BOLETÍN 268: EL PRIMER AÑO DE GOBIERNO DE LASSO
El embajador Hernán Escudero, director
del Área de Estudios Internacionales de la Universidad Internacional, por
iniciativa del ingeniero José Franco, docente de esa universidad, me invitó a
escribir un artículo para la revista que elabora esa entidad, en el que analice
la forma en la que ha evolucionado el primer año de gobierno del presidente de
la República Guillermo Lasso.
Luego de agradecer la invitación,
procedí a elaborar el artículo que consta a continuación, que ha sido ya
publicado por la Universidad Internacional, en el número 18 de la revista
Panorama Global, en la que aportan con artículos muy interesantes otros
profesionales.
Inserto el artículo, porque considero
que su texto puede ser de interés de muchos de mis lectores que, por obvias
razones, no tienen acceso a la revista indicada.
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El actual mandatario recibió un país en
la más grave crisis histórica. Ello se agravó por el efecto de la pandemia del
COVID 19. La incidencia general en la economía fue muy grave. Por tanto, no le
fue fácil gobernar.
En el campo institucional, porque
estaba vigente la Constitución 2008, ideada para llevar al país al socialismo
del siglo XXI y el desarrollo endógeno, que este gobierno ya debió sustituir,
porque se necesita democracia, economía social de mercado, inversión, empleo,
producción y apertura internacional.
En el ámbito moral, ya que a los
presidentes de los años 2007 2017 y 2017 – 2021 se los culpó de varios delitos,
y Correa fue sentenciado y está prófugo.
En el campo económico, debido a que, en
la década perdida el crecimiento real del PIB nacional anual promedio fue de
apenas el 3,3%, cuando pudo haber sido mucho mayor y en el siguiente periodo
decreció 2,3%, con lo que la situación empeoró y hubo más pobreza, desempleo,
subocupación, frustración general.
En el social, porque el mal uso de los
recursos públicos hizo que los avances reconocidos hasta los años 2013 o 2014
se perdieran o fueran menores, por pésima administración y corrupción.
Finalmente, en el campo internacional,
en los años 2007 – 2017 se destruyeron o limitaron los nexos con países amigos
y los organismos internacionales de crédito, en ambos casos de indudable
importancia para el Ecuador, que el presidente Moreno recuperó con bastantes
limitaciones.
Al parecer, conociendo la grave
situación global, el presidente Lasso hizo varias ofertas de campaña que, por
falta de planificación y visión estratégica, no se han cumplido, se han
diferido o requieren de otras voluntades estatales y privadas.
Entre esas voluntades, la de la
Asamblea Nacional, donde tiene gran peso relativo el ala correísta y le falta
al gobierno una mayoría o un grupo importante y cohesionado de asambleístas,
que apoye sus proyectos de ley.
La vigencia de la Ley de Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal hizo
que mucha gente dijera que ese hecho se debía a un contubernio con el ala
correísta y quitara respaldo al presidente. Otro problema aparente fue el
mantenimiento o designación por Lasso de altos funcionarios partidarios de
Correa, cuando se sabe que el objetivo número uno de ellos es que vuelva su
líder, a gobernar directamente o por medio de un títere.
En lo moral, no se ha avanzado en el
fortalecimiento de las instituciones de control, para luchar contra la
corrupción y no hubo la organización de la Comisión Internacional propuesta. Se
ha creado una Secretaría dependiente de la presidencia de la República que,
como las anteriores, no será efectiva.
En lo económico, de acuerdo con las
estadísticas del Banco Central, el PIB real 2021 fue de 69.100 millones de dólares,
con una tasa anual de crecimiento del 4,2%, lo cual es positivo; pero, como la
caída en 2020 fue de 7,8%, se está a medio camino de salir del hueco al que
cayó el PIB, que está en el nivel de 2016.
Para mejorar las condiciones del
comercio exterior, se ha buscado firmar acuerdos comerciales con México – como
condición para ingresar a la Alianza del Pacífico -, Estados Unidos, China y
otros países; pero todavía no se ha suscrito ninguno, aunque hay negociaciones.
El acuerdo con México está muy avanzado, pero hay negativa mexicana al ingreso
a ese país del camarón y el banano, nuestros productos estrella, lo que impide
firmarlo.
Ha crecido el valor de la exportación
de petróleo, por el precio actual, pero ha decrecido el volumen. Hay un ingreso
extrapresupuestario muy interesante por este rubro, pero se ha encarecido la
importación de combustibles, con un resultado de ingreso neto petrolero no tan
importante como se piensa.
En sus viajes, Lasso ha promovido el
arribo de la banca internacional, ha buscado inversión en general, para
alianzas público – privadas, por 30 mil millones de dólares; y, en especial
para la importación, distribución y comercialización de combustibles. El
gobierno dice que ha conseguido más de 5 mil millones y, si eso fuera cierto,
su efecto en la economía no es inmediato.
Se renegoció contratos petroleros y se
logró vender directamente, una parte del petróleo, por fuera de los compromisos
con China; además, se inició la reducción del impuesto a la salida de divisas,
reducción que será del 25% por año; se promueve la minería legal y sustentable,
que ya es un rubro importante de exportación; hay más control de la pesca en
las Galápagos y se vigila que las flotas pesqueras chinas no ingresen al área
nacional.
El gobierno dice que ha puesto en orden
las finanzas públicas y que el déficit ha bajado a alrededor de 3 mil millones
de dólares. Rescata la baja del riesgo país. En el primer caso, se descuidó la
inversión pública; en el segundo, el nivel todavía es muy alto, frente al de
los países vecinos.
En lo social, tuvo gran éxito y
reconocimiento la vacunación masiva a más de 9 millones de personas, pero se
fracasó en la entrega de medicinas y equipos a los hospitales; avanzó la
focalización de los bonos estatales y se los incrementó, no se eliminó la tabla
de porte de drogas, tampoco se logró reformar la Ley de Educación
Intercultural, ni iniciar la modernización del sistema de salud; se empezó a
subir el salario básico a USD 500; no se mejoró la prestación de los servicios del
Estado, ni se aumentó las guarderías públicas para madres estudiantes y
trabajadoras. Hubo una gran mortandad en las cárceles y la evidencia de que el
narcotráfico es cada vez más fuerte y sin control.
En lo institucional, no se buscó
eliminar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, ni se reformó
el Consejo de la Judicatura; tampoco se cambió los procesos de designación,
distribución, sanción y destitución de jueces.
Un grave problema es que solo 3 de cada
10 ecuatorianos de la PEA tienen empleo digno, mientras 7 están en la
subocupación o en la desocupación. El gobierno buscó que se apruebe una norma
paralela al Código del Trabajo, menos favorable que aquél, pero no lo
logró.
Casi no ha habido inflación, pero una
leve alza del costo de la canasta familiar ha generado protestas sociales.
Los depósitos en la banca han crecido
de 12.900 millones en 2020 a 15.200 millones en 2021, lo que muestra confianza
en el sistema financiero.
La Reserva monetaria internacional fue
de 5.923 millones en mayo 2021 y en mayo de 2022 llegó a 8.200, lo cual es muy
positivo.
La deuda pública total, gran carga
estatal, suma alrededor de 70 mil millones de dólares y fue necesario
refinanciar una parte, para que se difiera lo más posible el pago y los
capitales e intereses.
Conclusión: El primer año fue de desgaste
presidencial, ofertas incumplidas, sin planificación, con frustración moral,
serios problemas institucionales, grave debilidad política, crecimiento
económico moderado, mejora de los ingresos fiscales y el comercio exterior, labor
excelente frente a la pandemia, escasa inversión pública y acción social,
esfuerzos poco efectivos por atraer inversiones y lograr acuerdos comerciales.
Deseo presidencial de impulsar el desarrollo en 2022. Presión creciente por
reivindicaciones sociales.
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Los
meses siguientes, desde mayo hasta la fecha, registran muchos aspectos dignos
de mencionar:
Hay
que reconocer que han mejorado las cuentas fiscales y que la economía puede
crecer este año un poco más de lo que originalmente se pensaba. Hay una reserva
internacional importante, crece el comercio exterior, la inflación es de las
más bajas del mundo.
Por
otra parte, el presidente ha anunciado que ha logrado renegociar con varias
entidades financieras chinas los créditos pendientes, lo que significará una
reducción del monto global de la deuda externa pública, pero además, ha
conseguido liberar de la garantía a una parte del petróleo, con lo cual se
podrá vender en el mercado libre una mayor cantidad de barriles, lo cual
significa más dólares para el país.
Hay
que destacar también, la decisión del presidente de iniciar el proceso para
efectuar una Consulta popular, a la cual me referiré en el próximo boletín, que
busca solucionar algunos problemas actuales, pero que no va a lo más importante
para el futuro nacional.
En
junio hubo un paro, liderado por la CONAIE y al que, con el paso de 18 días, se
fueron sumando otras agrupaciones, que generó paralización general, nuevo
encierro de la ciudadanía en las casas, violencia y aparecimiento de grupos
armados beligerantes, cierre de vías en todo el país, ataque a edificios
públicos y privados, desabastecimiento de gas y alimentos, en suma caos, que el
gobierno fue incapaz de contener, a pesar de sus avisos de que estaba preparado
para enfrentar a los revoltosos y aplicar mano dura.
La
finalización del paro se logró gracias a la acción de la Conferencia Episcopal
Ecuatoriana y se aprobó que, durante 90 días, funcionen mesas de trabajo, para
atender los reclamos de los indígenas, resumidos en 10 puntos, el principal de
los cuales es la reducción del precio de los combustibles o su focalización.
Estos
hechos demuestran la debilidad del gobierno que, sin tomar en cuenta al otro 90
por ciento y más de la población, se ha sentado a negociar de igual a igual
(hasta sometido a presión) con un grupo que representa a menos del 10 por
ciento de la ciudadanía, pero que a título de protesta social pacífica, hace
gala de su fuerza.
Lamentablemente,
continúa presente la violencia en las calles, sobre todo de las grandes
ciudades de la Costa y los estados de excepción, si bien han dado algún
resultado, han sido insuficientes para detener la mortandad. El gobierno dice
que todo es obra de la competencia entre grupos de traficantes de drogas que,
incluso desde las cárceles, dirigen los sicariatos y otros hechos violentos.
La
Asamblea Nacional, una de las más desprestigiadas de la historia, se dedica a entorpecer
la acción del gobierno, porque muchos de sus integrantes solo piensan en que
fracase el presidente de la República, se declare inocentes a Correa y a
quienes colaboraron con él, y se vuelva a las prácticas de los años 2007 –
2017.
En
los últimos días, un femicidio ha removido la conciencia nacional. El suceso,
acaecido en la Escuela de Formación de la Policía Nacional, con la autoría de
uno de los oficiales instructores y la complicidad o la pasividad de otros, ha
indignado a la población y ha llevado a la remoción del ministro del Interior y
de dos generales, y posiblemente al encausamiento legal de muchos oficiales y
cadetes, lo que ha dejado en pésimo predicamento a la institución.
De
todas maneras, el país sigue con una gran incertidumbre. Las crisis: moral,
política, institucional, económica de largo plazo y social siguen presentes y
falta visión, liderazgo, acción firme y claro destino del país.
La
ciudadanía reclama decisiones oportunas y suficientes para solucionar los problemas
más acuciantes. El presidente debería tener claro que, con la forma actual de
trabajar, lo único que logrará es que el Ecuador vuelva a ser dominio de
quienes, por incapacidad y corrupción, lo han llevado a la situación actual.