible ablandar el sistema de
prevención de la pandemia e iniciar la recuperación económica.
Las otras metas principales
fijadas por el gobierno para el periodo 2021 – 2025 son: atraer inversión
nacional y extranjera a la producción, sobre la base de seguridad jurídica y
visión de largo plazo; generar dos millones de empleos, subir el salario básico a 500 dólares y
actualizar las normas para las relaciones de trabajadores y empresarios; facilitar
crédito a 30 años y al 1% de interés a los agricultores; aumentar la producción
petrolera a un millón de barriles diarios, revisar los contratos petroleros e impulsar la
minería legal y sustentable; expandir las exportaciones sobre la base de
acuerdos comerciales con muchos países de interés y liberar las importaciones
necesarias para aumentar la producción nacional; combatir el narcotráfico y
frenar la corrupción; continuar la ejecución de la exitosa política sanitaria; reabrir
las escuelas rurales que cerró Correa para justificar las escuelas del Milenio;
reformar las normas que rigen la educación superior, para que hayan más plazas
para los estudiantes y ellos puedan seguir la carrera que les guste; efectuar
una importante reforma tributaria, empezando por reducir hasta eliminar el
impuesto a la salida de divisas (ISD) y el 2% que castiga los ingresos (no las
utilidades) de los pequeños empresarios; apoyar de manera importante el
emprendimiento, el desarrollo tecnológico y el deporte.
La ejecución del Plan
gubernamental y la obtención de las metas chocan con varios problemas actuales,
siendo el principal la pugna de poderes entre el Ejecutivo y la Asamblea
Nacional, en cuyo seno son mayoría los integrantes de partidos y movimientos
políticos que responden a intereses de sus dirigentes y no a los del país; otro
es la actitud de varios movimientos sociales afines al correísmo o dirigidos
por enemigos de la democracia en su concepción actual, que pretenden imponer
sus ideas o salir a las calles a ejercitar violencia; un tercero es la
dificultad de disponer de recursos financieros para desarrollar inversiones en
bienes y servicios necesarios para la ciudadanía y la fuerte dependencia de los
financistas internacionales de diversa índole; otro más es que la pandemia
sigue estando como espada de Damocles sobre el país, lo que impide operar normalmente
al gobierno, las empresas y las personas; finalmente y con seguridad, la acción
soterrada de quienes ansían volver al gobierno para lavar sus culpas y delitos
y seguir con sus prácticas dictatoriales.
Desde mi punto de vista y con
relación al trabajo, debo anotar lo siguiente:
Estoy plenamente de acuerdo en
que todos quienes conforman la PEA tengan un trabajo digno, lo que significa
que, la meta del gobierno, de generar dos millones de empleos hasta el 2025 es
insuficiente, porque hay cerca de seis millones de personas que necesitan con
urgencia empleo digno y muchos millones más que deben mejorar sus salarios para
alcanzar bienestar.
Me preocupa que los dirigentes
de los trabajadores sean los mismos desde hace muchos años y defiendan sistemas
laborales caducos u obsoletos. Una ley debería ordenar, en todas las
instituciones nacionales del caso, que haya elecciones máximo cada 4 años y que
solo haya una posibilidad de reelección.
Me interesa ratificar lo que
he manifestado muchas veces, en el sentido de que las exigencias legales o de
los trabajadores frente a los empresarios, por condiciones laborales demasiado
favorables, pueden llevar a la robotización de las empresas que cuentan con
mayores niveles de producción. A este respecto, recuerdo más o menos
textualmente lo que decía un empresario: “las máquinas no se ausentan, no
reclaman, trabajan todos los días de la semana y todas las horas del día y si
tienen mantenimiento adecuado no se paran”.
No estoy de acuerdo con el
trabajo infantil descuidando la educación y con explotación de por medio. Mi
experiencia, mientras ayudé a mis padres siendo adolescente y sin descuidar los
estudios, fue que crea disciplina, enseña a socializar, forma el carácter,
vuelve una práctica diaria los valores y tiene otras ventajas, como la de ganar
pronto algo de dinero con el esfuerzo propio.
Es justo que las mujeres y los
hombres que desempeñan trabajos o funciones iguales ganen lo mismo y no tengan
diferencias de trato u otras. En mi vida profesional tuve jefes mujeres con
sueldos superiores al mío y no tuve reparo en reconocer su valía, sus derechos
y sus mayores remuneraciones.
Considero urgente legislar
sobre el teletrabajo y el trabajo por horas y otras formas novedosas de
contratación laboral. En todos esos casos no se puede dar marcha atrás en
reconocer los beneficios de los trabajadores conseguidos a lo largo de muchos
años de lucha, pero sí se puede adoptar medidas que, sin dejar por fuera lo
conseguido, permitan generar más empleos.
Entre esas formas están: los
contratos por horas, por estaciones, por partes de la semana, el teletrabajo,
la maquila; el trabajo diario de 8 horas repartidas en diferentes horarios por
conveniencia del trabajador, sin recargo; el reconocimiento de lo aprendido en
la educación dual como experiencia laboral.
No estoy de acuerdo en que en algunas
instituciones haya jubilación temprana no justa y derivada de acomodos legales
para favorecer a ciertos grupos.
Además, dado que la ciencia
médica ha logrado que personas de más de 65 años estén capacitadas para seguir
trabajando, no me agrada, a mis 78, escuchar a jóvenes que dicen que esperan
jubilarse para ir a descansar. Mi aspiración es descansar después del último
suspiro y, remunerado o no, ocupar el tiempo en actividades como esta, que me
permite transmitir mis ideas.
El gobierno debe controlar que
se cumplan las leyes laborales por las dos partes involucradas y que los
contratos, escritos o verbales, se apliquen con justicia.
Obligaciones del patrono son:
contratar a los mejores elementos, pagar una remuneración justa y a tiempo;
entregar equipos y herramientas indispensables para el trabajo; hacer que el
ambiente de trabajo sea el mejor posible; apoyar la educación y la capacitación
de los trabajadores; lograr que las organizaciones de los trabajadores y los
representantes de la empresa busquen el objetivo que a todos interesa, de que
la empresa o entidad crezca y dure largo tiempo.
Obligaciones del trabajador
son especialmente: desarrollar sus funciones o actividades de la mejor manera
posible, respetar a los directivos y sus compañeros de trabajo, educarse o
capacitarse todo el tiempo; aportar con sugerencias para mejorar el desempeño
general, aplicar las medidas de seguridad industrial requeridas, asistir con
puntualidad y no desperdiciar el tiempo, cuidar la imagen institucional, no
divulgar los secretos profesionales o empresariales, propender a que las
organizaciones laborales de la entidad o empresa funcionen para robustecerla y
no para obstaculizar la acción de los directivos institucionales.
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