Los países con éxito en su desarrollo se
preocupan por el futuro y proyectan muy bien lo que deben hacer en los próximos
días, meses, años y hasta décadas. En muchas ocasiones no lo hacen los
gobiernos sino las universidades o los centros de investigación conformados por
futurólogos que analizan el conjunto de los elementos políticos, económicos,
sociales, científicos y tecnológicos del mundo y trazan derroteros posibles,
probables, potenciales.
Desde luego, cuentan con gobernantes que
(como alguien decía) no piensan en las próximas elecciones, sino en las
próximas generaciones, y más allá. Y esos gobernantes reciben oportunamente y
con satisfacción las alternativas que resultan de las investigaciones, escogen
aquellas que les parecen convenientes y factibles, y sientan bases firmes para el
derrotero de sus países en las décadas siguientes, seguros de que nadie las
demolerá.
En algunos casos muy importantes
actualmente, las ideologías hasta entonces prevalecientes quedan relegadas
frente a las necesidades de dar a la población un nuevo rumbo positivo y se opta
por practicar aquello que se esperaba y proyectaba sacaría de la miseria o de
la pobreza a millones de personas. Por cierto, hay seguridad jurídica por
décadas, libertad para trabajar en el marco de normas que incentivan
emprendimiento, inversión, empleo, constante preocupación oficial por ampliar
los mercados, efectuar investigación científica y tecnológica pública y
privada.
En China, país que hasta ahora se dice
comunista, por ejemplo, Den Xiao Ping, el líder que ha marcado el destino de
esa nación por décadas, dijo en 1978 que no importa el color del gato si caza
ratones y marcó el rumbo de un país que practica una ideología (la socialista)
y dos economías, la socialista y la liberal capitalista, con el éxito que le ha
permitido por muchos años incrementar su PIB a más del 10% por año, sacar de la
pobreza a millones de personas y llegar a niveles tecnológicos de primer nivel,
lo que no ha podido hacer ningún otro país del mundo, y en los últimos tiempos
ha reducido su velocidad de crecimiento, pero no ha perdido marcas superiores
al 6% anual, que ya quisieran tener países desarrollados que no superan el 3%.
Lamentablemente, en América Latina y
específicamente en el Ecuador, la inestabilidad política; la ley del péndulo y
el “borra y va de nuevo” de cada
gobierno; la falta de visión de líderes populistas de masas sin educación y con
muchas necesidades; los cambios frecuentes de los responsables de planificar,
ejecutar y evaluar las políticas de desarrollo; y, en la década 2007 – 2017 la
egolatría, el mesianismo y la corrupción, han hecho que no exista una visión, ni
siquiera de corto o mediano plazo, porque nadie sabe lo que puede suceder el
día o el mes siguiente.
Sin embargo, quienes pensamos en un país
diferente, en el que toda la gente pueda tener buena salud, vivienda propia,
educación siglo XXI, trabajo satisfactorio y remunerativo, buenos servicios públicos
e ingresos satisfactorios (entre esa gente nuestros hijos, nietos, bisnietos y
más descendientes) exigimos líderes honrados, preparados y visionarios y un
cambio sustancial de la práctica politiquera y terriblemente corrupta, para que
en el futuro el Ecuador tenga sus propios gatos que cacen muchos ratones y
logre éxitos similares a los de China.
La práctica de la política y no de la
politiquería debe expresarse en una nueva Constitución alejada de la del 2008
en lo fundamental y en tres funciones del Estado (no en cinco como ahora),
donde no quepa la “insuficiencia de las leyes” para lo que nos les conviene a
los ladrones de cuello blanco, especialmente a los de manos ardientes; los
caciques de pueblo intocables, los malos empresarios, los hijitos de papá, los
pipones de turno, etc.
En mayo de 2018, en su Informe a la
Nación luego del primer año de gobierno, el presidente Moreno dijo, entre otras
cosas:
Hago la formal entrega del proyecto de Ley Orgánica
para el Fomento Productivo, Atracción de Inversiones, Generación de Empleo y
Estabilidad y Equilibrio Fiscal. Planteamos, el no pago del impuesto a la renta
por ocho años, para todos aquellos empresarios que inviertan en Quito y
Guayaquil y para quienes lo hagan en el resto del país, el no pago será de 10
años. La eliminación del impuesto mínimo del anticipo al impuesto a la renta, a
partir del próximo año, la reducción gradual del impuesto a la salida de
divisas, a partir del 2019, sujeta al desempeño de nuestra economía.
Exoneración total del impuesto a la renta, por tres años, para las nuevas
microempresas y las que inviertan en el país …
– Este segundo año debe ser debe ser el de la
reactivación productiva, el del trabajo fecundo y conjunto y articulado entre
todos los sectores para generar, más y más empleo ...
– No descansaremos como país, hasta que todos -sin
excepción-, sean atendidos en sus necesidades y en su potencial. No
descansaremos hasta que ningún niño muera por enfermedades que pueden
prevenirse. No descansaremos hasta que todas nuestras mujeres vivan en paz,
seguras y empoderadas. No descansaremos hasta que todas las chacras estén
sembradas, y las redes de los pescadores, repletas. No descansaremos hasta que
todas las familias tengan un techo propio. Hasta que todo artista viva de su
creatividad, hasta que todo joven tenga trabajo y sea feliz. No descansaremos
hasta que se haya devuelto todo lo robado.
… juntos lo hemos hecho este año; juntos lo vamos a
seguir haciendo. Porque el futuro no se detiene y ese futuro nos encontrará en
el camino correcto …
En febrero del año 2019 muchas voces reclamaban
al gobierno una señal que permita conocer hacia dónde iba el país, una vez que
parecía que el socialismo del siglo XXI había sido abandonado y se buscaba un
nuevo derrotero. Esas voces surgían de los partidarios del gobierno preocupados
porque la nave no tenía rumbo; los opositores que destrozaron la economía del país
durante una década, pero reclamaban airadamente por inversión pública social y
en infraestructura; los periodistas que investigaban y no encontraban bases
firmes del desarrollo nacional; empresarios que sentían la inseguridad jurídica
y leían las cifras macro y microeconómicas, preocupados por la falta de
demanda; desempleados angustiados por haber perdido o no encontrar empleo en el
sector público y tampoco conseguirlo en el sector privado.
Escuché entonces al jefe de una
organización internacional decir que en esos días el presidente había convocado
a los ministros para pedirles sugerencias sobre la mejor forma de atender esos
reclamos. A su turno, cada ministro sugirió
acciones de corto plazo, entre ellas las del alza de los combustibles que llevó
a los problemas de octubre de 2019 y algunas acciones con posibles resultados
de mediano o largo plazo, como las de insistir en los viajes y los contactos
presidenciales y de nivel ministerial para conseguir que los inversionistas
internacionales pongan sus ojos y sus billetes en el Ecuador, acelerar las
negociaciones de varios acuerdos comerciales, modernizar el Código del Trabajo.
Uno de los ministros propuso que, con el
auxilio financiero de una organización internacional se realice una propuesta
de desarrollo industrial de largo plazo, eventualmente 2020 – 2030, que le
facilite al presidente y al gobierno señalar el rumbo de ese sector, porque es
el que más aporta al desarrollo tecnológico y tiene un efecto multiplicador en
otros sectores.
La idea fue acogida al más alto nivel y
se ordenó buscar el apoyo de esa organización para el estudio, seleccionar
quiénes lo harían y tener la propuesta para julio 2020. Con el documento en la
mano, se respondería a quienes argumentaban que el país estaba a la deriva, que
no había capitán de la nave y que no se sabía a qué puerto llegaría el Ecuador
en 2030.
El ministro que propuso la idea renunció
poco después y, aun cuando dejó financiado el estudio por la organización
internacional, seleccionados los encargados del estudio y definido el
responsable de impulsar el trabajo en el ministerio respectivo, se frenó el
posible avance.
El nuevo ministro, los nuevos
viceministros, los nuevos subsecretarios, los nuevos … no tenían idea del asunto y, como es usual en
este país, tenían otras ideas y acciones que llevar adelante, de manera que
encargaron supervisar el asunto a un funcionario de tercer nivel que, sin la
autoridad suficiente y con viajes y ausencias frecuentes de por medio, hacía lo
posible por coordinar reuniones institucionales e interinstitucionales para
apoyar la realización del estudio, sin el respaldo oficial, suficiente y
necesario de sus autoridades.
El alto funcionario de la organización
internacional que aportaba plata y expertos decía que estaba cansado de repetir
sus argumentos y propuestas de iniciar cuanto antes el estudio a varios
funcionarios, pues tan pronto como le explicaba a uno el origen y la razón del
trabajo y éste conocía y reaccionaba a la idea, lo removían o se iba y el tema
volvía a fojas uno.
El documento, que debía estar listo en
julio de 2019, apenas empezó a elaborarse en ese mes y se terminó en septiembre,
pero no funcionaron correctamente los canales de comunicación del ministerio
con la entidad que financiaba el estudio y los consultores contratados, de
manera que recién por diciembre, cinco meses más tarde, se fue aclarando el
panorama, cuando ya habían sucedido los problemas de octubre y la nación tomó
un rumbo político diferente.
Estamos a fines de febrero de 2020 y al
parecer el estudio no ha sido conocido oficialmente por las autoridades que
debían y deben tomar medidas en función de lo recomendado por los consultores,
cuya propuesta fue considerada válida por representantes de la entidad que
financió el estudio y el funcionario coordinador del tema en el
ministerio.
Dicha propuesta no se limita a sugerir
acciones para el sector industrial; tiene un diagnóstico detallado y dice que
lo que el país necesita es un proceso de industrialización para la exportación
y que, siendo así, lo que se requiere es formular una estrategia nacional de
desarrollo en la cual el núcleo sea el desarrollo industrial en el marco de la
globalización.
En el documento se advierte que, cuando
se utiliza el término “desarrollo” no se está hablando solamente de crecimiento
económico, sino de lograr que un crecimiento económico importante y creciente
sirva de base para un cambio social sustancial. De otro lado, se parte del
reconocimiento de que el Ecuador es un país que, por las limitaciones de su
mercado interno, tanto de población como del ingreso nacional y su
distribución, no podrá mejorar sus condiciones económicas y sociales si no
amplía considerable y dinámicamente su mercado externo, diversificando
producción, exportadores y países importadores.
En breve resumen, el presidente no contó
oportunamente con el estudio que necesitaba para calmar los ánimos de quienes
exigían conocer un derrotero nacional hasta el 2030, el ministro actual
responsable del tema parecería que no conoce el documento o los documentos
fruto de la consultoría o no les da la debida importancia, la burocracia demoró
y dificultó la resolución de problemas relativamente simples dentro de un solo
ministerio y hasta ahora posiblemente no capta la importancia del texto del
documento, se perdió la oportunidad y se malgastaron los recursos humanos y
financieros utilizados en formular la propuesta.
Con esos antecedentes, me admira
profundamente el optimismo del ministro Michelena, que cree que las
comunicaciones electrónicas darán un gran dinamismo a las actividades del
gobierno y considera que ya no serán muy necesarios escuelas y hospitales,
porque se enseñará por Internet e igual se hará al momento de recetar. En la
vida práctica, varios de los correos electrónicos y de los documentos enviados
con respecto al estudio a que se hace referencia en este boletín durmieron el
sueño de los justos en los computadores de algunos funcionarios y los interesados
tuvieron que concurrir personalmente con frecuencia a avisar que habían mandado
sus correos electrónicos y a pedir que se los copie de una memoria flash, lo
cual parece increíble y risible que suceda en Quito, pero seguramente sería
peor en provincias.
Al gobierno actual se le terminó el
tiempo de proponer una estrategia de desarrollo hacia el 2030 o más allá. El
país está entrando en un proceso electoral y hubiese sido muy importante que,
con tiempo adecuado, se suministre a todos los ciudadanos una propuesta en ese
sentido, que se la pueda discutir ampliamente, pero que evite que los demagogos
se lancen a ofrecer puentes donde no hay ríos, piscinas donde no hay agua
potable para el pueblo, universidades cantonales y no universidades de primera,
casas regaladas, “buen vivir” a costilla del Estado.
Con esos antecedentes, me parece
necesario proponer que una de las universidades de posgrado de mayor prestigio
del país coordine la formulación de esa estrategia hasta antes de mayo de 2021,
con el auxilio de las demás universidades, para decirle al Ecuador cuáles son
sus fortalezas y debilidades, cuáles son las oportunidades y amenazas externas
y qué vía de desarrollo debería seguir en el corto, mediano y largo plazo,
mediante grupos de trabajo de delegados de las universidades, el gobierno, los empresarios
y los trabajadores. La ventaja principal que tendría esa acción sería que la
propuesta contaría con los avales científicos y tecnológicos necesarios y no
tendría sesgos partidistas, sino recomendaciones concretas sobre las políticas
a ejecutar por los gobiernos del futuro y las responsabilidades de la sociedad.
Temas
de profunda trascendencia que se deberían tratar serían: el respeto al medio ambiente, la atención de las necesidades de salud
preventiva y curativa de los 20 millones de habitantes que habrá en 2030, la educación
siglo XXI, la reforma constitucional que
dé base a la economía social de mercado, la práctica de la democracia, la
vigencia de seguridad e igualdad jurídica para todos y un marco legal cada vez
menos intrincado, lograr que el PIB crezca al menos al 5% anual sobre la base
de un proceso de aumento de la productividad nacional, el aprovechamiento
racional de los recursos naturales, incrementar y desarrollar tecnológicamente
la industria y la construcción, mejorar sustancialmente los servicios y las
condiciones de vida de la población, gestar procedimientos ágiles vía un
eficiente gobierno electrónico, mantener excelentes relaciones exteriores; aumentar
y diversificar las exportaciones por productos,
destinos y exportadores; eliminar la corrupción y frenar la delincuencia
de toda clase.
NOTA.
El autor de estos boletines, escritor de 30 libros sobre temas económicos y profesor
de posgrado por 25 años en varias universidades, ofrece sus servicios para dar
conferencias, efectuar seminarios, asesorar empresas, en Macroeconomía,
Desarrollo Económico, políticas de Comercio Internacional y Comercio Exterior,
a partir de abril. Teléfono: 0999 726954 Correo: llunao@uio.satnet.net
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