BOLETÍN 233: PROPUESTAS A LOS REDENTORES 2021 - 2025
En mi Boletín 200, del 11 de septiembre de 2019, hice
50 sugerencias que creía necesarias para que este país salga adelante. Voy a
recordar y en ocasiones modificar algunas de ellas, que han sido materia de
preocupación nacional en el periodo transcurrido, debido a su importancia.
Obviamente, han surgido otros temas que ameritan otras propuestas y que
incluiré para ver si tienen eco o por lo menos las leen los que aspiran a “redentores”
del país.
En septiembre de 2019 no había dato alguno del grave
problema que iba a llegar con el COVID 19 y que iba a mostrar las debilidades
del sistema de salud nacional, la falta de moral de “políticos” y sus familiares,
que se iban a aprovechar de la crisis sanitaria; el agravamiento de la crisis
económica por la quiebra masiva de empresas de todo tamaño, especialmente en
los sectores turístico y de transporte aéreo; y, la actitud irresponsable de la
gente que, a 10 meses de iniciada la pandemia, todavía no cree en el riesgo de
muerte que corremos todos los terrícolas y no cumple con las medidas sugeridas para
evitar los contagios.
El Ecuador necesita salir urgentemente de su actual
situación de crisis sanitaria, moral, política, económica, social y de
relaciones exteriores. Quienes sabemos los problemas debemos expresar nuestros
pensamientos y sugerir soluciones tomando en cuenta los conocimientos y
experiencia de una larga vida, para que el camino de nuestros descendientes y
en general de las nuevas generaciones tenga la menor cantidad de obstáculos.
La pandemia demostró que el Ecuador mantiene una
crisis sanitaria inmensa. Primero, todavía hay muchos lugares en el país que no
cuentan con agua potable y alcantarillado y en los cuales es imposible pedir
que la gente se lave las manos constantemente para evitar el COVID. Segundo, no
hay una cultura sanitaria y de cuidado de la salud personal y colectiva, y por
eso un alto porcentaje de la población irrespeta, especialmente en las grandes ciudades,
las normas elementales de prevención con respecto al virus. Tercero, el
gobierno central y el IESS carecen de recursos y suficientes centros de salud
para curar masivamente a los pacientes, sobre todo cuando necesitan atención
especializada. Es más, la idea de construir grandes hospitales fue excelente solo
para quienes quisieron enriquecerse ilegalmente por cuenta de los grandes proyectos
presupuestados. Cuarto, se evidencia la pugna entre quienes toman medidas para
precautelar la salud y quienes necesitan tener sus negocios a flote y entre el
COE central y algunas autoridades de los GAD´s que quieren mostrarse independientes.
La crisis moral está a la vista de todos. Por
desgracia, todavía hay seguidores de los ladrones mayores del país, que piensan
en “su” robo porque antes no alcanzaron a hacerlo, en el cargo público donde
saben que hay “billete” de las coimas o, modestamente, en el bono que permite
calmar el hambre. Para los primeros y los segundos, un tiempo relativamente
corto de hospedaje estatal en cárcel especial, acompañado de los “panas”, con
todas las comodidades y hasta guardia personal, no es mucho, si luego se sale a
disfrutar lo mal habido habiendo ya “cumplido” con la mal llamada justicia.
La crisis política consiste en que la
institucionalidad del país está muy afectada; no hay partidos ni líderes
políticos con presencia nacional fuerte y propuestas satisfactorias de cambio;
vamos a llegar a febrero 2021 sin saber qué destino tendrá el país y en qué
manos va a quedar.
La crisis económica la conocemos y la sufrimos todos. Por
suerte, los organismos financieros multilaterales y los tenedores de bonos se
han mostrado benévolos con el país y han permitido reducir la carga financiera
de corto plazo y las duras condiciones preexistentes, pero las deudas externa e
interna crecen y el esfuerzo nacional para reducirlas tendrá que ser grande por
muchos años, exigiendo austeridad fiscal y poca inversión pública.
La crisis social está presente más que nunca en la
falta de empleo digno para más de la mitad de la población económicamente
activa, la mala calidad de la educación; la violencia creciente de múltiples
formas, especialmente en Guayaquil; la dura situación de la mayoría de los inmigrantes,
que incide gravemente sobre la vida de los ecuatorianos en diversas formas.
También hay crisis en las relaciones exteriores; es
cierto que ha mejorado mucho la visión internacional del Ecuador; pero, en las
relaciones económicas el camino es largo y con problemas; solo hay un avance
hacia un acuerdo comercial con Estados Unidos que está cuestionado por el
Congreso estadounidense, hay poco interés internacional por invertir en el
país, todavía demorará el ingreso a la Alianza del Pacífico, están por negociarse
los nuevos tratados de protección recíproca de las inversiones, no se ha
renegociado la deuda con China; “Doing Business” señala que hacer negocios en
el Ecuador es una hazaña de alto riesgo.
Ahora bien, el artículo 95 de la Constitución dice: Las
ciudadanas y los ciudadanos, en forma individual y colectiva, participarán de
manera protagónica en la toma de decisiones, planificación y gestión de los
asuntos públicos … Sobre esa base participo, como ciudadano, señalando que
me gustaría que el país adopte decisiones válidas en el largo plazo y normas
claras, completas y duraderas como las que menciono a continuación.
Volver a la Constitución 1998, para desplazar lo más
pronto posible a su similar de 2008, hecha para que el país aplique el
socialismo del Siglo XXI y que causa mil problemas.
Eliminar el Consejo de Participación Ciudadana y
Control Social. Por lo pronto, no se le debería entregar recursos estatales,
salvo los sueldos y demás remuneraciones de los consejeros, a quienes se les
aceptaría sus renuncias cuando las presenten. El sentimiento mayoritario de la
población es que ese organismo es innecesario y no cabe mantenerlo.
La actual Función Electoral de la Constitución debería
pasar a ser parte de la Función Judicial y el CNE debería tener un consejero de
los cinco partidos políticos más votados, nombrado por cada partido; más dos
consejeros nombrados por el gobierno. Total, siete.
Se debería derogar el sistema de distritos para las
elecciones directas.
Solo deberían existir los partidos políticos con más
del 5% de los votos de las últimas elecciones o un máximo de diez. Solo ellos deberían
poder presentar candidatos nacionales, provinciales y cantonales. Las últimas
elecciones demostraron que, tras de la mayoría de las listas de candidatos a
diversos cargos de elección popular no hay posiciones ideológicas, sino
intereses personales o de grupos, en muchos casos para saber el peso relativo
con miras a negociar posiciones en las elecciones del 2021 o luego de ellas.
Los dirigentes de los partidos políticos no deberían
ser los mismos por más de 8 años y deberían renovarse las directivas cada
cuatro años por elecciones internas válidas solo si vota al menos el 51% de los
afiliados registrados por el Estado. Cada partido político debería tener
obligatoriamente un centro de formación política que tenga por objeto dar a los
líderes natos las capacidades para ser líderes con fundamento ideológico.
Los partidos políticos deberían financiarse solo con
los aportes de sus afiliados y simpatizantes, deberían declarar todo el dinero
recibido y manejarlo en una cuenta en el Banco Central. Deberían ser
responsables penalmente el director del partido, el tesorero y el o los
candidatos que utilicen fondos o aportes no declarados. Si la Fiscalía descubre
una acción ilegal de esta clase de un candidato ganador, será enjuiciado
inmediatamente. Si es culpable, perderá el cargo e irá a la cárcel por el
tiempo de su elección.
Ninguna persona natural debería aportar más de 24 mil
dólares anuales a un partido político, excepto los candidatos nacionales, que
podrían contribuir hasta con 50 mil dólares La persona natural o jurídica que
haya aportado para candidatos de dos partidos a la vez debería ser sancionada
con cárcel por algunos años. Ninguna persona natural o jurídica extranjera
podría contribuir a los fondos de los partidos políticos por ningún concepto.
El director y el tesorero del partido deberían pagar cinco años de cárcel si se
comprueba que han recibido esos aportes.
Todos los candidatos a cualquier cargo de elección
popular, si triunfan y de forma previa a su posesión, deberían declarar el
valor de su patrimonio y autorizar el libre conocimiento ciudadano, en
cualquier momento, de sus ingresos y gastos, cuentas bancarias y valor de sus
propiedades de cualquier origen, hasta 10 años después de ejercer su cargo.
Quienes “olviden” declarar un valor de los indicados y sean descubiertos,
deberían perder el bien y el cargo.
Los candidatos para las elecciones directas nacionales,
provinciales y cantonales deberían ser en igualdad de número y alternados,
hombres y mujeres.
Quienes participen en elecciones para cargos
unipersonales de elección directa o indirecta, y las listas cuando sea del
caso, para ser declarados triunfadores deberían tener el 51% de los votos de
los electores. En las elecciones directas, si es necesaria, debería haber una
segunda vuelta entre los candidatos más votados. No puede volver a darse la
antidemocrática situación de las elecciones anteriores, en las que algunos
candidatos ganaron con votaciones ínfimas.
Los funcionarios públicos deberían estar prohibidos de
apoyar directa o indirectamente a un candidato. Para los infractores la
Fiscalía debería solicitar de oficio el inicio del juicio respectivo, con
sanción de cárcel por 4 años.
Los candidatos a presidente de la República deberían ser
oficializados seis meses antes de las elecciones y presentar obligatoriamente
un plan de desarrollo para los cuatro años de su eventual ejercicio, al inicio
de la campaña. Quien no lo presente perdería su candidatura.
El presidente de la República debería tener al menos
40 años, ser profesional con tercer nivel de educación superior y experiencia
en su campo de por lo menos 10 años. Igual para el vicepresidente. Una de sus
responsabilidades sería ejecutar el Plan Nacional de Desarrollo.
El vicepresidente de la República debería ser
presidente nato del Consejo Nacional de Desarrollo y remplazar al presidente
por ausencia definitiva del cargo. Tendría bajo su responsabilidad coordinar la
elaboración y evaluación del Plan de Desarrollo, y elaborar y ajustar
anualmente una estrategia nacional de desarrollo para los siguientes 20 años.
Los miembros de la Asamblea no deberían ser más de 58
en la cámara de diputados y 24 en la de senadores. Cuatro diputados por
Pichincha y cuatro por Guayas, tres para cada una de las siguientes 10
provincias más pobladas y dos para cada una de las 10 provincias menos
pobladas. Cada provincia debería tener
un senador. Cada dos años debería haber
elecciones para diputados y cada cuatro años para senadores. Cuando
corresponda, las elecciones a la Asamblea deberían coincidir con la primera
vuelta de las elecciones presidenciales.
Para ser diputado se debería necesitar 25 años, tercer
nivel de educación superior o equivalente y dedicación absoluta. Su asistencia
diaria a la Asamblea, de lunes a viernes, debería ser obligatoria, salvo cuando
viaje por razones de trabajo. El candidato a diputado más votado debería ser
presidente de la cámara de diputados.
Para ser senador se debería necesitar 40 años, por lo
menos tercer nivel de educación superior y dedicación absoluta. El candidato a
senador con la mayor votación debería ser presidente de la Asamblea. El segundo
más votado, presidente del Senado.
El Senado debería nombrar, por concurso público de
méritos, a los máximos directivos de las entidades de control, las superintendencias
y la Procuraduría. Además, debería tener capacidad para vetar las creaciones de
embajadas y las designaciones de embajadores políticos.
La Cámara de Diputados debería designar a los miembros
nacionales del Parlamento Andino. Ese es un organismo internacional que solo
delibera, sin peso legislativo alguno.
La Asamblea debería tener una Comisión Permanente de
Simplificación del Marco Jurídico. En la actualidad hay cientos de leyes,
algunas obsoletas, y miles de normas de diferente tipo que un ciudadano, en 50
años de atención diaria, no podrá alcanzar a leer. Sin embargo, el
desconocimiento de una norma no justifica su incumplimiento. Además, las leyes
reformatorias que se expidan deberían contener el texto final redactado y
aprobado, con la codificación necesaria. Cada legislador debería disponer del
texto codificado a aprobarse, en la forma más clara y completa posible y el
lector de la ley saber que es el último texto completo.
Los ecuatorianos residentes en el exterior no deberían
votar ni tener representación en la Asamblea, porque la mayoría de ellos hacen
y harán su vida en los países de acogida y no volverán al Ecuador. Los
extranjeros residentes en el Ecuador solo tendrían derecho a votar luego de
cinco años de residencia legal y declaración del impuesto a la renta.
Los funcionarios y los ciudadanos encargados de la
pureza electoral que hagan o contribuyan a realizar fraude electoral deberían
ser sancionados con hasta 8 años de cárcel y no deberían volver a ser
funcionarios públicos en ninguna entidad y bajo ningún concepto.
Solo el presidente de la República que complete su
periodo y haga crecer la economía nacional por encima del promedio de los
últimos 10 años debería tener pensión vitalicia de 10 mil dólares mensuales,
sin derecho a heredarla. Los demás no deberían tener esa pensión. Podría ser
reelegido luego de un periodo presidencial. El presidente de la República que
permita que la economía nacional retroceda en los años de su ejercicio, al
final de su periodo debería estar prohibido de ejercer una función pública y no
tendría la pensión vitalicia. Una decisión de este tipo evitaría la presencia
de candidatos sin capacidad para manejar el gobierno y, los que se decidan,
sabrían que por lo menos tienen que cumplir sus planes presentados al CNE.
Los ministros y los funcionarios de mayor nivel de las
entidades del Estado no deberían tener más de 2 asesores, uno legal y otro
especialista en el área respectiva, y no podrían incrementar el número de
funcionarios a cargo más allá del 2% de la planta cada año, si es necesario.
La contratación de personal temporal debería ser
efectuada por la máxima autoridad de cada entidad, a petición del jefe de la
unidad en la que trabajaría el contratado y previo un informe sobre la razón
del contrato y el proceso de selección efectuado. Ninguna entidad estatal
debería poder contratar a más del 5% de la nómina como trabajadores temporales.
Ninguno de los contratados temporales debería permanecer en esa calidad por más
de un año.
Todo funcionario de alto nivel que participe en actos
de corrupción debería ser sancionado con el doble de la pena máxima prevista
para los ladrones, sin atenuantes ni rebajas. No podría volver a ser
funcionario público por ningún concepto en su vida, ni podría tener, directa o
indirectamente, contratos de ningún tipo con el Estado. Todo funcionario público
denunciado por actos de corrupción que huya del país será declarado culpable
ipso facto, perderá su patrimonio y en ningún caso podrá ser sujeto de
amnistía, indulto o extinción de la pena.
El Banco Central debería recuperar su autonomía plena
frente al Ejecutivo y no debería tener facultad para otorgarle préstamos bajo
ninguna circunstancia.
El SRI debería estar facultado para solicitar a
cualquier ciudadano mayor de 18 años, en cualquier momento, una declaración
jurada sobre el valor de mercado de su patrimonio y sus obligaciones
financieras.
Todos los funcionarios públicos, hasta el nivel de
Director Departamental, deberían estar sujetos a la Ley de Servicio Público.
Los funcionarios de nivel superior deberían ser de libre remoción del
funcionario nominador y del presidente de la República. Todos los funcionarios
públicos profesionales de tercer nivel deberían estar afiliados a una
federación nacional de su profesión y sujetos al código de honor
correspondiente.
Los niveles jerárquicos gubernamentales deberían ser
seis: ministro, viceministro, subsecretario, asesor, director departamental,
jefe de sección, u otros bajo cualquier denominación. Solo debería haber un
subsecretario por cada función general del ministerio. El viceministro tendrá a
cargo las funciones de dirección administrativa y presupuestaria.
Todos los subsidios e incentivos estatales que existan
o se creen deberían tener una fecha de terminación y ser destinados
exclusivamente a un grupo de ciudadanos o de empresas, con la debida
justificación. Solamente deberían recibir subsidio personal permanente quienes
estén en extrema pobreza y no tengan vicios, en estos grupos: las mujeres
viudas, los discapacitados así calificados por el Estado, los mayores de 65
años. También deben recibir subsidio subsidio temporal: los niños huérfanos
hasta los 18 años, las mujeres embarazadas, los pobres que hayan sufrido graves
efectos de desastres naturales o de accidentes en los cuales no hayan tenido
culpa ni cobertura.
Las empresas deberían recibir incentivos fiscales según
tres niveles de importancia y por 5, 7 o 10 años improrrogables, cuando demuestren
fehacientemente la factibilidad de sus proyectos destinados a incrementar el
valor agregado nacional, innovar o exportar.
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